viernes, 12 de octubre de 2012

DUDOSOS PREMIOS NOBEL DE LA PAZ Acaba de fallarse el Premio Nobel de la Paz, que ha sido otorgado a la Unión Europea, que es como decir que se da a todos los países que lo componen… Sin embargo, decisión tan peregrina no es, ni mucho menos, de las peores que ha tomado el jurado

Teddy Roosevelt fue cualquier cosa menos
 pacifista, y su designación fue un disparate


El Premio Nobel de la Paz es, tal vez, el más controvertido de todos; lo entrega anualmente el Comité Noruego (este es el único que no decide ni entrega Suecia) y, junto al de Literatura, tiene un evidente componente político, ya que es en el que más pueden influir los factores y la situación de cada momento. Por eso, el Nobel de la Paz, pasado el tiempo, puede demostrarse injusto, aunque algunos fallos del jurado ya causar estupor en su momento.

El inventor Alfred Nobel fue un auténtico innovador en el terreno de los explosivos. Se creía socialista pero amasó un capital enorme, sentía total aversión a los premios y condecoraciones pero instituyó los galardones más famosos del mundo, despreciaba el arte y la música pero estaba fascinado por las ciencias, inventó muchas cosas pero sólo una que no explotaba, detestaba profundamente a juristas y abogados y menospreciaba a las mujeres excepto a su madre y a la escritora austriaca Berta von Suttner, le encantaba leer la Biblia pero se proclamaba ateo en público, sin embargo, le aterraba que en el otro mundo le acusaran de haber fabricado los explosivos más avanzados. Nobel era pura contradicción Quizá por eso los premios de la paz hayan sido concedidos a grandes benefactores como Teresa de Calcuta o Martin Luther King junto a personajes dudosísimos; también sorprende que pacifistas tan influyentes como Ghandi no lo lograran nunca. Es el Nobel que más veces ha quedado desierto y, en varias ocasiones, se ha otorgado a entidades u organizaciones, a veces con criterio (Cruz Roja), pero otras a instituciones con integrantes más que sospechosos.

Martin Luther King sí fue merecedor
 del Nobel de la Paz
El Nobel de la Paz de 1906 fue para el presidente de EE.UU. Theodore Roosevelt, un personaje tremendamente belicoso, ideólogo de la política del ‘Gran bastón’ (o ‘Gran garrote’), el que acuñó la frase “Pega primero y luego discute” y el que se encargó de los ‘riders’ en la Guerra de Cuba, fue un presidente expansionista que invadió la República Dominicana y promovió una revuelta en Panamá para controlar el canal, entre otras muestras de apego a las armas; se le otorgó la distinción por mediar en la guerra entre rusos y japoneses.

El de 1945 recayó el Nobel en el político norteamericano Cordel Hull, que no sólo no era pacifista sino que siempre era partidario del palo; lo obtuvo gracias a las poderosas presiones del presidente Franklin D. Roosevelt, quien estuvo no menos de ocho años coaccionando y apremiando al jurado noruego.

El argentino Saavedera Lams recibió el de 1936 por su mediación entre Paraguay y Bolivia en la Guerra del Chaco…, claro que, como ministro argentino, se había dedicado a vender armas a los paraguayos, o sea, primero favoreció la guerra y luego ayudó a detenerla; como el pirómano que provoca el fuego y luego colabora en su extinción para ser considerado héroe.

Otros políticos han sido distinguidos con la preciada recompensa, como el alemán Willy Brand o el estadounidense Henry Kissinger, quien se encargó de organizar alguna que otra revolución ultraderechista en varios países sudamericanos; el israelí Begin y el egipcio Sadat, que tenían más de un cadáver en el armario, igual que Rabin y Peres y el palestino Arafat, quienes, sin duda, ordenaron acciones militares (de pura venganza) o terroristas, incompatibles con la paz. Y qué pensar de los Nobel de la Paz que poseen los políticos Jimmy Carter, Al Gore o Barak Obama, quien ha mantenido la guerra, aumentado los presupuestos para armamento, continuado con la infame prisión de Guantánamo…  También causa perplejidad que sea Premio Nobel de la Paz un personaje tan torpe como Kofi Annand que jamás ha conseguido el más mínimo resultado y que siempre ha vivido de cargo en cargo, de sillón en sillón, un diplomático de la Onu que nunca ha pasado de las buenas palabras sin lograr ni un pequeño éxito, una persona que se ofrece como mediador de conflictos (a cambio de pingües honorarios) sin conocer nada del tema. Resulta bochornoso.

Claro que la lista de candidatos que, afortunadamente, no lo consiguieron pone los pelos de punta:, El kaiser Guillermo II, el zar Nicolás II, el propio Franklin D. Roosevelt, la diplomática soviética amiga incondicional de Stalin Alexandra Kollontai…; incluso en 1935 se propuso para el Nobel de la Paz a Benito Musolini y Adolf Hitler; y lo peor es que en aquel momento no se consideró un disparate.

CARLOS DEL RIEGO
                                                                                                

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