domingo, 29 de septiembre de 2019

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DE LOS BEATLES EN EL ESTUDIO DE GRABACIÓN

Ringo a la guitarra
George al bajo


Paul a la batería
John al piano

Se ha dicho y escrito muchas veces: no es que los Beatles vuelvan una y otra vez, sino que nunca se van, siempre están presentes. Recientemente una película tenía sus canciones como eje de la trama, ahora se reedita el Abbey road’ remasterizado con motivo de su medio siglo… En fin, todo lo que tiene que ver con el cuarteto de Liverpool siempre es noticia y siempre tiene interés a escala mundial, incluyendo anécdotas, peripecias y situaciones curiosas
Músicos, técnicos, ayudantes y en general todos los que estuvieron a su lado son fuentes de información que las legiones de seguidores de los Beatles devoran con devoción. Por eso se sabe tanto de ellos, de los detalles de cada momento, de los pormenores de este enfrentamiento o de aquella grabación. De esto, de sus infinitas horas en el estudio podrían escribirse enciclopedias, ya que hay infinitas y jugosas anécdotas. 
Paul McCartney siempre fue muy dado a probar con otros instrumentos, a dejar su puesto oficial de bajista y grabar cualquier otro sonido que se necesitara, cosa que hizo bastante a menudo; por eso fue el guitarra solista en canciones como ‘Ticket to ride’, ‘Taxman’, ‘Sgt. Pepper’s’ o ‘Good morning good morning’, y en ‘Back in the URSS’, ‘Dear Prudence’  y la ‘Balada de John y Yoko’ se hizo cargo de la batería. George tocó el bajo más de una vez, incluyendo una excelente interpretación en el tema ‘She said she said’. Y John también grabó, además de guitarra, bajo, piano u órgano muchas veces.
‘The ballad of John & Yoko’ fue exclusivamente obra de John y Paul. De hecho, se tiene esta canción como la última vez que los dos trabajaron juntos y se complementaron realmente en el proceso de composición, instrumentación y grabación. La letra es de Lennon, pero la música es de Macca, quien retomó las formas de ‘Obladí obladá’. Lógicamente ellos dos grabaron todo: John la voz, todas las guitarras y percusión, mientras que Paul se hizo cargo de la batería, el bajo, el piano, la percusión y coros.
John Lennon era un incondicional del guitarrista de rythm & blues Bobby Parker, uno de cuyos éxitos, ‘Watch your step’, era fijo en el repertorio del cuarteto en 1961 y 62. El riff de ‘I feel fine’ está inspirado claramente en ese título del bluesman de Louisiana…, claro que Led Zeppelin se lo apropió nota por nota para su 'Moby Dick’. Por su parte, Paul siempre se ha declarado admirador de Jimi Hendrix desde aquella primera visita del malogrado guitarrista a Inglaterra. Por eso no tiene problema en reconocer que el puente descendente de la maravillosa ‘A day in the life’ tiene mucho del ‘Hey Joe’ de Hendrix. El dulce ‘Martha, my dear’, por su parte, es cien por cien Paul, y él lo grabó todo excepto las partes orquestales: varias pistas de piano, bajo, todas las guitarras, batería y otras percusiones.
 En ‘Lovely Rita’ utilizaron peines de bolsillo envueltos en papel higiénico (del que había en los estudios) para registrar una serie de ‘efectos especiales’. Al parecer el papel higiénico era “muy delgado”, ya que “todo en la compañía EMI era de lo más barato”, afirman los que estuvieron allí en aquel momento, e incluso recuerdan que “enviaron a Mal Evans (un ayudante y amigo del grupo) al baño para que lo trajera”, según el ingeniero Scott Freiman.
Lo que suena justo antes de la guitarra flamenca que se escucha en ‘Bungalow Bill’ es un mellotrón, instrumento singular que se toca sin tocar nada. Los fans de los Beatles han especulado a veces sobre quién tocó esa guitarra en el inicio de ese tema, pero según el mencionado Freiman, la cosa fue muy simple: “alguien fabricó una nota con el mellotrón y luego se disparó un bucle de guitarra flamenca”. Eso fue todo. Curioso resulta también que John y George cantaran el muy francés ‘Frere Jacques’ que se escucha al fondo en ‘Paperback writer. Y el estrepitoso ‘Godd morning good morning’ se inspiró en un anuncio de copos de maíz…, incluyendo el canto de un gallo.
Los Beatles usaron por primera vez el mellotrón en 1967 en la asombrosa ‘Strawberry fields forever’. Ese sonido tan evocador, con el que cualquier fan de los Beatles identificaría dicha canción en menos de dos segundos, está asociado para siempre al ‘Strawberry…’; Paul se encargó de darle al dichoso mellotrón y a los timbales, John toca guitarras, piano y percusión, George se atreve con el ‘swarmandal’ (que es una especie de arpa india) y Ringo se limita a sus tambores. En todo caso no cabe duda de las intenciones sicodélicas del tema, así como del ansia de los integrantes del grupo por explorar nuevos caminos; de hecho, Georges Martin y el ingeniero Geof Emerick también experimentaron con la técnica (la que había entonces), añadiendo, uniendo, regrabando…, en un acto que se ha definido como “una genial hazaña sónica con precisión quirúrgica”. En fin, esa canción fue un nuevo camino abierto por The Beatles (otro más), ya que anuncia y adelanta lo que va a ser el rock progresivo.
Y seguirán dando de qué hablar. Seguro.
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 25 de septiembre de 2019

NUEVOS CAMINOS HACIA LA ESTUPIDEZ GENERALIZADA

Por más que los animalistas extremos se empeñen, un animal nunca tendrá deseos o pensamientos humanos. Pensar eso es síntoma de sandez


En cierto momento de la película ‘Trainspotting’ el protagonista reflexiona: “El mundo está cambiando, las drogas están cambiando, la música está cambiando…, dentro de mil años no habrá ni tíos ni tías, sólo gilipollas”.  Pues el caso es que tal parece el destino de la Humanidad, empeñada en ideas disparatadas disfrazadas de ‘buenismo’, obsesionada por imponer un pensamiento estúpidamente correcto y, por supuesto, único, sin cabida para la discrepancia y con persecución de todo el que no esté de acuerdo
En siglos pasados el común de los mortales estaba convencido de la existencia de la piedra filosofal o de la fuente de la eterna juventud. Hoy, desechadas tales creencias, y a pesar de contar con la ciencia y la razón como herramientas disponibles, gran cantidad de humanos ha encontrado otros convencimientos, otras maneras de militar en los ejércitos del disparate. Y es que, además de vías tan sólidas hacia la sandez como la de los que piensan que la Tierra es plana, o la de los que están convencidos de que las vacunas son veneno, o la de los que afirman que la llegada a la Luna fue farsa, hay otras ideologías-ocurrencia que cada vez cuentan con más militantes.   
Para empezar bien puede decirse que la gilimemez no deja de romper techos; así, auténticos lerdos con menos cerebro que un calcetín ostentan el poder en el mundo: Trump, que exhibe su racismo e ignorancia sin el mínimo pudor; Bolsonaro (el de Brasil) que culpa de la destrucción de la Amazonía a las oenegés; Johnson (el de Inglaterra) que mintió, miente y mentirá con descaro, dice hoy lo contrario que ayer y lo defiende con pasión y sin avergonzarse de su continuo cambio de camisa (primero fue anti-Brexit y luego pro); Maduro, que echa la culpa de los disparos de la policía a las víctimas; el italiano Salvini, el húngaro Orban o los tres últimos presis que ha habido en España son otras muestras de que la estulticia es un valor muy cotizado en la política actual.
Asimismo hay otros caminos que conducen a la memez general. Lo demuestra el hecho de que un tipo sea avergonzado porque hace veinte años se disfrazó de Aladino y se pintó la cara de negro, cosa que muchas criaturas consideran un acto de racismo intolerable; dicen que ese disfraz evoca a la época de esclavitud…, pero eso sólo les pasa a los que tienen eso en la cabeza; por ejemplo, unas fotos de unos niños en la piscina son, para la gente normal, escenas familiares, pero para los pervertidos sexuales son porno duro porque eso es lo que tienen en la cabeza. Sin embargo, para muchos que no se consideraran catedráticos en verdadología, lejos de una burla, disfrazarse o pintarse de negro es un acto de admiración al líder que luchó por los derechos civiles, al genial deportista, al brillante escritor, al político que no se doblegó ante la injusticia, al músico que consigue emocionar…
Otra de las principales vías de llegada a la idiocia total es el asunto del animalismo y el vegetarianismo extremo, combativo y dispuesto a todo. Buena prueba es el esperpéntico asunto de las activistas que consideran a los gallos unos pervertidos sexuales que violan a las gallinas, dando a entender que los machos de estas aves actúan por pura maldad; además, también está la cuestión de la soberbia y el complejo de superioridad que exige creerse legitimados para corregir y rectificar a la Naturaleza. Caen en la falacia, en la falsedad, en el error de humanizar a los animales y atribuirles pensamientos y deseos exclusivamente humanos. ¡Hay que ser…!
Estas posturas aparentemente angelicales que no pocos terrícolas tienen del vegetarianismo y el animalismo son, en realidad, creencias e ideologías muy de moda y que, en el momento presente (2019), son fuente de votos para los políticos, lo que significa que estos siempre van a tratar de contentar a los adictos a estos nuevos dogmas. El caso es que también se camina con paso firme hacia el cretinismo masivo por la calle donde está prohibida la carne o cualquier producto animal. Las visiones fanáticas tratan de imponer el dogma incuestionable y obligatorio de que nadie tiene derecho a matar un animal, un ser vivo, para convertirlo en filetes y comérselo, pero pronto darán el siguiente paso y empezarán a proclamar que una planta también es un ser vivo que tiene derecho a seguir vivo sin que nadie venga a arrancarla, a matarla..., es sólo cuestión de tiempo y de la lógica evolución de este tipo de ‘pensamiento’.
Lo mismo puede decirse de otra cuestión muy en boga en estas primeras décadas del siglo, la ecología. El que muestre una brizna de escepticismo (que no es lo mismo que negacionismo) acerca de las predicciones y vaticinios que se publican a diario sobre este asunto, será tratado de facha y reo de persecución; y eso que se ha comprobado que profecías similares que se hicieron en el pasado eran falsas. Sin embargo, todos los líderes políticos que claman contra la contaminación y exigen medidas contra el cambio climático llegan a las ‘cumbres por el clima’ en avión, casi siempre en avión privado u oficial, lo que significa quemar cientos de miles de toneladas de queroseno, combustible que vierte grandes cantidades de cenizas y partículas a la atmósfera y que es infinitamente más contaminante que el de los coches. Lo coherente sería que llegaran al lugar de la ‘cumbre del clima’ en barco de vela, en bici o a pata, si no, es pura, evidente y mastodóntica hipocresía. Pero como ondear la bandera ‘del planeta’ da votos…
Siempre se ha dicho que un síntoma de inteligencia es el humor. Por eso, los que exigen que todo el mundo se vuelva estúpido están totalmente en contra de que se hagan chistes. De este modo, ya no se pueden hacer bromas ni hablar de ciertas cuestiones si no es desde el punto de vista ‘oficial’. No se podrá bromear sobre personas de otro color de piel porque sería racista, ni hacer chiste sobre mujeres porque sería machista, ni una gracieta sobre homosexuales porque sería homosexófobo, ni una chanza sobre gente de otros países porque sería xenófobo, ni un chascarrillo sobre otras culturas porque sería chauvinismo patriotero, ni una guasa sobre animales porque se les estaría ofendiendo…; es un situación similar a la de aquellas épocas en las que bromear con asuntos eclesiásticos era delito grave. Sí, se podrán hacer chistes sobre hombres blancos heterosexuales occidentales, especialmente si están bien situados económicamente y no son de la ideología correcta. Pronto se exigirá, además, que el cine, el teatro, la literatura, la tele o los cuentos infantiles cuenten en cada caso con idéntico número de hombres y mujeres, de blancos, negras, latinas y asiáticos, de omnívoros y veganas, de altas y bajos, de gordos y flacas… 
Todos esos ‘caminos’, en caso de ser recorridos universalmente, conducen a la extinción por estupidez, o al menos a la conversión en eso, en gilipollas, como decía el prota de ‘Trainspotting’.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 22 de septiembre de 2019

FALLECE RIC OCASEK, LÍDER DE UNA BANDA ÚNICA, THE CARS

Ric Ocasek, líder de The Cars, siempre tuvo ese aspecto flacucho y escurrido, pero también ese toque de clase


Aunque no puede decirse que en España The Cars fuera un grupo multitudinario (en otros lugares sí logró gran repercusión en las listas), sí es cierto que cuenta con muchos incondicionales, exigentes seguidores del pop y el rock que supieron apreciar la elegante aportación del grupo de Boston. Hace unos días falleció Rick Ocasek, cantante, compositor, guitarrista y líder de la banda (junto a Benjamin Orr, muerto hace dos décadas); parece el momento oportuno para volver la mirada a un grupo único
The Cars siempre se caracterizaron por sus composiciones brillantes, un sonido muy pulido y un acabado elegantísimo, de modo que bien puede decirse que The Cars dio un toque de clase y distinción a la nueva ola estadounidense; guitarras distorsionadas, punteos, arreglos, todo transmitía una sensación de estilo, de buen gusto; de hecho, incluso consiguieron que el típico órgano chillón tan típico de los ochenta resultara atractivo. Gran parte de sus deliciosas canciones fueron ideadas por Rick Ocasek, que acaba de fallecer a los 75 años a causa de una enfermedad cardiovascular hipertensiva y aterosclerótica (un tipo tan exigente y fino como él no iba a palmar de algo vulgar); lo encontró en la cama su ex mujer, que entró en su dormitorio por la mañana, le tocó la cara e inmediatamente supo que había muerto mientras dormía.   
Ric Ocasek y Benjamin Orr formaron unos cuantos grupos, todos fallidos, hasta que un día se vieron ellos solos como dúo de pequeño pub, obligados a trabajar de día como dependientes; también hacían trabajos de carpintería para el jefe del comercio en el que trabajaban, y con lo que sacaron grabaron unas cuantas maquetas. En 1976 decidieron dar forma a otra banda y, tras reclutar a sus componentes, optaron por llamarse The Cars; David Robinson, el batería, recordaba: “No indicaba vínculo con ningún sonido o época, no tenía mayor sentido, además, a Ric le gustó que Cars estuviera muy al principio del alfabeto, lo cual significaría un buen sitio en las estanterías de las tiendas”.   
Para el año 1977 la new wave inundaba emisoras de radio y listas de ventas, y el sonido refinado propuesto por The Cars encajaba a la perfección con lo que las discográficas buscaban y con lo que el público demandaba; de este modo, en febrero del año siguiente publicaron su primer disco, y tenían las ideas tan claras que lo grabaron en apenas doce días. Sin embargo, aunque los temas parecen sencillos (hasta cierto punto), en muchas ocasiones su gestación fue muy larga. Así fue con uno de sus álbumes más exitosos, ‘Shake it up’ (1981). Según Robinson, los temas de este disco estaban escritos mucho antes, e incluso habían sido grabados varias veces, pero no daban con lo que querían y nunca les convencía el resultado final: “Lo grabamos un par de veces y luego lo rechazamos, lo tiramos”. Finalmente recuperaron aquellas canciones para el que sería su cuarto álbum, aunque sólo se convencieron cuando optaron por rehacerlo todo, de principio a fin. El batería recuerda: “Nos dijimos, comencemos de nuevo como si nunca lo hubiéramos escuchado, cambiemos completamente cada parte, y así lo hicimos". Y la cosa funcionó, pues con ese Lp entraron en el top 10. Lo curioso es que Ric Ocasek seguía maldiciendo algunas canciones: "Algunas de las letras que he escrito son una mierda", dijo, y añadió: "Para empezar, no estoy orgulloso de la del propio tema ‘Shake it up’”.
Las voces solistas de The Cars eran las de Orr y Ocasek, que a veces sonaban tan parecidas que resultaba difícil distinguirlas: “Creo que nuestras voces son similares porque pasamos muchos años juntos, en cada banda en la que he estado también estaba él”, dijo Ric. Ambos fueron amigos inseparables, pero nada es para siempre, y en la que fue la última gira de la banda, en los últimos ochenta del siglo pasado, “Ben había comenzado a viajar en su propio autobús, él solo, y en muy raras ocasiones hablaba conmigo”, explicó Ocasek, “además, había empezado a beber”. Pero lo que supuso la ruptura total fue la idea de Ben Orr de incluir en The Cars canciones escritas a medias con su novia, a lo que Ric se opuso frontalmente. No sólo fue el fin del grupo, sino también el enfado de los dos líderes, que no se hablaron durante los siguientes diez años. Se reconciliaron poco antes de la muerte de Orr, por cáncer de páncreas, en 2000.
Hubo más de un intento de revitalizar el grupo, primero sin Orr y Ocasek, y hacia 2010 ya con éste; grabaron y dieron una gira. Finalmente, en 2018, The Cars, excepto Orr, tocaron juntos por última vez cuando ingresaron en el Salón de la Fama del Rock. Un año después, hace unos días, Rick Ocasek se fue definitivamente. Seguro que al llegar buscaría a su eterno colega Ben Orr.
Sí, fue un grupo único, distinto. Posiblemente con The Cars el pop-rock estadounidense alcanzó las más altas cotas de la excelencia formal. Piezas como ‘Touch and go’, ‘Since you´re gone’, ‘Drive’, Shake it up’ o ‘My best friend´s girl’ tienen un algo especial y diferenciador; sin olvidar la inconfundible e irresistible ‘You might thing’, una de esas canciones que gustan a todo el mundo y cuyo video está en la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York; de hecho, entre otros logros, superó como mejor vídeo-clip al multimillonario ‘Thriller’ de Michael Jackson en los primeros MTV Video Music Awards, en 1984.
Ric Ocasek y The Cars ya son historia del rock. Su estiloso sonido, su querencia por el buen gusto y la personalidad (heredados de modelos como Bowie o Roxy Music) los han situado para siempre en las páginas más distinguidas del libro del rock.
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 18 de septiembre de 2019

LAS ESTRELLAS DEL DEPORTE DE LA ANTIGÜEDAD

Según la leyenda, el gran campeón Milón de Crotona fue devorado por las fieras cuando sus dedos quedaron atrapados en un árbol (estatua de Pierre Puget


Las recientes victorias (IX-19) de los deportistas españoles (Nadal, la Selección de Baloncesto) los catapulta a las primeras planas de todos los medios, los convierte en  personajes dignos de admiración e incluso en modelos a imitar. El deporte es hoy día en todo el mundo uno de los caminos para convertirse en triunfador. Pues tal cosa ya sucedía con los primeros campeones de que se tiene noticia, es decir, los campeones olímpicos de la Antigüedad, que también conseguían fama y fortuna gracias a sus éxitos deportivos
Los Juegos empezaron a celebrarse (según los datos de que se dispone) a comienzos del siglo IX antes de Cristo, aunque se tiene los del año 776 aC como los primeros Juegos Olímpicos. Y ya entonces los atletas vencedores conseguían no sólo fama, respeto y admiración, sino recompensas más materiales en forma de patrocinios, premios en metálico y muchos otros beneficios. Hoy se habla de Nadal, de Gasol, de Bolt, algo que ya ocurría con los grandes campeones de los Juegos de la Antigüedad, cuando se ensalzaban (y exageraban) las victorias de Milón de Crotona o Astylos de Crotona o Siracusa, deportistas con tanto mérito como los actuales y que, sin duda, merecen ser recordados y permanecer para siempre en la leyenda Olímpica.
En el Olimpo del deporte tiene que estar Quión (o Chíos, o Chionis) de Esparta; ganó las carreras del Estadio (unos 192 metros) y Diaulos (dos estadios) en los Juegos del año 664 aC, y repitió en los del 660 y 656, es decir, fue doble campeón olímpico en tres juegos consecutivos. Impresionante, tenía que ser un corredor fantástico que, de haber vivido hoy, seguro que también hubiera sido  campeón olímpico.
Leónidas de Rodas fue uno de los atletas más famosos, pues consiguió vencer en las tres carreras (Estadio, Diaulos y el Dólico, que son 24 vueltas al estadio, algo más de 4.600 metros) en cuatro Juegos Olímpicos; ‘debutó’ con 24 años en los Juegos de la 154 Olimpiada, en el año 164 aC, venciendo ya en las tres carreras (algunas fuentes explican que en el alguna edición participó y ganó el Hoplitodólico, que era una carrera con casco, escudo y lanza en la que había pocas reglas…). Repitió su ‘triple corona’ en las siguientes tres citas olímpicas, lo que significa que consiguió nada menos que doce coronas de laurel, equivalentes a doce ‘medallas de oro’ de hoy, la primera con 24 años, las últimas con 36 en los juegos de 152 aC. Cuentan (muchos historiadores, poetas y autores de aquellos tiempos lo mencionan y destacan) que el público abarrotaba el estadio el día de las carreras y se volvía loco cuando aparecía Leónidas de Rodas.
¡Y qué decir del gran Astylos de Crotona! Fue otro gran corredor que consiguió nada menos que siete victorias, tres en el Estadio, tres en el Diaulos y una más en el Hoplitodólico; la primera en el año 488 aC. (73 edición de los juegos), la última en 480 aC. Aelius Granianus no figura en las lista de campeones porque era romano y tomó parte en juegos organizados por Roma; de todos modos tuvo que ser un enorme deportista, una especie de decatleta, pues se tiene noticia de que ganó en el Estado, el Diaulos, el Hoplitodólico y el Pentatlón (que incluía la carrera corta, salto de longitud, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco y lucha). Arrichión de Figalia venció en la modalidad de pancracio (lucha en la que valía todo menos meter los dedos en los orificios del rival) en tres juegos (el primero en 572 aC.); afirman las crónicas que en su última participación el rival le pidió una tregua, pues se había roto un dedo del pie, Arrichión accedió, pero cuando se volvió, el falso lesionado le atacó a traición y lo estranguló; el público, indignado ante el sucio traidor, exigió que se proclamara campeón a cadáver de Arrichión, al que se erigió una estatua.
Pero tal vez el más legendario campeón olímpico de la Antigüedad sea Milo o Milón de Crotona. Luchador invencible, consiguió seis triunfos en otros tantos Juegos Olímpicos, pero no se conformó, sino que también tomó parte en otros juegos (Ítsmicos, Píticos, Nemeos), saliendo invariablemente triunfador. Lo describen como un auténtico coloso de físico impresionante y fuerza descomunal; irrumpió en los juegos del año 540 aC. (60 cita olímpica) y se mantuvo invencible durante seis Juegos Olímpicos, perdiendo en los del año 512 aC, siendo ya prácticamente un anciano. Su terrible muerte también ayudó a consolidar su leyenda: trataba de derribar un árbol aprovechando una grieta, pero sus dedos quedaron aprisionados y no podía siquiera hacer fuerza para liberarse, de modo que quedó indefenso ante una manada de lobos que lo devoró vivo. En todo caso tuvo que ser un deportista excepcional, prodigioso, un luchador que, metido en faena, debía ser aterrador.
¿Alguno de ellos, con los medios actuales, hubiera sido campeón hoy?
CARLOS DEL RIEGO

lunes, 16 de septiembre de 2019

CANCIONES CON LOS PRESIDENTES USA EN EL PUNTO DE MIRA

Una de las imágenes emblemáticas de la masacre perpetrada por la Guardia Nacional contra los que protestaban contra la guerra de Vietnam. Neil Young escribió contra el responsable, Nixon, a quien menciona en su canción "Ohio"


La música rock no empezó a criticar con dureza e incluso con insultos gruesos al presidente de USA  hasta el final de los años sesenta (en los 50 la Guerra estaba demasiado cerca), y eso gracias al ambiente que habían generado los hippies con aquello de ‘haz el amor, no la guerra’. Pero a partir de ahí, los autores de canciones estadounidenses han disparado contra el inquilino de la Casa Blanca sin ahorrar epítetos y apelativos. Hoy hay barra libre
Sí, hablar en términos despectivos o acusatorios contra el Presidente de EE. UU. viene de bastante lejos, concretamente de los últimos años sesenta del siglo pasado. Pero con el paso del tiempo la cosa se ha convertido casi en rutina, tanto que a día de hoy apenas se presta mayor atención a las canciones que sacuden o insultan al homónimo del Pato Donald. En fin, que aunque no excesivamente abundantes, sí que se pueden encontrar unas cuantas piezas cuyas letras señalan y denuncian explícitamente al ‘Presi’ de turno.
El primer habitante del barrio del rock que se atrevió a acusar al presidente mencionando incluso su nombre fue Neil Young, quien en 1970 escribió el tema ‘Ohio’ para publicarlo con Crosby, Stills, Nash y Young. El tema denuncia la muerte de cuatro manifestantes por disparos de la Guardia Nacional durante una protesta antimilitarista contra la invasión de Camboya y la Guerra de Vietnam. En su letra señala explícitamente “Soldados de hojalata y Nixon viniendo”, o sea, culpa a la Guardia Nacional y, sobre todo, al presidente Nixon, a quien responsabiliza de la matanza; “este verano escucho los tambores. Cuatro muertos en Ohio”. Imposible hablar más claro. Young la escribió en unos minutos, la arreglaron en otro tanto y la grabaron todos a la vez en un par de tomas; la matanza fue en mayo y el tema estaba en la calle en junio. Fue la primera vez que se hizo tal cosa; Crosby declaró que esa letra que incluye a Nixon como villano “es lo más valiente que he visto en mi vida”; por su parte, Young confesó que Crosby había llorado al cantarla, e incluso al final del tema se le oye gritar “¿Por qué murieron?, ¿Cuántos más?”.
Neil Young no es de los que trata con mano de seda a los poderosos, y cuando tiene que decir algo lo dice bien alto, y lo hace con contundencia pero también con gracia y estilo. Así, 36 años después volvió a cargar contra el mandamás de Usa en su tema ‘Let´s impeach the President’ (2006), o sea, ‘Procesemos (o acusemos) al presidente’. Escribió esa letra cuando ya era evidente que la Guerra de Irak II no tenía que ver con las ‘armas de destrucción masiva’. En el texto se refiere a George W. Busch desde el primer verso: “Procesemos al presidente por mentir y engañar a nuestro país en la guerra, por abusar de todo el poder que le dimos, por despilfarrar nuestro dinero”. Imposible más claro.
Y es que George Bush segundo es de los que más inquina desató (hasta que llegó Trump). El propio Bruce Springsteen arremetió contra él a causa de su inacción ante el desastre del huracán Katrina en su tema ‘How can a poor man stand such times and live?"  (o sea, ‘¿Cómo puede un pobre hombre soportar esos tiempos y vivir’, publicado en 2007?’); se trata de una versión de un tema de los años 20 de Blind Alfred Reed, aunque apenas conserva un par de versos del original, ya que Bruce adapta el texto al asunto del huracán. Se refirió a él como ‘presidente espectador’, y en la letra se lee: “Él nos dijo que en un rato estaríamos bien, y lo que hizo es darnos una píldora engañosa, una dosis de droga y una enorme factura (…) Echó un vistazo alrededor, soltó un discurso, nos dijo “estoy con vosotros” y luego se largó”. Más o menos fue así.
Nixon, asimismo, provocó mucha rabia. Incluso estuvo en el punto de mira de Elton John y su letrista Bernie Taupin. Si ya se dijo en su momento que el ‘Madman across the water’ de 1971 se refería veladamente a ‘Dick, el tema de 2006 ‘Postcards from Richard Nixon’ no puede negar su intención. El texto dice: “Richard Nixon está arrodillado (…) le gustaría saber si tú y yo podríamos ayudarlo. Camuflaje y pegamento para encubrir el mal que hace el hombre”; esos versos parecen desvelar que Nixon les escribió pidiéndoles que le ayudaran a distraer la atención de los estadounidenses para que no miraran tanto a Vietnam…, algo difícil de creer, teniendo en cuenta además que entonces (1971) Elton John era célebre en el entorno del rock, pero casi un desconocido para el gran público.
Pero no sólo presidentes republicanos (conservadores) han ‘merecido’ versos propios en el rock & roll. Bill Clinton (demócrata él) fue objeto de los dardos de Ted Nugent, el arrollador guitarrista que siempre ha presumido de su sentimientos ultras, y que le dedicó el tema ‘Kiss my ass’ (1995), ‘Besa mi culo’. Para empezar, Ted se refiere a Clinton como ‘Billary’, dando a entender que Hillary es quien manda. A lo largo del tema carga contra ‘Billary’, contra la fiscal Janet Reno, contra Hacienda, contra los animalistas, la ONU… “Creo en los derechos de los animales, así que dejo que el perro se mee en mi espinilla (…). Condenan la ropa que llevamos y la moralidad de lo que comemos (…), me dan ganas de vomitar (…). Bésame el culo Janet Reno, bésame el culo Billary, bésame el culo Hacienda, bésame el culo Naciones Unidas…” y sigue animando a los liberales o a Courtney Love a eso, a que le besen el culo.
R.E. M cargó contra el presidente Ronald Reagan, su vice Georges W. Bush y contra la prensa en ‘Ignoreland’ (‘Tierra de ignorantes), de 1992. Michael Stipes  acusa a los ‘presis’ de engaño y militarismo, y a la prensa de ocultarlo y no decir las cosas como son: “La tele dice un millón de mentiras, y los papeles jodidamente aterrados de informar acerca de cualquier cosa que no se entregue en una cuchara presidencial. Me siento profundamente frustrado por todo esto. Tierra de ignorantes, tierra de ignorantes”. Al final, reconoce que todo lo dicho no valdrá para nada “pero me siento mejor después de haberlo gritado, ¿no?”.
Nixon, Bush II y Reagan son los más nombrados por los clásicos; hoy gana  Trump por aplastamiento, pues es, con mucho, el presi de quien más se ‘acuerda’ el rock: Franz Ferdinand le dedicó su ‘Demagogue’, Gorillaz su ‘Halleluja money’, Arcade Fire su I give your power’… En todo caso, tanto aquellos como éste se lo merecen.  
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 11 de septiembre de 2019

GALLINAS VIOLADAS: OTRO PASO MÁS HACIA LA ESTULTICIA ABSOLUTA

Estas son dos de las criaturas que han tenido la esperpéntica idea de que pueden corregir a la Naturaleza.


Por inmensas que sean, el hombre y la mujer siempre son capaces de superar cualquier cota cuando se trata de mostrar su estulticia. Una de las mayores exhibiciones de imbecilidad y cretinismo que se han visto últimamente (IX-19) es la protagonizada por unos-as sujetos-as que acusaban a los gallos de violar a las gallinas. Un esperpento que cuesta creer en sociedades avanzadas
Este tipo de postura es una evidencia incontestable de que el fanatismo conduce inevitablemente al endiosamiento, al engreimiento más soez, a la soberbia más arrogante. Y es que estas criaturas, que se hacen llamar veganas o vegetarianas, se sienten en posesión exclusiva de la verdad más absoluta, tanto que se creen legitimadas para enmendar la plana y corregir a la Naturaleza, cuestionan a Natura y se rebelan contra ella. La Naturaleza lleva más de tres mil millones de años demostrando que sus métodos son ideales, pues es evidente la exuberante biodiversidad existente en este planeta, sin embargo, estos personajillos están convencidos de que la razón les asiste a ellos, no a la Naturaleza, y por eso quieren corregirla.
Las gallinas y los gallos tienen una forma de ‘funcionamiento’ similar al resto de las especies animales. Y si estas gentes de dudoso intelecto están dispuestas a consagrar su vida a evitar que animales macho copulen con las hembras si éstas no dan su consentimiento (¡), tienen ante sí un trabajo colosal, pues las ‘relaciones’ que se dan en la Naturaleza son… silvestres, salvajes, bestiales, feroces. Deberían irse a las sabanas africanas a cuidar de las leonas y sus cachorros pues, como es sabido, el león macho que destrona al rey de una manada lo primero que hace es matar a todos los cachorros (hembras incluidas) con el fin de que las leonas entren en celo y así transmitir sus genes cuanto antes. También estarán preocupados por la actitud del elefante marino que, saturado de hormonas, pelea por las hembras de modo crudelísimo, y cuando ha sido derrotado muchas veces acomete contra crías hembra en lo que los defensores ‘gallinistas’ tildarían de violación. Igualmente sentirán indignación al ver cómo, en muchas especies de aves, el hermano mayor mata al menor (sea macho o hembra) para quedarse él toda la comida disponible. También podrían mencionarse los roedores que se comen a su prole (hembras incluidas), los tiburones que se comen a sus hermanos menores (hembras incluidas) aun en el vientre de la madre, el fratricidio (hembras incluidas) que se da entre los cachorros de hiena…En fin, que nadie debería sorprenderse si estos fulanos (mejor omitir el femenino) eleven quejas y escritos a las altas instancias exigiendo que se impidan todas estas intolerables muestras de machismo que tanto abundan en plena Naturaleza; y en último caso, deberían hacer como con las gallinas: separar a los leones de las leonas.
El problema es que hay especímenes de homo sapiens que no saben que los animales sólo hacen lo que sus hormonas y su bioquímica les dicta, no pueden hacer otra cosa. Así, ni los gallos pueden ser violadores, ni los elefantes marinos macho pederastas, ni los pájaros fratricidas, ni los leones infanticidas; eso sólo lo pueden ser quienes tienen la posibilidad de elegir entre hacer el bien o hacer el mal, y esta facultad no la tienen los animales irracionales, por tanto, no se puede acusar de violador o delincuente a un animal que sólo hace lo que tiene que hacer y que no tiene posibilidad de actuar de otro modo.
En todo caso, es evidente la reacción contra las leyes de la Naturaleza que llevan a cabo estas gentes que, por otro lado, están absolutamente auto-convencidas de que, gracias a ellos-as y sus acciones, van a cambiar el destino no sólo de esas gallinas, sino del Planeta Tierra y de todo lo que contiene. Por eso, porque se rebelan contra la Naturaleza, dicen que usan los mismos términos para humanos que para otros animales; además, afirman que las gallinas son violadas porque no dan su consentimiento a los gallos, que  actúan con violencia (puestos a desbarrar, ¿cómo saben que el ritual de apareamiento no está previamente acordado?
Por otra parte, y ya puestos, imponerse el vegetarianismo o veganismo es también ir contra la Naturaleza (imponérselo a los demás es otra cosa: totalitarismo, fascismo, estalinismo, nazismo, maoísmo), ya que ésta dispuso que el sistema digestivo de ese vertebrado mamífero placentario, ese primate denominado homo sapiens fuera omnívoro; es decir, renunciar a las proteínas animales es, simplemente, una iniciativa contra Natura. Igual que atribuir a los animales comportamientos, valores o delitos exclusivamente humanos.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 8 de septiembre de 2019

JOHN FOGERTY, OTRO ARTISTA QUE CAYÓ EN LAS GARRAS DE AGENTES-BUITRE

John Fogerty está a unos años de recuperar los derechos de sus canciones con Creedence


Uno de los grupos más queridos y cuyas canciones gustan a prácticamente todos los interesados en el rock & roll es Creedence Clearwater Revival. Su cerebro y su alma siempre fue John Fogerty, uno de los más lúcidos y brillantes compositores de canciones. Sin embargo, como muchos otros creadores, Fogerty cayó en las garras de uno de esos productores-buitre que le despojó de sus derechos. Hace unos días lo explicó en una entrevista 

En las pocas décadas que lleva existiendo esto del rock & roll han sido muchos los casos en los que grandes artistas han visto, sin poder hacer casi nada, cómo sus representantes les engañaban y se quedaban con los beneficios de su trabajo y su talento. Uno de ellos es el gran John Fogerty, quien renunció a grabar discos nuevos e incluso a dejar de tocar sus propias canciones para no generar beneficios que irían al bolsillo de su agente. Hace unos días concedió una ilustrativa entrevista a un medio estadounidense.
El dueño de Fantasy Records, Saul Zaentz, consiguió que el músico firmara un contrato lleno de letra pequeña y disposiciones enrevesadas que, en realidad, sólo le beneficiaban a él. El caso, lógicamente, se llevó a los tribunales y ganó Zaentz, que se convirtió en propietario de las canciones de Fogerty. En 1985, cuando  publicó el Lp ‘Centerfolk’, el ex Credence llevaba varios años sin publicar y casi sin actuar, pues no quería que Zaent se lucrara a su costa. Sin embargo, el tipo encontró en ese disco ‘motivos’ para tratar de sacar partido. Resulta que en el álbum había una canción en la que Fogerty atacaba a Zaentz casi explícitamente, concretamente en el tema ‘Zant kant danz’, en cuyos versos viene a decir algo así como “ese cerdo no sabe bailar pero sí robar el dinero”; tras el juicio Fogerty cambió el título, que quedó ‘Vanz kant danz’; pero también fue demandado por Fantasy Records (o sea, Zaentz) por el tema ‘The old man down the road’ (un éxito de dicho Lp), pues los demandantes aseguraban que esta canción era una copia de la de los Creedence ‘Run through the jungle’, propiedad de Fantasy-Zaentz. En el juicio, sin embargo, Fogerty demostró, guitarra en mano, que ambos títulos no tenían nada que ver y ganó el pleito.   
Y es que, aunque parezca inaudito, John Fogerty sigue sin ser el dueño de gran cantidad de sus propias composiciones. Hace unos días concedió una entrevista a un medio especializado de Usa (U. C. R.), en la que confesó: “Todavía no tengo los derechos de las canciones de Creedence, pero confío en poder vivir lo suficiente como para recuperar lo que es mío. Fantasy sería dueño legal de esas canciones durante 56 años, pero recientemente hemos celebrado el 50 aniversario de ‘Proud Mary’, así que debería faltar muy poco para que mis composiciones vuelvan a ser mías”. Y añadió: “En el fondo ansiaba ser el dueño de mis canciones, que son como mis hijos; Saul me mintió, me engañó y se quedó con los derechos de publicación”
Todo empezó cuando se separaron los Creedence, en 1972, pues aún debían a Fantasy Records elepés y canciones, pero Fogerty se negó tajantemente a seguir tratando con ellos, pues Zaent había hecho ‘desaparecer’ el dinero ganado con Creedence diciendo que se había ido en inversiones que no dieron resultado, cosa que Fogerty jamás creyó. Al respecto, explicó en dicha entrevista que “Zaentz liberó al resto de la banda del contrato, pero a mí me agarró bien y nunca me soltó”. De este modo “yo sabía que Saul era el dueño legal de mi música y, además, me robó los ahorros de mi vida y se los llevó a un paraíso fiscal. Básicamente se había salido con la suya” (Zaentz alegó que no se quedó la pasta, sino que lo invirtió y la cosa salió mal…). Por eso, “me encontré en la terrible situación de que cada disco, cada canción que publicara sería para él, así que tomé la decisión de parar, no tocar ni grabar”.
Esa indeseable situación se ha producido no pocas veces en la corta historia de este negocio y ha afectado incluso a los más grandes (por ejemplo a Springsteen). John Fogerty, en fin, se lamenta de haber caído en manos de sinvergüenzas: “Si interpretaba mis viejas canciones, si sacaba nuevas, todo beneficio sería para él. Yo quería seguir mi carrera y estoy seguro que mis fans deseaban escucharme, por eso la decisión de parar fue horrible, diría que incluso un suicidio artístico”.
La cosa se solucionó cuando Saul Zaentz (que se dedicó a la producción de películas con lo que sacó de Fogerty y los Creedence hasta que murió en 2014) vendió sus acciones de Fantasy. En ese momento Fogerty volvió a tratar con Fantasy y llegó a un acuerdo, volvió al estudio de grabación y a tocar sus canciones, todas, en sus conciertos (en España dio un memorable concierto en 2014 con un repertorio casi enteramente Creedence). “Supongo que algún día seré ese tipo que sobrevivió a casi todo y finalmente recuperó sus canciones”, decía John Fogerty hace unos días en esa entrevista.
En cualquier caso todos saben que aquellas maravillosas canciones son suyas…, y de su público.
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 4 de septiembre de 2019

EPISODIOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL QUE PARECEN CHISTES

Yoichi Yokoi, en 1972, muestra la ropa que se hizo con corteza de árbol tras haber estado casi treinta años escondido sin sber que la guerra había terminado


Hizo ochenta años el primero de septiembre del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Seguramente sea el conflicto más estudiado, documentado, analizado y desmenuzado de la Historia, tanto que también se han constatado hechos que, dentro de la inmensa tragedia, tienen un cierto sabor humorístico, parecen chistes

Ocho décadas ya desde que un loco pervertido inició aquella espantosa masacre. Fueron seis años de guerra global en la que se produjeron todo tipo de episodios, incluyendo algunos que, fuera de su sangriento entorno, parecen chistes, chascarrillos.
Cuando el ejército nazi entró en Francia (VI-1940) se produjo un éxodo, una huida de franceses hacia las zonas no ocupadas. Al llegar los alemanes a Orleáns se encontraron con una ciudad semidespoblada, casi fantasma: no había alcalde ni concejales, ni policía ni funcionarios ni autoridad alguna, tampoco había agua, electricidad ni, en fin, ningún servicio básico; lo que sí había era edificios ardiendo sin que nadie les hiciera el menor caso. En toda la ciudad sólo una farmacia abría sus puertas, con lo que las colas eran kilométricas. El farmacéutico atendía él sólo al público durante horas y horas, siempre sonriente. Cada cliente, al salir, comentaba lo bondadoso pero extraño que era ese boticario, pues vendía todos los productos a diez céntimos, desde el tubo de aspirina hasta el más caro tratamiento, todo a diez céntimos. Unas cuantas horas después se descubrió el misterio: el solícito farmacéutico era uno de los internos de un manicomio cercano que habían salido del siquiátrico cuando éste se quedó sin nadie que lo atendiera. No es que trataran de escapar, sino que simplemente salieron, y mientras algunos deambulaban por las calles gritando y gesticulando, otros vivían sus fantasías y locuras con total libertad, entre ellos el que se sintió farmacéutico. Incluso los alemanes colaboraron en la captura de aquellos desdichados.
Conocidas son las historias de los soldados japoneses que, destinados en islas del Pacífico, se quedaron en sus puestos ignorando que la guerra había terminado. Algunos habían conseguido ocultarse a los ejércitos estadounidenses cuando atacaron su isla, de modo que cuando les llegaban noticias de que Japón se había rendido, simplemente no lo creían, y así permanecieron escondidos durante décadas. En otras ocasiones los soldados nipones mantuvieron su puesto sin necesidad de combatir: el Alto Mando Usa comprobó que ir reconquistando isla por isla costaba miles y miles de vidas, por lo que decidió recuperar sólo las que tuvieran aeropuerto, estación de radar u otras instalaciones de interés militar, con lo que muchas islas del Pacífico nunca fueron atacadas y su guarnición japonesa se quedó allí cumpliendo las órdenes. De este modo, unos cuantos soldados y oficiales japoneses permanecieron en guerra con Usa muchos años después de terminada, alguno hasta 1975. El soldado Yoichi Yokoi fue el último superviviente de un pequeño grupo que se refugió en las selvas de la isla de Guam cuando la ocuparon los marines; durante muchos años sobrevivió comiendo cangrejos y peces, caracoles, roedores y la fruta que encontraba; cuando fue convencido del fin de la guerra y se entregó, en 1972, vestía ropa hecha de corteza de árbol. El teniente Onoda sólo se creyó la derrota de Japón cuando, en 1974, fue a buscarlo el que había sido su superior. Muchos otros morirían en la isla que se les había encomendado sin saber que todo había terminado y sin ser encontrados nunca. Pero ninguno de los llamados ‘rezagados’ se rindió a un grupo de turistas, eso es falso. Es, en fin, el fanatismo llevado a tal extremo que se vuelve hilarante.
Cuando a finales de 1944 ya era segura la derrota alemana, y después de que los ejércitos aliados habían empujado a los nazis mucho más allá de su frontera, la República de San Marino (que hasta entonces había permanecido neutral) declaró solemnemente la guerra a Alemania. Inesperadamente (en diciembre de aquel año) la Wehrmacht contraatacó, y aunque el jaleo estaba mucho más al norte, el gobierno de San Marino decidió rendirse, cosa que hizo por teléfono y ante el primer funcionario que lo cogió. Un par de meses después, al producirse el avance definitivo sobre Alemania, los gallitos dirigentes de la minúscula república volvieron a declarar ostentosa y afectadamente la guerra a Alemania. Seguro que nazis y aliados estuvieron preocupadísimos ante las declaraciones de un país tan poderoso como San Marino, con sus 60 kilómetros cuadrados y menos de 30.000 mil habitantes. Esta bochornosa sucesión de guerra-rendición-guerra, según como vaya la cosa, recuerda al caniche que ladra enfurecido al gran danés que está al otro lado de la valla, pero cuando se abre corre a refugiarse en casa con el rabo entre las piernas...      
Incluso en las situaciones más terribles se pueden encontrar hechos chuscos que mueven a la sonrisa.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 1 de septiembre de 2019

CANCIONES QUE SÓLO ALCANZARON EL ÉXITO CUANDO OTRO LAS CANTÓ

Ella lo lanzó antes con escasa repercusión
Janis condujo el tema al éxito



Se ha dado muchas veces el hecho de que un artista publica una canción y no pasa nada, pero meses o años más tarde otro toma esa pieza, le coloca un arreglo diferente y ¡zas!, éxito rotundo. ¿Por qué esta sí y aquella no si son la misma cosa? El refrán español ‘vale más llegar a tiempo que rondar un año’ se ha cumplido infinidad de veces en este negocio del rock & roll


Es evidente que hay que estar en el lugar correcto en el momento oportuno en cualquier caso, pero muy especialmente en el mundo del rock, ya que adelantarse demasiado o mirar hacia atrás en exceso pueden convertir en fracaso una buena idea. Esta circunstancia se ha dado muchas veces en las seis o siete décadas de vida que tiene este invento: decenas de canciones cuya primera versión pasó totalmente desapercibida alcanzaron el éxito internacional cuando, un tiempo después, alguien las cogió, les proporcionó una decoración distinta y las colocó en los puestos altos de las listas.

Cuando se menciona el tema ‘Peace of my heart’ automáticamente se piensa en Janis Joplin. Pero otra la cantó antes. Precisamente fue Erma Franklin, la hermana de Aretha, quien la publicó en 1967. Tuvo repercusión en las listas de r & b, pero ni siquiera entró en el top 60 de las generales.  Apenas un año después Janis y su Big Brother y The Holding Company lo lanzaron en 'Cheap Thrills', llegó al puesto 12 y vendió cientos de miles de discos. Eso sí, la versión de Janis tiene tal carga de emoción que parece escrita para ella.

El ‘Time is son my side’ se tiene como una de los Rolling Stones, pero nada de eso. Un trombonista de jazz, Kai Winding, la grabó y editó en 1963, pero casi nadie se enteró; Irma Thomas la lanzó el año siguiente y tampoco pasó gran cosa, pero también en 1964 Rolling Stones la publicaron aprovechando arreglos de la versión de Irma y ¡su primer número uno en Usa’! Como casi todos los grupos que empiezan, los Stones tiraban mucho de temas blues para sus discos; en aquel 1964 (cuando ellos estaban en Usa) un desconocido grupo llamado Valentinos (liderado por Bobby Womack) publicó el tema ‘It´s all over now’, pero antes incluso de que tuviera oportunidad de ‘cotizar’ en las listas, Jagger y sus secuaces la pusieron en el mercado, entraron en el top 25 Usa y alcanzar el número 1 en Inglaterra, eclipsando de paso a los Valentinos.

Universalmente conocida y apreciada es el ‘House of the rising Sun’, una pieza tradicional cuyo origen se desconoce y que hablaba de una mujer ‘de la vida’ en Nueva Orleans. Dylan escuchó la versión de un tal Dave Van Ronk e inmediatamente la grabó, antes que Ronk, quien entonces desistió de grabarla. Pero no supuso un éxito hasta que The Animals le adaptaron su propio arreglo y cambiaron el sexo del protagonista, que ahora es un chico que se pierde por frecuentar aquella casa de perdición. Total, The Animals se convirtieron, con esta Casa, en el primer grupo inglés que no fuera Beatles en llegar al 1 en Usa.

Los Creedence Clearwater Revival debutaron en 1968 con ‘Susie Q’, con la que ya entraron entre los diez más vendidos (es el único gran éxito de los Creedence no escrito por John Fogerty), pero no era un tema original. La estrenó el cantante rockabilly Dale Hawkins en 1957 con cierta repercusión, sin embargo, la versión (de 8 minutos divididos entre la cara A y la B del single) de los Creedence vendió millones (mucho más que la que hicieron los Stones).

El caso más extremo, el que más distancia la original de la versión exitosa es el del tema ‘Jet ariliner’, que Steve Miller Band convirtió en superventas en 1977. Un injustamente desconocido guitarrista, cantante y compositor, Paul Pena, la escribió y grabó en 1973, pero desgraciadamente su disco no se editó hasta el siglo XXI. El teclista de Steve Miller era el productor de Paul Pena y quien se la mostró a Miller, el cual le dio su toque, la rehízo a su estilo, le añadió los ‘riffs’ oportunos y la condujo al éxito mundial. Pena recibió los derechos hasta su muerte, en 2005, pero casi nadie sabe de él.

Otro caso de original intrascendente y versión millonaria es el ‘Some kind of wonderful’. Soul Brothers Six la pusieron en el mercado en 1967 y apenas entraron en el top cien. En 1974 el poderoso trío Grand Funk la colocó en el número tres y vendió millones de discos.
El gran clásico ‘I love rock & roll’ se asocia automáticamente a Joan Jett, pero ella no la estrenó. El grupo inglés Arrows la presentó en 1975 y pasó totalmente desapercibida. A finales de esa década Joan Jett estaba de gira por Inglaterra con su primer grupo, The Runaways, y vio al grupo cantar ese tema en la tele. Le gustó y allí mismo, acompañada por Steve Jones y Paul Cook que ya eran ex de los Sex Pistols, la grabó. Y tampoco pasó nada. Pero cuando formó su propio grupo, Joan Jett & The Blackhearts en 1981, volvió a grabarla y ¡magia!, enorme número uno en medio mundo, ventas millonarias, clásico imprescindible del r & r…

El último número uno que consiguió George Harrison fue ‘Got my mind set on you’ en 1987. Pero, aun siendo un compositor excelso, George no escribió aquella canción. Su autor es Rudy Clark (brillante autor de otros grandes éxitos) y quien la estrenó fue James Ray en 1962 sin mayores consecuencias. Harrison, que había comprado el disco en un viaje (no profesional) a Usa en 1963, decidió rehacer la canción en 1987 para su undécimo álbum ‘Cloud nine’; cuando salió en single fue un bombazo en casi todo el mundo con ventas multimillonarias. 

UB 40 ya tenían mucho nombre en Inglaterra a mediados de los ochenta del siglo pasado, pero en Usa eran unos perfectos desconocidos. Todo cambió cuando en 1988 decidieron hacer una versión del tema ‘Red red wine’. La cosa tiene su historia; el tema lo hizo y editó Nei Diamond en 1967 y sólo llegó al puesto 62 de las listas; cuando lo escucharon los UB 40 creían que era del jamaicano Tony Tribe, de modo que al ver que el autor firmaba como N. Diamond pensaron que se trataba del jamaicano Negus Diamond. En 1983 incluyeron su versión en el super-exitoso Lp ‘Labour of love’, alcanzado el número 1 en Inglaterra pero muy lejos de eso en Usa; sin embargo, en 1988 la interpretaron durante un concierto de homenaje a Nelson Mandel y ¡zas!, tope de las listas de una docena de países, Usa incluida.

Blondie fueron uno de los iconos de la nueva ola estadounidense, pero aun en 1980 giraron hacia el reggae y tomaron el ‘The tide is high’ que los jamaicanos The Parangons habían publicado en 1966 y cuya repercusión apenas había sobrepasado su barrio. Blondie lo llevó al número uno en muchos países.

El don de la oportunidad es clave para alcanzar el éxito, en cualquier entorno.
CARLOS DEL RIEGO