domingo, 29 de enero de 2023

EL DILEMA DEL SONIDO PREGRABADO EN LOS CONCIERTOS EN DIRECTO

 


Los siempre estrafalarios Kiss han cometido la herejía del play back, y en más de una ocasión la tecnología los traicionó

 

Ya en los setenta se hablaba de que tal grupo utilizaba cintas pregrabadas en los conciertos, lo cual era una gran herejía en los ambientes del rock más académico. Desde entonces no pocos han tirado de esa pequeña trampa para que su actuación luciera más, aunque siempre tratando de que no se enterara nadie. Averías, tropiezos o descoordinación han dado lugar a situaciones en las que el público descubre el pastel, para bochorno del artista. La cuestión es si para conseguir ofrecer el mejor sonido en vivo es lícito usar pregrabados 

En otros ámbitos distintos al del rock (como el de la llamada canción ligera) se suele escuchar habitualmente algún instrumento que no toca nadie sin que la cosa pase de anécdota; incluso se han dado casos de ‘play back’ en directo verdaderamente bochornosos. Pero en el mundillo del rock & roll eso de que el grupo de encendidos rockeros meta algo registrado previamente en el estudio se entiende como falta de autenticidad, como concesión comercial, sacrilegio. Distinto es el caso de Queen, que cuando iba a hacer en vivo una de sus canciones con docenas de voces, advertían que en ese pasaje, sólo en ese, se ayudarían con pregrabados. En el otro extremo, en lo que fue pura estafa, está el ya conocido caso de Milli Vanilli. 

En 1978 tras un concierto en Nueva York, se acusó a la Electric Light Orchestra de haber enriquecido su ya de por sí barroco sonido con pistas de estudio. La cosa se resolvió entre abogados y sin que trascendiera nada. Por aquella época, al terminar un concierto, los miembros de Kansas dejaron de tocar mientras aún sonaban los últimos compases. 

Uno de los integrantes de Motley Crue, Nikki Sixx, dijo hace unos años que ellos venían usando desde 1987 secuencias enteras, coros y voces adicionales para “completar el sonido”; también dijo que ellos no lo ocultaban, “a diferencia otros…”. Los siempre llamativos Kiss pasaron cierta vergüenza cuando en un concierto en Bélgica el batería perdió el ritmo, se cruzó, disparándose entonces una pista vocal sin nadie al micro. Y es que no es tan extraño que se produzcan pequeñas averías que llevan a pasar un mal rato, puesto que manejando el ordenador está una persona, un especialista, pero… 

“Queremos que el sonido sea lo más deslumbrante posible, que todo redunde en un espectáculo grandioso”, suelen alegar los que abiertamente enriquecen la música en directo con trozos en ‘play back’. Se dice que tras la irrupción de la Mtv muchos grupos querían un sonido perfecto y estaban dispuestos a todo para conseguirlo. Y cuando unos empezaron a hacerlo y a sonar como en el disco, otros decidieron no quedarse atrás, así que… De este modo, si hay una parte imposible en vivo no se renuncia a ella, sino que se añade; y de igual modo si el pasaje es complicado y con peligro de meter la pata. “Hay más posibilidades tecnológicas que nunca, y todos están tratando de ofrecer más que los demás, por ello se recurre a todo”, explicaba un manager y productor con mucha experiencia. Además, “si necesitas un saxo o un violinista para un par de momentos es mucho más barato meterlo grabado”. 

Por el contrario, otros músicos de rock entienden que en directo sólo puede sonar lo que hagas en el escenario. Joe Lynn Turner, ex solista de Rainbow entre otros, afirmó rotundo que “Si usas pistas para acompañar el sonido de directo escenificas una pantomima y no estás siendo honesto. Te estás engañando y estás engañando al público. Si no puedes hacerlo en vivo no engañes”. Más categórico fue Ian Gillan, de Deep Purple, quien definió las pistas pregrabadas como auténticas “trampas, y conozco a muchos que las hacen; antes eran las drogas las que minaban el rock, ahora también las grabaciones añadidas”. Igualmente piensan otros, que insisten en que un concierto en vivo tiene que ser en vivo todo el tiempo. En todo caso es un tema incómodo para los que se dedican a esto. 

De hecho, los pequeños fallos y ausencias de este o aquel arreglo es lo que proporciona encanto y exclusividad al concierto. Sí, pueden notarse algunos vacíos respecto al disco, pero eso no quita valor sino que demuestra lo genuino, lo verdadero. 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 25 de enero de 2023

EN INGLATERRA PROHIBEN DECIR MOMIA PORQUE DESHUMANIZA Y OFENDE A LAS PERSONAS MOMIFICADAS (NO ES CHISTE)

 


Seguro que a Ramsés II (que reinó de 1279 a 1213 antes de Cristo) le molesta mucho que a sus restos se les llame momia en vez de persona momificada, seguro que se siente ofendido

Otro paso más se ha dado en la escalada hacia la estupidez total. En este caso han sido los ‘intelectuales’ que rigen los museos británicos, que han prohibido el uso de la palabra momia por ser deshumanizadora y ofensiva, y exigen que a partir de ahora se utilice el término ‘persona momificada’ para referirse a quienes fueron embalsamados o se momificaron de modo natural hace miles de años. La cosa podría parecer algo sin mayor importancia pero tiene más de lo que parece 

Al parecer, los gilimemos de turno, en este caso los directores de los museos británicos (la estulticia no sabe de clases sociales o de formación académica), han llegado a la conclusión de que decir momia es una ofensa para los afectados…, es decir, ya no se conforman con ofenderse en lugar de los vivos que podrían ofenderse, sino que se ofenden en lugar de personas que vivieron hace dos o cuatro mil años. Dicen, como si de una justificación lógica se tratara, que eso de momia socava la humanidad de la persona momificada, entre otras cosas debido a las películas y novelas en que la momia es el malo… En otras palabras, están convencidos de que los restos conservados desde hace miles de años se van a enfadar por ser llamados momias. ¡No se puede ser más zoquete (seguro que al trozo de pan le parecerá mal que se le utilice para definir a idiotas), no se puede ser más burro (el asno estará que trina por ser usado como sinónimo de bruto, tosco y ordinario)!  

Igualmente, estos extremistas de la corrección política y el buenismo alegan que si se dice ‘persona momificada’ se está dando a entender que esos restos fueron una vez un persona viva, al contrario de lo que sucede cuando se dice momia…, es decir, si se dice momia se le quita la cualidad de persona. ¿Qué mentalidad tan diluida hay que tener para convencerse de que quienes dicen momia ponen en duda que la momia una vez fue una persona viva? Sin duda, el buenismo conduce inevitablemente al totalitarismo paranoide, a la demencia. 

Lo serio del problema es que este es otro paso más. Los engreídos totalitarios que se sienten posesores de la única verdad posible tratan de imponer a los demás no solamente la forma de pensar y actuar, sino que ya están tratando de obligar a todos a hablar como quieren ellos, los nuevos inquisidores. Y eso es precisamente lo preocupante, que ya les parece legítimo imponer hasta la forma de hablar. 

Lo próximo será prohibir llamar muertos a los muertos, puesto que al decir muerto se le quita su humanidad, así que será obligatorio referirse al finado como persona muerta. Igualmente se perseguirá a quien diga perro para referirse al perro, ya que la palabra perro puede ser insulto, por lo que será forzoso decir animal de raza canina. En la dictadura franquista también se hizo eso: se prohibió decir color rojo porque sonaba a enemigo, a izquierdista, y se obligó a decir colorado o encarnado. Y es que hay muchas formas de ejercer la dictadura. 

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 23 de enero de 2023

DAVID CROSBY, MEMORIA DE UNA ÉPOCA EN LA QUE IMPORTABA LA MÚSICA, NO EL FAMOSEO

 


David Crosby, uno de los últimos de una época en que lo que importaba era la música, no la propaganda escandalosa

Acaba de fallecer otro de los históricos del rock clásico, David Crosby. Van cayendo los que se iban inventando el rock & roll hace no menos de sesenta años. Crosby estuvo en el lugar oportuno en aquel momento irrepetible, cuando todo estaba surgiendo y, por encima de todo, lo que contaba, lo que era apreciado era el talento, y él lo tenía por toneladas, ya fuera como compositor o como cantante, pero siempre yendo un paso más allá 

Es conocido por todos los que tienen interés por este negocio que David Crosby formó parte de los seminales The Byrds y luego del primer supergrupo estadounidense, Crosby, Stills & Nash (luego & Young); también se sabe que siempre aportó canciones excelentes, que era un grande a la hora de diseñar armonías vocales, que estuvo décadas consumiendo cocaína, marihuana, LSD, alcohol… Trasplante de hígado, diabetes, hepatitis, infartos, cirugías cardiovasculares y 81 años fueron, en conjunto, la causa de su muerte. 

David Crosby brilló en una época en la que lo más valorado era el talento, la capacidad para idear música y canciones que emocionaran al público, que movieran, que provocaran sentimientos. Pero esa época parece haber pasado. Hoy, a diferencia de entonces, quienes más venden no son los que hacen mejores canciones, sino los más famosos, los que están siempre dando la nota en las redes sociales, los que airean a voz en grito sus problemas sentimentales, sus cambios de pareja y sus traiciones, los que hacen alarde de dinero, lujo, sexo, despilfarro… Ya no importa la música sino la exposición pública. Ya no se consiguen éxitos y grandes cifras de ventas en función de la calidad artística sino de lo mucho o poco que se sale en las pantallas y mensajes. Actualmente da igual el ingenio que demuestren letra y música puesto que el gran público sólo hará caso al más famoso, al que más salga en los medios y redes, al más ruidoso y escandaloso. 

David Crosby pertenecía a aquella época en la que los músicos (los artistas en general) se estrujaban el cerebro para escribir y cantar buenas canciones, y lo lograban, como demuestra el hecho de que aquellas melodías perduran. Hoy  sólo preocupa figurar, sólo vende salir y dar que hablar, ser el ‘prota’ para bien o para mal ante el foco y la cámara. Crosby dejó maravillas impagables, de esas que siempre sientan bien, como la deliciosa ‘Guinevere’; la autoafirmativa ‘Almost cut my hair’, en la que cuenta cómo estuvo a punto de dejarlo todo, de cortarse el pelo y hacer vida ‘normal’, aunque finalmente se mantuvo en su vida de músico de rock (al parecer fue la muerte en accidente de su novia la que le hizo planteárselo); o la irresistible ‘Long time gone’ con esas guitarras y esas armonías vocales, escrita a raíz de los asesinatos de John Kennedy o Martin Luther King; o la pacifista ‘Wooden ships’ (Barcos de madera).   

David Crosby podría haber dado lecciones de escándalo y exposición pública: mujeres, drogas, armas de fuego, cárcel… Él nunca usó eso como propaganda para vender más, sólo le preocupaba hacer buena música. Y lo consiguió. 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 18 de enero de 2023

LA LEYENDA DE TRAGABUCHES, EL GITANO TORERO Y BANDOLERO

 


Retrato (supuesto) del bandolero El Gitano


José Ulloa cuando era el torero Tragabuches (M. Castellanos)

El bandolerismo español del siglo XIX tenía un algo romántico, seguramente porque no pocos salteadores de caminos se habían echado al monte tras sufrir una injusticia, y también, así se decía, por entregar a pobres lo que quitaban a los ricos, aunque de esto, poco. Muchos de aquellos bandoleros fueron muy célebres en su momento, e incluso algunos permanecen en la cultura popular a través de la leyenda. Uno de estos es Tragabuches, gitano, torero y bandido 

Tras terminar la Guerra de la Independencia, gran parte de los que habían combatido a los franceses como guerrilleros optaron por seguir en el monte como bandoleros de caminos, forajidos que, al amparo de su conocimiento del terreno (sobre todo en Andalucía), asaltaban carruajes de grandes señores y carretas de arrieros y trajineros. Algunos procuraban evitar la sangre, aunque otros no dudaban en rajar al que se resistía. Uno de los más peculiares bandidos de comienzos del siglo XIX fue el conocido como Tragabuches. Había heredado el apodo de su padre, de quien se decía se había zampado un pollino recién nacido (‘buche’) enterito. Su nombre real era José Balcázar, pero su padre se había cambiado el nombre aprovechando una ley de Carlos III que permitía a los gitanos ponerse el apellido que quisieran; de ahí que el gitano, torero y bandido se hiciese llamar José Ulloa. 

En 1802 (tendría unos 22 años), después de acudir a las academias taurinas de los hermanos Romero, José Ulloa tomó la alternativa en Salamanca, en cuya plaza un toro corneó y mató al diestro Gaspar Romero, con lo que el joven gitanillo se vio obligado a matar él a los morlacos del que fuera su maestro, además de los que le correspondieron. Y debió hacerlo bien, porque fue contratado para otras corridas, en las que su pose elegante y un tanto arrogante (era alto y esbelto) conquistó a público y empresarios. Aun así no debía ganar mucho, puesto que alternaba corridas y contrabando en comandita con una guapa y muy popular bailaora apodada ‘La Nena’, de la que estaba ciegamente enamorado. 

Vivía en una casa de Ronda con La Nena, ganándose unos cuartos en la plaza de toros a la vez que trapicheaba con todo tipo de mercancías. Años después, en 1914, se produce el regreso a España de Fernando VII, El Deseado (en realidad un indeseable), por lo que se organizaron múltiples festejos en todo el país, sobre todo corridas de toros, que entonces constituían el gran espectáculo, la máxima expresión de cultura popular de la época. Málaga organizó tres corridas que contarían con el concurso de Tragabuches, quien para entonces ya era muy popular en toda Andalucía. Un par de días antes de la primera cita aprovechó que un arriero iba de Ronda a Málaga para que le llevara todos sus pertrechos, aparejos y utensilios taurinos. El día de la corrida, de madrugada, se despidió de La Nena y montó su caballo para hacer los pocos kilómetros que hay a Málaga. 

Desgraciadamente para todos, el jaco tropezó y lo derribó, causándole una dislocación del hombro. Frustrado, desilusionado, dolorido y con muy mal humor regresó a casa. La Nena no respondía a sus llamadas y silbidos. Extrañado y ya mosqueado, el gitano se impacientaba cuando La Nena abrió la puerta. Parecía asustada, agitada, recelosa…, el gitano disparó sus sospechas. Cogió un candil y recorrió toda la casa pero no encontró a nadie. Volvió con ella y le preguntó qué le pasaba, pero ella no paraba de gimotear. Sediento después del accidente, del regreso y las sospechas, Tragabuches fue a la cocina y destapó la tinaja de agua. Entonces lo vio: sumergido y aterrorizado estaba un joven monaguillo (no más que un adolescente) conocido en la comarca como Pepe ‘el Listillo’. Tranquilamente, muy despacio, como si fuera a lidiar y estoquear al toro, Tragabuches dejó el candil en la mesa, sacó de la faja su enorme navaja de hoja de rejón, la abrió con los dientes (su brazo izquierdo estaba dislocado) y le rebanó el pescuezo al pobre Listillo (esta vez no lo fue tanto). Acto seguido el torero gitano se fue a donde La Nena, la levantó con su único brazo útil y la tiró por la ventana. Un vecino escuchó el grito y el golpe de la muchacha contra el suelo, se asomó y vio cómo salía Tragabuches, quien antes de darse a la fuga colocó púdicamente las ropas de la que había sido su amada, que yacía con el cráneo destrozado. 

En aquel año de 1814 había adquirido cierta fama la pandilla de bandoleros conocida como Los Siete Niños de Écija, que ‘operaba’ entre Córdoba y Sevilla. A ella se unió José Ulloa, que a partir de ese momento dejó de ser el torero Tragabuches  para convertirse en el forajido El Gitano. Pero la célebre partida de salteadores fue poco a poco desarticulada; fueron cayendo sus integrantes: el Escalera (que dijo que El Gitano era el más despiadado y sanguinario), fray Antonio de Lagama, José Rojo, Antonio Fernández y Juan Gutiérrez ‘el Cojo’, todos fueron capturados y ahorcados entre 1817 y 1818 (al año siguiente dessapareció la banda). Sólo eludió a la justicia Tragabuches, El Gitano. 

El Rey Fernando VII había promulgado una amnistía para todos los bandidos que no tuvieran delitos de sangre antes de su vida de delincuentes, una medida de gracia a la que el torero bandolero no pudo acogerse. Pero tampoco se dejó capturar. Simplemente desapareció, tal vez huyó a Portugal, que era lo más cómodo y cercano para los que no querían verse en manos del verdugo. De todos modos, por calles y caminos de la región los edictos y pregoneros iban proclamando la condena a la horca que un juez había sentenciado para El Gitano, recalcando que antes de la ejecución sería arrastrado por las calles, y después sería ‘incubado’, pena que consistía en meter el cuerpo del reo en una cuba en la que tendría que compartir espacio con un gallo, un perro y una serpiente, y luego, al agua. 

José Ulloa, Tragabuches, el Gitano, nunca fue capturado. La leyenda dice que, muchos años después, por las cercanías de Ronda se asentó un viejo gitano, huraño y solitario, que entró como guarda al servicio de un terrateniente. Las hablillas populares decían que el anciano calé tenía un baúl en el que guardaba riquezas producto de sus andanzas bandoleriles. De este modo el pueblo identificó a aquel anciano como Tragabuches, pero aquello nunca se comprobó, nunca pasó de rumor. 

Así surgió la leyenda de Tragabuches, el gitano bandido y torero.     

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 15 de enero de 2023

CUANDO JEFF BECK CASI SE UNE A PINK FLOYD, CASI A ROLLING STONES, Y CASI ESTRENA EL ‘SUPERSTITION’ DE STEVIE WONDER

 


Jeff Beck siempre será considerado uno de los mejores guitarristas de la historia del rock

 Ha muerto otro de los héroes de la guitarra del rock, Jeff Beck. Cierto que hay que tener cierta edad para saber de sus virtudes, de sus inicios en los años sesenta, de los grupos pioneros en que militó o de los infinitos artistas que se beneficiaron de su talento. Siempre se le incluía entre los más grandes guitarristas de la historia del rock. Pero además, Jeff Beck estuvo muy cerca de entrar en Pink Floyd y, luego, en Rolling Stones; incluso casi estrenó uno de los grandes éxitos de Stevie Wonder antes que el autor 

Al igual que la mayoría de guitarristas y cantantes de los años sesenta, Jeff Beck estaba fascinado por el blues procedente de EE UU. Y al igual que muchos, siempre vivió en la frontera del blues y el rock, desarrollando su estilo, personalizando sus modos con sus Fender de todas las épocas o sus cotizadas Gibson, y con el pulgar derecho como púa principal. 

El propio guitarrista contó en 2010 que en 1967 le encantó una nueva banda de rock sicodélico llamada Pink Floyd. Un año después Syd Barret dejaba el grupo por problemas de salud mental. En 2009 el propio David Gilmour desvelaba: “Es cierto, sí, Antes de entrar yo (aun con Syd en la banda) Jeff era la otra opción que barajaban los demás integrantes. Fui yo pero pudo ser él”. O sea, Jeff Beck estuvo muy cerca de integrarse en Pink Floyd; así, ¿cómo hubiera evolucionado la banda si Waters y compañía se hubieran decidido por Beck? El sonido hubiera sido distinto, y seguro que casi todo lo demás también. 

La otra gran leyenda del rock & roll en la que Jeff Beck estuvo a punto de entrar es The Rolling Stones. Él mismo contó que ya había colaborado con Jagger y compañía anteriormente, pero que se presentó para las sesiones de grabación del Lp ‘Black & blue’ (1976), de modo que como los Stones buscaban guitarrista tras el abandono de Mick Taylor, pensaron que Jeff Beck de algún modo se comprometía con ellos. Pero no era así, Jeff no estaba interesado. En lugar de ello, recomendó a Ronnie Wood, antiguo bajista del Jeff Beck Group, para el puesto de guitarrista. De todos modos, como el propio Beck bromeaba: “Keith Richards y yo jamás nos hubiéramos llevado bien”. Los Stones también hubieran sido diferentes si Beck hubiera decidido unirse. 

El tercer ‘casi’ del temperamental (explosivo) Jeff Beck fue el estreno de una canción de Stevie Wonder. No son pocos los que conocen el asunto de primera mano y lo han explicado. Wonder solía tocar casi todos los instrumentos en sus discos, pero se enteró de que el prestigioso guitarrista de rock Jeff Beck se declaraba admirador suyo, así que pensó sería buena idea meter unas buenas dosis de guitarra rockera en su álbum ‘Talking book’ (1972). Los dos artistas congeniaron y se pusieron de acuerdo en todo: Beck participaría en la grabación y Stevie le escribiría una canción. Durante un descanso al guitarrista se sentó a la batería, se le ocurrió un ritmo y se puso a tocar, a Stevie le gustó y le dijo que siguiera mientras él iba improvisando arreglos, riff, melodía…, cuentan que la composición del tema quedó terminada allí mismo, de modo que ese mismo día hicieron una primera maqueta. Wonder prometió a Beck que permitiría que éste publicara la primera versión de la canción en su recién formado grupo, Beck, Bogert & Appice. Pero entonces el jefe de Motown, Berry Gordy escuchó el tema, pensó que era un éxito seguro y se negó a que nadie la publicara antes; además, el disco del trío de Beck sufrió un retraso. De este modo, el ‘Superstition’ se estrenó en el decimoquinto Lp de Stevie Wonder, ‘Talking book’. Fue un éxito abrumador, como predijo Gordy. La versión de Jeff Beck salió meses después (ya en 1973) y pasó desapercibida. Beck se sintió engañado y así lo declaró a la prensa, pero Wonder no respondió.  

Jeff Beck fue uno de los grandes héroes de la guitarra, esos que emergían de un escenario envuelto en luces y niebla mientras la distorsión amenazaba con reventar los altavoces. Su larga trayectoria lo llevó por muy diversos territorios y experiencias, y varias veces la circunstancia casi cambió su vida. 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 11 de enero de 2023

LO QUE ESCRIBIERON SOBRE EL REINO DE LEÓN DESDE AL ANDALUS

 

A Ramiro II de León, vencedor en la batalla de Simancas, le llamaban 'puerco y tirano' los cronistas andalusíes

El Reino de León sigue siendo hoy un gran desconocido para la mayoría de los españoles, incluyendo autores de prestigio. Sin embargo, en un amplio período del Medievo español fue la entidad política y territorial más importante de las dos zonas, la cristiana y la musulmana. Por eso, a lo largo de sus más de tres siglos de existencia independiente (910-1230), el Reino de León estuvo muy presente en todas las crónicas y anales que redactaban los historiadores de Al Ándalus, que reconocían su poder y, durante mucho tiempo, su supremacía

Abundantes  textos firmados por los principales cronistas de Al Ándalus se refieren al Reino de León, sobre todo para insultar a sus reyes y gentes, lo cual significa que temían lo que hicieran los soberanos y ejércitos leoneses; es decir, desde la fundación del reino, desde García I (910-914), los musulmanes que habían invadido y ocupado la Península Ibérica vieron en el Reino de León a su más peligroso enemigo. Y así lo escribieron los autores andalusíes. 

Cuando García se instaló definitivamente en León, los cronistas árabes se quejaban de que los cristianos estaban cada vez más cerca: “… si desde León ya nos causaban estragos en nuestras tierras, qué será desde Zamora si ya antes nos tendían celadas e intentaban matarnos”. 

El rey Ordoño II, siendo rey de Galicia, atacó Evora y, al parecer, preparó una buena escabechina, de modo que cuando se convirtió en rey de León, los musulmanes de aquella ciudad (y otras) reconstruyeron las murallas para, según cuenta el autor árabe Al Razi, resistir los previsibles ataques del “…tirano Ordoño, rey de los gallegos, a quien Dios destruya”. Siendo ya rey de León, el historiador Ibn Jaldun vuelve a referirse al “… tirano Ordoño, rey de los leoneses infieles, a quienes Dios maldiga”. 

Alfonso IV ‘El monje’ renunció al trono al morir su mujer y se retiró a un monasterio, pero luego cambió de idea y quiso recuperar la corona que ya saboreaba su hermano Ramiro II (931-951). De este asunto habla Ibn Hayyan, quien explica que fueron los cortesanos más viejos quienes convencieron a Alfonso de que cambiara de opinión y volviera para exigir su corona (cosa que le salió mal). Luego, una vez que Ramiro reconquistó tierras y ciudades (incluyendo Madgerit), el califa Abderramán III preparó un enorme ejército para marchar contra “el puerco Radimir”; éste derrotó estrepitosamente al andalusí en la batalla de Simancas (año 939), por lo que continuaron refiriéndose a él como “el puerco y tirano Ramiro”, dice Ibn Hayyan, que también explica que “los infieles cristianos de Ramiro bajaban gritando de los montes, como cabras”. En aquella señalada batalla Abderramán huyó a toda prisa, dejando en su tienda un valiosísimo Corán en doce tomos de oro; pero el astuto Ramiro se convenció de que, de momento, era mejor ofrecer al Califa de Córdoba una muestra de amistad, así que decidió devolverle su preciado Corán; en 941 una embajada leonesa partió hacia Córdoba para devolverle sus queridos libros, además de prisioneros y otros presentes. Abderramán envió a León legados y regalos para agradecer a Ramiro su gesto. 

Fernando I de León (1037-1065) se convirtió en rey de León por matrimonio con Sancha, hermana de Vermudo III (que murió en la batalla de Tamarón). A mediados de ese siglo emprendió numerosas campañas reconquistadoras, por lo que los autores musulmanes escribieron: “El déspota Fernando, hijo de Sancho, rey de los gallegos (a veces se usaba este término para referirse a la zona que comprendía la Galaecia romana) viene por territorios de Al Ándalus con su ejército cristiano tratando de dominar a todos, y se hartó de cobrar parias y no se sació hasta ocupar los reinos y arrebatarlos del poder islamista”. 

Alfonso VI de León (1072-1109) conquistó, entre otros territorios, la emblemática ciudad de Toledo, que además de su valor ideológico era paso estratégico para todos los reinos de taifas, incluyendo el de Sevilla. Los cronistas cristianos otorgaron a Alfonso títulos como ‘Rey de toda España’, ‘Emperador de toda España’, ‘Emperador de León y Toledo’…, mientras que los andalusíes lo intitulan ‘Emperador de las dos religiones’, asumiendo así la autoridad del rey leonés sobre todos los reyes y reinos de taifas.      

Para asistir a la coronación de Alfonso VII (1126-1157) acudieron a León los principales obispos, condes y grandes señores de la Hispania cristiana (y de más allá de los Pirineos), y también los reyezuelos de taifas; todos le rindieron vasallaje mediante los gestos y reverencias característicos, admitiendo la autoridad de León sobre toda Hispania. 

En el siglo XII el viajero Al Idris escribió sobre León: “Allí se practica un comercio muy provechoso, sus habitantes son ahorradores y prudentes”. 

Y también hubo reyes de León que fueron destronados y acudieron a pedir ayuda a Córdoba para recuperar la corona, como  Ordoño IV ‘El Malo’ (958-959); acompañado por su séquito entró en Madinat Al Zahra, según cuenta Ibn Hayyan: “Al pasar entre las filas de soldados de Zahra, Ordoño y sus compañeros leoneses fingieron admirarse y hasta asustarse ante tal aparato militar”. También pidió ayuda a los musulmanes Sancho I ‘El Craso’ (956-958), cuya mórbida obesidad le impedía desde subir al caballo hasta orinar sin ayuda; el judío cordobés Hasday le prometió quitarle unos cuantos kilos (y ayuda militar para recobrar León), pero a cambio le exigió entregar a Abderramán diez fortalezas fronterizas leonesas, a lo que Sancho accedió, de modo que Hasday fue loado en Al Ándalus: “Sin flechas ni espadas, sólo con su elocuencia ha quitado a los abominables leoneses comedores de puercos fortalezas y ciudades”.  

Hay muchas más referencias al Reino de León y a sus reyes en los textos andalusíes, lo que viene a demostrar que durante más de tres siglos León fue su más duro enemigo, su principal preocupación, hasta señalar a alguno de sus reyes “señor de las dos religiones”. Pocos españoles saben de todo esto.        

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 8 de enero de 2023

ÁLBUMES IMPRESCINDIBLES QUE ALCANZAN EL MEDIO SIGLO

 


Mike Oldfield debutó con un Lp eterno


 
La inconfundible portada de un álbum emblemático de aquel 1973

1973 fue un gran año para el rock & roll, uno de los mejores en cuanto a rock clásico y clásicos del rock. Además, debutan bandas que proponen nuevas formas y amplían las posibilidades. El talento que se vertió en el r&r hace medio siglo perdura, pues casi todos esos discos contienen piezas que el tiempo va convirtiendo en leyenda 

Podrían seleccionarse más de un centenar de grandes álbumes publicados en 1973, discos que todo buen aficionado identifica y aprecia. Sirvan estos pocos  como pequeña muestra de lo que el rock ofreció aquel año. 

Todo un emblema, seña de una época y un estilo, el ‘Dark side of the Moon’ de Pink Floyd se convierte en cincuentón el 1 de marzo. No sólo los grandes conocedores del r&r saben de este disco, sino que su ‘Money’ se ha convertido casi en un lema, mientras que ‘Us & them’ o ‘Time’ no dejan de asombrar, de estremecer por mucho pase y mucho que se escuchen. Un Lp, prodigioso. 

David Bowie tuvo mucho trabajo hace medio siglo. En abril sacó el recordado 'Aladdin Sane', un disco con múltiples estilos e influencias (típico de Bowie) y con sus sensaciones tras su primera gira por EE UU, donde fue tratado como gran estrella. Imprescindibles ‘The Jean Genie’ o ‘Drive in Saturday’. Después su banda (Spiders From Mars) se separó, con lo que Bowie dudaba cómo rehacerla y, a la vez, qué llevar de nuevo al estudio; así, decidió grabar algunas de sus canciones favoritas del período de 1964 al 67, versiones magníficas de los Easybeats, The Who, Pink Floyd (aun con Syd), The Kinks… Encantador. 

Uno de los discos más importantes, duraderos y simbólicos fue el inolvidable ‘Tubular bells’, que Mike Oldfield sacó en mayo. Mike había grabado casi todos los instrumentos del singular disco, un trabajo conceptual, instrumental, experimental…, lo que equivale a rechazo por parte de las discográficas; y así fue hasta que el sello Virgin decidió arriesgar, y ganó, puesto que a finales de ese año se estrenó la célebre película ‘El exorcista’, en la que suenan las inquietantes campanas tubulares de Mike Oldfield para proporcionar el terrorífico ambiente. Desde entonces, cuando se quiere transmitir miedo… 

En el verano de hace medio siglo debutaba una banda distinta a todo género o estilo, Queen. Ese disco homónimo les llevó casi un año de grabación, puesto que no terminaban de encontrar su sonido, ese que luego tan fácil sería de reconocer. Pero lo lograron, como demuestra la memorable ‘Keep yourself alive’. Y de ahí al cielo del rock & roll. 

Tejanos de pura cepa, ZZ Top lanzaba en julio ‘Tres hombres’, en el que su blues-hard-boogie rock sureño asombraba y hechizaba por su potencia y simplicidad. Y ahí estaba el eterno e irresistible ‘La Grange’ 

Otro cien por cien sureño, The Allman Brothers Band, publica en agosto el magistral ‘Brothers and sisters', un álbum inconfundible desde la portada, y con piezas tan atractivas como la deliciosa ‘Ramblin´ man’ o el emocionante instrumental ‘Jessica’. 

En octubre The Who vuelve a las andadas y publica su segunda ópera rock, ‘Quadrophenia’, otra evidencia del talento desbordante de Pete Townshend. Cuenta una historia de adolescentes y sus típicas inquietudes: la autoestima, el deseo de encajar, de ser aceptado…, con canciones brillantísimas, potente sonido y una lista de temas asombrosos de puro rock vestido de mod. 

En diciembre Paul McCartney & Wings lanzó ‘Band on the Run’, el tercero del grupo. Gran parte se grabó en Nigeria, donde a Paul le robaron una bolsa con las letras y las maquetas, de modo que se dejó de exotismos y lo terminó en Londres. El tema principal consta de partes bien diferenciadas, un concepto que Queen aprovechó para su tema más célebre. Y también publicaron sus tres compañeros, George, Ringo y John. 

Todos esos discos poseen algo que los convierte en esenciales en el libro del rock & roll, pero no son los únicos que llegan a la cincuentena en 2023 y merecen ser recordados. 

En el glorioso (para el r&r) 1973 The Doobie Brothers editaron ‘The Captain and me', que incluía el exquisito ‘Long train runnin’. Los holandeses Golden Earring sacan ‘Moontan’, que les dio su único superventas, ‘Radar love’, todo un ‘one hit wonder’. Uriah Heep sacó su ‘Live’, uno de los mejores del heavy-hard en vivo. Springsteen lanzó ‘Greetings from Asbury Park, Nueva Jersey', la Electric Light Orchestra 'ELO 2', Grand Funk Railroad el poderoso 'We´re an american band', Lynyrd Skynyrd su debut 'Pronuncedo 'Leh-'nerd 'Skin-'nerd' (con el delicioso ‘Free bird’), los Rolling Stones 'Goats head soup' (con 'Angie'), Iggy Pop su ‘Raw power’. Y era el momento del rock sinfónico: Emerson, Lake & Palmer publican 'Brain salad surgery', y Yes su 'Tales from topographic oceans' (y su directo ‘Yessongs’), dos de las mejores muestras del género. Y también era la hora del glam-rock (con discos de T Rex y Sweet), del rock progresivo (Jethro Tull y King Crimson también publicaron) y de la aparición del techno (debut de Kraftwerk). Y seguían editando las grandes leyendas, como Elvis, James Brown, Dylan, Chuk Berry, Eagles, Aretha Franklin, Van Morrison, Lou Reed, Neil Young… 

Es imposible que el rock vuelva a ver otro año tan brillante y abundante en calidad y cantidad como el 73. Es más, se antoja igualmente imposible que vuelvan a editarse álbumes de tal altura. 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 4 de enero de 2023

CORTARSE UN MECHÓN DE PELO PARA PROTESTAR ES BUENISMO, POSTUREO, NO BONDAD

 

Un inútil gesto de buenismo que no va a tener ninguna consecuencia

En los últimos tiempos se ha hecho my común en occidente realizar gestos llamativos que pretenden ‘combatir’ situaciones indeseables. Recientemente y con motivo de la muerte de una joven en Irán por llevar mal puesto el velo, no pocas mujeres de prestigio se grabaron cortándose un mechón de pelo, un  inútil gesto de buenismo que, evidentemente, no sirve para nada, pues los ayatolás y demás fanáticos islámicos no van a cambiar sus modos a causa de los mechones de pelo cortados

El de la desgraciada chica asesinada en una comisaría iraní es una muestra evidente de lo que sucede en los países en los que impera la más brutal ley islámica. Tan terrible suceso movió a no pocas mujeres a llevar a cabo un acto de buenismo: cortarse un poco de su cabello… Seguramente con eso se sintieron mejor, confortaron su conciencia y, en fin, se convencieron de haber contribuido a la erradicación del machismo extremo que se vive en esos países. Sin embargo, como todos los gestos buenistas, es más hipócrita que otra cosa, puesto que está encaminado a su difusión, a que el protagonista aparezca como una persona solidaria y comprometida, es decir, el buenismo no tiene más objetivo que quien lo ejerce, no pasa de ahí. Ni siquiera vale el pretexto de hacer visible el problema, ya que es de dominio público mundial.

Y es que eso es el buenismo: pose, propaganda y autobombo, postureo, foto, teatro, y nada tiene que ver con la bondad. El que ejerce ésta no lo difunde, se calla la boca y lleva a cabo una acción positiva que beneficia directamente al prójimo, mientras que el buenista sólo habla y dice lo que hay que hacer, ejecuta escenificaciones grandilocuentes, llamativas, espectaculares…, pero no pasa de ahí, puesto que ir más allá, o sea, hacer en lugar de hablar cuesta, mientras fotografiarse no cuesta nada y proporciona buena imagen. En definitiva, el buenismo no es bondad, al revés, es sólo apariencia y por tanto contrario a la acción solidaria.

El buenismo se da mucho en la política; por ejemplo cuando tal partido proclama que se ha propuesto acabar con las agresiones machistas, lo cual es una pretensión imposible, pues si tal cosa fuera viable lo sería también acabar con los robos, con la guerra, con el hambre, con el asesinato… Puro buenismo, sobre todo teniendo en cuenta que siempre se esgrime como arma la educación; sin embargo, la educación (necesaria, imprescindible, obligatoria, inexcusable) es una guía moral, un código de conducta, pero no una cadena que ate al buen camino, es decir, abundan los delincuentes con excelente educación.

La bondad es otra cosa. No necesita propaganda y se practica sin altavoz, sin fotos, sin cámaras, mientras que el buenismo depende de la difusión mediática, de hecho, eso es todo lo que consigue, salir en las redes y en la tele. La escenificación del gesto es su único objetivo real. 

CARLOS DEL RIEGO