El Gran Salto Adelante de Mao causó la llamada Gran Hambruna China
Hace sesenta años se
puso fin en China a lo que se conoce como El Gran Salto Adelante. Después de tres
años de mentiras, violencia extrema y generalizada y hambre, sobre todo hambre,
en 1961 el gran líder, Mao, no tiene más remedio que reconocer que el Salto ha
fracasado provocando millones de muertos (esto no le importó en absoluto).
Desconcierta comprobar cómo las atrocidades comunistas tienen mucha mejor
prensa que las nazis
Una de las obsesiones
de Mao Tse Tung desde que ganó la guerra civil y una vez que se asentó como
líder absoluto, era cambiar el sistema productivo de China, y pasar de ser casi
exclusivamente rural a ser un país industrializado. El plan que se diseñó era absurdo
y causó millones de muertos, mutilados, encarcelados y desaparecidos.
Básicamente la
ocurrencia maoísta (que comenzó en 1958) era requisar todo el grano que
produjeran los campos chinos para pagar la maquinaria pesada comprada a la URSS
(a la que debían billones). Así, se organizaron comunas agrícolas a las que se
exigían elevadísimas, imposibles cuotas de producción, que condenaban al hambre
a millones de chinos. Pero la cosa era aun peor, ya que los adláteres del gran
líder temían darle malas noticias (cualquier sugerencia en contra era causa de
acusación y ejecución), por lo que hinchaban los números, de modo que
oficialmente todo iba perfectamente, tanto que Mao decidió que a los campesinos
les quedaba demasiado y había que aumentar los miles de toneladas de grano que
tenían que producir las comunas. Lógicamente, si millones de agricultores ya
pasaban hambre antes, ahora que tenían
que entregar más de lo que producían…
Además, en un intento
de acabar con la familia (que según el pensamiento maoísta era reaccionaria,
burguesa, capitalista), las cocinas eran colectivas, había que comer todos
juntos, las herramientas también eran compartidas y, en fin, se proscribió todo
lo que pareciera intimidad familiar, costumbres, tradiciones… Y quien
protestara sabía que sería ejecutado junto a toda su familia, que para esto sí
era tenida en cuenta.
Muchos, muchísimos
fueron torturados inútilmente para que revelaran dónde guardaban más grano, y
muchos más morían de hambre a las puertas de los repletos almacenes del estado.
Por otra parte, millones de campesinos fueron destinados a la producción de
acero y la construcción de presas, cosa que produjo el abandono de cosechas,
perdiéndose así millones de toneladas… Otra causa de la catástrofe de hambruna
que produjo el Salto Adelante fue la persecución de los gorriones, a los que
Mao acusaba de comerse un diez por cien del grano; hay muchas fotos en las que
se ven carros y carros llenos de pájaros muertos; el resultado fue que, al no
haber gorriones que se comieran insectos, éstos se comieron cientos de miles de
hectáreas de cosechas.
Por todo ello, a
finales de los cincuenta, la población china, sobre todo la rural, atravesaba
uno de los episodios de hambruna más catastróficos de la Historia. A comienzos
de 1960 eran miles, cientos de miles los agricultores y sus familias que morían
literalmente de hambre, aunque Mao seguía satisfecho con su plan, pues nadie se
atrevía a decir lo que realmente pasaba: lógico, quien se atreviera a cuestionar
las ideas del amado líder tenía la certeza de ser ‘juzgado’ y ejecutado, al
igual que su familia.
Y para que no faltara
nada, a diario se sucedían por todo el país los episodios de violencia y
ejecuciones instantáneas, las desapariciones masivas, los ‘juicios’ que inevitablemente
acaban en condena, los trabajos forzados, las deportaciones a prisiones y
campos de trabajo (el aparato comunista fue muy eficiente a la hora de
construir una inmensa red de cárceles); lógicamente, si fuera había hambre
atroz, en estos presidios todo era aun peor: se comían, gusanos, estiércol de
vacas y caballos, comida putrefacta y todo desecho que pudiera digerirse y,
¡cómo no!, los cadáveres de quienes iban muriendo.
No está muy claro si
fue porque Mao comprendió que el Salto era un fracaso o por las críticas desde
el partido, pero en 1961 se frenó e incluso se rectificaron casi todas las
obligaciones de tan terrible plan. En todo caso, Mao fue apartado de la
jefatura del estado aunque conservó el poder como presidente del Partido Comunista.
Pero el gran líder no iba a permitir tales afrentas, así que apuntó a todos los
que lo contradijeron, a todos los que desvelaron la realidad de hambre y muerte de su Salto, a todos los
que le criticaron, así que, pocos años después llegó su desquite con la
Revolución Cultural, donde liquidó a todos aquellos y, claro, a varios millones
de chinos más.
Es imposible precisar
la cifra de muertos producida por el Gran Salto Adelante, a la que hay que añadir los millones de
desaparecidos de los que aun hoy no se sabe nada. Los más optimistas la sitúan
en los 15 millones, y los más pesimistas en 55; el estudio más reciente, de
2010, afirma que hubo un mínimo de 42 millones de muertos; en todas las
estimaciones la gran mayoría murieron de hambre. Y sólo hace sesenta años.
En todo caso, llama
la atención lo poco que a ciertas ideologías les importan esos millones de
muertos, al igual que lo bien que la prensa y la historiografía trata a los
grandes tiranos comunistas en comparación con los nazis y fascistas. Y eso que
son idénticos.
CARLOS DEL RIEGO
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