viernes, 29 de diciembre de 2023

LOS PALOS QUE LA VIDA PROPINÓ A JOE STRUMMER

 


 Joe Strummer, icono del punk rock

A finales del año 2002 murió Joe Strummer, líder e ideólogo de The Clash y uno de los principales nombres de la primera hornada del punk-rock. Su influencia es evidente en infinidad de bandas de todo el mundo. Pero lejos de los escenarios, los estudios y las cámaras, o sea, en su vida personal, recibió unos cuantos palos

 

Muchas veces se tiende a pensar que la vida de la estrella del rock es ideal, perfecta, con todo lo que desea a su alcance. Pero la realidad es, casi siempre, muy diferente, con penas, amarguras y tristezas idénticas al resto de los mortales. Es muy probable que Joe Strummer vertiera todo el dolor sufrido en la música que lo hizo tan famoso. Y tan querido. Como cantante principal, compositor y guitarrista de la banda, Joe Strummer ejerció una gran influencia en sus compañeros, metiéndose a menudo en discusiones políticas sobre la corrupción, la desigualdad o la injusticia en el Reino Unido y en todo el mundo. Sus canciones, imaginativas, vitriólicas, quedan para siempre.

 

Joe Strummer (John Mellor) nació en Ankara, Turquía, en 1952, puesto que su padre era diplomático del Ministerio de Exteriores del Reino Unido y, por tanto, fue destinado a diversos lugares del mundo. Así, mientras sus padres iban de Egipto a Turquía, de Chipre a Alemania o México, desde los nueve años él y su hermano David se quedaban en un internado en Londres durante larguísimas temporadas; hubo años en que apenas vieron a sus padres en navidad. La ausencia de éstos, sobre todo la de su madre, dejó una honda amargura en lo más profundo del niño, tanto que décadas después hablaba de ello con dureza y si haber perdonado ni olvidado. De hecho, cuando su madre se moría víctima del cáncer, a mediados de los ochenta, él no dejaba de recriminarle y recordarle los años en que lo abandonó a él y a su hermano. Anna murió en 1986 invadida por el cáncer, el cual le había sido diagnosticado en 1979, y en ese mmento se lo comunicó Strummer a sus compañeros justo cuando The Clash grababan el insuperable ‘London calling’.

 

El hermano mayor de Joe Strummer, David Mellor, tampoco tuvo una vida feliz, con diversos problemas psicológicos que lo llevaron al suicidio en 1970. Este suceso también le afectó a pesar de que David se había enrolado en el Frente Nacional, organización británica de extrema derecha, y apenas hablaba el uno con el otro. El cuerpo de David fue encontrado en un parque unos días después de haberse quitado la vida, siendo el propio Joe el encargado de identificar el cadáver. “Era un nazi, no le gustaba relacionarse con nadie…, tal vez el suicidio fuera lo único que pudiera hacer”, dijo el músico, que tal vez sufriera más por la ideología de su hermano que por su muerte.

 

Aun casado con su primera mujer, Joe Strummer (entonces con 26 años), se emparejó con Gaby Salter, con la que tuvo dos hijos; unos días después del nacimiento de su hija Lola, el hermano de Gaby, internado en un siquiátrico con esquizofrenia paranoide, también se suicidó, lo que causó gran tristeza a Gaby y afectó profundamente al propio Strummer.

 

El 22 de diciembre de 2002, Joe Strummer había salido a dar un paseo con sus perros. Cuando volvió a casa, cayó al suelo para no volver a levantarse. Su esposa de entonces, Lucinda Tait, lo encontró aun con vida, pero falleció a los pocos minutos. Fue un infarto fulminante, probablemente como consecuencia de una cardiopatía congénita que nunca le había sido diagnosticada.

 

Tenía 50 años y dejó una brillantísima carrera artística, con títulos que ya forman parte de la más potente, irreverente y protestona historia del rock.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 10 de diciembre de 2023

CAMBIOS EN EL CLIMA PRODUCIDOS POR VOLCANES EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS

 


La erupción del volcán submarino Hunga Tonga, a comienzos de 2022, producirá cambios significarivos en el clima, incluyendo un calentamiento en los próximos cinco años.

 

No hay día en que la prensa de todo el mundo no alerte de inminentes catástrofes climáticas. Sigue instalada en las sociedades occidentales la idea de que la acción humana es la causante principal de los cambios en el clima, pero empiezan a ser muchos los que tienen dudas y los que están convencidos de que la mano del hombre no tiene tanto que ver, incluyendo miles de científicos y especialistas. El año pasado entró en erupción el volcán Hunga Tonga, afectando de modo muy significativo al clima de la Tierra. Y lo mismo ha sucedido con otros volcanes en los últimos siglos

 

En enero de 2022 erupcionó el volcán submarino Hunga Tonga (situado en mitad del Pacífico, en la Polinesia), vertiendo a la atmósfera cantidades inimaginables de materiales, polvo y gases. Tras haber investigado sus efectos, los especialistas concluyeron que ha sido la mayor erupción en el planeta en los últimos siglos y una de las más grandes explosiones de que se tiene noticia. De hecho, sus efectos se notarán durante años. Envió escombros sólidos hasta casi 50 kilómetros de altura junto a dióxidos de azufre y carbono, cenizas y unos 150.000 millones de litros (150 millones de toneladas) de vapor de agua, lo cual potencia el efecto invernadero, ya que el vapor estará ahí durante años. Como consecuencia de la erupción del Hunga Tonga, según los investigadores de Nature y National Geografic, el clima de todo el planeta experimentará un calentamiento significativo (con temperaturas inusualmente elevadas) durante los próximos cinco años, al menos. Asimismo, la capa de ozono sufrirá una notable disminución.

 

Realmente los volcanes emiten en muy poco tiempo muchos más gases contaminantes que las actividades humanas en años. Se tienen noticias precisas de otras erupciones catastróficas sucedidas en los últimos siglos. Por ejemplo la del volcán indonesio Tambora en 1815. Se ha estimado que la explosión de este monstruo liberó tanta energía como la equivalente a un millón de bombas atómicas como la de Hiroshima; murieron como consecuencia directa casi cien mil personas; el cielo quedó cubierto por miles de millones de toneladas de polvo, cenizas y gas, hasta oscurecer el sol en gran parte del planeta; la temperatura en todo el hemisferio norte descendió unos cinco grados, perdiéndose las cosechas y provocando hambrunas en todo el mundo; hubo nevadas de metros durante el verano siguiente desde París hasta las llanuras centrales de Norteamérica. Por ello, el año 1816 es conocido como el año sin verano.

 

La del Krakatoa (que hasta su erupción era una montaña, no un volcán) es otra de las erupciones recientes (1883) que pueden considerarse catastróficas. Provocó olas de hasta treinta metros de altura que arrasaron todas las costas que tocaron. Vertió a la atmósfera 18.000 metros cúbicos de materiales, y sus cenizas cubrieron una extensión de casi un millón de kilómetros cuadrados (el doble que España). Murieron casi en el acto unas 35.000 personas, y la nube que se formó cubrió casi la totalidad del planeta, con lo que alteró de forma más que notable el clima global.

 

También ha quedado noticia de la ola de calor que asoló Europa Central durante el año 1132; baste señalar que el río Rin se secó completamente. Por el contrario, en el invierno de 1709 hizo tanto frío que se helaron los canales de Venecia; y se sabe que el Nilo se congeló completamente al menos dos veces en los últimos milenios, en 829 y en 1010. 

 

En fin, la explosión del Hunga Tonga (según especialistas y climatólogos) alterará el clima de todo el planeta y lo calentará durante los próximos años, e igualmente perjudicará notablemente a la capa de ozono.

 

Por mucho que la actividad humana perjudique al medio ambiente, la propia Naturaleza se encarga de explicar, de vez en cuando, que el hombre es nada comparado con lo que ocurre cuando esa Naturaleza explota.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 4 de diciembre de 2023

MUERE SHANE MCGOWAN, DE THE POGUES: ENTRE LA AMARGA CANCIÓN NAVIDEÑA Y LA FIESTA ETÍLICA

 


 Shane McGowan cantando y bebiendo

Shane McGowan, el cantante y compositor de The Pogues que consiguió fundir el folk irlandés y el punk, acaba de retirarse de escena definitivamente. Gran bebedor, con voz arenosa y dientes como teclas de piano (blanco-negro), deja música de esa que siempre es bienvenida, composiciones que te ponen en marcha y de buen humor. Entre sus muchos temas hay dos que muestran su pensar y su sentir: ‘Fairtale of New York’ y ‘Fiesta’    

 

La fantástica ‘Fairytale of New York’ (1987) es una canción de navidad, pero no un villancico, puesto que a pesar de la deliciosa y contagiosa melodía, la letra transmite amargura, desencanto y dolor. Cuenta la historia de un inmigrante irlandés que, en Nochebuena, termina encerrado en una celda para borrachos en Nueva York. Otro viejo borracho dice “no veré otra”, lo que hace pensar y recordar al protagonista: su encuentro con su chica durante un concierto, los besuqueos, el momento inolvidable…, y luego los reproches y los insultos (puta, borracho) para, tal vez, una insinuada reconciliación. La escribieron McGowan y Jem Finer (banjo) y para la voz femenina se pensó en la bajista Cait O'Riordan, quien abandonó el grupo antes. Luego pensaron en la cantante de folk y pop Kirsty MColl (muerta trágicamente en 2000), que fue quien le dio réplica a McGowan en ese diálogo arrebatador.

 

Cuentan que fue el manager del grupo, Frank Murray, quien les dijo que sería buena idea hacer una canción navideña, e incluso sugirió una de The Band, ‘Christmas must be tonight’, que no les gustaba demasiado, pero sí les gustó la idea de hacer algo que combinara su música festiva y un asunto religioso (tan tradicional en Irlanda). El productor, Elvis Costello, apostó por escribir un tema nuevo que tuviera referencias a la navidad. El grupo se puso a ello. Y salió un argumento donde aparece la marginación y la inmigración, borrachos y yonquis, recuerdos y amargura. Las variaciones de ritmo e intensidad y el juego de llamada-respuesta atrapan irremisiblemente al espectador.

 

No falta la polémica, puesto que el tema ha sido incluso censurado (la BBC), ya que él y ella se lanzan insultos machistas y homosexfóbicos. Claro que resulta más bien tonto pensar que en una celda de borrachos los inquilinos hablen con léxico exquisito y siguiendo las reglas de la corrección política… El tema llegó al número dos en Inglaterra y uno en Irlanda, durante más de veinte años ha alcanzado el top 20 y no hay navidad en que no vuelva a sonar y contagiar a los oyentes.

 

Por el contrario, el tema ‘Fiesta’ (1988, también de McGowan y Finer) es eso, diversión como único objetivo. Aparecida en el mismo Lp que la anterior, es una especie de mezcla entre pasodoble torero y ska. Dicen que la letra y la ambientación tuvieron su origen en el desordenado jolgorio que escucharon cuando se sumergieron en una feria en Almería. A lo largo del texto McGowan suelta todas las palabras en español que se le ocurrieron: “I´m Francisco Vázquez García. Sin gas y con leche. We have fiesta y feria. El veinticinco de agosto. Abrió sus ojos Jaime Fearnley (acordeonista). Para el bebé cincuante (sic) cincampari. Y se tendió para cerrarlos. No romperé mis colliones (sic). Los gritos fuera de las casas”. Un delirio etílico-festivo sin control, eso que tanto gusta a los británicos cuando se vienen para soltarse como no se sueltan allí.

 

Shane McGowan vivió entre la parranda y el alcohol, la música tradicional irlandesa (que se escuchaba en su casa a todas horas) y el punk de primera generación, entre los versos más callejeros y destructivos y las más luminosas melodías. Sin duda ha sido uno de los autores más importantes de su generación y, como buen irlandés (el nombre original del grupo estaba en gaélico), difundió y popularizo en todo el mundo la música, los valores y las miserias de Eire, incluyendo la navidad y las ganas de juerga.

 

CARLOS DEL RIEGO