Cuatro años tenía Conor, hijo de Eric Clapton, cuando murió al caer desde el piso 53
Aunque bajo los focos puedan parecer
otra cosa, es evidente que las estrellas del rock son idénticas al común de los
mortales y, por mucho dinero que tengan, sufren las mismas enfermedades,
accidentes y desgracias. De hecho, algunos han tenido que superar la más
insuperable de las tragedias: la muerte de un hijo. El hecho de tener que
enterrar a la propia descendencia, dicen los que han pasado por ello, es lo
peor, lo que nunca se olvida ni se supera. Algunos de los más importantes de la
historia de rock lo saben bien
Cuando una persona pierde a su cónyuge
se queda viuda, y huérfana cuando mueren sus padres, pero no hay palabra que
defina cómo se quedan los papis cuando pierden hijos. Grandes nombres del
universo rock han tenido que pasar por tan trágico episodio y, seguro, con el
mismo pesar, amargura e incluso sentimiento de culpa que cualquiera.
Bob Geldof será siempre recordado por
los conciertos benéficos que organizó en los años ochenta del siglo pasado, y
también por ser el autor de la inquietante e irresistible ‘I don´t like
mondays’. Pero los focos y las cámaras no lo libraron de las tragedias
familiares. En el año 2000 su ya ex mujer (lo fue de 1986 al 96), Paula Yates
(famosa presentadora de tv), fue encontrada muerta por sobredosis de heroína.
Paula y Bob tuvieron tres hijas, más otra que Paula había tenido tuvo con
Michael Hutchence, cantante de INXS, quien se había suicidado tres años antes.
Una de las hijas de Paula y Bob, Peaches, inició una carrera como modelo aun
siendo adolescente; pero en 2014, con 25 años, fue encontrada muerta igual que
su madre, por sobredosis de heroína, dejando dos nietos a un desconsolado Bob
Geldof.
Considerado uno de los mejores guitarristas
de la historia de este negocio, Eric Clapton sufrió el insoportable golpe de la
muerte de su hijo Conor. Éste vivía en Nueva York con su madre, Lory del Santo
(su ‘novia’ del 85 al 89 mientras aun estaba casado con Pattie Boyd). Eric
había ido a verlo y pasar unos días con Conor, que tenía cuatro años. Según el
informe oficial, una de las señoras de la limpieza del piso de del Santo abrió
una ventana cuando, de repente, Conor entró corriendo alocadamente (como hacen
los niños de esa edad) y se precipitó por esa ventana del piso 53. El
guitarrista, como es lógico, quedó devastado, aunque no recayó en sus múltiples
adicciones. Las terapias y el trabajo como compositor, como músico, le ayudaron
a vivir con esa pérdida. Como todos los aficionados a esto saben, Clapton le
escribió a su niño muerto la emocionantísima ‘Tears in heaven’, cuyo primer
verso dice “¿Te acordarás de mi nombre cuando te vea en el cielo?’.
Uno de los grupos emblemáticos,
imprescindibles, del mundo del rock fue Led Zeppelin, que se separó en 1980
tras morir el poderoso batería John ‘Bonzo’ Bonham en 1980 a los 32 años. Esta
fue la causa de la lamentada desbandada…, sin embargo podría haber otro motivo.
Tres años antes, cuando el grupo estaba de gira por EE UU, el cantante solista
Robert Plant recibió la noticia de la muerte de su hijo, Karac, de sólo cinco
años, debido a un virus. La gira se suspendió y Plant volvió inmediatamente a
Inglaterra tras recibir la desgarradora noticia por teléfono. Profundamente
afectado, Robert cesó toda actividad durante un año, en el que apenas vio a sus
compañeros. Sólo Bonham fue a visitarlo y fue el propio batería quien lo
convenció para volver a Led Zep. Por eso, se tiene por este episodio como
determinante para la separación de la banda, puesto que Plant se sintió herido,
resentido con Jimmy Page y John Paul Jones, quienes no le dieron un mínimo apoyo
emocional, como si no les hubiera importado demasiado la tragedia de su
compañero; por eso, al morir Bonham, Plant lo tuvo claro: nunca más volvería a
montar en ese zepelín. En recuerdo de su desdichado hijo Karac, Plant escribió
la preciosa canción ‘All my love’ (1979), que muchos consideran la última gran
canción de la banda y una de las pocas en las que Page no participó como autor.
Roy Orbison estaba en el lugar
adecuado en el momento justo cuando el rock & roll daba sus primeros pasos.
En 1968 Orbison disfrutaba de su fama y prestigio con una gira por Inglaterra.
El inconfundible cantante ya había perdido a su esposa, Claudette, en un accidente
de moto en 1966. Sus hijos habían quedado en su casa de Hendersonville,
Tennessee, al cuidado de sus abuelos mientras su padre estaba de gira. En
septiembre de 1968 se declaró un incendio en la casa del cantante en el que
perecieron sus hijos Roy Dewayne de diez años, y Anthony King de seis (el
pequeño Wesley, de tres, sobrevivió). Los siguientes años fueron muy duros para
Roy Orbison, pues a la terrible falta de sus hijos se unió su decadencia física
(problemas cardiacos, digestivos y respiratorios) y profesional, ya que sus
discos dejaron de venderse. Resurgió en los años ochenta, pero a finales del
88, con 52 años, su corazón se paró. Demasiados golpes.
Puede añadirse a la irreverente
cantante irlandesa Sinead O´Connor, quien murió en 2023, apenas año y medio
después del terrible suicidio de su hijo Shane, de 17 años; ingresado en un
centro siquiátrico por desequilibrios mentales y riesgo de suicidio, el
desdichado Shane encontró el modo de quitarse la vida, dejando una profunda
herida en la cantante, que apenas lo sobrevivió 18 meses.
Por mucha fama y dinero que tuvieran,
nadie se cambiaría por ninguno de ellos.
CARLOS DEL RIEGO
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