jueves, 29 de octubre de 2020

EL PODER DEL MENTIROSO

 


El auténtico poder es mentir descaradamente, evidentemente, y que haya quien acepte la mentira. Tal ocurre en la política en España y en todo el mundo

Alguno dijo alguna vez que el verdadero poder no consiste en mandar y ser obedecido, sino en mentir descaradamente, evidentemente, y que haya quien apoye y crea al mentiroso sin preguntarse nada, sin dudar, e incluso defendiendo los embustes y al embustero como cosas beneficiosas. Ese es el auténtico poder. Tal cosa sucede en todas partes, incluyendo España, donde grandes masas de población elogian a sus líderes a pesar de ser conscientes de que han mentido, mienten y mentirán

En realidad la política es el arte de la mentira y la manipulación, lo que significa que todo político miente casi continuamente, sobre todo cuando toma el poder. Algunos mienten con cierto disimulo, dicen medias verdades y tratan de esconder, maquillar o justificar la trola. Pero hay otros que hoy afirman una cosa y mañana la contraria sin el menor pudor, sin siquiera intentar explicar su cambio de parecer, como dando a entender que estaban en lo cierto ayer, cuando decían blanco, y hoy cuando dicen negro. Y lo peor es que gran parte de la ciudadanía, a pesar de tener la absoluta certeza del embuste, no por ello les retira credibilidad, apoyo y defensa ante quienes ponen en evidencia la patraña. Esto es el verdadero poder.

Quien actualmente sujeta el bastón de mando en España es uno de los seres más poderosos de toda su Historia, puesto que ha mentido reiteradamente, machaconamente, evidentemente, a los ojos de toda la población, y sin embargo cuenta con el apoyo incondicional de una gran parte de la misma. Sin duda, ese tipo tiene un poder desmesurado.

Todos saben que la tesis doctoral del actual jefe de España fue un fraude que combinaba plagio flagrante y comprobado, partes escritas por otro y un resultado final de una mediocridad bochornosa. Sus fieles, aunque despellejaran a otros por idéntico motivo, no le echan en cara tan gruesa falsedad, tan indiscutible mentira.

Lo mismo sucedió cuando afirmó con rotundidad y convencimiento que no pactaría con los amigos de los terroristas (“si quieres lo repito veinte veces”, llegó a decir), o con los separatistas (“los que quieren romper España”, precisó) pero pactó cuando los necesitó (al día siguiente) sin dudarlo ni un segundo y sin bajar la mirada. Divertido  fue lo de “no podría dormir con uno de estos en el gobierno” para, una semana después, acostarse con él. Pero no por ello pierde apoyo entre los votantes, sobre los que ejerce un poder casi místico, religioso.

Y respecto a la monstruosa epidemia, el grosor y tamaño de las mentiras resulta apabullante, escandaloso, aunque no para sus fanáticos. Así, a pesar de que nadie duda de que él y sus adláteres sabían lo que venía y sus peligros desde semanas o meses antes de la ‘llegada oficial’ del virus, son millones los que asumen la mentira sin siquiera plantearse la duda; más aún, muchos de los que han perdido seres queridos a causa de la negligencia y desidia del mandamás, siguen a su lado aceptando como buena su evidente inacción. Esto es el poder total, absoluto.    

Desde fuera, quienes observan lo que ha ocurrido y ocurre en España no dejan de resaltar la ineptitud del inquilino de la Moncloa, aunque esas denuncias no hacen mella en la fidelidad de muchos españoles.

Por ejemplo, el alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (Diario de Información General de Frankfurt) acusa al presidente de anunciar muy ufano en julio que la “pandemia está controlada”, y también le echan en cara haber “perdido un tiempo muy valioso” durante los primeros meses.

El británico Financial Times calificó como “datos defectuosos” las cifras de fallecidos por el virus que da el Gobierno desde el principio ( siguen dando cifras muy inferiores a las evidentes). Respecto al epidemiólogo que está al mando, este periódico recordaba con sorna que el 23 de febrero afirmaba que “no hay virus en España”, y que la vicepresidenta decía unos días después que la situación era “francamente buena”. Mentiras que casi nadie reprocha.

El diario progresista estadounidense The New York Times afirmó que “La crisis del coronavirus en España se aceleró por ignorar las advertencias”, a la vez que afirmaba que es un “ejemplo doloroso de cómo algunos gobiernos ignoraron las experiencias de países donde el virus ya había atacado”, y que esos gobiernos (incluyendo el suyo) “trataron el virus como una amenaza lejana sin siquiera considerar que su país podría ser el próximo”.

El inglés The Guardian (de centro izquierda) destacaba los actos que el gobierno de España autorizó el 8 de marzo y lo acusaba de “reaccionar tarde y con torpeza”, con lo que el país se vio sin “el equipamiento básico necesario”.

La emisora estadounidense de Tv CNN recordaba cómo el 28 de abril el jefe de gobierno de España presumía de ser “el quinto país que más test ha realizado en todo el mundo, y para demostrarlo citaba un informe de la Universidad John Hopkins”. La cadena explicó cómo “facilitó datos manipulados para colocarse entre los países que más test realizaban”. Una periodista de la CNN preguntó directamente al presidente español por ese estudio, pero éste contestó “Los números están ahí”, sin  más, por lo que esta televisión consultó con la mencionada universidad, la cual contestó con un contundente: “No hemos podido localizar el informe que nos pidieron”. Lo que pone en evidencia otra gruesa mentira. 

La catarata de embustes, paparruchas, patrañas, ocultaciones y falsedades es ilimitada. Sin embargo, una parte muy significativa de los españoles se lo tragan todo, lo asimilan, lo dan por bueno sin que se les pase por la cabeza plantearse la inmoralidad casi criminal de ese rosario de trolas Esto es poder. Poder absoluto.

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 25 de octubre de 2020

ESTRELLAS DEL ROCK CON FAMA DE GRUÑONES

 


Lou Reed se enfadaba con facilidad, incluso estuvo a punto de llegar a las manos con su amigo y colega David Bowie

Ser un gran personaje, en el campo que sea, suena de lo más apetecible. Alcanzar ese estatus en el planeta del rock & roll es, seguramente, el sueño de mucha gente, y ya no sólo entre la juventud, sino que muchos con más de medio siglo a sus espaldas habrán soñado con el triunfo, la fama y todo lo demás. Y seguro que cada soñador creerá que si fuera una gran figura mundial sería tan feliz que nunca tendría motivos para quejarse o protestar. Sin embargo, no pocos  ilustres en este negocio han adquirido fama de gruñones, huraños, cascarrabias

En realidad, todo tiene cara A y cara B, como los discos de vinilo. Incluso en una posición tan deseable como la de gran astro del rock. Así, hay veces que éste pierde los nervios y se revuelve contra quien esté delante, ya sean periodistas, colegas e incluso contra sus propios incondicionales.

Uno de los grandes héroes del rock (y muchos otros estilos) que siempre es tildado de viejo cascarrabias es el irlandés Van Morrison. Cierto que es de los que en sus conciertos no se dirige al público en ningún momento, ni siquiera un frío ‘buenas noches’ al empezar o al terminar, nada; y cierto que es un tipo de pocas palabras (cosa acentuada con el paso del tiempo), pero él achaca esa reputación a que se le estereotipó desde el comienzo. Explicó que todo surgió cuando concedió una entrevista en los años setenta, una entrevista que “no salió como quería el periodista, no le respondí como él esperaba, se sintió ofendido y me guardó rencor para siempre, de modo que desde entonces, en cuanto tiene oportunidad, dice algo feo de mí”, contó el músico de Belfast; y añadió que “bueno, no está tal mal, gracias a eso soy más conocido, incluso en el escenario a veces desempeño ese papel de tipo arisco”. Pero él no se considera tan gruñón: “No soy el mismo que en los sesenta o los setenta, pero hay mucha gente que se hace una imagen de mí basándose en tres o cuatro tópicos de entonces”. De todos modos, quien lo haya visto en vivo sabrá que no es lo que se dice un tipo afable y cercano.

El neoyorquino Lou Reed se ganó una bien merecida fama de hosco e insociable. Detestaba abiertamente a los periodistas, a los que solía contestar con monosílabos, con flagrantes embustes, contradicciones hilarantes o con gruesos insultos “son repugnantes, unos cerdos”, bramó más de una vez, y se dice que encañonó a un crítico… Parece que ya se esperaban sus palabras gruesas e incluso el intento de agresión, algo que sufrieron incluso sus más incondicionales, pues cuando alguno se le acercaba para saludarlo, halagarlo o pedirle un autógrafo, lo normal era recibir una grosería; en sus últimos años los ahuyentaba blandiendo la escopeta. En 1979 Reed propuso a Bowie que produjera su siguiente Lp, pero el inglés le exigió que estuviera sobrio y sin drogas, algo que enfureció a Reed, que empezó a gritarle y lanzarle puñetazos; luego, en el hotel, Bowie se plantó ante la puerta del otro gritando: “sal y pelea como un hombre”·, pero Reed ya estaba durmiendo la kurda…

El gran guitarrista Gary Moore fue muy maleducado con sus seguidores, sobre todo en sus últimos años (murió en Estepona en 2011). En escena no dirigía al público ni una mirada, y cuando algún fan tenía ocasión de acercársele (cosa rarísima) él siempre respondía con palabras y expresiones soeces y ofensivas, dejando al osado cortado e incrédulo.

Aunque en su momento siempre aparecía como el más gracioso y divertido de los cuatro, Ringo Starr ha ido avinagrando su carácter con los años, e incluso hay quien lo ha descrito como “un anciano amargado y permanentemente malhumorado”, que sólo quiere que lo dejen solo; incluso se comporta de ese modo en Liverpool y con sus paisanos. Muchas veces ha pedido a sus incondicionales (con palabras altisonantes) que no le escriban, que lo dejen en paz ”de una puta vez”. Contrasta esta actitud con la de su compañero McCartney, quien siempre tiene buena cara para la prensa cuando le hace las mismas preguntas que hace cincuenta años, y atiende cordialmente al público, al que agasaja en escena y complace en la calle. En fin, cuentan que hay veces que da la impresión de que Ringo considera una maldición haber pertenecido a los Beatles. No hace mucho grabó un vídeo para sus fans en el que decía alto y claro: “Dejad de enviarme vuestros jodidos e-mails”.

Bien ganada fama de malhablado, faltón y ordinario tiene Bob Geldof, que suele ponerse como un basilisco cuando las cosas no son como él quiere. El  que fuera líder de los Boomtown Rats rara vez se corta; así, cuando en 2003 el álbum recopilatorio de ese grupo vendió mucho menos de lo previsto lanzó improperios para todos, público prensa, discográfica, promoción… Tres años después, en la entrega de premios de la revista New Musical Express, recibió un premio de manos del actor y presentador Russell Brand a la vez que decía claramente “Russell Brand, ¡qué cabrón!”, a lo que éste respondió: “Es lógico que Geldof sea un experto en hambrunas, lleva comiendo de ‘I don´t like Mondays’ treinta años”. Otros, como Noel Gallagher, también han sido objeto de sus iras. Será recordado por esa canción y sus iniciativas solidarias.

Considerado uno de los mejores bateristas de la historia del rock, Ginger Baker fue creando problemas a su alrededor, desde que estaba con Clapton y Bruce en Cream casi hasta sus últimos días. Más que gruñón y antipático, llegaba a la amenaza fácilmente, ya fuera ante compañeros, prensa o público, en privado o ante las cámaras, como cuando en 2010 apenas contestó a las preguntas del entrevistador y sólo respondía que ya no tenía que ver con la música…, hasta que se cansó y se largó, dejando colgado al presentador. Muchos que compartieron estudio y escenario con él afirman que Baker se quejaba de todo, protestaba cuando le comunicaban una gira y parecía desear que un periodista o fan se le acercara para montarla. Afirman que su fuerte adición a las drogas durante décadas agrió notablemente su carácter (seguro que sus neuronas también se vieron afectadas), de modo que saltaba a la mínima, incluso cuando no había el menor motivo.

Bob Dylan también se ha ganado reputación de tipo esquivo, borde e incluso hostil. De gira vive en un gran camión, siempre aislado, custodiado, y al que tienen acceso unos pocos señalados. En directo parece esconderse entre el grupo, pues muchas veces aparece en una orilla del escenario, de lado, tras un pequeño teclado; y no cede a los deseos de su público de acercarse él sólo al micro armado con su guitarra y armónica, al revés, a lo largo del concierto jamás se dirige a la audiencia, ni con un ‘gracias’ o un ‘buenas noches’.

La mayoría de los mortales estaría encantada y alegre de ser músico de éxito, pero algunos rockeros famosos, pocos en realidad, parecen estar siempre maldiciendo su suerte.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 22 de octubre de 2020

LA FARSA DE ÁVILA Y EL CANTÓN DE CARTAGENA, RIDÍCULOS HISTÓRICOS QUE HOY CONTINÚAN LOS POLÍTICOS

 


La Farsa de Ávila, episodio chusco de la Historia de España que, cinco siglos después, imitan los políticos

En todas partes cuecen habas, dice un refrán español que viene a significar que las personas son personas en todo el mundo y que, con ligeras variaciones, en todas partes ocurrirán sucesos parecidos, es decir, se cocerán las habas de un modo parecido. En España, en todo caso, los políticos y la política tienen una inclinación irreprimible a hacer el ridículo, como puede comprobarse ayer, hoy y mañana. En otros países, si se sabe dónde buscar, también se encontrarán hechos y sucesos bufos, aunque sin tanta gracia…

La historia podría mostrar que en todos los países del mundo se han producido hechos y situaciones irrisorias, absurdos esperpentos que, pasado el tiempo, llaman a la sonrisa. Y casi siempre tienen a políticos, poderosos y gentes con poder como grandes protagonistas. Lo malo es que la cosa no cambia, y aunque algunas naciones han atenuado la tendencia del político al ridículo y la desvergüenza, la cabra (el político) tira al monte (la carnavalada). Eso sí, en España todo tiene un gracejo especial, como aquellos episodios conocidos como La farsa de Ávila y El cantón de Cartagena.

A mediados del siglo XV el rey de Castilla era Enrique IV ‘El Impotente’, que tenía en contra a gran parte de la nobleza y alto clero, los cuales al no poder destronarlo decidieron montar una pantomima, la Farsa de Ávila. En junio de 1465 nobles y obispos se reunieron cerca de la capital castellana (con los lugareños observando la representación) y allí construyeron un escenario en el que colocaron una estatua de madera que representaba al rey. Después de una proclama acusatoria, encendida y reivindicativa, uno tras otro los tres principales conjurados le fueron retirando al pelele la corona (símbolo de la dignidad y legitimidad), la espada (que representa la justicia y el poder) y el cetro (que equivale a la autoridad), todo ellos acompañado de sonoros insultos. Por último echaron la estatua al suelo acusando a Enrique IV de ser amigo de los moros, de ser manso y de ser homosexual y, por tanto, no ser el padre de Juana ‘La Beltraneja’. Luego nombraron rey a su hermanastro Alfonso de Castilla, ‘El Inocente’, que tenía 13 años, e incluso le montaron una corte, aunque el chaval no era más que un títere en manos de los actores, productores y guionistas de la farsa; además, murió sólo tres años después. Al final la cosa quedó en nada, e incluso algunos de los ‘farsantes’ se cambiaron de bando.

Tras la revolución conocida como La Gloriosa (1868) y el fiasco de Amadeo de Saboya, se proclama en 1873 la República Española; en este contexto federalista algunas regiones y poblaciones españolas se sintieron legitimadas y fuertes  para proclamarse cantones independientes, siendo el cantón murciano de Cartagena el más conocido. El caso es que es que los delirantes e inconscientes bodoques de turno (más vale no recordar sus nombres, baste saber que eran políticos) se creyeron legitimados y aptos para declarar la independencia del cantón, y así tomaron las fortalezas de la ciudad. Como no podía ser de otro modo, hicieron el ridículo más espantoso, como demuestran dos hechos significativos; uno se produce en los primeros momentos: al no tener bandera a mano (se había acordado que la enseña del Cantón Murciano de Cartagena fuera íntegramente roja), en la fortaleza de Galeras se optó por izar una bandera del Imperio Turco a la que pintaron de rojo la media luna y estrella blancas, creyendo que desde lejos nadie vería más que el rojo; sin embargo, el vigía de un barco que entraba comunicó al capitán que “el castillo de Galeras ha enarbolado bandera turca”; piénsese en el pasmo del capitán, oficiales y marineros al creer que habían sido invadidos por los turcos. La otra muestra del ridículo de esta asonada de cuchufleta consiste en un texto divulgado por el ‘gobierno’ del cantón en el que se amenaza a una ‘potencia extranjera’ a que se pliegue a sus exigencias o será atacada…, la potencia amenazada era Almería. Finalmente las tropas gubernamentales asediaron y tomaron la ciudad, causando gran cantidad de muertos entre la población civil, que invariablemente es la que paga los delirios de grandeza de unos majaderos con más vanidad que cerebro (sigue existiendo esta especie).

Hoy el ridículo se ha apoderado del Parlamento. Se ha convertido en algo inútil, un sitio en el que se habla pero nadie escucha, un lugar donde vocean los sordos, donde dialogan los besugos. Es un organismo sobredimensionado en el que sobran casi todos, ya que todos a una hacen y dicen lo que manda el jefe, quien diseña siempre lo mejor para su partido y no para el país. Allí se representan comedias y acciones teatrales, ‘performances’, instalaciones, montajes…, y  hay insultos y peleas dialécticas (de las otras no, pues ningún político vitalicio se arriesgaría a llevarse un puñetazo) que siempre giran en torno a ellos mismos, a la política, es decir, todo el rato están tratando de sí mismos, hablando de sí mismos, acusándose a sí mismos. El congreso de España se ha convertido en un gigante egoísta, carísimo e inútil que va del ridículo al bochorno, que provoca vergüenza ajena, indignación, tristeza e incluso risa.

En la Historia de España (como en la de cualquier país del mundo) es fácil toparse con el ridículo de quienes ostentan el poder. Sólo hay que echar un vistazo a la prensa (que contribuye también al espectáculo) cualquier día para toparse con algo grotesco, esperpéntico, mezquino, traidor, mentiroso…, pero también mucha mofa, befa y cuchufleta. ¡Qué tendrá el poder que convierte a simples ciudadanos en soberbios y engreídos con delirios de grandeza que se creen capacitados y legitimados para poner en práctica cualquier disparate!

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 18 de octubre de 2020

DISCOS CLÁSICOS DEL ROCK QUE EN SU MOMENTO FRACASARON

 


A pesar de la portada de Andy Warhol (el plátano podía pelarse), a pesar de los temas de Lou Reed, el primero de la Velvet Underground fue un completo fracaso

Ha ocurrido muchas veces en la Historia del Arte: una obra o un artista pasan desapercibidos en su momento, sin embargo, con el correr del tiempo termina por reconocerse su valía. En los años sesenta y setenta del siglo pasado fueron varios los álbumes de rock que fracasaron comercialmente, no se comieron un rosco en las listas y apenas se vendieron, pero luego, otros músicos, el público y la crítica convirtieron aquellos fracasos en clásicos imprescindibles

El señor tiempo suele colocar a cada uno en su sitio, de modo que discos que se publicaron sin que pasara gran cosa porque resultaron demasiado atrevidos y se adelantaron a su época, son aclamados y reconocidos años o décadas más tarde. Es una especie de maldición que puede recaer sobre el pionero, cuya obra choca con la mentalidad del momento y es rechazada. En los años sesenta y setenta del siglo XX salieron discos hoy considerados clásicos del rock a pesar de que en su día no se les hizo el mínimo caso.

Era fecha tan temprana (para esto del rock) como 1966 cuando los Beach Boys no se conformaron con hacer lo de siempre y trataron de sorprender a todos con su ‘Pet sounds’. Ya habían publicado ¡diez elepés! desde 1962, siempre con éxito gracias a sus melodías surferas, a sus letras playeras y despreocupadas, a sus increíbles voces. Entonces Brian Wilson quiso algo más, así que optó por arreglos de orquesta, estructuras más complicadas, elementos del jazz y otros géneros, armonías inusuales…; dicen que Wilson se decidió a dar el paso tras quedar deslumbrado por el ‘Rouber soul’ de los Beatles. El caso es que en la discográfica quedaron desconcertados, no era lo que esperaban de los Beach Boys y no lo promocionaron como merecía; las ventas no fueron las esperadas y el disco no superó el top 10 (en Inglaterra le fue mejor). Hoy es considerado como una gran influencia para muy diversos estilos, con avances en producción, grabación y sonido, con complicadísimas armonías vocales e instrumentos inéditos en el pop y el rock. 

En 1967 el grupo californiano Love publicó ‘Forever changes’. Eran épocas sicodélicas, pero este disco rompía con estereotipos del género, con un sonido mucho más fuerte, más denso, y un tratamiento de voces que poco tenía que ver con lo que el ambiente podía asimilar. En EE UU fue un descalabro, y aunque en Inglaterra tuvo mejor acogida, nada que ver con un éxito. En los setenta la gente empieza a apreciarlo, y en los ochenta se habla de él con veneración y se hacen versiones del genial ‘Alone again or’… Más de medio siglo después aquel Lp tiene el estatus de clásico.

El mismo año se editó ‘Velvet Underground & Nico’, el primer Lp del grupo original de Lou Reed. Las letras de las canciones eran mucho más que atrevidas, eran insolentes, callejeras, desacomplejadas, con abundancia de drogas, camellos y sexo de todo tipo, y lo mismo pasaba con el sonido, deliberadamente sucio y cargado, excesivamente innovador para aquellos años, demasiado incluso para las emisoras de radio de Nueva York. Llegó al puesto 195 de las listas, e incluso fue retirado de las tiendas, y eso que la portada era de Andy Warhol y que contenía auténticas joyas como la sugerente ‘Femme fatale’ o las explícitas ‘Wainting for my man’ o ‘Heroin’. Luego, Lou Reed en solitario reivindicó aquellos temas y todo el mundo volvió sus ojos al disco y al grupo. Hoy se cita como esencial.

The Stooges, el grupo donde se dio a conocer Iggy Pop, lo tuvo peor, ya que se atrevió sacar un disco con muchos elementos punk en 1968, años antes de que se supiera qué era eso. Fue el debut de la banda y debió horrorizar al personal con sus guitarras estrepitosas, baterías enloquecidas y aceleradas, voces estridentes y textos del tipo de ‘quiero ser tu perro’. Todo eso era muy fuerte para las mentes hippies de ‘paz y amor hermano’, así que el disco vendió lo suficiente para llegar al puesto 106 de las listas. Luego (unos 7 años después) llegó el punk, que tuvo que inspirarse en aquello para meter tanto ruido, y le puso a aquel ‘The Stooges’ tiene el aura de leyenda.

Algo parecido sucedió con The New York Dolls, que en 1973 debutaron con un disco que tenía glam rock, heavy metal, punk… Ya eran tiempos de rock duro, pero aun se tenía como principal valor el virtuosismo instrumental y un sonido en el que se distinguieran perfectamente la guitarra, el teclado, el bajo… Pero los Dolls eran lo contrario, con sonido embarullado y ninguna preocupación por hacer solos deslumbrantes ni nada parecido; su aspecto excesivo, peinados imposibles y más pintados que un automóvil también chocó con su tiempo. No tenían ninguna pretensión ni expectativa, por lo que no debieron defraudarse cuando comprobaron que ni siquiera entraba en los cien primeros de la lista. Años después el punk, la ‘new wave’ o el rock gótico los reivindicaron, aunque en realidad sigue siendo lo que se dice un grupo de culto, o maldito. 

¿Punk? Eso fue un invento de los neoyorquinos Ramones. Su primer Lp resultó muy adelantado para 1976. Cuando debutaron el CBGB de Nueva York dejaron a todo el mundo pasmado desde antes de empezar; el gerente del local contó que, a diferencia de todos los demás grupos, que iban siempre con buen rollo y buenas palabras, Ramones eran arrogantes, protestaban, exigían, maldecían y se presentaban con actitudes y aires violentos, rompedores, chocantes, nuevos… Temas de menos de dos minutos, máxima velocidad, sonido esquemático y primario eran sus señas, aunque con influencias que iban de Beatles a Beach Boys. Y eso en pleno auge del rock sinfónico y de canciones de quince minutos. Vendieron poco más de ¡6.000 copias!, sin embargo, se les tiene como los inventores del punk, del punk-pop, del rock-punk, y su influencia en bandas posteriores de todo tipo de rock ha sido evidente; incluso el cine y la televisión han recurrido infinidad de veces a sus canciones. Necesitaron casi cuarenta años para llegar al millón de discos vendidos.  

Tener la idea antes que nadie, descubrir nuevos caminos, adelantarse a su tiempo, atreverse a explorar y hacerlo con talento a veces da poco resultado económico…, en un primer momento.

CARLOS DEL RIEGO

viernes, 16 de octubre de 2020

EXPULSIONES Y PERSECUCIONES DE JUDÍOS EN EUROPA ANTES DE 1492

 


La expulsión de los judíos fue común en toda Europa, aunque sólo se conoce y se denuncia la de un país.

El de 1492 es un año que tiene mucho que contar si se habla de Historia de España. Como casi todos saben, además del Descubrimiento se produjeron hechos tan trascendentes como el final de la Reconquista y la expulsión o conversión de los judíos. A menudo se usa como combustible de la leyenda negra antiespañola este último suceso, como si hubiera sido algo único en Europa, sin embargo, apenas se habla de las infinitas persecuciones, cacerías, asesinatos en masa que antes habían padecido los hebreos en toda Europa

Aquel año se promulga el Edicto de Granada, que obliga a los judíos a convertirse o marcharse de España. Raro será el europeo que no conozca esta expulsión, pero muchísimos menos serán los franceses, ingleses, alemanes o españoles que tengan idea de las diversas persecuciones y masacres que padecieron en toda Europa los israelitas antes de aquel año. Por otra parte, es estúpido y estéril juzgar aquellos hechos desde la mentalidad actual; hay que tener en cuenta que el pensar de hoy se construye tras la Ilustración, con la asimilación de la democracia, la declaración de Derechos Humanos…y también con otros factores como medios de comunicación o ideas como la igualdad, conceptos inexistentes entonces y que, por tanto, no se pueden exigir (es como si a uno lo multan por aparcar hace una semana en un sitio hoy prohibido pero permitido hace una semana). Es difícil, pero hay que tratar de ponerse en la época y no juzgar con ideas de hoy.

Desde hace muchos siglos los judíos que vivían en Europa fueron perseguidos y masacrados, en toda Europa, no sólo en España. Así, en Francia se sabe de acosos y asesinatos desde el siglo XII. A finales de ese siglo están agobiados por infinitos impuestos; en Blois en 1171 fueron acusados de rituales criminales, de envenenar pozos y fuentes, con lo que se echó al fuego más de treinta judíos. Antes de que acabara ese siglo se decreta el encarcelamiento de todos los hebreos varones, exigiéndose un rescate para su liberación; luego se anulan los préstamos otorgados por judíos, pero no se libera a los deudores, sino que la corona francesa se convierte en acreedor de todo lo que se debiera a los semitas; finalmente se les confiscan todas sus propiedades y se les expulsa para, unos meses después, permitírseles volver previo pago de jugosas cantidades. En el siglo XIII, cuando los cruzados pasan por ciudades francesas se aprovecha para forzar conversiones y liquidar a no menos de tres mil. Aún en ese siglo se repite la vieja fórmula: se les requisa todo lo que tengan y se les expulsa, dejando que vuelvan más tarde tras haber pagado buenas cantidades. En el siglo XIV expulsan de Francia a más de cien mil judíos confiscándoseles todos sus bienes, dejándoles llevarse lo puesto (literalmente). A finales del XV y principios del XVI se produce otra expulsión, aunque muchos (se calcula que unas cien mil familias) fingieron convertirse se quedaron en Francia como criptojudíos. Cuando llegan los expulsados por los Reyes Católicos (a finales del XV) se les permite vivir en Francia siempre que se conviertan (lo mismo que se les exigía en España), aunque no se les permite integrarse en la sociedad y se les obliga a vivir en auténticos guetos.

Hay que mencionar que la Ilustración fue, en realidad, perfectamente racista y antisemita, como demuestra el propio Voltaire en su ‘Diccionario filosófico’, en el que se lee: “Por qué no habrán sido antropófagos los judíos. Habría sido lo único que les habría faltado para ser el pueblo más abominable de la tierra. Vemos a los judíos con la misma mirada con la que miramos a los negros, o sea, como razas inferiores”. Curiosamente, nadie en Francia ha acusado a Voltaire de racista, ni derribado sus estatuas, ni quitado su nombre a las calles. La Revolución Francesa continuó la costumbre de quemar sinagogas y perseguir judíos. Durante todo el XIX las publicaciones antisemitas se venden por miles; el llamado ‘Caso Dreyfus fue una perfecta muestra. Luego, ya en la II Guerra Mundial las autoridades francesas entregaron a las cámaras de gas alemanas a cientos de miles de judíos.

En Inglaterra, durante el siglo XII, se persiguió y cazó a judíos sin contemplaciones. En la ciudad de Norwich se les acusa de haber raptado a un niño y haberlo crucificado y bebido su sangre (‘blood libel’, le llaman, con lo que todos los de esa ciudad fueron ejecutados.Durante ese siglo y el siguiente se produce una minuciosa búsqueda, cacería y persecución de judíos en muchas ciudades, siempre acusados de envenenar el agua de pozos y fuentes, producir plagas como la peste o incluso de prestar dinero con intereses. Tanto fue que varios reyes sanearon sus manirrotas finanzas a base de requisar y confiscar propiedades judías. A finales del XIII fueron encerrados en la torre de Londres quinietos judíos, que fueron ahorcados en masa.; antes de acabar esa centuria se promulga una ley por la que todo judío que esté en Inglaterra después del 1 de noviembre de 1290 será ejecutado sin demora; se les permite marcharse con lo puesto y todas sus pertenencias pasan a la corona.

En lo que hoy es Alemania (el Sacro Imperio Germánico) fue tal la cacería que hubo suicidios masivos durante la primera y segunda cruzadas. A lo largo del siglo XIII se produjeron periódicas masacres de judíos en varios territorios. Al igual que en Francia o Inglaterra, la Iglesia Católica local e incluso el Vaticano prohibió y condenó con excomunión tales prácticas, pero sin que nadie les hiciera caso. En el XIV se instituyó la figura del ‘Judenschläger’, asesino de judíos, que anticiparon el furor antijudío unos seiscientos años. La llegada del protestantismo (luteranismo) intensificó la caza, ya que, según Lutero, la persecución de judíos aparece en las Sagradas Escrituras como obligación. En el XVI y XVII hubo abundantes episodios de violencia y asesinato de miles y miles de semitas, incluyendo los askenazís (descendientes de los judíos que en época medieval se asentaron en Europa Central y Oriental), tres mil de los cuales fueron ejecutados en 1612. Del antisemitismo en Alemania a partir de 1933 no es preciso hablar…

Sin embargo, a pesar de todo, nadie conoce, nadie juzga la persecución y expulsión de judíos en Francia, Inglaterra o Alemania, ni acusa a esos países de intolerancia y violencia antisemita. Muchos creen que la expulsión de los judíos fue perpetrada exclusivamente por España (como la Inquisición, que fue invento francés y hubo, tanto católica como protestante, en toda Europa). Nunca se verá a autores, políticos o ciudadanos franceses, ingleses o alemanes despotricando contra su país a causa de sucesos del pasado.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 11 de octubre de 2020

CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS DE ALGUNAS CANCIONES DE BEATLES

 


Han pasado cincuenta años desde su separación, pero siguen tan vigentes, tan presentes como entonces

El pasado día 9 de los corrientes hubiera cumplido ochenta años John Lennon, uno de los grandes mitos de la cultura y la música pop y, en realidad, uno de los personajes imprescindibles del siglo XX. Unos diez años estuvo con los Beatles y otros tantos sin ellos, y aunque compuso verdaderos himnos él sólo, siempre será más añorado por lo que hizo en compañía de los otros. Buen momento para echar un vistazo al origen y significado de algunas de las canciones del cuarteto

Y es que siempre hay motivo para hablar de los Beatles. Tal vez por eso la Real Academia ha admitido el término beatlemaníaco. Muchas de sus canciones tienen su trasfondo, su por qué, su anécdota, y a veces, una sorprendente fuente de inspiración.

Cuando los Beatles iniciaban su camino, los estudios de grabación funcionaban de otro modo. Así, el primer Lp, ‘Please please me’, se grabó en un solo día, dejando para el final el ‘Twist & shout’. John estaba griposo, le dolía la garganta y estaba algo afónico, así que George Martin la dejó para el final tratando de no exigirle esfuerzos y darle tiempo para recuperarse. Llegado el momento, John hizo unas gárgara, se quitó la camisa (¿)  y cantó, y consiguió un efecto ronco único: “Cada vez que tragaba era como si una lija pasara por mi garganta, y me duró bastante tiempo, pero el esfuerzo mereció la pena”, explicó él mismo.

Hay una referencia personal en el sicodélico ‘I am the walrus’. En uno de los versos más tarareados Lennon canta: “I´m the eggman’, algo así como ‘soy el hombre huevo’, cosa que era una alusión cómplice a su amigo Eric Burdon (The Animals), el cual le había contado que una vez había tenido una noche de sexo con una chica jamaicana, y que en un momento ella cascó un huevo sobre la barriguita del sorprendido ‘animal’ y, acto seguido, lo sorbió y lamió… La imagen debió impresionar incluso a la morsa.

El electrizante ‘I saw her standing there’ tiene una parte prestada, Paul McCartney contó (en su libro’ Many years from now’), que la secuencia de bajo la tomó de una de Chuck Berry, concretamente de ‘I´m talking about you’: “Son exactamente las mismas notas, pero encajan a la perfección en nuestro tema. Lo curioso es que cuando cuento esto casi nadie me cree”. En todo caso, ¿qué chaval de veinte años que hiciera rock & roll a comienzos de los sesenta no miraba siempre a Berry?

Es conocido que George Harrison y Eric Clapton eran muy buenos amigos. El beatle le escribió, a modo de broma, la canción ‘Savoy truffle’, que enumera unos cuantas modalidades de dulces. Al parecer, ‘Manolenta’ es más que adicto a los dulces, especialmente al chocolate, lo que le produjo no pocos problemas dentales, y a eso se refiere George en el verso “pero tendrán que sacártelos todos después de comer trufa de Saboya”.

Ringo Starr no se prodigaba mucho en labores compositivas, sin embargo, algunas firmados por él tienen un encanto especial, por ejemplo el delicioso ‘Octopus garden’ (¡qué coros!). Tuvo la idea cuando pidió en un restaurante pescado con patatas pero le trajeron pulpo, cosa que él jamás había comido. Preguntó qué eran esos tentáculos y ventosas, se lo explicaron y le hablaron del cefalópodo y sus costumbres, una de las cuales era arremolinar todo tipo de objetos en su madriguera, como si fuera un jardín, el jardín del pulpo. Nadie le habló de los cachelos...

‘Day tripper tiene una anécdota curiosa relacionada con el significado de ‘tripper’ en alemán. Resulta que en Alemania, al revés que en el resto de Europa y EEUU, la canción apenas fue radiada, puesto que ‘tripper’ en alemán significa, exactamente, gonorrea; además, ‘trip’ en jerga viene a ser colocón. Lo primero malo para todos, lo segundo sólo para algunos.

También había sus piques entre grupos. Una vez Paul leyó en una revista que Pete Townsend, de The Who, alardeaba de que su ‘I can see for miles’ era lo más potente y ruisoao que se había grabado (hoy se diría ‘cañero’); entonces, Paul se lo tomó como algo personal y se puso a escribir, y le salió el ‘Helter skelter’. Luego llegó al estudio y explicó a todo el mundo de qué iba la cosa y: “Todos lo entendieron, incluyendo técnicos e ingenieros, y conseguimos un sonido sucio, confuso y ruidoso”, dijo: Lo mejor es que Paul no había escuchado aquel tema de los Who.

Paul ideó el fantástico ‘When I´m sixtie four’ cuando tenía 16 años (entonces veía muy lejanos los 64, casi tanto como hoy) acompañándose con el piano de su padre. La solía tocar en ‘The Cavern’ cuando se iba la corriente, se estropeaba un ampli o se rompía algo del equipo, cosa que debía ser bastante frecuente, por lo que la tenía muy ensayada años antes de grabarla.

La grabación final de la batería de ‘Can’t buy me love’ tuvo que ser retocada a última hora, ya que no se dieron cuenta de que el plato perdía los agudos. Lo notó el ingeniero Norman Smith, que sin decir nada a nadie grabó él mismo esas partes y lo añadió. Ellos no se enteraron hasta que él se lo contó.

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 7 de octubre de 2020

INDIOS AMERICANOS QUE ALCANZARON CARGO POLÍTICO EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA

 


Los hidalgos españoles no tuvieron prejuicios para casarse con indias, tener hijos, reconocerlos y darles su apellido

En torno al 12 de octubre suelen reabrirse los debates acerca de la actuación de España en América. El caso es que, repasando fríamente los hechos, puede asegurarse que ninguna otra potencia descubridora y colonizadora mostró tanta consideración hacia los indígenas como España. Y fue así en muchos aspectos, incluso hubo indios que alcanzaron puestos de poder político, cosa que no permitieron las otras naciones colonizadoras

Por más que los enemigos-rivales de España en aquellos siglos construyeran una leyenda falsa y muchos españoles se la crean incluso hoy sin pensar ni conocer, la realidad es que la actuación española fue la única que miró por los indios. Los hechos son indiscutibles.

Ningún otro, ni Inglaterra, ni Holanda, ni Francia, ni Portugal…, ninguno, promulgó leyes específicas de protección del indígena, como sí hizo España desde el principio, con hasta tres cuerpos legales que ordenaban expresamente el buen trato a los españoles americanos; no hay que olvidar que no eran colonias, sino virreinatos. Cierto que hubo excesos y violencias (¿dónde no en esos tiempos o en los presentes?), pero quienes los perpetraban estaban infringiendo la ley, y no pocos fueron investigados y juzgados.

Ninguno de los países que construyeron un imperio al otro lado del mar se mezcló con total ausencia de racismo con los nativos, como sí hicieron los españoles; incluso las leyes favorecían el mestizaje. Y no sólo los soldados se casaron con las indias: La hija del inca Sayri Tupac, Isabel Clara Coya, se casó con Martín García de Loyola. Francisco Pizarro casó con Inés Huaylas Yupanqui y tuvieron dos hijos, Francisca Pizarro Yupanqui (considerada la primera mestiza de Perú, que también casó con otro español) y Gonzalo Pizarro Huaylas Yupanqui. Isabel de Moctezuma (Tecuichpo Ixtlaxoxhitl antes del bautizo, hija del emperador azteca) contrajo matrimonio con Alonso de Grado y luego con Juan Cano, y tuvo una hija con Hernán Cortés llamada Leonor Cortés Moctezuma (¡vaya nombre!); el conquistador de México tuvo otro vástago con la Malinche, Martín Cortés Malintzin. El escritor Gómez Suárez de Figueroa, conocido como el Inca Garcilaso de la Vega, era hijo de un capitán español y de Isabel Chimpu Ocilo, nieta de Tupac Yupanqui. ¿Cuántos ingleses u holandeses se mezclaron con los naturales de Sudáfrica?, ¿Cuántos belgas con los congoleños?, ¿Cuántos ingleses y estadounidenses con los sioux o comanches? ¿Cuántos los ingleses con los habitantes de la India? Todos estos países fueron cien por cien racistas, mientras los hidalgos españoles no tuvieron prejuicios para mezclar su sangre con la indígena.

Podría añadirse que ningún otro país conquistador contó con cronistas que llegaran a exagerar sus acusaciones hacia sus compatriotas pensando en el beneficio de los nativos; y que por regla general todos los mestizos eran inmediatamente reconocidos como legítimos, como demuestran los apellidos; y que indígenas o mestizos podían acceder a la propiedad…

Y el dato definitivo: sólo en territorios españoles los indios accedieron a cargos políticos de poder y relevancia social. Hernán Cortés nombró gobernador de México en 1526 a Andrés de Tapia Motelchiuh, un azteca humilde que, al bautizarse, tomó ese nombre y conservó el de su familia, como hacían todos los indios que se bautizaban. Diego de Alvarado Huanitzin fue nombrado gobernador de la región mexicana de Ecatepec por el propio Cortés; mantuvo el cargo 14 años y luego fue ascendido a gobernador de Tenochtitlán por el virrey Antonio de Mendoza. Su sucesor, en 1551, fue Diego de San Francisco Tehuetzquititzin. Pablo Xochiquenzin también alcanzó el cargo de gobernador. Valerio de la Cruz Xicalchalchilmitl fue nombrado capitán y refrendado por Felipe II. Alonso Tezcatl, Pedro Xiconocatzin y otros indios accedieron a cargos políticos. Ningún país colonizador permitió tal cosa, al contrario: que un nativo llegara al poder era un concepto inimaginable en ningún lugar salvo en la América hispana.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 4 de octubre de 2020

MEDIO SIGLO SIN JANIS JOPLIN

 


Medio siglo después de su muerte, nadie, ni hombre ni mujer, ha sido capaz de transmitir tanto como hiciera Janis Joplin



Hace ya 50 años que murió Janis Joplin, una de las mejores cantantes de blues y rock de todos los tiempos. Una sobredosis la calló el 4 de octubre de 1970 (año de grandes pérdidas). Tenía los ‘peligrosos’ 27 años. Como las estrellas que más lucen en el cielo, brilló mucho y vivió poco; su existencia fue turbulenta, a veces desgraciada y siempre excesiva, en lo musical y en lo personal

Ya en los años sesenta  existía el concepto de estrella del rock, y desde entonces esa figura estará siempre asociada a excesos, peligros y una vida desordenada. La inolvidable Janis Joplin no superó viva aquella década, aunque sí queda su voz y su leyenda como iconos incontestables para todo adicto al rock & roll. Su muerte fue el último acto de una vida generalmente infeliz con momentos de gran brillantez y unos pocos de felicidad.

Según ella misma contó, en el colegio era despreciada, insultada, marginada casi a diario; estaba algo llenita y tenía la cara salpicada de granos, lo que provocaba las burlas y menosprecios de sus compañeros de clase, que la acosaban y se reían de ella incluso fuera del colegio o el instituto, y más de una vez le lanzaron monedas entre risas despectivas. Debía sentirse muy desgraciada, y tal vez por eso le gustaba ir a los barrios donde tocaban los ‘bluesmen’ negros (seguro que allí nadie se reía de ella). Luego, ya adulta, no ocultaba su pasión por el sexo salvaje con hombres y con mujeres, algo que llegaba a oídos de sus padres, que se lo tomaban como un humillante escándalo (eran los años 60), así que muchas veces le dieron la espalda, lo que, a su vez, debió ser otra causa de inseguridad en una personalidad tan escasa de autoestima como la de Janis.  .

A principios de los sesenta se fue a San Francisco en un momento en que se empieza a gestar la cultura hippie; aquí comienza a cantar en pequeños escenarios, sobre todo música folk, pero también entra en contacto con las drogas, anfetaminas hasta enloquecer, heroína hasta desmayarse y siempre, siempre, abundante güisqui. La que había sido adolescente rellenita pesaba ahora unos cuarenta kilos y, además, siempre estaba triste y abatida. Para mediados de esta década ya se dedica profesionalmente a la música, publica disco y, gracias a su fuerza, a su voz incendiaria y al desbordante sentimiento que transmite, alcanza el éxito y el reconocimiento. Está en la cima, actúa en los festivales más multitudinarios, todos se rinden a su energía salvaje, a su excitante blues-rock, Ya es una estrella de la nueva cultura. Pero eso no la aparta del caballo ni del alcohol. Hacia 1969 su adicción era brutal: los que estaban cerca aseguran que se gastaba unos doscientos dólares diarios en heroína y se trasegaba no menos de dos o tres botellas, lo que significa que su estado debía ser cercano a la incapacidad; en varios conciertos, incluyendo en Woodstock y en el Madison de Nueva York, salía borracha, colocada hasta las cejas y en un estado verdaderamente lamentable.

El día 4 de octubre de 1970 había quedado en volver al estudio para grabar la voz de una última canción del que sería su nuevo disco. Pero no apareció. La fueron a buscar y la encontraron en su habitación, muerta a causa de una sobredosis de heroína y con sangre en nariz y boca, pues debió perder el conocimiento, caerse y golpearse la cara contra el suelo.

Y nació el mito de la cantante tejana que abría por completo su alma en cada concierto (los vídeos lo demuestran), la que  echaba su corazón por la boca hasta la última nota. Hoy, medio siglo después, es capaz de hacer hervir la sangre de cualquiera que la escuche. Su voz sigue sonando única, inimitable, no hay con qué compararla, rasgada, suplicante, emocionante, encendida…, inconfundible. Cuando hacía blues tendía al grito, pero por increíble que parezca, jamás desafinó, nunca se salía de tono: ni en el más desesperado quejido, ni en la voz más desgarradora perdía el sitio. La manera con que ella se expresaba y cómo trataba su voz abrió todas las puertas a quien soñara con cantar rock, blues, pop, soul…, hombre o mujer. Con ella se aprendió que un cantante de rock debe dejar salir lo que tiene para que la gente sienta lo que él. Tantos años después de su muerte sigue produciendo escalofríos.

Siempre participó en tareas compositivas en los pocos discos que tuvo tiempo de grabar, siendo asimismo una excelente adaptadora de clásicos del blues (así dio salida a su devoción por las leyendas del género). Pero si hubiera que quedarse con sólo una de sus composiciones, ésta ha de ser el explosivo ‘Move over’, un tema que transmite tensión, un tema que vibra y contagia.

Inolvidable por más años que pasen, Janis Joplin posee (poseyó) un don, un algo especial, un carisma único. Janis fue el exceso personificado, ya fuera en el amor, en las drogas o en la música. Su voz doliente y emocionada es de las que enganchan, sus interpretaciones arrebatadas hipnotizaban; el blues y el rock dio un paso hacia delante con la malograda cantante tejana. Ella y pocas más consiguieron que los ‘menea-melenas’ españoles de los setenta contaran con chicas en el Olimpo de los grandes del rock. ¡Inténtalo, sólo un poquito más fuerte!

Medio siglo ha pasado. ¿Alguna se ha acercado a su altura en estos años?

CARLOS DEL RIEGO