Han pasado cincuenta años desde su separación, pero siguen tan vigentes, tan presentes como entonces
El pasado día 9 de
los corrientes hubiera cumplido ochenta años John Lennon, uno de los grandes
mitos de la cultura y la música pop y, en realidad, uno de los personajes
imprescindibles del siglo XX. Unos diez años estuvo con los Beatles y otros
tantos sin ellos, y aunque compuso verdaderos himnos él sólo, siempre será más
añorado por lo que hizo en compañía de los otros. Buen momento para echar un
vistazo al origen y significado de algunas de las canciones del cuarteto
Y es que siempre hay
motivo para hablar de los Beatles. Tal vez por eso la Real Academia ha admitido
el término beatlemaníaco. Muchas de sus canciones tienen su trasfondo, su por
qué, su anécdota, y a veces, una sorprendente fuente de inspiración.
Cuando los Beatles
iniciaban su camino, los estudios de grabación funcionaban de otro modo. Así,
el primer Lp, ‘Please please me’, se grabó en un solo día, dejando para el
final el ‘Twist & shout’. John estaba griposo, le dolía la garganta y
estaba algo afónico, así que George Martin la dejó para el final tratando de no
exigirle esfuerzos y darle tiempo para recuperarse. Llegado el momento, John hizo
unas gárgara, se quitó la camisa (¿) y
cantó, y consiguió un efecto ronco único: “Cada vez que tragaba era como si una
lija pasara por mi garganta, y me duró bastante tiempo, pero el esfuerzo
mereció la pena”, explicó él mismo.
Hay una referencia
personal en el sicodélico ‘I am the walrus’. En uno de los versos más
tarareados Lennon canta: “I´m the eggman’, algo así como ‘soy el hombre huevo’,
cosa que era una alusión cómplice a su amigo Eric Burdon (The Animals), el cual
le había contado que una vez había tenido una noche de sexo con una chica
jamaicana, y que en un momento ella cascó un huevo sobre la barriguita del
sorprendido ‘animal’ y, acto seguido, lo sorbió y lamió… La imagen debió
impresionar incluso a la morsa.
El electrizante ‘I
saw her standing there’ tiene una parte prestada, Paul McCartney contó (en su
libro’ Many years from now’), que la secuencia de bajo la tomó de una de Chuck
Berry, concretamente de ‘I´m talking about you’: “Son exactamente las mismas
notas, pero encajan a la perfección en nuestro tema. Lo curioso es que cuando
cuento esto casi nadie me cree”. En todo caso, ¿qué chaval de veinte años que
hiciera rock & roll a comienzos de los sesenta no miraba siempre a Berry?
Es conocido que
George Harrison y Eric Clapton eran muy buenos amigos. El beatle le escribió, a
modo de broma, la canción ‘Savoy truffle’, que enumera unos cuantas modalidades
de dulces. Al parecer, ‘Manolenta’ es más que adicto a los dulces,
especialmente al chocolate, lo que le produjo no pocos problemas dentales, y a
eso se refiere George en el verso “pero tendrán que sacártelos todos después de
comer trufa de Saboya”.
Ringo Starr no se
prodigaba mucho en labores compositivas, sin embargo, algunas firmados por él
tienen un encanto especial, por ejemplo el delicioso ‘Octopus garden’ (¡qué
coros!). Tuvo la idea cuando pidió en un restaurante pescado con patatas pero
le trajeron pulpo, cosa que él jamás había comido. Preguntó qué eran esos
tentáculos y ventosas, se lo explicaron y le hablaron del cefalópodo y sus
costumbres, una de las cuales era arremolinar todo tipo de objetos en su
madriguera, como si fuera un jardín, el jardín del pulpo. Nadie le habló de los
cachelos...
‘Day tripper tiene
una anécdota curiosa relacionada con el significado de ‘tripper’ en alemán. Resulta
que en Alemania, al revés que en el resto de Europa y EEUU, la canción apenas fue
radiada, puesto que ‘tripper’ en alemán significa, exactamente, gonorrea;
además, ‘trip’ en jerga viene a ser colocón. Lo primero malo para todos, lo
segundo sólo para algunos.
También había sus
piques entre grupos. Una vez Paul leyó en una revista que Pete Townsend, de The
Who, alardeaba de que su ‘I can see for miles’ era lo más potente y ruisoao que
se había grabado (hoy se diría ‘cañero’); entonces, Paul se lo tomó como algo
personal y se puso a escribir, y le salió el ‘Helter skelter’. Luego llegó al
estudio y explicó a todo el mundo de qué iba la cosa y: “Todos lo entendieron,
incluyendo técnicos e ingenieros, y conseguimos un sonido sucio, confuso y
ruidoso”, dijo: Lo mejor es que Paul no había escuchado aquel tema de los Who.
Paul ideó el
fantástico ‘When I´m sixtie four’ cuando tenía 16 años (entonces veía muy
lejanos los 64, casi tanto como hoy) acompañándose con el piano de su padre. La
solía tocar en ‘The Cavern’ cuando se iba la corriente, se estropeaba un ampli
o se rompía algo del equipo, cosa que debía ser bastante frecuente, por lo que
la tenía muy ensayada años antes de grabarla.
La grabación final de
la batería de ‘Can’t buy me love’ tuvo que ser retocada a última hora, ya que
no se dieron cuenta de que el plato perdía los agudos. Lo notó el ingeniero Norman
Smith, que sin decir nada a nadie grabó él mismo esas partes y lo añadió. Ellos
no se enteraron hasta que él se lo contó.
CARLOS DEL RIEGO
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