miércoles, 26 de octubre de 2022

FELIPE GONZÁLEZ, ESE PRIMO AL QUE TODOS EN SU PARTIDO SE LA PEGABAN SIN QUE ÉL SE ENTERARA

 


A pesar de ser el artífice del triunfo en 1982, Felipe González fue un monigote al que todos en su partido engañaban, y nunca tuvo alguien de confianza que le informara. Según reiteró él

Cuarenta años hace del triunfo del Psoe que encumbró a Felipe González. Él fue el principal artífice de aquella victoria histórica que lo mantuvo catorce años en el poder. Sin embargo, nadie en su partido le tenía el mínimo respeto, puesto que todo el mundo hacía y deshacía a su antojo, trincaba, sisaba y engañaba sin que el pobre secretario general se enterara…, según él mismo reiteró en infinidad de ocasiones 

Los casos de corrupción que desde 1982 hasta 1996 protagonizaron ministros y altos cargos del Psoe fueron muy numerosos y repartidos por casi todas las instituciones del Estado. A pesar de ello, nada se puede achacar al histórico líder Felipe González, puesto que el ingenuo personaje nunca fue consciente de nada, sino que, como el más tonto y ciego de los cornudos, jamás tuvo conocimiento de las intrigas, maquinaciones, estafas, sobornos y corruptelas de la mayoría de sus inferiores políticos. 

No deja de sorprender que muchos de los que estaban alrededor de Felipe González, Presidente del Gobierno, se refirieran a él como ‘dios’, ‘el number one’ y apodos similares, y a pesar de ello, a pesar de que un dios lo ve todo y los sabe todo, el pobre Felipe vivía en la inopia, algo que él repitió una y otra vez. En todo caso, produce lástima que el ‘honesto’ y teóricamente poderoso Felipe González no tuviera nadie de quien fiarse, nadie en el partido que le informara de lo que sucedía en las alcantarillas del mismo, ningún amigo que le contara los entresijos, mangoneos y tejemanejes de sus subordinados, nada, el pobre señor estaba solo, aislado, carente de toda información, ignorante de lo que se hacía en los despachos y ministerios donde él era ‘dios’. ¡Pobre, siempre rodeado de delincuentes y granujas que se aprovechaban de su infantil credulidad y robaban a sus espaldas! 

Es curioso comprobar cómo a los políticos de cualquier país, partido e ideología, no les importa pasar por estúpidos integrales, incluso presumiendo de ello, cuando las acusaciones los señalan. 

Los escándalos que sacudieron al Psoe en aquellos años fueron incontables, no había mes, incluso semana, que la prensa no diera cuenta de los trapicheos y maquinaciones de los que estaban alrededor del infeliz ingenuo que lideraba el partido y el país. Los hubo de todo tipo (como bien recordarán los que estaban allí entonces). Se crearon empresas para ingresar dinero fraudulentamente con el que gestionar y financiar al partido (seguro que suculentas cantidades se iban perdiendo por el camino), como Flick, Filesa, Malesa o Time Export. El jefe de la Guardia Civil se llevaba en crudo el dinero de los huérfanos del cuerpo, entre otros provechosos chanchullos y de tópicos tan vulgares como montar orgías con drogas y mujeres; incluso huyó de España. El ministro de turno se repartía suculentas cantidades de los fondos reservados con colegas y camaradas. El hermano del vicepresidente tenía montado un chiringuito para repartir favores, puestos y destinos. Desde el gobierno se organizó un grupo terrorista, los GAL, una especie de seudo policía que tenía como misión pagar con la misma moneda a los terroristas etarras, y que fue de chapuza en chapuza. Tampoco se escaparon de las insaciables manos de los hombres de confianza de González (sin que él tuviera conocimiento) instituciones como el Banco de España o la Cruz Roja. Y eso sólo son los casos más conocidos y recordados, puesto que la lista total sería kilométrica. 

Por aquellos casos de corrupción de todo tipo (económica, moral, social) fueron condenados unos cuantos cargos públicos muy cercanos a González. Todas las causas fueron probadas de un modo inequívoco por los tribunales, pero Felipe González, ¡incauto cantamañanas!, nunca fue salpicado por ninguno, puesto que el peso de la ley cayó sobre ministros, secretarios, diputados, senadores, jefes de gabinete y otros altísimos cargos públicos que estaban siempre muy cerca de Felipe, pero (según él repetía incansable) sin que jamás sospechara nada de lo que se hacía en la cocina del partido, sin que ningún compañero socialista se apiadara de él y le hiciera tocarse los cuernos que le estaban poniendo sus ‘fieles’. 

En realidad el caso de Felipe González es idéntico al de cualquier político de cualquier país, partido o pensamiento, puesto que todos recurren a ese pretexto: antes pasar por imbécil que por la cárcel, antes hacerse el idiota que admitir y pagar. Los políticos son lo que son: corruptos vocacionales y embusteros expertos que, por si acaso se le escapa alguna, toman pastillas diariamente para no decir nunca la verdad. 

En fin, este Felipe González, apodado ‘dios’ y el ‘number one’, era en realidad un pobre tontaina, un pelele, un hombre de paja al que todo el mundo en su partido engañaba. Tal es lo que él afirmaba entonces y ahora, cuarenta años después de su histórico triunfo electoral. 

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 23 de octubre de 2022

CUANDO MICHAEL JACKSON COMPRÓ LOS DERECHOS DE LAS CANCIONES DE LOS BEATLES

 


McCartney y Jackson fueron colegas hasta que los negocios se interpusieron

Paul McCartney y Michael Jackson se conocieron en la década de los setenta. Hicieron alguna colaboración artística, compartieron ideas, opiniones y, en cierto momento, Paul le habló de lo lucrativo que sería comprar derechos de canciones (el ex beatle ya tenía los de los temas de Buddy Holly). Ese asunto lo trataron en años posteriores, de modo que una de esas veces Michael le dijo al bajista que “tal vez un día seré el dueño de tus canciones”. Era broma, o no 

Son sin duda dos de los nombres propios e imprescindibles de la historia del rock, incluso de la historia del siglo XX. Dos artistas inigualables que fueron amigos…, hasta que el estadounidense compró los derechos de las canciones del inglés, cosa que a Paul le sentó como un tiro. 

A modo de aperitivo, Jackson compró unas cuantas canciones de los años sesenta, las que más le gustaban. Luego, en 1984, sus abogados y asesores financieros le contaron que la editora ATV estaba en venta, y con ella los derechos de más de 4.000 canciones, entre las que estaban 251 de The Beatles. Los abogados se dirigieron a Yoko y Paul y les preguntaron si estaban de acuerdo con la venta o si querían pujar por esos derechos; la viuda de John estuvo de acuerdo en vender de inmediato, mientras que Paul se lo pensó pero declinó la posibilidad por el alto coste de la operación. Finalmente, al saber que el dueño de ATV ya era Jackson, Ono dijo que le parecía muy bien que las canciones fueran propiedad de una persona y no de una multinacional. En principio ofrecieron 30 millones de dólares pero el ex beatle y la viuda dijeron que más, así que Jackson subió hasta casi 48 millones diciendo algo así como “son las mejores canciones jamás escritas”. Era 1985. 

Pero poco después, Paul lo pensó mejor, recordó aquella conversación que habían tenido en los setenta en la que habló a Jackson de la compra de canciones como un negocio apetecible, y de que éste le dijo (entonces sonó  a broma) que un día sería dueño de sus canciones. Entonces se sintió traicionado, como si un amigo le hubiera hecho una jugarreta. 

En 2001 contó que había escrito varias veces a Jackson, pero que nunca contestaba, por lo que “nuestra relación está casi rota”. Cuando al propietario del catálogo de Los Beatles le preguntaban por el asunto siempre respondía lacónico “son sólo negocios”. 

Pero la vida da muchas vueltas. En 1995 el ‘rey del pop’ necesitaba efectivo, así que vendió casi todo a Sony, que se hizo con todo el catálogo a su muerte en 2009. Años después de pelear por ello, en 2018 Macca llegó a un acuerdo con Sony para recuperar la propiedad y los derechos de edición y difusión de sus propios temas. Pero el contrato fue muy privado, secreto, de modo que nunca se han sabido las condiciones y las cantidades pagadas (es de suponer que para esa fecha Paul tendría capital más que suficiente). 

Todo este jaleo, de inquinas, juicios, demandas, peleas legales y acuerdos secretos para volver al punto de partida. Seguro que Paul se arrepintió muchas veces de haber aconsejado a Jackson que comprara derechos de canciones… Y también es seguro que nunca pensó que comprara los de las suyas, ni siquiera cuando dijo en broma que tal vez un día…  

CARLOS DEL RIEGO

 

miércoles, 19 de octubre de 2022

LA ACEPTADA MENTIRA DE LOS COCHES ELÉCTRICOS

 


 Así quedan los eléctricos que arden espontáneamente, algo muy frecuente en ciertos casos


El Tesla Model 3 empezó a arder espontáneamente y fue dificilísimo y costosísimo apagar el incendio.

El automóvil animado por energía eléctrica terminará por sustituir a los que queman derivados del petróleo. Eso es seguro, ante todo porque tarde o temprano se acabarán las reservas. Sin embargo, actualmente tal cosa es imposible, ya que la evolución de los eléctricos y sus baterías está aún muy verde, puesto que la cantidad de problemas que presenta la nueva tecnología están lejos de superarse. Por eso, afirmar hoy por hoy que el auto eléctrico es la solución a la contaminación es, sencillamente, una mentira 

Claro que la mentira es la principal herramienta de gobiernos, partidos y políticos, de modo que no puede extrañar que recurran a ella también en estos asuntos. La trola monstruosa de la idoneidad del coche eléctrico ha calado en la sociedad a pesar de la enorme cantidad de datos, hechos y certezas que la contradicen. 

Fabricar un automóvil eléctrico exige, al igual que uno de combustión, elevadísimas temperaturas para moldear el metal de la carrocería, del chasis, de la transmisión; y como no se pueden conseguir los grados necesarios para fundir metal usando energía solar o eólica, sino que hay que recurrir a gas, petróleo, carbón. En otras palabras, de momento no puede haber coches, sean eléctricos o de gasolina, sin quemar combustibles fósiles. Algo parecido podría decirse de los plásticos que incorpora todo vehículo. 

Lo de la fabricación de las baterías es aun peor. No sólo son carísimas, sino que su construcción es tremendamente perjudicial para el entorno. El litio es un mineral bastante escaso, difícil de conseguir e imposible de reciclar; según estiman los expertos, al ritmo actual de extracción dejará de haber litio hacia el año 2040. Además, estas baterías se van degradando con el tiempo y con el uso, de modo que pierden eficacia gradualmente y exigen un cambio; y ahí entra lo elevadísimo de su coste, que puede llegar a los diez mil, quince mil o veinte mil euros…, y eso en el mejor de los casos, puesto que ya se tiene noticia de la escasez de repuestos. Por otro lado, este tipo de baterías son casi imposibles de reciclar o recuperar y extraordinariamente contaminantes. 

También está el factor de la interminable lista de averías que presentan los coches movidos por energía eléctrica. En los países escandinavos se ha producido en los últimos años un significativo incremente en la venta de autos de este tipo; hace unas semanas, dada la cantidad de inconvenientes que se iban presentando, la imposibilidad de su reparación e incluso la inexistencia de talleres especializados, las asociaciones de propietarios presentaron quejas a los fabricantes…, que se hicieron los suecos, aunque algunos contestaron burlonamente (como Musk). Recientemente, tras los huracanes que han sacudido el este de EE UU, muchos coches eléctricos fueron bañados por agua salada, y unos días después empezaron a arder espontáneamente (al parecer, el litio con la sal y con el calor…), siendo casi imposible apagar esos incendios, e incluso en algunos apagados se reavivó el fuego horas más tarde. Así, a finales de septiembre de este año, un Tesla Model 3 empezó a quemarse en Stamford (EE UU), acudieron los bomberos, que precisaron 45 minutos y nada menos que 2.200 litros de agua por minuto para sofocar el incendio. Hay que imaginarse qué pasará cuando haya millones de estos por ahí… 

En el estado de California (donde más eléctricos hay en EE UU) las autoridades exigen que no se carguen en las horas de máximo consumo. Entonces cabe preguntarse, ¿si ahora que no son ni el 1% del parque automovilístico hay problemas para cargar las baterías, qué pasará cuando sean el 50%? Sobre todo teniendo en cuenta que los medioambientalistas fanáticos  están en contra de las centrales energéticas que queman combustibles fósiles, odian a muerte las nucleares, detestan los parques eólicos, no quieren pantanos… En resumen, exigen la imposición por la fuerza del coche eléctrico pero son contrarios a las ‘fábricas’ de energía eléctrica. El fanatismo ciego siempre cae en delirantes contradicciones.

Podría añadirse la tremebunda contaminación que producen las baterías desechadas (prácticamente imposibles de reciclar), su escasa efectividad o su cortísima vida. Y todo ello en este momento, a finales de 2022 y con una proporción de coches eléctricos muy inferior al uno por cien. ¿Cómo será la cosa cuando, en 2030, se prohíba fabricar coches de combustión y sólo se vendan los eléctricos? ¿Cuánto contaminarán las baterías desechadas?, ¿De dónde saldrán los materiales para fabricarlas?, ¿Y de dónde la electricidad necesaria cuando rueden miles de millones de coches eléctricos? 

Entre las infinitas iniquidades de los políticos está la de aprovecharse de las tendencias de cada momento (según les aconsejan sus expertos en manipulación de masas); y ahora la tendencia apunta a coches eléctricos pase lo que pase, sea beneficioso o nocivo, cueste lo que cueste, porque así ganarán votos y tendrán de su parte a los ecologistas fanáticos, que meten mucho ruido. La realidad es que es una enorme manipulación tratar de convencer al ciudadano de que se puede recorrer en dos o tres décadas el mismo camino que al coche de combustión le requirió siglo y medio. 

Pero como gobiernos, políticos y partidos (apoyados por asociaciones nominalmente ecologistas e hipersubvencionadas) han comprobado que lo del ecologismo vende, no dudan en recurrir a su principal herramienta, la mentira, para imponer por la fuerza un disparate que el tiempo terminará por desenmascarar.  

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 16 de octubre de 2022

HACE 60 AÑOS THE BEATLES DEBUTARON CON ‘LOVE ME DO’, INVENTARON EL POP Y CAMBIARON EL MUNDO

 


Todo cambió cuando hace 60 años se publicó este disco

A finales de 1962 vio la luz un disco destinado a cambiar la historia de la música, el inolvidable y sencillísimo ‘Love me do’. Aquellos cuatro jovenzuelos iban a marcar un camino por el que cada vez irían más y más músicos en todo el mundo; un camino hoy abarrotado. Pero es que, además, la juventud abrazó aquello que ofrecían los cuatro chavales, con lo que modificaron sus gustos, preferencias e incluso su visión de lo que estaba a su alrededor. Y con los jóvenes cambió el mundo

Sucesos de gran trascendencia ocurrieron a la vez que los Beatles se presentaban ante el mundo. El agente secreto menos secreto y más famoso de la historia, James Bond, 007, aparecía a la vez que los de Liverpool. En torno a la Tierra empiezan a gravitar ingenios y satélites de investigación y, sobre todo, de comunicaciones. Se produce la crisis de los misiles, que mantuvo al mundo al borde de una guerra nuclear… Sí, la novedad absoluta que supuso la nueva forma de hacer e interpretar música que trajeron los Beatles vino acompañada de acontecimientos de gran importancia histórica. 

Paul McCartney había compuesto esta canción en 1958 ó 59, y fue elegida como cara A del primer sencillo de un novísimo grupo. La primera grabación, en junio de ese año, tenía a Pete Best como batería, pero el resultado no gustó a los productores, así que fue despedido y sustituido por Ringo Starr, que grabó la batería en la segunda versión en septiembre; pero la cosa tampoco gustó, así que un mes después se volvió a grabar con un músico de estudio a la batería. El single editado hace 60 años contenía la segunda versión, mientras que el primer Lp del grupo, ‘Please, please me’, incluyó la tercera grabación (con Ringo en la pandereta). 

Parecen muchos esfuerzos para grabar una canción tremendamente sencilla, esquemática, una canción que el más novato de los grupos de hoy aprendería a tocar en unos minutos. Pero entonces no había referencias previas, de modo que Beatles tenían que explorar, que inventar, que probar y probar. Y este es uno de los grandes méritos del cuarteto de Liverpool: abrir puertas, iniciar caminos, mostrar posibilidades, cosa que el grupo hizo muchas otras veces en sus menos de diez años que de vida. 

En ese momento, la música pop acababa de nacer. Cierto que antes habían triunfado ya cantantes melódicos, pero no se les puede considerar pop en el sentido que tal término ha adoptado con los años y se ha asentado como género; tal vez Buddy Holy (muerto años antes) había acercado mucho el rock & roll primigenio a lo que luego sería el pop, pero bien se puede asegurar que no fue hasta la llegada de The Beatles que el público joven identificó y se identificó con ese nuevo sonido. Desde entonces, ha habido grupos de pop en todo el mundo, y todos, absolutamente todos, tienen algo (o mucho) de Beatles y de aquel sencillo ‘Love me do’. 

Esa nueva forma de hacer canciones se demostró ideal para los jóvenes, pues no exigía un gran virtuosismo para tocar y estimulaba la inmediatez y las urgencias juveniles: en tres minutos han de entrar un par de estrofas, estribillo y parte instrumental. Además los textos pop empiezan a ser mucho menos acaramelados que los de los ‘crooners’ (cantantes melódicos y afectados) y empiezan a hablar de chicas de modo irreverente y con dobles sentidos, además de tocar otros temas atípicos hasta entonces; por otro lado, el pop se puede cantar sin tener una gran voz, admite coros e instrumentos impensables y, en fin, cabe perfectamente en el disco pequeño (y sobra espacio). El resultado es directo, instantáneo, fácil de asimilar y, por si fuera poco, tiene intención de perdurar; lo entienden todos los jóvenes y adolescentes y, otro factor a su favor, no lo entendían los adultos. 

Hay que tener en cuenta que géneros tan jóvenes (en todos los sentidos) no exigen mayores complicaciones. De hecho, algunos de los mejores discos de pop y rock están hechos con dos o tres acordes y no necesitan más elaboración, pues en este caso perderían esa chispa juvenil, esa ingenua agresividad que sólo se tiene al comenzar, cuando se es muy joven y no se toca muy bien. Y es que hay muchos (aficionados, periodistas, músicos) que desprecian las canciones sencillas construidas con tres acordes sin darse cuenta de que el pop, el rock y todos sus derivados son estilos totalmente ajenos a los cánones clásicos, no tienen nada que ver con la música clásica o el jazz, donde se valora tanto el virtuosismo de la ejecución como una partitura complicada. El pop transmite emociones juveniles, sencillas y directas, urgentes y apasionadas, y si se consigue emocionar no importa si el guitarrista ejecuta perfectamente un solo dificilísimo o si sabe tocar lo justo. 

The Beatles, con ese ‘Love me do’ de hace seis décadas, demostraron que el pop es una forma musical cuyo principal intención es transmitir excitación, agitación, incluso delirio. Y ningún otro género consigue tanto (el rock es más áspero, más resabiado, más gritón) ni tan rápidamente. Hace seis décadas el mundo cambió. Y no sólo en lo artístico, en la forma de vestir, llevar el pelo o en la idea de tocar en directo en grandes escenarios, sino también en el concepto de grupo musical que escribe y canta sus canciones, lo cual derivará en que millones de jóvenes en todo el mundo quieran hacer eso, dedicarse a eso, con lo que la industria de la música experimentará un cambio radical y convertirá el pop y el rock en algo imprescindible. 

Desde aquel primerizo ‘Love me do’, el mundo fue otro. 

CARLOS DEL RIEGO

 

miércoles, 12 de octubre de 2022

¿FUERON LAS NAVES DE COLÓN LAS PRIMERAS EN LLEGAR Y DESCUBRIR AMÉRICA AL RESTO DEL MUNDO?

 

Una teoría defiende que fueron los drakkar vikingos los primeros en llegar a América, es posible, pero no informaron ni lo aprovecharon ni volvieron, o sea, ese continente siguió ignorado

El hecho sucedió hace 530 años. Las teorías en torno al honor de haber llegado al continente americano antes que nadie (hasta ese momento ignorado por todo el mundo, amerindios incluidos) son muy diversas y apuntan en varias direcciones, pero al final lo que queda es quién le mostró al resto del mundo las nuevas tierras 

Aunque haya quien niegue el uso del término ‘descubrimiento’, la realidad es que es totalmente apropiado. Sí, hay quien se siente molesto cuando se habla del ‘descubrimiento’ de América porque, asegura, no estaba cubierta; del mismo modo, otros afirman que no son correctos términos como ‘hallazgo’ o ‘encuentro’, pues tampoco estaba escondida…  y así podría seguirse sin encontrar una palabra que satisfaga a todos y que designe el hecho de la llegada a América por vez primera de un africano, europeo, asiático u oceánico, cosa que sucedió hace casi cinco siglos y un tercio. Lo innegable es que América era totalmente desconocida para el mundo, incluso para los que allí vivían. 

Independientemente de la expresión que se use, existen varias teorías que afirman que quien primero dejó sus huellas en el nuevo continente no fue Cristóbal Colón. Así, la más extendida apunta a los vikingos, que poco antes o después del año mil arribaron a la actual Terranova y, posteriormente, desembarcaron en el continente. En ese sentido se habla de pruebas concluyentes que, analizadas con espíritu crítico y exclusivamente científico, están muy lejos de ser tan concluyentes. También se habla de navegantes irlandeses que habrían desembarcado en tierras norteamericanas nada menos que trescientos o cuatrocientos años antes que los nórdicos, es decir, en la Alta Edad Media, casi en la Antigüedad. Entre las más recientes propuestas acerca de quiénes fueron los autores del primer viaje transoceánico con éxito está la que señala a micronesios, indonesios o, en fin, habitantes de algunas de las infinitas islas del Pacífico Sur, que se mostraron como expertos y arrojados navegantes. Y qué decir de lo que apunta el mapa del otomano Piri Reis o incluso que los fenicios, empujados por los vientos, también desembarcaron allá. Ninguna de esas conjeturas tiene pruebas a su favor. Sólo faltaría añadir a Astérix y Obélix, que en una de sus aventuras se toparon con el nuevo (para los que vivían en el resto del mundo) continente.  

A pesar de la falta de pruebas, no es imposible que alguien pisara las tierras luego conocidas como América antes que lo hiciera Colón, pero eso, teniendo su importancia, no es lo verdaderamente importante. Es decir, si hubo quien estuvo allí antes que el genovés (tampoco falta la polémica en torno al lugar de nacimiento del Almirante de la mar océana), no se enteró de qué había bajo sus pies, no se lo dijo a nadie, no compartió su conocimiento, no socializó lo hallado, no le dio importancia…, con lo que no pasó nada, la historia de América y la del resto del mundo no varió, todo siguió su curso como si América no existiera. En otras palabras, hasta que llegó Colón aquellas tierras fueron totalmente desconocidas para los no americanos.   

Por otro lado, no son pocos los que (en todo el mundo) afirman que Colón no descubrió nada, puesto que ya había miles de personas que ya había ‘descubierto’ América: los amerindios que vivían allí. Sin embargo, la realidad es que los indígenas no tenían la menor idea de dónde vivían. Nunca había dibujado un mapa, nunca había reflejado la situación exacta de ríos, valles, montañas, bosques…, nunca había perfilado las costas de la tierra que habitaban, no sabían la forma de aquella inmensa masa de tierra, su extensión o su situación, ni siquiera habían dado nombre a la tierra donde habían nacido. En resumen, los indios americanos descubrieron dónde estaban sólo cuando llegaron los descubridores, hicieron los mapas y se los mostraron: hasta ese momento, para ellos su continente (al que n siquiera habían nombrado) estaba por descubrir. Así que sí, hasta que llegaron los descubridores, los que allí vivían no habían descubierto América.    

Para entender qué es un descubrimiento es oportuno recordar cómo se halló la penicilina. Al parecer, un cultivo olvidado en un laboratorio fue observado al día siguiente por uno de los científicos, Flemming, que se dio cuenta de que en torno al centro del preparado las bacterias habían retrocedido, o sea, eso (que era un hongo, el penicilium) acababa con las bacterias. Entonces, Flemming se puso a estudiar el fenómeno con detenimiento y curiosidad científicos hasta que finalmente dio con un medicamento que, sin duda, cambió para siempre la visión de la salud. Así, cabría preguntarse ¿cuántos científicos habrían observado ese fenómeno (u otro semejante) sin prestarle mayor atención, sin dedicarle tiempo, sin analizarlo con visión científica? Seguro que muchos habían visto antes que Flemming ese fenómeno, pero nadie le dio importancia, es decir, si nadie repara en ello, si no lo estudia y lo divulga, no hay descubrimiento. 

Lo importante cuando alguien se encuentra con algo nuevo no es sólo el hallazgo en sí, sino entender su importancia y, sobre todo, socializar la novedad, compartir el conocimiento para que así todos puedan aprovecharlo y encontrar nuevas posibilidades beneficiosas para las personas. Por eso, la llegada de aquellas tres naves a América aquel viernes de octubre de hace 530 fue un suceso de extraordinaria trascendencia histórica: el mundo cambió para siempre.   

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 9 de octubre de 2022

GUITARRISTAS QUE HAN CONSEGUIDO UN SONIDO EXCLUSIVO, PROPIO, INCONFUNDIBLE

 


                                           Neil Young amenazando con su 'Old black'

                     

May con su 'Red special' fabricada por él mismo

Hendrix con su inimitable 'Strato' blanca.

No es que sean los mejores guitarristas (algo difícil de determinar y que depende de cada uno), aunque algunos podrían ser considerados entre los más aclamados. Lo que sí es innegable es que hay guitarristas que consiguen que su guitarra tenga voz propia, que posea un sonido inconfundible y reconocible a la primera nota. ¿Quién no identificaría inmediatamente el sonido de la guitarra de Brian May o de Jimi Hendrix? 

Es el instrumento emblemático del rock & roll y proporciona a las grandes figuras del ‘hacha’ un cierto aura de leyendas, de héroes que emergen entre luces de colores, niebla y sonido abrumador. Pero además de ser un ‘monstruo’ de la guitarra, algunos han conseguido que sus cuerdas, ‘amplis’, filtros y distorsiones proporcionen un sonido especial, diferente, exclusivo, un sonido que el buen amante del rock reconoce al momento. Así, las voces de las guitarras de Brian May, Jimi Hendrix, Carlos Santana, Mark Knopfler o Neil Young no admiten confusión, son únicas, características, tienen su propia  personalidad, su marca registrada. 

La Fender Stratocaster (aunque tocó otras) de Jimi Hendrix siempre sonó única. Cruda y directa, imprevisible, sorprendente, con efectos diversos que en sus manos cobraban nueva dimensión, pues su técnica innovadora lograba pulsiones inconcebibles hasta ese momento. Hasta que llegó Hendrix la guitarra eléctrica apenas era poco más que una guitarra amplificada, pero él la convirtió en protagonista y abrió puertas infinitas a músicos posteriores. Podía sonar como los ángeles cantores, como una bomba detonando o como una dosis de LSD. Quien conozca el rock con perspectiva de años no la confundirá. 

Neil Young siempre sometió su Gibson Les Paul (a la que llama ‘Old Black’) o su Gretch White Falcon a una distorsión impía, delirante, hiriente. Hay momentos en sus canciones que parece que no se trata de una guitarra, sino de una bestia que ruge desesperada; así, en no pocas de sus piezas emblemáticas (exceptuando las que toca con acústica) da la sensación de que hay algo que falla en el amplificador, del cual sólo sale un rugido ronco, grave, agresivo… En la película ‘Dead man’ de Jim Jarmush la ‘Old Black’ de Young suena de principio a fin, y no habrá iniciado en esto del rock que no la reconozca a los tres segundos. 

Muy fácil de identificar es la Gibson SG con la que Carlos Santana asombró en el festival de Woodstock. En realidad ha usado otras (como las PRS desde los años ochenta o la Les Paul), sin embargo, consigue que cualquiera suene a Santana. Siempre fina, limpia, elegante incluso con efectos y en plena vorágine rock, la guitarra de Carlos Santana emerge sobre todo como un ser impoluto, inmaculado. No es preciso enumerar títulos para que cualquiera la recuerde sin siquiera escucharla. 

La Fender Stratocaster de Mark Knopfler tiene, además, el añadido de que siempre es tañida con los dedos, sin púa, lo que ya le otorga ese halo de  exclusividad. Así consigue una sonoridad poética, lírica y absolutamente propia, como un artesano que talla y modela a su modo y cuya obra resulta tan singular que no es posible confundirla. Knopfler (que es zurdo para todo excepto para tocar la guitarra) consigue de su ‘Strato’ tonos melancólicos, finísimos, impolutos, aunque a veces también puede ser trepidante. Además, cuando hizo su irrupción en los últimos años setenta, la modulación y colorido que salía de su guitarra fue algo así como una contestación a lo que hacían entonces los guitarristas de rock. 

Brian May toca, sobre todo, una exclusiva guitarra construida por él mismo con ayuda de su padre, la ‘Red special’; también puede aparecer con varios modelos de Fender o Gibson, pero su sonido especial lo consigue con aquella. No se entiende la música de Queen sin la guitarra artesana de May, que le da a la canción un ambiente muy llamativo, tanto que cuando el grupo se hizo un nombre los críticos llegaron a decir que la guitarra de Brian May parecía, a veces, toda una orquesta sinfónica. Es pura magia, sobre todo cuando se sitúa como compañera de la voz de Freddie; entonces puede entenderse a la perfección el significado de la excelencia, casi de lo celestial. No existe amante del rock que no la identifique al segundo. 

En realidad es injusto no hablar de tantos otros genios de la guitarra (Berry, Allman, Clapton, Blackmore, Page, Angus Young, Gilmour, Steve Howe, Jeff Beck, Rory Gallagher…), puesto que seguro que hay fanáticos del rock que también las distinguirían de inmediato. En cualquier caso, ¡cuánta emoción han producido el talento y las manos de todos ellos!  

CARLOS DEL RIEGO

 

miércoles, 5 de octubre de 2022

MALINCHE, UNA MUJER ENTRE DOS MUNDOS ENVUELTA EN MITOS Y MENTIRAS

 

Malinche, ya llamada Marina, junto a Cortés, aquí llamado Marqués (Códice de Diego Durán, siglo XVI)

En torno a la simbólica y trascendental fecha del 12 de octubre se suele discutir mucho sobre todo lo que se refiere al descubrimiento y conquista de América. Uno de los grandes protagonistas de aquella fabulosa aventura fue Malinche, la mujer nahua que se alió con Hernán Cortés en contra de los aztecas. Para muchos mexicanos de hoy Malinche es sinónimo de traición, sin embargo, si se profundiza un poco, se comprueba que el insulto es totalmente injusto 

Malinche (doña Marina tras ser bautizada) fue un personaje clave en la conquista del imperio azteca. Siempre en el centro del escenario cuando se trata de Cortés y su aventura por aquellas tierras, ha dado pie a infinidad de obras literarias y musicales (recientemente se ha estrenado una ópera sobre su figura) en las que, al menos hasta ahora, se la ha tratado como una traidora que se puso de parte de los invasores y en contra de su pueblo. Pero esa es una visión totalmente distorsionada y falsa de los hechos. 

Hay hoy muchos mexicanos que la acusan de haber traicionado a México. Pero parece imposible traicionar a un estado que no existe; en 1520 lo que hoy es México era un conglomerado de pueblos, tribus y ciudades permanentemente enfrentados entre sí, de hecho, la idea de un estado que aglutinara todo la tiene Hernán Cortés; por eso resulta muy acertado el libro del mexicano Juan Miralles titulado ‘Cortés, el inventor de México’. Malinche no pudo, por tanto, traicionar a su país. 

Es oportuno recordar que, siendo niña, los aztecas llegaron a su pueblo y se llevaron a su padre para el sacrificio. Su madre se vuelve a casar y Malinali (su nombre original) se convierte en un estorbo, por lo que es entregada a unos tratantes de esclavos. En los siguientes años es vendida y pasa de mano en mano, de dueño en dueño varias veces (por eso hablaba náhuatl y maya). Hasta que se la ‘regalan’ a Cortés junto con otras mujeres. El conquistador extremeño se percata inmediatamente de que es una mujer muy inteligente y la pone a su lado. Gracias a que sabe las dos lenguas se convierte en intérprete; en principio Cortés cuenta con un español ex cautivo de los mayas que sabe maya y español, por lo que se entiende con Malinche, que al saber también náhuatl se vuelve imprescindible. Además, en unos pocos meses aprende español por lo que ya no necesita a nadie para entenderse con los españoles. Durante ese tiempo se bautiza y pasa a llamarse Marina y a ser considerada como una gran dama por soldados y capitanes, que se refieren a ella como doña Marina y la tratan con enorme respeto y consideración. Tiene un hijo con Cortés, Martín Cortés, el primer símbolo del mestizaje y a quien el conquistador legitima dándole su apellido y obteniendo una concesión del mismísimo Papa. 

Es decir, tanto los aztecas como los mayas (en realidad los herederos de esta cultura) la trataron como a un esclavo, un objeto, una propiedad equiparable a un animal. Y de repente cae en manos de unos extranjeros que la consideran una gran dama, la estiman, la respetan y la admiran (luego se casó con uno de los capitanes de Cortés). Pero no sólo se quedó en intérprete, sino que se convirtió en una imprescindible consejera que conocía el terreno y sus habitantes como nadie, pues los había sufrido desde niña. De este modo, ¿a quién debía fidelidad?, ¿a los que la usaron como un objeto o a los que inmediatamente la consideraron una persona, una mujer valiosa, inteligente y con buen juicio?, ¿a los se llevaron a su padre para arrancarle el corazón en vivo o a los que combatían esas prácticas? 

También se la acusa de haber renunciado a sus creencias y cultura para abrazar las de los conquistadores (es preciso recordar que los que formaron la Triple Alianza, Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba, habían sido a su vez invasores y conquistadores que acabaron con los anteriores pobladores de la región; y  es asimismo oportuno tener presente la tiranía que ejercían sobre todos los pueblos de lo que hoy es México, a los que masacraban y explotaban sin el menor freno moral). Sí, doña Marina abandonó la fe en los dioses aztecas y abrazó el cristianismo; lúcida e inteligente, entendió que era mejor un dios que dice cosas como ‘no matarás’ o ‘amarás a tu prójimo’ que un Huichilopotchli  que exige sangre continuamente. ¿Quién con un mínimo de inteligencia preferiría a los que arrancan corazones y se comen el resto? 

Por último, no sólo Malinche se alió con Cortés para combatir a los aztecas. De hecho, muchos de los pueblos que entonces habitaban Mesoamérica se convirtieron en sus socios de manera incondicional; así tlaxcaltecas, tarascos, zapotecas, xochimilcas… De los aproximadamente sesenta o setenta mil hombres que atacaron y tomaron Tenochtitlán en 1521, apenas el uno por cien eran españoles, es decir, la conquista fue más de los indios que de los españoles. Estas alianzas con los españoles se produjeron casi desde el primer momento. Entonces, ¿por qué no se trata de traidores a aquellos miles, a aquellos cientos de miles que antes o después se unieron a Cortés para acabar con la tiranía azteca? ¿Por qué sólo se tacha de traidora a Malinche? 

En resumen, vista la realidad y las circunstancias, ¿es justo hablar de traición?, ¿traicionó a un país que no existía?, ¿traicionó a un pueblo que la trató como a una cosa?, ¿qué hubiera hecho cualquier persona de haber estado en lugar de Malinche? Sólo los que hablan con malicia y/o ignorancia pueden recordar a aquella gran mujer con tanto rencor.  

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 2 de octubre de 2022

LA DUDOSA SALUD MENTAL DE MUCHOS MÚSICOS DE ROCK


 Jim Gordon (tercero por la izquierda, con Derek & The Dominoes, Eric Clapton a la izquierda) decía que escuchaba voces y que esas voces le ordenaron matar a su madre a martillazos

Un estudio elaborado hace un par de años por una plataforma sueca de distribución de música (Record Union) concluyó, tras entrevistar a 1.500 músicos de rock, que el 73% padecía algún tipo de trastorno mental. Y es que el músico de rock puede parecer siempre divertido, siempre alegre, con mucha pasta y fama, con todo lo que cualquiera puede desear…, pero la realidad es que casi todos han sentido soledad, aislamiento, incomprensión, agotamiento  físico y mental, presión continua por parte del público y de la discográfica… 

La salud mental del que se dedica profesionalmente al rock es puesta a prueba continuamente. No en vano el rock & roll es, entre otras cosas, una locura, de modo que no extrañará que en ese entorno se vean chifladuras y atentados a la cordura que, a veces, conducen a algún tipo de enfermedad mental. A ésta contribuyen factores como el abuso de drogas, la presión por superar el éxito anterior, el acoso de la prensa que obliga a simular ser siempre el personaje y no la persona, la inestabilidad, el choque con la discográfica o los compañeros a causa del dinero… Si la persona no posee un mínimo de fortaleza mental es fácil que todo lo conduzca al desajuste síquico. 

No hay que confundir la extravagancia, que tanto gusta a los que se dedican al negocio del r & r, con los auténticos problemas mentales que llevan a la enfermedad. Por ejemplo, el chicano Carlos Santana ha tenido episodios desconcertantes, pero realmente lo suyo son poco más que majaradas de iluminado; dijo que su álbum ‘Supernatural’ (1999) había sido una misión santa que le había ordenado un ángel llamado Metatrón, que es el que permite a la gente besar, abrazar, comer perritos o mover los dedos. Fue un entusiasta de los alucinógenos, pero también alucinó con la mística hindú. ¿Locura o LSD? 

Lo de Syd Vicious también tiene más que ver con la droga que con el desajuste mental: cuentan que antes de liarse con Nancy Spungen era un tipo de lo más normal, pero luego hacía y decía cosas sin sentido, aunque seguramente fuera la heroína la que mandaba en él, como cuando atizó con su guitarra a un espectador en Texas en 1978. ¿Mató a Nancy y luego se echó a dormir o estaba tan ido que alguien la mató y él ni se enteró? 

La cantante Sinead O´Connor se negó a tocar en el Centro de Arte de Nueva Jersey si antes sonaba el himno de EE UU, rechazó premios airadamente, rompió la foto del Papa en la tele ante una audiencia creyente y se hizo ordenar sacerdotisa, ha cancelado conciertos a causa de crisis mentales, ha intentado el suicidio varias veces… Se le ha diagnosticado desorden bipolar. 

Muy conocida entre los que saben de rock clásico es la desgracia de Syd Barret, el fundador de Pink Floyd. Personaje atormentado, se encerró en casa durante unos 30 años; dice la leyenda que el origen de su desequilibrio mental fue el exceso de LSD, que le producía vacíos en el cerebro que le impedían recordar qué es lo que estaba tocando, como ocurrió una vez en un programa de televisión. En otra ocasión, durante un concierto, repitió el mismo acorde una y otra vez durante minutos y  minutos. Murió con 60 años totalmente ido. 

Otros nombres relevantes vivieron con la razón confundida. Adam Ant, pintoresco representante de la época neorromántica, siempre estuvo aquejado de trastorno bipolar y depresión que le condujo a intentos de suicidio. Una vez, en un bar, se mofaron de su sombrero, así que destrozó el local, volvió y tiró un alternador de un coche por la ventana y amenazó a los parroquianos con una pistola de fogueo. Pasó una temporada en un psiquiátrico, donde le dieron drogas muy potentes, un tratamiento al que él achaca todos sus desórdenes. 

El genial líder de los Beach Boys, Brian Wilson, comenzó a mostrar desequilibrios casi a la vez que empezó a consumir cocaína, anfetaminas y LSD a finales de los sesenta; escuchaba voces, exigía que los músicos llevaran casco de bombero, construía cosas de arena dentro de su casa… Luego empezó a no aparecer por el estudio de grabación, y un día se encerró y se pasó tres años sin levantarse de la cama, sin lavarse y asegurando que Phil Spector quería pegarle dos tiros (esto último tal vez no fuera una locura…). Se tiraba todo el día comiendo, metiéndose drogas y durmiendo, con lo que consiguió un cuerpo de tonel. Hasta que se le diagnosticó esquizofrenia e inició el tratamiento conveniente que le permitió volver a su profesión. 

Entre los casos de demencia certificada está el de Peter Green, fundador de Fleetwood Mac. Deslumbrado por el LSD, intentó que el resto del grupo entregara sus ganancias a la caridad, aseguran que dejó de tocar la guitarra en 1970 porque había dejado de cortarse las uñas y no podía pulsar las cuerdas. Fue ingresado varios años en el hospital siquiátrico como esquizofrénico paranoide, donde lo sometieron a sesiones de electroshock y un tratamiento con fármacos tan potentes que dormía unas 20 horas al día. En otro momento se retiró él solo a una casa para vivir como un monje durante años, y en otra ocasión amenazó con un arma a su representante, gritándole que no le trajera más dinero, cuando aquel le entregaba un cheque. 

Trágica es la historia de Jim Gordon, batería y coautor del inmortal ‘Layla’ de Eric Clapton. También diagnosticado como esquizofrénico paranoide, durante una grabación le dijo al guitarrista “párate, estás moviendo mis manos”; decía escuchar voces que le prohibían comer más de un bocado en cada comida, apaleó a su esposa a causa de unos espíritus y finalmente, en 1983, empujado por esas voces, apuñaló y golpeó con un martillo a su madre hasta la muerte. Su enfermedad mental lo mantiene recluido (en 2004, durante una evaluación, afirmó que su madre seguía viva y lo esperaba), pues los médicos aseguran que está seriamente incapacitado mentalmente y que, de no tomarse la medicación, sería un peligro para los demás y para sí mismo. Sigue ingresado. 

Rocky Ericson, de los 13th Floor Elevator, en 1969 se declaró majara para no ir a la cárcel cuando lo pillaron con unos porros, pero lo metieron en un psiquiátrico para locos peligrosos y lo trataron con electroshocks (¡qué manía!) y abundantes cantidades de medicamentos que, seguro, terminaron de rematar la faena. A comienzos de los ochenta juró estar poseído por un marciano, y veinte años después tenía la casa llena de televisores y radios siempre encendidos, pues así conseguía tapar las voces que le hablaban… 

Y la lista sigue, pues hay que añadir a algunos suicidas que llegaron a ese triste final a causa de la enfermedad mental: el cantautor Phil Ochs padecía alucinaciones y se echó a vivir en la calle sin aparente motivo (más allá de su fuerte alcoholismo); acogido por su familia, se ahorcó a la primera oportunidad. Ian Curtis, de Joy Division, sufría epilepsia, que se manifestaba incluso en el escenario; siquiátricos y fármacos le provocaron anorexia nerviosa, dicen; se ahorcó. El increíble Screamin Lord Sutch  también tenía un largo historial de maníaco depresivo; también se ahorcó. 

Suele asegurarse que el genio está muy cerca de la demencia; desgraciadamente no son pocos los músicos de rock (y seguramente de los otros géneros) en los que el trastorno se superpone al talento y a la vida misma. Pero, por otro lado, seguro que no hay más majaras en el rock & roll que en cualquier otra parte. 

CARLOS DEL RIEGO