miércoles, 28 de abril de 2021

125 AÑOS DE AQUELLOS PINTORESCOS PRIMEROS JUEGOS OLÍMPICOS DE LA ERA MODERNA

 


Salida de los 100 m lisos, en la que cada uno toma la postura que se le ocurre. El ganador fue el de en medio, Thomas Burke


Bob Garret posa imitando al Discóbolo de Mirón

En abril de 1896, hace justo un siglo y cuarto, se materializaba la recuperación de los Juegos Olímpicos tras los esfuerzos del Barón de Coubertin. Como todos los comienzos, poner en marcha aquella enorme empresa exigió la superación de infinitos obstáculos, pero finalmente los JJ OO de la Era Moderna se celebraron en Atenas; lógicamente, se produjeron infinidad de hechos, anécdotas y sucesos de todo tipo, desde el más chusco al más loable

La gestación de la ‘reinvención’ de los Juegos Olímpicos fue muy larga y tortuosa. Hasta que finalmente se fijó un lugar y una fecha, Atenas, abril de 1896. Luego, Coubertin y sus colaboradores tuvieron nuevamente que superar dificultades y problemas económicos, políticos, sociales, organizativos, económicos otra vez… Pero llegó el día y la idea olímpica volvió a la vida 1503 años después de que el emperador Teodosio prohibiera los juegos en el año 394. Y esta vez los juegos no sólo volvían para quedarse, sino para acoger a todos los pueblos del planeta. Como toda primera vez, se sucedieron muchísimos acontecimientos pintorescos que sirven para comprobar lo que ha cambiado todo en estos 125 años.

Los JJ OO de la antigüedad celebraron 243 ediciones, siendo la última la del año 393 después de Cristo. Al estadounidense James B.Conolly le correspondió el honor de ser el primer campeón olímpico (‘olimpionikos’) un milenio y medio después; ganó el triple salto (13,71 metros). Participaron trece países, a pesar de que hay quien dice que fueron 14; se suele incluir a Italia, pero la organización negó la inscripción en el Maratón de su único representante, Carlo Airoldi, acusado de profesionalismo; otras fuentes incluyen Egipto, ya que de Alejandría era el tenista Kasdaglis, pero entonces esa ciudad pertenecía a Grecia; incluso hay otras participaciones discutidas.

Merece la pena detenerse en el caso de Carlo Airoldi. Había tomado parte en una carrera de varios días entre Turín y Barcelona; al llegar, recibió unas monedas para que comprara qué comer. Por ese hecho fue acusado de profesionalismo y rechazada su inscripción en el Maratón. El italiano, que no tenía medios para costearse el transporte, se puso a caminar y recorrió a pie más de 1.300 kilómetros (y dos trayectos en barco) hasta llegar a Atenas. Al llegar se encontró con la negativa más rotunda. Carlo Airoldi fue injustamente apartado de la historia olímpica. ¿O no? 

Detalle de lo más sorprendente es el hecho de que Grecia se regía por el calendario juliano, mientras el resto de occidente por el gregoriano. Así, la fecha de apertura de los juegos se fijó para el 25 de marzo juliano, que corresponde al 6 de abril gregoriano. Algunos equipos llegaron por poco; los estadounidenses, por ejemplo, llegaron el día de la inauguración pensando en que tenían un par de semanas para aclimatarse. Hoy sería difícil que esto.

Los deportistas no contaban con apoyo de sus países y debían costearse y organizarse todo ellos mismos. El doble campeón (de peso y disco) estadounidense Bob Garret, de quien se dijo erróneamente que participó en los juegos porque ya estaba allí, en Grecia, por cuestiones de trabajo, viajó a Atenas con el único fin de participar en los juegos, y además se hizo cargo de los gastos de tres compañeros de universidad  (los tres también ganaron medallas).Garret era lanzador de peso, y cuando se decidió a acudir a los juegos tomó su primer contacto con el disco, pero como no tenía ni idea de lo que debía pesar se hizo uno de nueve kilos y trató de imitar la famosa estatua El Discóbolo, de Mirón; al llegar y sopesar el disco se sorprendió al ver que sólo pesaba dos kilos.

La mentalidad de final del siglo XIX no concebía la participación femenina en el deporte, por lo que ni siguiera se pensó en incluir pruebas para mujeres en aquellos juegos. Sin embargo, ya en aquel momento hubo quien protestó y se movilizó contra tal prohibición. Una ateniense que vivía de la caridad, Stamati Revithi, exigió tomar la salida en la carrera de Maratón, pero no se lo permitieron. Al día siguiente, Stamati corrió de Maratón a Atenas, el mismo recorrido que los hombres, ella sola, para demostrar que una mujer podía hacerlo; la organización, ante la presión del público, abrió el estadio para que entrara la atleta, pero ella, para endurecer el tono de su protesta, rehusó entrar e hizo los últimos metros alrededor del estadio. Debido a tan grande proeza, la prensa local la apodó Melpómene, la musa de la tragedia.

Desde aquella primera edición, la prueba del Maratón tomó un sentido épico y muy especial. El primer campeón fue un griego, Spiridion Louis (pastor, albañil, panadero, cartero), que sólo corrió aquella carrera en su vida. Y casi no participa, pues había quedado fuera del equipo… Resulta que, unos meses antes, el coronel Papadiamantopoulos tenía que pronunciar un discurso, pero se había olvidado sus gafas, entonces Spiridion le dijo que podía ir corriendo a por ellas y traérselas…, y así lo hizo, recorriendo 21 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, llegando justo a tiempo para que el coronel diera su discurso. Llegado el momento, insistió y logró que Louis fuera incluido para la carrera de Maratón. El día de la prueba, Papadiamantopoulos era el encargado de dar la salida, que tomaron catorce griegos y cuatro extranjeros. El coronel Papadia…siguió la prueba a caballo, viendo cómo se destacaban un francés y un australiano, información que entristeció profundamente a la parroquia griega; sin embargo, en el tramo final, los líderes fueron cediendo y Spiridion Louis se puso en cabeza, aumentando más y más su ventaja. Exultante, Papadia… se adelantó y entró al galope en el estadio para dar la noticia a sus compatriotas, que acogieron la victoria de Louis con sonoro júbilo, tanto que los hijos del rey Jorge I de Grecia se echaron a la pista y recorrieron los últimos metros junto al ya héroe griego.

Además de la medalla de plata (en aquella primera edición sólo se dieron de plata y de cobre, el tercero se quedó sin premio), el gobierno le obsequió con una finca, un caballo y una carreta, además de comida y peluquería gratis de por vida. La táctica del primer ganador olímpico de Maratón consistió en parar a mitad de carrera y tomarse un par de vasos de vino…, los demás fueron a menos y él a más, ya que sacó unos siete minutos al segundo. Tenía 23 años y nunca más volvió a participar en una carrera.

También era griego el primer tramposo detectado, otro corredor de maratón llamado Velokas, que llegó tercero, pero luego se supo que hizo parte del recorrido en carro; avergonzado por el engaño de su compatriota, el rey Jorge I le regaló un reloj de oro a quien llegó tercero legalmente, el húngaro Kellner. También hubo gestos cien por cien deportivos, como el que protagonizó el ciclista francés Flameng que, en los 100 km en ruta., iba en cabeza con el griego Kolettis; a éste se le salió la cadena y el francés, en lugar de aprovecharse y demarrar, se detuvo y esperó a que solucionara el problema; al final ganó Flemeng por delante de Kolettis.

Las cosas han cambiado un tanto desde aquellos primeros juegos.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 25 de abril de 2021

ESTRELLAS DEL ROCK QUE ODIAN ALGUNO DE SUS GRANDES ÉXITOS

 


Pete Townshend, autor de 'Pinball wizard', es el único que piensa que es una canción horrible

Una constante en todo concierto de rock es la alegría desbordada y estruendosa que el público manifiesta cuando comienzan las primeras notas de uno de los éxitos de la banda; se agradece, se corea, se canta, se aplaude… Sin embargo, a veces el autor (o todo el grupo) está cansado de tocarla y prefiere hacer cualquiera antes que esa. En fin, hay estrellas del rock que, por muy extraño que parezca, llegan a detestar alguno de sus títulos emblemáticos, de esos con los que recaudan millones y con los que pasan a los anales

Por una razón o por otra, porque ya no se sienten como cuando la escribieron, porque siempre les pareció una canción ‘mala’, porque se han visto obligados a tocarla en todos y cada uno de sus conciertos durante décadas, porque adquiere un significado en el que ya no creen…, por la causa que sea, a veces la banda termina por aborrecer uno de sus grandes éxitos. Parecerá algo muy extraño, pero ocurre más de lo que se piensa.

Sabido es que Phil Spector produjo, en contra de la voluntad de varios de ellos, el Lp ‘Let it be’ de Los Beatles. Como era de esperar no quedaron satisfechos con el trabajo que hizo el inventor del ‘muro de sonido’, sobre todo Paul, que siempre renegó de lo que el estadounidense había hecho con aquellas canciones, metiéndoles grandes orquestaciones y buscando un sonido mucho más pomposo y barroco que lo que él (ellos) deseaba. Pero quien más temas de los Beatles menospreció fue Lennon, siendo ‘Hello goodbye’ (1967) uno de los que más repudió; siempre dijo que él no había estado involucrado en esa canción, que no era “una gran canción" y, en fin, que aquello fue algo así como “un intento de Paul McCartney de escribir un sencillo"…Tampoco tragaba el gafitas el hecho de que sus tres compañeros señalaban el ‘Let it be’ como uno de sus favoritos, y decía respecto a Paul:”No sé en qué estaba pensando al escribir ‘Let it be’…, no tiene nada que ver con Los Beatles. Parece de Wings”.

El mayor éxito comercial de Neil Young fue el delicioso ‘Heart of gold’ (1972), y no dejó de revivirla porque no estuviera satisfecho con la letra, la melodía, el sonido…, sino porque a partir de entonces el público esperaba cosas parecidas y, claro, la exigía en cada concierto. Fue su único número uno (hasta el momento) y sobre ella ha dicho cosas contradictorias; una vez declaró que “esa canción me puso en medio de la escena”, pero en otra ocasión:”tocarla se volvió aburrido, así que simplemente la deseché del directo”.

¿A quién no le gusta el trepidante ‘Pinball wizard’ del ‘Tommy’ (1969) de The Who? Pues resulta que, a pesar de que el público la celebraba con alborozo y no faltaba en el repertorio, Pete Townshend (autor) jamás ha dejado de acusarla de ser “simplemente horrible” y “el texto más torpe que he escrito nunca”. Claro que el resto del mundo discrepa, pues es una de las más reconocidas y apreciadas de todo su repertorio, sobre todo en EEUU, como demuestra la audiencia que consiguieron cuando la interpretaron en el descanso de la Super Bowl de 2010. Townshend debió pasarlo fatal…

No hay que indagar demasiado en la intrahistoria de las canciones para saber que el ‘Starway to heaven’ (1971) de Led Zeppelin es una de las más odiadas por el autor de la letra, Robert Plant, cuya opinión choca con la de millones de amantes del rock. De hecho, ha declarado muchas veces que la letra, a diferencia de las excelentes instrumentaciones, ya no tiene nada que ver con él y no se identifica con lo que dice. En 1988 lo dejó muy claro: “Me saldría urticaria si tengo que cantarla en cada concierto. Esa letra que escribí en 1971 tenía algo de sentido entonces, pero tantos años después…, no sé, no es para mí”. Tiempo después Plant escuchó decir a un locutor de radio (en Portland,EE UU) que si recibía donaciones suficientes jamás volvería a emitir el ‘Starway’, inmediatamente Robert Plant le envió un cheque de mil dólares.

Al guitarrista de The Queen, Brian May, no le gustaba, no le parecía bien el revitalizante ‘Don’t stop me now’ (1979); dijo que le resultaba “peligrosa” la forma que tuvo Freddie Mercury de expresar su estilo de vida tan hedonista, tan ocupado en la búsqueda del placer. No despreciaba la canción, incluso le parecía “muy divertida”, aunque a partir de 1991 (de la muerte de Freddie), afirma que le ha resultado imposible disfrutar de ella. 

Otro tema saltarín y muy tarareable es el ‘Shiny happy people’ (1991) de R.E.M., que fue su último top 10 en EEUU. Sin embargo, el cantante y coautor Michel Stipe dijo hace unos años que “es una canción de pop afrutado que parece escrita para niños”, y que “si hubiera que elegir una canción representativa de R.E.M. no me gustaría que fuera esa”.

El malogrado Kurt Cobain, Nirvana, odiaba a muerte su gran éxito ‘Smells like teen spirit’ (1991). Explicó unos años después que le fastidiaba un poco el éxito del tema, ya que el álbum tenía otros mucho mejores; también afirmó que estaba harto de aquel “espíritu adolescente”, y que “me da vergüenza tocarla”, puesto que “todo el mundo se ha ofuscado con esa canción, pero yo creo que la razón de su éxito es que la gente la ha visto un millón de veces por la Mtv, hasta penetrar sus cerebros. Antes que intentar superar ese espíritu adolescente prefiero tirar la guitarra y largarme. Literalmente”. Está claro.

A pesar de esa especie de auto-odio, casi seguro que ninguno desprecia los beneficios que esos temas les han proporcionado.

CARLOS DEL RIEGO

 

jueves, 22 de abril de 2021

CASTILLA LA VIEJA SIGUE CELEBRANDO LA HUMILLANTE, BOCHORNOSA E INÚTIL DERROTA DE VILLALAR

 


Los comuneros condujeron a una muerte cierta e inútil a miles de personas. No parece un hecho a celebrar

El 23 de abril de 1521 se produjo la batalla de Villalar, en la que los que se  habían levantado contra Carlos I fueron derrotados estrepitosamente y sus jefes ajusticiados. A pesar de tan humillante descalabro, Castilla y León sigue celebrando aquel día como la fiesta grande de la comunidad. Además de otras consideraciones, es incomprensible engrandecer tan inútil catástrofe

El día 23 de abril es el Día de la Comunidad de Castilla y León, que ha escogido esa fecha por considerarla un momento de enorme esplendor en el devenir histórico de la región. Ese día de 1521 (hace ya medio milenio) los llamados Comuneros de Castilla fueron aplastados por las tropas de Carlos I en la batalla de Villalar (la guerra de las Comunidades siguió unos pocos meses más). Al día siguiente fueron ejecutados los tres principales cabecillas, cuyos nombres se dicen de carrerilla: Padilla, Bravo y Maldonado.

Esta guerra de los Comuneros ha dado lugar a muchos estudios. Aunque faltando a la verdad se ha dicho que fue una revuelta del pueblo contra la tiranía del poder, la mayoría de especialistas e historiadores afirman que, en realidad, fue una insurrección promovida por la alta burguesía urbana y las aristocracias más poderosas, que se iban a ver obligadas a pagar más al retirarles el nuevo rey sus privilegios medievales. Asimismo, otra causa importante fue que Carlos de Habsburgo colocó a muchos extranjeros en cargos de relevancia, lo que significaba que nobles y poderosos se verían privados de poder, pues hasta entonces eran ellos los que acaparaban esos cargos. En definitiva, quienes perdían eran las clases privilegiadas, no el pueblo llano; a pesar de ello, los interesados en la revuelta consiguieron implicar a las clases más humildes. Como era de esperar, gran parte de los nobles que habían apoyado al principio la guerra contra Carlos, al comprobar por dónde iban las cosas, cambiaron de bando (así no lo perdían todo), abandonando a su suerte a los paisanos;

En resumen, como en casi todas las revoluciones que en la Historia han sido, la causa principal y determinante, la chispa, la mecha y la pólvora fueron el poder y los intereses económicos, no esos presuntos idealismos (lucha contra el absolutismo…) que de ningún modo existían en las mentalidades de hace cinco siglos. Sea como sea, parece poco inteligente señalar como la fiesta de un territorio un hecho con orígenes tan difusos y un final tan amargo, pues los ‘heroicos’ Padilla, Bravo y Maldonado condujeron a la muerte a miles de personas para nada.

Al escoger un hecho tan lamentable como día grande, los que tomaron aquella decisión (y los que la han seguido dejándose llevar por la inercia) dan a entender que en Castilla no se ha producido ningún hecho glorioso, heroico o trascendental a lo largo de su Historia, nada que festejar mejor que aquella patética derrota de nulas consecuencias. Es como si Estados Unidos recordara de modo festivo el bombardeo a Pearl Harbour, Alemania lo hiciera con el día de la firma del Tratado de Versalles o Japón con el de su rendición ante EE UU, como si Francia celebrara la batalla de Waterloo, Inglaterra la derrota ante sus colonias americanas, España la batalla de Trafalgar o, en fin, como si un deportista o equipo celebrase el aniversario de su eliminación más dolorosa. Parece muy, muy poco inteligente.

Pero es que, además, aquel movimiento comunero no tuvo la menor consecuencia, o sea, los miles que murieron en el campo de batalla, así como los cientos que fueron ejecutados, perdieron la vida por nada; todas las ciudades que se rebelaron volvieron inmediatamente a someterse a la autoridad real, es más, las más destacadas en la rebelión perdieron peso político. Y los nobles regresaron al redil al comprobar que Carlos era más fuerte de lo que creían (luego, el rey los perdonó a casi todos). De hecho, la única consecuencia real fue que Carlos aumentó su poder. Eso fue todo lo que consiguieron los comuneros y su necia rebelión, es decir, obtuvieron lo contrario de lo que pretendían. Y la Historia siguió su curso sin que aquellos sucesos modificaran su dirección. ¿De verdad aquello es digno de halago y celebración?

Por otro lado (además de lo esperpéntico de la elección), es lógico que León jamás haya tenido representación significativa en Villalar de los Comuneros cada 23 de abril, donde lo raro es ver leoneses (con cargo político o simples ciudadanos). Y es que no hay que olvidar que esa fecha conmemora a los Comuneros de Castilla, de Castilla, no de León; la conjunción copulativa entre esas dos realidades territoriales marca precisamente eso, que son dos, y por tanto cada una debería tener su fiesta, su día (por ejemplo, Juan José celebra el día de su cumple, pero Juan y José tienen uno cada uno).

Castilla la Vieja seguirá alegrándose de aquella derrota tan innoble como estéril, olvidándose de otras mil fechas verdaderamente memorables, victoriosas, gloriosas. León no puede tragarse semejante paparrucha ni sumarse a este enorme error.

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 18 de abril de 2021

SÍMBOLOS, EMBLEMAS Y MOVIMIENTOS ICÓNICOS DEL ROCK

 

Los reconocibles caderazos de Elvis surgieron, según él, por puro nerviosismo
Berry estrenó su famoso paso del pato en 1956


A mediados de los setenta, Gene Simmons, Kiss, ya ponía cuernos

Hay imágenes que identifican inmediatamente y con precisión el rock & roll, además de reconocerse en ellas a grupos, discos o momentos señalados. Asimismo, existen otros símbolos tan asociados al rock como los logos aunque menos tangibles, como pueden ser los cuernos que blanden los heavys en los conciertos, los caderazos de Elvis o el paso del pato de Chuck Berry

Los símbolos e imágenes identificativas están por todas partes. En el negocio del rock existen abundantes logos representativos de grupos, así como fotos e ilustraciones de todo tipo que inmediatamente se asocian a algo relacionado con el rock. Por ejemplo, no habrá aficionado al rock que no reconozca el prisma de Pink Floyd, el emblema de Ramones (con el que venden más camisetas que discos), El AC DC con el rayo en medio, The Who en la diana, la corona con los leones y el pajarraco de The Queen, la aglomeración de gente del Sgt Pepper de Beatles, el cartel del Festival de Woodstock, el rayo que atraviesa la cara de Bowie o, ¡cómo no!, la lengua de los Rolling Stones (inspirada en una imagen de la diosa hindú Kali sacando la lengua).

Pero existen otras estampas no impresas que son tan representativas como esas. Por ejemplo el puño levantado con los dedos índice y meñique estirados, signo llamado mano cornuda o cuernos del diablo. Y lo usan tanto las estrellas como el público. Seguro que tiene antecedentes en diversas culturas, pero aplicado al rock duro hay dos que se adjudican el ‘invento’. Uno es Gene Simmons (Kiss), quien hace décadas que se proclama autor del gesto. El otro es Ronnie James Dio, el cual afirmó que lo aprendió de su abuela (de ascendencia italiana) que le mostró por primera vez ese signo al explicarle qué era el mal de ojo, y que esa postura de la mano lo ahuyentaba; también dijo  que como Ozzy Osbourne (a quien sustituía en Black Sabbath) hacía el símbolo de la victoria, él pensó en otra cosa, otra marca, los cuernos del diablo. Hace unos años Simmons intentó registrar la mano cornuda como propiedad intelectual…, en el registro aun deben estar riéndose. De todos modos, en el dibujo de la portada del ‘Yellow submarine’ (1969) de Los Beatles se ve a John Lennon poniendo claramente esos cuernos (¿hasta esto inventaron?). 

Pocos guitarristas se habrán resistido a practicar alguna vez el tan icónico paso del pato, ‘Duck walk’, de Chuck Berry. Y el caso es que quien primero hizo eso de saltar con una pierna flexionada mientras se mantiene la otra delante sin dejar de tocar la guitarra fue el bluesman estadounidense T Bone Walker. Lo que sí hizo Berry fue enriquecer ese paso de baile moviendo la cabeza adelante y atrás y, a veces, tocar mientras camina con ambas piernas flexionadas. Él mismo contó que todo comenzó cuando, en un concierto en 1956, trató de disimular las arrugas de su traje, así que se puso a realizar ese ejercicio casi gimnástico (más difícil de lo que parece); y al comprobar que cada vez que lo hacía la gente se volvía loca saltando y gritando, no dejó pasar actuación sin dar los oportunos pasos de pato. Muchos guitarristas, estrellas o no, se han marcado alguna vez ese movimiento.

Cuando Elvis Presley estrenó públicamente sus célebres y atrevidos movimientos espasmódicos de cadera causó auténtica conmoción; a algunos les encantó y a otros escandalizó. Corría el año 1956. El nuevo ritmo encantaba a los jóvenes y disgustaba a los más retrógrados, pero el negocio iba por ahí, de modo que las cadenas de radio y televisión comprendieron que el rock & roll tenía atractivo suficiente para ganar audiencia rápidamente. Elvis, la nueva e imparable estrella, firmó un contrato para actuar tres veces en el ‘Ed Sullivan Show’ por cincuenta de los grandes. Y ello a pesar de las reticencias de Sullivan con Elvis y el rock & roll, considerados excesivamente sexualizados e incluso obscenos por el famoso presentador. Pero la competencia se le había adelantado y, emitiendo una actuación de Elvis, había logrado muy altos niveles de audiencia, así que tuvo que ‘tragar’ y llevar a Elvis a su programa. En la primera aparición del rey todo fue bien, pues se portó como un buen chico; pero la en segunda Elvis se desmelenó y empezó con sus caderazos y sugerentes movimientos, por lo que hubo protestas por esas imágenes que “pueden corromper a los jóvenes”, dijeron algunos, e incluso se desataron manifestaciones en varias ciudades en las que las multitudes quemaron y ahorcaron imágenes de Elvis. Aún así se emitió la tercera actuación en dicho show, pero sólo enfocaron a Elvis de cintura para arriba.     

Los cuernos del diablo, el paso de Berry y los movimientos de Elvis siguen presentes hoy, y raro será el concierto en el que no aparezca alguno.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 15 de abril de 2021

JUAN DE CARVAJAL, EL BERCIANO QUE FALSIFICÓ SU NOMBRAMIENTO DE GOBERNADOR DE VENEZUELA EN 1545

 


Los conquistadores se mataban entre ellos tanto o más que a indios (pintura La muerte de Pizarro, de Ramírez Ibáñez)

Además de capitanes, misioneros y buscadores de fama y fortuna, a la América recién descubierta también acudieron funcionarios, burócratas y escribanos. Entre estos últimos estaba un berciano, Juan de Carvajal, que llegó a ser segundo del Gobernador de Venezuela y que, gracias a unos documentos que falsificó, se hizo pasar por gobernador, hacia 1545.Según lo describen, era “enredador y zizañero cual no otro, ambicioso y como pocos alevoso y feroz”

Juan de Carvajal nació hacia 1510 en Ponferrada según unos y en Villafranca del Bierzo según otros, berciano en todo caso. Intrigante, artero y astuto, el escribano Carvajal fue un funcionario corrupto y embaucador.

El Emperador Carlos I había contraído fuertes deudas con banqueros alemanes, entre ellos los Welser, por lo que a veces pagó con licencias para explorar y conquistar en el norte de Sudamérica. En 1545 el Gobernador de Venezuela era Philip von Hutten (llamado Felipe Utre), quien años antes se había lanzado a la búsqueda de El Dorado por las selvas de Venezuela y Colombia. Como pasaban los años y no se tenía noticia de él y sus hombres (la mayoría españoles), se nombró gobernador al licenciado Frías, y como su segundo al leonés Juan de Carvajal, un escribano con pocos escrúpulos. Frías se ausentó por asunto oficial y quedó Carvajal como gobernador de Venezuela.

Queriendo aprovecharse de su situación, organizó su propia expedición de conquista hacia el interior, pero como los soldados no le reconocían autoridad, el muy sibilino falsificó unos documentos de la Audiencia en los que aparecía él como gobernador. Convenció a algunos y obligó a otros hasta reunir una tropa de unos doscientos hombres; se hizo con todas las armas y caballos disponibles y se internó en la selva.

Casi a la vez, Felipe Utre regresaba de su catastrófica empresa (murieron cientos de españoles) y había enviado por delante a Pedro de Limpias. Éste, que estaba del alemán hasta ahí, se encontró en el camino con su viejo amigo Carvajal, que le mostró sus ‘credenciales’, convenciéndolo inmediatamente de que él era el gobernador. Entonces, los dos compinches decidieron ir a buscar a Utre para, basándose en que ya no tenía autoridad, arrebatarle lo que le quedara, hombres, armas y caballos, y reemprender la búsqueda de El Dorado. Pero Felipe Utre se enteró de lo que se le venía encima y no se creyó los papeles que decía tener Carvajal, así que no entregó ni mando ni nada.

Limpias quería atacarlo abiertamente, pero Carvajal, que no se fiaba de su hueste y sabía que Utre sabía defenderse, optó por usar sus propias armas: el engaño, las artimañas, los halagos…Le ofreció al explorador alemán un pacto por el que le cedería el mando, aunque su intención era liquidarlo a la mínima oportunidad; sin embargo, Utre siempre iba con pies de plomo y rodeado de una fuerza más que suficiente, por lo que Carvajal no encontró la oportunidad. Tratando de separarlo de los suyos, lo invitó a un banquete con intención de acabar con él  al terminar, pero el alemán no bajaba la guardia, y cuando Carvajal dio la señal de ataque Von Hutten y sus hombres se defendieron, e incluso se fueron llevándose caballos y pertrechos. Carvajal volvió a ofrecerle pactos y promesas de amistad, y por extraño que parezca, consiguió otra reunión con Utre. Cuando regresaba confiado, Carvajal y sus incondicionales lo atacaron y derrotaron. El falso gobernador ordenó que le cortaran la cabeza a él y a varios soldados españoles; cuentan que el hacha estaba tan mellada y roma que lo único que hizo el verdugo fue destrozarles el cuello a golpes.

Temiendo que sus desmanes llegaran a oídos de las autoridades, se refugió en la ciudad de Tocuyo (que él había fundado). Las noticias de sus crímenes, sin embargo, llegaron a la Audiencia de Santo Domingo, que envió a Pérez de Tolosa como gobernador y juez. Éste se armó con una buena hueste y, en 1546, se fue en busca de Carvajal, al que apresó tras cogerlo por sorpresa. Lo juzgó y sentenció a muerte. Carvajal fue arrastrado por la ciudad de Tocuyo y luego colgado de un gran árbol que él mismo había salvado de la tala para ahorcar a los delincuentes. La sentencia concluye: “… sea colgado del pescuezo con una soga de esparto o de cáñamo, de manera que muera de muerte natural” (¿).

Así acabó sus días aquel escribano tramposo y traidor. Y se demuestra otra vez que los principales enemigos de los españoles no eran los indios…

CARLOS DEL RIEGO

martes, 13 de abril de 2021

1971, AÑO DORADO PARA LA CULTURA DEL ROCK

 


Muchos de los mejores discos de la historia del rock proceden de 1971

¡Qué diferente era todo en 1971! ¡Cómo han cambiado las cosas medio siglo después! La sociedad, comunicación, tecnología, pensamiento…, todo lo que es hoy era impensable hace cincuenta años. Y claro, también en el planeta del rock todo era radicalmente diferente; y desde un punto de vista artístico fue un año excelente, con mucho que recordar, discos eternos y momentos icónicos

Aunque apenas es un parpadeo para el planeta, cincuenta años para una persona es mucho tiempo. No hay más que echar un vistazo al lejano 1971 y comprobar cómo y cuánto ha cambiado todo, absolutamente todo. Entonces nadie sabía de Internet o móviles, pero sí se hablaba de las docenas de bombas atómicas que detonó EE UU, de los cohetes y la carrera espacial, de la guerra fría, de los secuestros de aviones y el terrorismo internacional, de un bestia llamado Manson… Aquel año nació Greenpeace y Mercedes patentó el air bag. Y el negocio del rock vivía uno de sus mejores años…

The Beatles habían dejado de existir y el mundo iniciaba una nueva década (tan convulsa como las precedentes y las posteriores), la de los setenta, que sería la era dorada del rock. En 1971 las ventas de discos experimentaban un crecimiento sin precedentes, se despachaban vinilos por millones en todo el mundo, tanto que las discográficas tuvieron que cambiar sus estructuras para tener algún control sobre el negocio. Además, se publicaron gran cantidad de álbumes fabulosos, de esos que resisten al tiempo e incluso se revalorizan, como el maravilloso ‘Tapestry’ de Carole King, el IV de Led Zep, el ‘Stickie fingers’ (el primero que sacó la lengua) de los Stones, el inimitable ‘Harvest’ de Neil Young, el ‘Aqualung’ de Jethro Tull, el ‘L A Woman’ de The Doors, el ‘Teaser & the Firecat’ de Cat Stevens…, por citar unos pocos.

El grupo más importante de la historia, The Beatles, ya no existía, pero sus integrantes no sí. John lanzó su mejor álbum, ‘Imagine’, cuyas letras giraban en torno al amor, la paz y su experiencia de vida en general (evolución de lo que hizo con su grupo). McCartney fundó su nueva banda, Wings, y sacó dos elepés. George ‘inventó’ los festivales benéficos al organizar el  ‘Concert for Bangladesh’ en el Madison Square Garden de Nueva York, en el colaboraron algunas de las máximas figuras del rock del momento; luego salió el álbum.

Otro concierto señalado es que el dio Grand Funk Railroad en el ‘Shea Stadium’ de Nueva York, puesto que el trío fue el segundo grupo en vender todas las entradas, tras los Beatles. Grand Funk vendió 55.000 entradas en sólo 72 horas.

Aquel año se produjo un suceso ya mítico en la historia del rock: el incendio que dio origen al casi omnipresente ‘Smoke on the water’ de Deep Purple. Todo empezó durante una actuación de Frank Zappa en el Casino de Montreux, Suiza, cuando alguien lanzó una bengala y provocó un gran incendio (más de 50.000 $ en daños). Los Deep Purple estaban en ese momento en su hotel, al lado del lago Lemán, vieron el reflejo del fuego en el agua y…

Una de las canciones que siguen viviendo a pesar del medio siglo pasado es la fácilmente tarareable ‘American Pie’ de Don McLean. Número uno en medio mundo, banda sonora de infinidad de películas, apariciones en televisión, canción de referencia…, fue y es una pieza absolutamente seductora. Como es sabido, habla del día en que ‘murió la música’, cuando perecieron aquellas tres estrellas de los primeros momentos del rock & roll y, en el fondo, de la pérdida de la ingenuidad del primer r&r.

También hubo bajas en 1971, siendo la más llorada la de Jim Morrison, que dejó de existir en París por causas nunca totalmente esclarecidas. Y Duane Allman, fundador y líder de los Allman Brothers Band, que se estrelló con su moto. Ah!, también murió el entrañable Louis Armstrong.

Además de los sistemas de grabación (entonces cien por cien analógicos, artesanales) y publicación (vinilos y pronto casetes) había muchas otras diferencias respecto a lo que hay en 2021. Algo verdaderamente chocante es el hecho de que muchos artistas firmaban contratos por los que se obligaban a publicar dos álbumes en un año (algo actualmente imposible), lo que quiere decir que confiaban en su creatividad. Por ejemplo, la banda de rock sinfónico Yes lanzó ‘The Yes Album’ y ‘Fragile’, Paul McCartney publicó ‘Ram’ y ‘Wildlife’, Emerson Lake & Palmer sacaron ‘Tarkus’ y ‘Pictures at an exibition’. Uriah Heep sacó ‘Salisbury’ y ‘Look at yourself’. David Bowie aprovechó muy bien aquel año, ya que editó el tremendo ‘The man who sold the world’, tuvo tiempo para grabar y publicar ‘Hunky Dory’ y, por si fuera poco, grabó todas las canciones del inigualable ‘Ziggy Stardust’ excepto una… ¿Quién se atreve a decir que los músicos de rock no trabajan de verdad?

Sí, aquel fue un gran año para la música rock. Y no se trata de volver la vista con nostalgia, sino de comprobar cómo era este negocio hace medio siglo y todo lo que dejó. Claro que si se quieren hacer odiosas comparaciones…

CARLOS DEL RIEGO

 

miércoles, 7 de abril de 2021

LA MODERNA INQUISICIÓN YA CULPA A MOZART Y BEETHOVEN

La inquisición del siglo XXI señala, condena y castiga desde las redes sociales

En los siglos en que la Inquisición extendía su poder por Europa los inquisidores estaban siempre a la búsqueda y persecución del hereje que se atreviera a cuestionar los dogmas. Hoy los dogmas son otros, pero los nuevos inquisidores están igualmente obsesionados con acusar de machismo, racismo, supremacismo blanco…a quien diga una palabra fuera de sitio. Y ya han dado el siguiente paso: no se conforman con delatar a los blasfemos de hoy, sino que los buscan en los siglos e incluso milenios pasados

Hace unas semanas un profesor estadounidense cuestionó el estudio de los clásicos griegos y latinos, ya que, afirmó, venían a ser un apoyo intelectual al supremacismo blanco. Sorprende que alguien informado y leído acuse de tal disparate a personas que vivieron hace más de dos mil años, cuando no existían esos conceptos y, por tanto, no podían caer en tales delitos.

La última muestra del avance de la inquisición ideológica procede de Oxford, Inglaterra. Resulta que la famosa universidad pretende modificar el programa de música, puesto que ciertos autores y ciertas partituras están “relacionados con el colonialismo y con la supremacía blanca”. Así, sostienen estas luminarias que estudiar sólo música de Mozart, Behetoven o Schubert es estudiar “música europea blanca del período colonial y esclavista”; además, denuncian que estudiar “música europea blanca causa gran angustia a los estudiantes de color”. Por si la burla no fuera suficiente, sugieren que al lado de los Mozart y Behetoven se estudien autores negros de pop o rap (que dicho sea de paso, no puede considerarse música porque no se puede pasar a partitura). En otras palabras, el hecho de haber vivido en la época colonial convierte en cómplice de colonialismo a todo artista (o personaje relevante) que pisara la tierra entonces. Claro que también puede decirse colonial a la expansión mongol, romana, visigoda, árabe... y a todas las invasiones que en la Historia han sido, empezando por la del Homos Sapiens (¡supremacista él!).

Es asombroso que desde centros del saber estén pretendiendo adecuar el pasado al presente y juzgarlo con las normas, leyes y conceptos de hoy; es como si uno aparca en lugar permitido y, una semana después, en ese mismo sitio se coloca la señal de prohibido aparcar, pero entonces llega la multa por aparcar en lugar prohibido…

Pero a diferencia de los inquisidores de la Edad Media, los modernos inquisidores sí conocen los Derechos Humanos. Por eso resulta desconcertante que los quebranten sin el menor rubor. Así, una activista holandesa llamada Janice Deul se rasgó las vestiduras y clamó al cielo cuando se encargó la traducción de los libros de una poetisa negra llamada Amanda Gormann a un hombre blanco (igual le ocurrió al que iba a traducirla al catalán). La tal Janice y sus fanáticos exigían con gritos, insultos y amenazas que ese trabajo se encargara a una mujer, negra y activista (de su ideología, claro), lo que equivale a exigir que se violen Derechos Humanos tan fundamentales como los que dicen que no se puede discriminar a nadie en función del color de su piel (ellos discriminan a quienes no sean negros), ni por su sexo (ellos discriminan a la mitad de la humanidad), ni por sus creencias (ellos discriminan a quienes no piensen como ellos). En resumen, los modernos inquisidores, al igual que los del Medievo, no respetan los Derechos Humanos; hay dos diferencias, los medievales no podían cumplirlos por un pequeño detalle, no existían, y hoy los inquisidores atacan desde las redes.

Otra muestra de la inquisición ideológica. Los gobernantes de Baleares decidieron que los nombres de marinos del XVIII-XIX eran franquistas; y también se ha aplicado tal calificativo a personajes como Los Reyes Católicos, El Cid o Don Pelayo… Resulta difícil cómo se puede ser cristiano antes de Cristo o marxista antes de Marx. Pocos empeños pueden ser más estériles que juzgar el pasado: no se puede cambiar, no se puede borrar por mucho que se intente y no se puede castigar.  

Pronto alguien empezará a elaborar un índice de pinturas y esculturas machistas, racistas, colonialistas, fascistas, supremacistas, antiecológicas, antianimalistas, homosexófobas, heteropatriarcales…, y no se librarán ni las pinturas de Altamira. Y luego será el turno para don Quijote…

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 4 de abril de 2021

LA DESCONOCIDA AMISTAD ENTRE BILLIE HOLIDAY Y FRANK SINATRA

 


Jovencísimos Sinatra y Holiday, a mediados de los años 40

En abril de 1915 nació la cantante Billie Holiday; ese mismo año, unos meses después, llegó Frank Sinatra. Se conocieron en sus comienzos y ambos fueron auténticas estrellas, pero ella murió a los 44 años en la miseria y él a los 82 dejando una herencia millonaria. No es muy conocida la amistad que mantuvieron y, menos aún, la profunda admiración de él hacia ella, siendo uno de los poquísimos que la visitaron en su lecho de muerte

Se trata de dos de los cantantes más importantes de la música popular del siglo XX. Dos voces inolvidables, inconfundibles y absolutamente inimitables. Una y otro grabaron docenas de álbumes y trabajaron al lado de los más reputados músicos de su momento. Sin embargo, a pesar de que la vida de Sinatra estuvo frecuentemente salpicada por todo tipo de escándalos (sentimentales, mafia, drogas, juego...), nunca soportó la cantidad de desgracias con las que tuvo que vivir Billie desde su infancia. Sabido es que sufrió abusos sexuales desde niña, abandono y malos tratos, años de prostitución, matrimonios desgraciados, estafas y una terrible adicción a las drogas, sobre todo a la heroína (se cuenta que, mientras estaba cantando en una sala de Nueva York, apareció el camello y, en el acto, ella bajó del escenario a mitad de canción, dejando a los músicos con la boca abierta y sin saber qué hacer).

A finales de los años 30 del siglo pasado Frank Sinatra entró en un club de Manhattan y allí descubrió una cantante hechizante, una joven Billie Holiday dotada de una voz dulcísima y a la vez triste que expresaba profundísimas emociones. Quedó impactado. Se acercó y hablaron. Frank debió preguntarle cosas de cantantes. Ella contó después que lo único que hizo fue “aconsejarle doblar notas, ciertas notas. Eso es todo lo que ayudé de Frankie”. Pero algo más debió transmitirle, puesto que en 1958 Sinatra declaró: “Es Billie Holiday quien fue y sigue siendo la mayor influencia musical para mí”; ese mismo año la cantante de jazz, blues, swing, lanzó su último Lp en vida, ‘Lady in satin’, el cual se abría con el clásico ‘I ´m a fool to want you’, coescrito por el propio Frank Sinatra. Éste aprendió de ella a trasladar al público sentimientos como el optimismo, la seducción, la tristeza…”Todos los cantantes posteriores hemos sido conmovidos por su genio. Ella vivía las canciones, vivía dentro de sus canciones”. Proclamó años más tarde.

El que fuera chófer y mano derecha de Sinatra durante quince años, George Jacobs, relató en sus memorias (‘Mi vida con Frank Sinatra’), que en 1959 lo llevó al hospital donde estaba internada Billie Holiday aquejada de una letal cirrosis hepática. Se la encontró postrada y vigilada constantemente por un agente de policía, pues habían encontrado heroína en su casa. Frankie la saludó volviendo a recordar la importancia que ella tenía en su carrera, a lo que Billie respondió que no tanto, que sólo le había enseñado “cómo doblar notas, sólo eso”. El policía, al ver que hablaban de música, descuidó la atención, momento en que ella le pidió que se acercara y le susurró que le consiguiera algo de caballo…

La pobre debía tener un ‘mono’ terrible, pues en aquellos años no había miramiento ni compasión con los drogadictos (estaba penado el consumo y la posesión por muy escasa que fuera). Sinatra también debió sufrir al ver el estado de la que fuera su primera referencia artística y quiso paliar tanto padecimiento. Intentó sobornar a la policía sin conseguirlo, se puso en contacto con un traficante e incluso llamó al alcalde…, pero no consiguió nada. Ella murió y él sintió que le había fallado. Se fue a su casa, se encerró y durante dos días no hizo más que beber, llorar y escuchar los discos de Billie Holiday.

Dos cantantes icónicos de la misma época. Dos voces singulares e inconfundibles. Dos grandes talentos. Dos vidas opuestas. Él blanco y ella negra cuando esto lo significaba todo. 

CARLOS DEL RIEGO