miércoles, 28 de diciembre de 2016

DOS SUPERHOMBRES Y UNA SUPERMUJER, IBÉRICOS CIEN POR CIEN. Muy de actualidad continúan las películas y narraciones sobre superhéroes con superpoderes. Todas son, lógicamente, pura fantasía; sin embargo, la Historia, y en concreto la de España, puede presentar algunos auténticos ‘supermanes’.

Retrato de Peter Francisco e imagen que describe una de sus proezas.

Sí, hay constancia de acciones que fácilmente pueden situarse tan fuera de lo común que podría tenerse la impresión de que quienes las protagonizan son verdaderos superhombres… y supermujeres. Ciñéndose a la Península Ibérica, a la antigua Iberia, también pueden rastrearse algunos personajes cuya fuerza, valentía, entereza y firmeza de ánimo en el campo de batalla les han garantizado su presencia en los libros para siempre. Y es que, además de los que mostraron su bravura e integridad en despachos y pasillos (por ejemplo Melchor Rodríguez, ‘El ángel rojo’, o Sanz Briz, ‘El ángel de Budapest’), son abundantes los hombres y mujeres que, en situaciones límite, en primera línea de fuego, contuvieron su miedo y cumplieron mucho más allá de su deber. Habrá quien piense que no hay nada loable en una acción de guerra, pero tal idea es fácil de rebatir con múltiples ejemplos de combatientes que, sin estar obligados por los reglamentos, arriesgaron su vida para salvar las de sus compañeros, y esto es algo tan meritorio como difícil de comprender sin haber vivido algo parecido; de todos modos, como dijo Ortega, cada uno es cada uno y su circunstancia.
El caso es que la Historia de Hispania ofrece un amplio elenco de héroes de enorme tamaño y reconocida reputación, como Blas de Lezo o Agustina de Aragón, pero también otros menos conocidos como los héroes de Cascorro o la Monja Alférez, como Antoni Barceló o la Dama de Arintero. Pero además de ellos, pueden recordarse los nombres de dos colosos y una bravísima heroína: el portugués Pedro Francisco Machado, el conocido como Sansón de Extremadura, y la sevillana (o cántabra) María de Estrada.
Óleo de Manuel Rubio que describe una hazaña de García de Paredes, cuando él solo detuvo a un ejército a la entrada de un puente; en primer plano una espada de dos manos como la que él usaba.
Pedro Francisco, nacido en las islas Azores a mediados del XVIII, está considerado uno de los grandes héroes de la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, donde se le conoce como Peter Francisco, El Gigante de Virginia. Recogido cuando tenía cinco años y llevado a América, llegado el momento de la revolución, combatió al lado del mismísimo George Washington, quien no dudó en dejar escrito que “Sin Peter habríamos perdido dos batallas importantes, quizá la guerra y, con ella, nuestra liberad. Él era realmente un ejército de un solo hombre”. Debía ser temible: 1,98 de estatura, más de 120 kilos y blandiendo una espada específicamente hecha para él de 6 pies (1,82 metros)…; tomó parte en algunas de las más sonoras batallas de aquella guerra, como en la de Camden, cuando para impedir que una pieza de artillería cayera en manos de los ingleses se la echó a la espalda, y eso que pesaba mil libras (unos 450 kilos). Valiente y decidido, recibió el título de ‘hombre más fuerte de América’. No es de extrañar que algunos eruditos e historiadores no duden en señalarlo como ‘el mejor soldado de la historia de Estados Unidos’, a pesar de que era portugués, ibérico.     
Lienzo de Tlaxcala (S. XVI)_ la segunda figura por la izquierda es María de Estrada.
Diego García de Paredes, conocido como el Sansón de Extremadura, fue un soldado nacido a mediados del siglo XV que, según cuentan innumerables cronistas, historiadores y escritores, poseía una fuerza descomunal; al igual que el anterior, debía estar cerca de los dos metros con una constitución muy atlética, era ágil, incansable y extraordinariamente diestro con las armas. Pero además, a sus aptitudes físicas para el combate, añadía García de Paredes un carácter iracundo y rabioso cuando empezaba la lucha; tenía que ser digno de verse: el gigantón repartiendo espadazos (manejaba una enorme de dos manos), estocadas, puñetazos y golpes de todo tipo a diestro y siniestro, inagotable, insultando, amenazando, amedrentando…, no es de extrañar que supiera de él media Europa y en todas partes se temía su presencia, ya en la batalla, ya en el campo del honor. Participó en docenas de enfrentamientos bélicos, escaramuzas, asedios, peleas… y también se batió en muchos combates singulares. Jamás dio un paso atrás, jamás rehuyó la lucha aunque estuviera él contra muchos, al revés, la visión de un enemigo numeroso le estimulaba a lanzarse contra él. La relación de las principales hazañas del extremeño es interminable, algunas de ellas dignas de un verdadero superhéroe. Baste señalar que nada menos que Cervantes en El Quijote se hace lenguas sobre este Hércules. Evidentemente, un personaje de este jaez tiene su parte de leyenda, pero siendo tantos los que elogian sus cualidades físicas y sus hazañas… Cuando, una vez muerto, lo iban a lavar y amortajar, todos los presentes quedaron asombrados: ¡no había dos centímetros de su piel sin cicatriz! De Trujillo era.

María de Estrada fue una de la mujeres que acompañaron a Hernán Cortés en su pasmoso viaje; desgraciadamente, los cronistas de la época apenas dejaron constancia de las intrépidas españolas que acompañaron a sus maridos a la incierta aventura (“íbamos siempre temiendo que nos desbaratasen”, subraya Bernal Díaz del Castillo en su imprescindible obra). Una de ellas era esta María de Estrada. Cuenta el político e historiador mexicano Juan Miralles en su ‘Hernán Cortés, el inventor de México’, que todos los que allí estuvieron recordaban a María en una de las calzadas de salida de Tenochtitlán durante la huida de los españoles (La noche triste), armada de espada y rodela propinando estocadas como el más valiente de los soldados, de modo que en aquel episodio salvó a muchos españoles; además, en la batalla de Otumba también tomó parte destacada, tal vez a caballo y lanza en ristre. La peripecia vital de María de Estrada es de película; al parecer quedó huérfana siendo niña y fue entregada a una familia de gitanos, quienes le adiestraron en el ‘arte de la esgrima’; fue condenada a muerte por estar implicada en más de una reyerta con víctimas, pero se salvó al aceptar embarcarse para América; llegó a Cuba, donde su expedición fue masacrada (en Matanzas) y apenas ella se salvó. Luego de la mencionada derrota española (La noche triste), incluso le afeó a Cortés que quisiera dejarla en retaguardia: “No está bien que mujeres españolas dejen a sus maridos yendo a la guerra, donde ellos murieren moriremos nosotras”. ¡Qué agallas tenía! María es la evidencia de que el valor, el coraje, la bravura, nada tienen que ver con el sexo de la persona.      


CARLOS DEL RIEGO

lunes, 26 de diciembre de 2016

LA NAVIDAD TAMBIÉN SEDUCE AL ROCK. Navidad, época de tópicos, de repetición de gestos, de felicitaciones y buenos deseos, árboles, nacimientos, comidas, regalos… y canciones que sólo suenan en estos días, aunque por todas partes. La música rock se apunta y canta a la Navidad.

Rick Parffit, que acaba de colgar definitivamente la guitarra, también hizo cantos navideños con sus inseparables Status Quo
Si hay un momento en que transitar por lugares comunes no sólo no está mal visto sino que es hasta aconsejable, sin duda es el momento de la Navidad. Por eso no es extraño que el terreno del rock y el pop haya sido tan prolífico en discos y canciones referidas específicamente a tan internacionales fiestas; de hecho son muy abundantes los que han dedicado álbumes enteros al asunto, en algunas ocasiones con imaginación y mérito. Pero lo más común es que bandas y solistas sólo hayan pasado por allí una, dos, tal vez tres veces, aunque, eso sí, lo normal es que ninguno, antes o después, se libre de dar ese tópico y entrañable paseo. Lo bueno es que, además de las numerosas revisiones que se han hecho de las canciones de navidad tradicionales (los villancicos), hay quien se ha puesto al asunto en serio y escrito sobre estos días. 



Rick Parffit, guitarrista de los incansables Status Quo, acaba de irse (Nochebuena 2016). Otro héroe de los tiempos gloriosos del rock & roll que cuelga definitivamente la Fender. ¡Cuántas horas de boogie-rock sencillo y bailón regaló el bueno de Rick junto a sus camaradas!, ¡cuántas canciones, cuánta felicidad proporcionó a tantos! Pues el caso es que los Quo también se marcaron su rock navideño; así es, el mismo Rick Parffit escribió ‘It´s Christmas time’ con el inconfundible ritmo, con esas guitarras tan identificativas, con ese carácter… Sí, es puro Status Quo, pero suena a Navidad desde la primera nota; además, en su letra se celebran las señaladas fiestas: “Me gusta el espíritu festivo (…) quédate y eleva una copa de vino”. A partir de ahora, todo amante del rock recordará en Nochebuena al rubito de Status Quo, y bueno será hacerlo con su ‘Tiempo de Navidad’.

Ni que decir tiene que The Beatles cantaron por ese palo tanto en conjunto como en solitario. Todo buen ‘beatlemaníaco’ sabe que cada Navidad solían grabar y regalar una canción de este tipo a sus fans, demostrando que su talento desbordaba. Una de ellas (la de 1967) fue ‘Christmas time is here again’, que repetía una y otra vez este título con la inclusión de algún que otro verso, pero lo mejor es el final, en el que cada uno de ellos se presenta y felicita las fiestas. Paul hizo, junto a sus Wings, ‘Wonderful Christmas time’, un tema muy techno pero con un estribillo muy Macca que repite “Simplemente teniendo unas maravillosas Navidades’. John dejó todo un clásico, ‘Happy Xmas (war is over)’, cuyo explícito título identifica la Navidad feliz con el fin de la guerra; es una canción de este tiempo, sí, pero es una melodía tan brillante (¡qué coros!), una composición con tanta fuerza que puede cantarse cualquier día del año sin ser mirado con extrañeza.

Entre los más rendidos fans del cuarteto de Liverpool estaban Ramones, quienes apuntaron su nombre y su potencia sónica a la lista de felicitaciones con ‘Merry Christmas (I don´t wanna fight tonight’), o sea, ‘Feliz Navidad (no quiero pelear esta noche)’, en la que destaca el verso en el que, más o menos, dice “porque la Navidad no es momento para andar fastidiando a los demás”; sí, es cien por cien ‘ramoniano’, pero no deja de tener un enternecedor tono navideño. Jethro Tull aportó un evidente ‘Christmas song’, en el que no faltaban los cascabeles, el ambiente invernal y aquel encanto que tenía todo lo que Ian Anderson hacía en sus primeros años; excelente partitura, habla del Niño y los bueyes, pero critica con ironía cuando dice “el espíritu navideño no es eso que te estás bebiendo”. The Queen tampoco se resistió al encanto que para millones tienen los festejos en torno al fin de año, así que contribuyeron al repertorio específico con ‘Thank God, it´s Christmas’, un canto de amistad con el que un cálido y cercano Freddy se felicita, “gracias a Dios es Navidad”, y felicita a todos, “amigo, todo el mundo compartirá esta noche tan especial (…) aunque sólo sea esta noche”.  

Hace apenas unos días (XII-16) dejaba este mundo el gran Greg Lake, el cual se inspiró en una partitura de Prokovief para componer un excelente ‘I believe in Father Christmas’. Su letra tenía intención crítica (contra el excesivo consumismo que ha invadido la Navidad y sobre la pérdida de la inocencia) pero se tomó como un típico canto de celebración, con lo que consiguió un inesperado éxito; sea lo que fuere, es una pequeña obra de arte (el vídeo con Ian Anderson es… glorioso) que conforta en todo momento. También es preciso recordar el excelente trabajo que se marcó el presidiario Phil Spector cuando era poco menos que el Rey Midas del pop, en los sesenta; todo eran clásicos villancicos, pero la pléyade de artistas que los cantaron y el ‘muro de sonido’ característico de dicho productor hacen del álbum (de 1963) algo especial. Inesperada puede resultar la aparición del actor Christopher Lee, especialista en cine ‘draculiano’ y de terror en general, quien era un apasionado del metal más impío y que también se atrevió a dar distorsión a clásicos navideños; hay que escuchar lo que hizo con ‘Silent night’, es fantasmagórico.  

No se puede olvidar el recopilatorio que el entonces pujante y prestigioso sello independiente español DRO publicó en 1982 con el título de ‘Navidades radiactivas’. Trece grupos españoles de aquel chispeante momento publicaron otros tantos temas con este tema como fondo; son nombres aún fáciles de recordar, como Aviador Dro que aparecía con un fabril ‘El nacimiento de la industria’, como Siniestro Total con un punk-chiste titulado ‘Afunfún a fanfán’, y Seguridad Social, Alphaville, Derribos Arias, Glutamato Yeyé… Todo ello, heterogéneo y pintoresco, compone una ilustración bastante precisa de su tiempo.     

Y Bowie, Springsteen, Dylan, Elvis, Beach Boys… también dedicaron muchas energías a la Navidad. Algo tendrá.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 21 de diciembre de 2016

DERECHO DE IMPUNIDAD, EXIGEN CIERTOS POLÍTICOS. El sufrido paganini se topa a veces con titulares desconcertantes, como ese que dice que varios grupos políticos exigen cambiar la ley que obliga al cargo público a obedecer al Tribunal Constitucional; pretenden la impunidad, ¡y no se avergüenzan de ello!

Esto es lo que ambicionan ciertos políticos ingratos y deseleados, pisotear y pasar por encima de la Constitución..
Parece haber pasado desapercibida, entre tanta noticia de atentados y violencias de todo tipo, una increíble proposición de ley que han hecho ciertos partidos políticos (todos menos dos) en España: quieren que los cargos públicos puedan desobedecer resoluciones judiciales sin ser suspendidos; es decir, estos privilegiados individuos reclaman para sí una licencia para quedar exentos de cumplir la ley, la misma ley que el resto de los mortales debe obedecer. Básicamente la norma que algunos  quieren borrar es la que obliga a servidores de la administración (parlamentarios y presidentes de parlamento sobre todo) a hacer caso a los tribunales; no parece razonable que alguien pueda discutir tal obligación, sin embargo, por incomprensible que pueda parecer, dichos sujetos manifiestan sin sonrojo sus ansias por degustar el sabor de la impunidad.

Esta patulea de gorrones que, con la cara más dura que el cemento armado, evidencian su bajeza moral y su escasa vergüenza exigiendo bulas por ser quienes son, no hacen más que demostrar otra vez un hecho indiscutible: permanecer demasiado tiempo en labores políticas aleja de la realidad. Y esto es así, primero, porque sólo un figurón ingrato y desleal se atrevería a solicitar un privilegio como este, y segundo porque se atreven a proponer tal dislate sin rubor y sin el menor atisbo de dignidad. Se sienten tan concluyentemente seguros de su verdad y tan superiores a los infelices ciudadanos, que creen merecer más que los demás. En definitiva, desean estar por encima de las leyes y, por tanto, por encima de ‘la chusma’ que las cumple.
Lo que proponen izquierdas y nacionalistas es que si un tribunal resuelve condenar, toda persona tiene la obligación de cumplir con la sentencia…, excepto ellos mismos, excepto los que estén en la función pública, que pueden pasarse los dictados del Tribunal Constitucional por ahí. Y lo más curioso (risible si no fuera tan estúpido) es que estos sujetos tratan de justificar sus intenciones con los argumentos más disparatados y esperpénticos, de modo que son capaces de inventar excusas increíbles, de retorcer la razón, de dar la vuelta a la situación como el abogado del terrorista que culpa a sus víctimas.  

El Tribunal Constitucional es la máxima autoridad en todo lo referido a la Constitución, siendo sus miembros los más entendidos, los que más y mejor conocen todos sus entresijos y, por tanto, los que tienen más elementos de juicio. Sin embargo algunos politicastros, envueltos en una gruesa capa de soberbia, pretenden interpretar las reglas a conveniencia. En pocas palabras, ambicionan prerrogativas que las sociedades avanzadas desecharon hace siglos y que hoy día son definitorias del dictadorzuelo más engreído.

Pero lo más increíble es que muchos de esos que suspiran por el derecho a pasar por encima de la referida normativa, muchos de los que procuran pisotear la Constitución (tildándola de anticuada, superada, de origen fascista), no son conscientes de que es esa Constitución la que les permite estar en el privilegiado sillón en el que tan cómoda y provechosamente se sientan.   

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 18 de diciembre de 2016

UN PASEO POR LA CALLE DEL ROCK ADULTO (AOR). El rock orientado para adultos (AOR) tuvo su momento álgido, pero cayó en desuso y de él sólo se recuerdan unas cuantas canciones caracterizadas por instrumentaciones finamente labradas; pero sobre todo se recuerdan sus potentes baladas.

Tras casi medio siglo sin bajarse del escenario, REO Speedwagon siguen
 haciendo bueno el AOR.
Dentro de los abundantes sub-estilos que ha dado la música rock, existe una variante pensada para un público más añoso. Y es que, casi siempre, las canciones que han triunfado en este negocio del rock en general tienen (y han tenido) al público más joven como principal objetivo. Pero en la segunda mitad de los setenta del XX aparece ese género creado y ejecutado para amantes del rock que ya no se conforman con energía juvenil, sino que buscan algo más elaborado, más depurado. Coincidiendo con esa demanda surge lo que se conoce como AOR, rock orientado para adultos. Lógicamente esa propuesta no fue muy bien vista por el personal más joven, que renegaba de un sonido tan repulido, tan civilizado. Sea como sea, con el paso del tiempo se ha ido asentando en los anales del rock una atractiva colección de éxitos proporcionada por los grupos que adoptaron aquellos modos, y ello a pesar de que, con el final del siglo, la cosa se fue diluyendo, de modo que hoy aquello del AOR se tiene como algo añejo y del que sólo sobreviven sus mejores melodías. 


El AOR es básicamente rock duro, pero con muchos matices. Tiene elementos del heavy pero carece de su agresividad; la presentación está muy cuidada: desde la parte vocal hasta los solos, pasando por unos muy trabajados estribillos y tanta preocupación por la melodía como un grupo pop; la construcción final presenta una gran riqueza instrumental y armónica, así como una producción lustrosa y refinada. Así, el grupo de AOR ha de contar con músicos brillantes, expertos, de modo que es raro ver en este terreno un guitarrista de menos de 30; es como si tras perder empuje juvenil, como si al ir cumpliendo años en escena y mejorar técnica y artísticamente, el que fuera imparable y salvaje rockero sediento de ‘caña bruta’ perdiera vigor (lógico) y evolucionara hacia ambientes más llanos, con ritmos más calculados y procurando que todo quede más ‘piano’; por eso en este género abundan las baladas y medios tiempos. Y también por eso toma ese nombre, rock orientado hacia adultos.


El caso es que aunque los años dorados de esta variedad fueron pocos, existe una nómina bastante nutrida de bandas, aunque sólo se recuerda a las más importantes y  gracias unos cuanto títulos que, eso sí, son muy fáciles de reconocer. Por ejemplo, todo el que tiene un mínimo interés por esto del rock ha escuchado los ambientes suaves y melódicos de ‘Africa’ o degustado el diálogo voz-guitarra del ‘Hold the line’, dos temas que identifican a los angelinos Toto. Igualmente se tiene la sensación de llevar toda la vida escuchando el baladón ‘I want to know what love is’ o el algo más brioso ‘Cold as ice’ de los neoyorquinos (con ingleses en sus filas) Foreigner. Y hablando de lentas con caramelo, ahí están Styx, de Chicago, con su ‘The best of times’ o ‘Lady’. Los californianos Journey, aunque llegaron a sonar en los mercados internacionales, ciñeron sus grandes éxitos al estadounidense, de modo que pocos recordarán sus ‘Open arms’ y ‘Wheel in the sky’… Todos ellos fueron grandes especialistas en la ‘power ballad’ y en grandilocuentes solos de guitarras o teclados.         
De Survivor sólo se recuerda la efectista ‘Eye of the tiger’, un éxito mundial gracias a que fue la canción de la película Rocky III. Al contrario que REO Speedwagon, que no han dejado la escena ni las visitas a las listas de éxitos desde su formación, allá por 1967; han vendido decenas de millones de discos, han tenido tiempo de hacer trepidante rock & roll, hard duro de verdad (‘Gipsy woman´s passion’) y, claro, lentorras al estilo ‘adulto’ como las multimillonarias ‘Keep on loving you’, ‘Can´t fight this feeling’ o ‘One lonely night’.

Pero también hay otros grupos adscritos al género de los que ya es más difícil acordarse. Por ejemplo FM, la versión inglesa del género, cuyo tema más señalado es ‘Frozen heart’. También británicos son The Babys, que lograron asomarse a las listas con ‘Isn´t it time’ y ‘Everytime I think of you’, dos baladitas cortadas por el mismo patrón. Y este patrón era (murió en 2014) el estadounidense Ray Kennedy, un increíble e injustamente desconocido compositor y cantante de Los Ángeles cuyo ‘You oughta now by now’ encaja a la perfección en el mejor AOR. Loverboy son canadienses, más enérgicos, más potentes y con sonido más rocoso aunque muy bien retocado, como en su ‘Turn me loose’. Heat son suecos y apenas llevan diez años en activo, es decir, son auténticos mantenedores del AOR más tradicional, como demuestra su ‘Shelter’, al que no le falta ninguna de las características del estilo. Billy Squire (de Boston) es un francotirador procedente aun de los sesenta; con propuesta potente y con clase, y sin perder nunca el gusto por el rock adulto, ha disfrutado siempre de buenas cifras de ventas, sobre todo con temas del tipo de la granítica ‘The Stroke’, o ‘Emotions in motion’, sólido medio tiempo. Poca repercusión tuvo lejos de su país la banda neoyorquina Damn Yankees, y eso a pesar de que sus miembros poseían impresionantes currículos, sobre todo su legendario guitarrista Ted Nugent; aun así despacharon millones con su poderosas baladas ‘High enough’ y ‘Where you goin´ now’.    

Hay otras bandas, claro, y algunas más que en algún momento han cabalgado sobre los lomos del percherón AOR, como Asia, o incluso Cheap Trick, o incluso Peter Frampton.

Puede gustar más o menos, pero el rock orientado hacia adultos tiene a su favor el buen gusto, la impecable ejecución y el dominio de los tiempos lentos. Y no es poco.    

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 15 de diciembre de 2016

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE PUJOL. Se tiene a veces la irritante sensación de que los magistrados de los tribunales más altos toman una decisión y su contraria en función de quién comete el delito. Ejemplo: prisión provisional para uno que estafó X y libertad para quien trincó X elevado a 100.

El hijo más aventajado del ex honorable sigue maniobrando como si nada pasara (presuntamente, claro)..

Una de las cualidades de las noticias que a diario se leen o escuchan es su capacidad para enfadar al sufrido ciudadano de a pie. Y entre esas que provocan enormes calentones cuando se está preparando el café de primera hora, siempre hay alguna relacionada con incomprensibles decisiones de los Altos Tribunales, las cuales tienen la capacidad de irritar tanto y a tantos (o casi) como algunas de las que toman los árbitros en estadios y canchas (sobre todo al ver las repeticiones). E igual podría decirse de algunos fiscales, que en ocasiones se parten la cara por un acusado y en otras cargan contra otro a pesar de que sus pecados sean casi idénticos. Claro que siempre tienen a mano el recurso del concepto de la ‘proporcionalidad’, que al ser algo no mensurable permite que, al cabo, se imponga la subjetividad del jurista. Por ejemplo, el candente caso del muchacho que, dedicado a grabar y difundir las bromas callejeras que gasta a desconocidos, fue abofeteado por un ‘currante’ al que no lo hizo gracia la cosa (XII-16); algunos expertos en leyes sostienen que la torta es perfectamente proporcional, mientras que otros aseguran que este insulto y esta situación no justifican la reacción del trabajador que amablemente indicaba una dirección al faltoso… Es por eso que se producen actuaciones y resoluciones en los juzgados que resultan desconcertantes.

El asunto es que se ha comprobado (pues nunca ha dejado de sospecharse) que el clan de los Pujol-Ferrusola (progenitores y casi todos sus vástagos) no han dejado nunca sus chanchullos, ni siquiera cuando se destapó y empezó a investigarse su entramado de blanqueo, fraude, prevaricación, tráfico de influencias, evasión de capitales, cohecho, falsedad, malversación, Banca Catalana, Caso Itv…, todo ello presuntamente. Sin embargo, a pesar de las toneladas de indicios más que razonables y de las pruebas prácticamente irrefutables que contra ellos pueden presentarse, los magistrados de las audiencias competentes jamás han tenido propósito de tomar contra ellos medidas cautelares; es decir, aunque las evidencias apuntaran de modo inequívoco, ninguno de los que han tenido vela en este entierro se ha atrevido a decretar prisión provisional contra el ex honorable y su prole.

Incomprensiblemente, misteriosamente, se les permite seguir en libertad para que continúen con sus amaños y trucos dinerarios a pesar del riesgo evidente de destrucción de pruebas: se sabe de un ordenador lleno de datos que cuando iba a ser requisado ya había sido sustituido por otro cuyo disco estaba vacío; y ello a pesar de que algunos integrantes de la ‘familia’ no han dejado sus actividades y tejemanejes; a pesar de que uno de los de la Audiencia Nacional, Mata de nombre, sentenció que “todos los miembros han estado orquestando durante años una estrategia compartida y coordinada para desarrollar distintos negocios económicos, generar réditos, ocultarlos, y distribuirlos entre todos de acuerdo con criterios establecidos para conseguir el lavado de los activos conseguidos”. Pues si eso es lo que deduce usted, Señoría, actúe en consecuencia, es decir, utilice las herramientas legales a su alcance para que los tales no continúen delinquiendo y, seguro, deshaciéndose de pruebas incriminatorias (cualquiera lo haría).

Pero lo que en realidad sorprende es que sí se hayan apresurado a meter provisionalmente en el trullo al tipo ese, llamado Blanco, que utilizó la enfermedad de su hija para allegarse donaciones de paisanos bondadosos e ingenuos (todo presuntamente, claro). Con éste sí que se atreven, con este tipo de delincuente sí que sacan pecho y aplican la ley con el máximo rigor. Así las cosas, parece oportuno preguntarse ¿Qué criterio se aplica para enviar a prisión provisional a quien estafó medio millón (más o menos) y se permite que continúen sus correrías quienes trincaron, falsearon y lavaron, tirando muy bajo, cinco mil millones? La única respuesta posible es que el impresentable padre se llama Juan Nadie mientras que otros cuentan con la importancia de llamarse Pujol… Igual que llamarse Urdangarín, quien tras su imponente braguetazo se lanzó al aprovechamiento de su privilegiada situación; igual que llamarse Rato, quien ha evidenciado ser más bien un rata que, seguro, se guardaría los céntimos que el camarero le diera de más en las vueltas del café. Asombra e irrita que se dicte prisión previa y sin fianza para un caradura y no para otros de igual condición pero con acusaciones mucho más gruesas.

En fin, se imponen términos como proporcionalidad o criterio. Y no es descabellado sospechar que también tiene que ver la importancia de llamarse…    


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 11 de diciembre de 2016

CUANDO EL ROCK SE INSPIRA EN LA MÚSICA CLÁSICA. Aunque se pueda tener la percepción de que son incompatibles, la realidad demuestra que la música clásica ha tenido gran presencia e influencia en el rock y sus derivados. Acaba de fallecer Greg Lake, cuyo grupo, ELP, nunca dejó de mirar hacia ese lado.

Greg Lake también bebió en fuentes clásicas, con su grupo ELP y en solitario.
Bien puede decirse que esos géneros surgidos en el siglo XX tienen una deuda con lo que se conoce como la gran música. Así, hay primeros espadas en la corta historia del rock que pueden presumir de su formación clásica, con lo que toda su trayectoria está marcada por esos estudios; igualmente, son muy abundantes las canciones cuya idea inicial procede de partituras de los grandes genios clásicos; tampoco son escasos los títulos que reconocen su inspiración en sonatas, nocturnos, arias, e incluso reproducen con mayor o menor fidelidad pasajes enteros; y también hay numerosas versiones, adaptaciones, actualizaciones de obras concretas de Beethoven, Bach, Tchaikovski… Sí, sin duda el rock & roll ha tomado prestado mucho material de tan sonoros nombres; además, como ya no generan derechos de autor, están a disposición de todo el que se atreva.


Hace unos días (XII-16) el legendario trío inglés Emerson, Lake & Palmer sufría su segunda baja, pues el guitarrista, bajista y cantante Greg Lake fallecía de cáncer, sólo unos meses después de la muerte del teclista Keith Emerson, quien fue un apasionado de la conjunción clásica-rock. De hecho, ELP siempre llevó a gala esta tendencia, con orgullo, con conocimiento, con atrevimiento…, y con excelentes resultados. Entre sus logros más llamativos está el nuevo tapizado que dieron a la obra ‘Cuadros de una exposición’ del ruso Modest Músorgski (a través del arreglo para orquesta que hizo Maurice Ravel), atreviéndose incluso a añadir cosecha propia. Guitarras y pianos, teclados de última generación y agresivas baterías rock, ideas imperecederas que vuelven a lucir gracias a nuevas perspectivas…, una fructífera y mágica operación artística. No fue la única vez que pescaron en los mares del clasicismo, al contrario, sus álbumes están muy adornados con nombres históricos de la gran música. En fin, gracias a este empeño de ELP, muchos miles de jóvenes en todo el mundo entendieron que la música es música, y que los géneros no son otra cosa que decoración, presentación, y que lo importante es el ingenio, el talento que el autor ha vertido en su partitura para que otros la interpreten.      
  
El caso es que, se reconozca en los créditos o no, hay una larga lista de canciones cuyos autores metieron la mano en la caja de los clásicos para confeccionar sus discos. No es cuestión de enumerar uno tras otro; basten algunas menciones. Por ejemplo, Sting (que no es muy dado a acreditar a otros) ha tirado de Prokofiev, al igual que Eric Carmen de Rachmaninov; Billy Joel firma alguna que otra obra ‘a medias’ con Beethoven; la inmortal, evocadora y exitosa ‘A whiter shade of pale’ de Procol Harum (conocida en español como ‘Con su blanca palidez’) agarra más de una de Bach; Queen en su ‘It´s a hard life’ reconoce la deuda con ‘I pagliacci’ de Leoncavallo.

El ‘It´s now or never’ que popularizó Elvis es, evidentemente, el célebre ‘O sole mio’ de Eduardo di Capua. El espectacular teclista Rick Wakeman picó de aquí y de allá muchas veces, destacando sus improvisaciones sobre partituras de Brahms;  incluso el propio John Lennon explicaba que el tema de los Beatles ‘Because’ surgió tras escuchar una sonata para piano de Beethoven.

La relación de artistas contemporáneos que buscaron luz en otras formas, en otras épocas, es verdaderamente extensa. Y también se pueden añadir las ocasiones en que lo que hacen es, simplemente, una versión, y así se reconoce en los créditos…, casi siempre. Por ejemplo, los enloquecidos y siempre jubilosos Madness se atrevieron a condimentar con el divertido ritmo ska el movimiento más famoso de ‘El lago de los cisnes’ de Piotr Tchaikovski; el fruto de esta mezcla con ingredientes aparentemente incompatibles no sólo es muy fácil de degustar, sino que parece haber sido concebido para el baile y el jolgorio. ¿Qué hubiera pensado el compositor tardo-romántico ruso sobre esta reinterpretación? Y por otro lado, ¿quién puede decir que la música clásica es aburrida?      

El inefable Ian Anderson recreó para el segundo Lp de su grupo, Jethro Tull, el ‘Bourée in E minor’ de Bach; sin embargo, a diferencia del anterior, incomprensiblemente Anderson no acreditó al alemán…, al menos en las primeras ediciones del mencionado álbum, en cuyos créditos aparecía él solo como autor a pesar de que la cosa era un clamor al ser pieza sobradamente conocida. De todos modos, el arreglo (suave y respetuoso) tiene su mérito, y la flauta travesera del inglés recorre con mucha clase las notas originales.   

La aportación hispánica puede representarse con la reinterpretación que Los Canarios realizaron de ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi, la cual fue convertida en ‘Ciclos’ y dotada con otra historia; un trabajo monumental que, al menos a unos cuantos, les sirvió para reconocer todos los movimientos y pasajes de la partitura original en cualquier momento, ya fuera en primavera o en invierno… Tampoco puede olvidarse el éxito internacional que alcanzó Miguel Ríos cuando cantó la adaptación (de Waldo de los Ríos y Amado Regueiro) de la ‘Oda a la alegría’, el extracto universal de la ‘novena’ de Beethoven.    

Por último, y volviendo al recientemente finado, Greg Lake no se resistió a tomar por su cuenta otra de Prokofiev para construir su preciosa ‘I believe in Father Christmas’.
Está claro, la clásica y el rock no son en absoluto antagonistas.  

CARLOS DEL RIEGO     

jueves, 8 de diciembre de 2016

EL SENTIMIENTO TRIBAL DE ALGUNOS HINCHAS CULÉS. Hay veces en que la nota periodística exige dos lecturas, pues el asombrado lector no es capaz de comprender lo que cuenta; tal ha sido la que habla de algunos aficionados del Barça que protestan porque los del Madrid festejaron su gol.

 
Algunos aficionados del Barcelona protestan porque la hinchada rival celebra los goles de su equipo.
Aunque apenas se haya reparado en ella, la prensa ha dado cuenta en los últimos días (XI-16) de una increíble y desconcertante noticia; resulta que, después del partido Barça-Madrid, los integrantes de una peña del FC Barcelona (llamada ‘Seguiment FCB’) publicaron una declaración en la que manifestaban su “repulsa y preocupación” porque “hubiera aficionados que expresaban sin disimulo sus simpatías y apoyo al equipo rival”, exhibiendo “sus camisetas, bufandas y gorras”; es más, criticaban que en el momento de conseguir el gol del empate, esos seguidores del adversario del Barça se atrevieron a celebrarlo con “gritos y gestos, que crearon un clima de tensión”. ¿De veras? ¿Es una noticia seria? ¿Alguien pueden entender una postura tan abracadabrante como esta?

Da la sensación de que los de ‘Seguiment FCB’ jamás han visto un partido fuera de casa, ni siquiera por televisión, ni tampoco a sus cofrades culés celebrando los tantos de los Messi y compañía en el Bernabéu o en El Sadar; más aun, con ese discurso están dando a entender que no comprenden la alegría de los aficionados rivales al festejar sus dianas, como si se sorprendieran por las reacciones de ‘los otros’, como si no les entrara en la cabeza que alguien tenga la osadía de sentir y expresar júbilo cuando el Barça encaja un gol…

Ahora piden que no se permita a los aficionados visitantes entrar en el Camp Nou para evitar que expresen “simpatía por el equipo rival” y exhiban “su camiseta”. ¿Quién dice que, después, no pretenderán que se prohíba a los jugadores del equipo contrario celebrar el gol? Continuando por este camino, lo siguiente sería exigir que no se consienta marcar goles al enemigo. Seguidamente solicitarán a la directiva que se prohíba acceder a este estadio a todo el que no demuestre su barcelonismo y catalanismo, y por tanto, quedará vedado incluso a los equipos rivales. Así, llegaría un día en que estos anacolutos alcanzaran el clímax cuando sólo el Barça juegue en este césped, el Barça y nadie más…  

Estas ideas son un producto extremo de mentalidades invadidas por la sola idea del nacionalismo, que convierte al que lo padece en alguien ensimismado y excluyente, atávico y xenófobo. Tales pretensiones son muestra evidente de la pervivencia en algunas personas de un ancestral sentimiento tribal, de un vestigio del Paleolítico, de cuando pertenecer a la tribu era la única seguridad (por muy escasa que fuera) que tenía el individuo. En la remota Prehistoria había dos conceptos tribales: ‘nosotros’ y ‘ellos’, y éstos eran enemigos y, por tanto, se les temía; y cuando se encontraban dos clanes el primer impulso era acabar el uno con el otro y quedarse con las supervivientes; así el ganador suprimía a los que competían por los mismos recursos. Ese sentir se hace visible hoy en los que no alcanzan a descifrar y asimilar el hecho de que los rivales deportivos también tienen y expresan emociones. Por otro lado, manifestar abiertamente y sin sonrojarse tales delirios constituye una prueba concluyente del incontenible deseo de endogamia de algunas hinchadas futbolísticas, incapaces de tolerar la presencia de la afición rival en su sacrosanto coliseo; y menos aun si alguno se atreve a perpetrar el sacrilegio de aplaudir al equipo invasor…

¿Descacharrante? ¿Perturbador? ¿Onírico? En todo caso, sin la menor duda, los catalanes y los barcelonistas con sentido común (que son más, muchos más que lo que se cree) se habrán llevado las manos a la cabeza al enterarse del glorioso comunicado de algunos de sus paisanos.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 4 de diciembre de 2016

ÉXITOS MENORES DE ARTISTAS MAYORES. Ocurre muchas veces que el público que enloquece con los temas emblemáticos de las grandes estrellas del rock presta escasa o nula atención a otros que, sin embargo, ofrecen tanto talento como aquellos. Hay ejemplos en Beatles, Queen y Ramones.

Los cuatro de Liverpool y el imprescindible George Martin durante las sesiones del 'Album blanco'..
Un cuarto de siglo de la muerte de Freddy Mercury. Parece que lo que se impone es: “¡Pero si parece que fue ayer cuando descubrimos a Queen!”, aunque en realidad de eso hace ya más de cuarenta años. En dos décadas de vida el grupo logró tremendos éxitos, canciones tan fáciles de recordar, de tararear, que parecen haber estado ahí siempre. Pero además de los que todo aficionado tiene en mente, su índice de títulos ofrece  muchos otros tesoros que sólo hay que descubrir. Esto pasa muy habitualmente: el gran público identifica y degusta apenas unas cuantas piezas de los amplios catálogos que van dejando los más ilustres de esto del rock. Y es una pena, ya que entre corte y corte de los surcos del vinilo (pues el núcleo de este género musical se creó para este formato) se suelen esconder cantidad de melodías primorosas que están esperando, como el arpa de Bécquer, que alguien las haga sonar.


Ciertamente, todo grupo o solista con algo que decir guarda en su repertorio no pocas de éstas, de modo que una lista sería algo interminable, y además, cada uno tendrá sus preferidas. Pero sí que se pueden presentar unos pocos ejemplos más o menos representativos. Por ejemplo, hablando de Freddy, una de los Queen, la arrolladora ‘Stone cold crazy’ (1974). Aunque perfectamente conocida por sus adeptos, no es obra favorita del común, y ello a pesar de que, como muchas veces se ha dicho, fue algo que abrió los ojos a los que en poco tiempo serían los pesos pesados del metal en todas su vertientes; es decir, es un tema pionero que vino a abrir un camino inexplorado que, por lo que se ha visto, ha resultado exuberante. Tiene unas guitarras asombrosas, inéditas, innovadoras, a veces profundas, densas, penetrantes, y otras punzantes, vertiginosas. Y también una parte vocal asombrosa. Freddy desatado, dominante, y como diciendo, “¡dejadme solo!”, y lo dejan, pues sus intervenciones son casi a pelo. Poco más de un par de minutos de rock con mayúsculas en los que está, condensado, todo Queen. Ah!, habla de Al Capone que huye…

Y hablando de quienes ya están en el catecismo del rock, puede incluirse una de Ramones, una más bien atípica en el estilo ramoniano. Se trata de ‘Danny says’ (1980), un homenaje a quien fuera su amigo y manager Danny Fields; además, en el texto hay referencias a una de sus piezas emblemáticas (‘Sheena is a punk rocker’) e incluso a una divertida serie de televisión de los sesenta, ‘El superagente 86’ (‘Get Smart’ en origen). Cuando se habla de este grupo siempre se piensa en un sonido desbocado, esquemático, pero los neoyorquinos también conseguían óptimos resultados con lentas y medios tiempos, sobre todo cuando alguien tan experimentado y con tanto carácter como Phil Spector se encarga de encauzar sus energías. Arranca suave, con arreglo contenido y una voz que dibuja una melodía brillante y, a la vez, pegadiza; pero la calma dura poco, y todo se lanza casi sin darse cuenta, subiendo la intensidad en ritmo y sonido, aunque sin perder nunca de vista la batuta del violento productor, que siempre asegura buen gusto. Dicen que era una de las favoritas de Joey, pero no es de las más reconocibles del cuarteto y rara vez se cita; pero si se escucha con atención resulta encantadora.     

Por último, dentro del repertorio de Beatles, una que degustan los más interesados y que rara vez se incluye en recopilatorios, antologías o selecciones, ‘Happines is a warm gun’, del excelso ‘Álbum blanco’ (1968). Se trata de una partitura complicada, retorcida, como dividida en varias partes muy distintas y con un ritmo mutante; tiene parte acústica, parte eminentemente vocal (¡qué coros!), parte con distorsión… y todo en unos 160 segundos. Aseguran que la grabación costó lo suyo, que las bases rítmicas precisaron casi cien tomas, que a Lennon le encantaba. Sea como sea, el resultado es insuperable, una de esas composiciones que, sin ser un título excesivamente popular, demuestra hasta dónde llegaba el talento de estos tipos. Claro que otro tanto se puede decir de la mayoría de sus obras… En todo caso, es otra de esas maravillas que, entre una colección de maravillas, parece no sobresalir, pero está ahí para ‘cazar’ y subyugar a todos los que un día la descubran, que nunca serán una enorme mayoría. 

En fin, que los elepés siempre tienen mucho más que los dos o tres singles de éxito multitudinario, y merece muy mucho la pena escuchar esas otras que tal vez no gocen de tanta fama.   


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 30 de noviembre de 2016

FERNANDO TRUEBA O CÓMO TIRAR PIEDRAS CONTRA EL PROPIO TEJADO. Las incomprensibles declaraciones que este cineasta realizó hace un año le están pasando factura hoy (XI-16), pues el público ofendido vuelve la espalda a su nueva película. Entonces no se dio cuenta de que apedreaba su casa.

Parece decir 'me iría con vuestro enemigo pero acepto vuestro dinero'..
Hace catorce meses el director de cine Fernando Trueba fue el origen de una encendida polémica cuando, al recibir un premio reservado a cineastas españoles, declaró no sentirse español (entre otras increíbles afirmaciones) a la vez que extendía la mano para recoger la pasta. Como si los que entonces se sintieron ofendidos le hubieran estado esperando, el altercado verbal ha resurgido con el estreno de la nueva película del susodicho, la cual ha registrado una muy floja acogida por parte del personal; seguramente el recuerdo de aquellas palabras ha tenido su influencia en los datos de taquilla. Dicho sea de paso, el pretendido boicot a la película tiene tanto sentido como las actitudes de este señor, pues no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

En primer lugar se antoja incomprensible que alguien que trabaja ‘de cara al público’ y, por tanto, depende de su voluntad y sus gustos, despotrique, menosprecie y se manifieste contra los sentimientos de una parte importantísima de sus clientes. Así, es fácil entender que si alguien se sintió insultado no sólo no acuda a ver el filme, sino que reniegue en lo sucesivo de cualquier obra firmada por este señor. Uno puede sentirse lo que quiera y manifestarlo cuando lo desee, pero siempre le será más rentable hacerlo con educación y sin faltar a quienes van a comprar su producto, pues en caso contrario estará tirando piedras contra su propio tejado; y cuando a causa de una incontinencia verbal alguien se gana la enemistad de parte de la audiencia, será para siempre y sin vuelta atrás. Lo curioso es que el director afirma no entender la reacción airada de muchos españoles contra él y su película…, es como el que muerde la mano que le da de comer y luego no comprende que la mano no vuelva a ofrecerle comida.   

Conviene recordar que el protagonista de esta historia (que nunca ha manifestado ningún escrúpulo en aceptar dineros y subvenciones del país del que tan mal habla) fue más allá, mucho más allá de una simple expresión de afecto o desafecto; y es que añadió sin sonrojarse que le hubiera gustado que España hubiera perdido la Guerra de la Independencia contra Napoleón (cuyas tropas destruyeron, quemaron, mataron y saquearon a voluntad), y para rematar su discurso se le ocurrió soltar que en caso de guerra se pondría de parte del enemigo de España (en un contexto bélico esto se llama traición). Este indisimulado resentimiento contra el lugar donde nació, donde están su familia y sus amigos, donde ha trabajado y progresado, no deja de recordar a aquellas vociferantes masas que durante los días de la II República Española gritaban por las calles “¡Viva Rusia y muera España!”; si tal cosa se produjera hoy, probablemente Trueba estaría en primera fila y voceando más que nadie.

En posteriores manifestaciones este hombre ha señalado que no se le entendió, que se sacó de contexto, que cuando dijo blanco quería decir verde y así debió entenderse, queriendo asimismo transmitir la idea de que soltó todo aquello en tono irónico, a modo de chascarrillo…, sin embargo, resulta difícil encontrar algún atisbo de gracia en aquellas palabras. Por otro lado, sabiendo de las posturas y actitudes excluyentes que el personaje había mostrado previamente, aquella salida de tono parece más una muestra explícita e intencionada de lo que tiene en su interior.  Dijera lo que dijera y con la intención que fuera, no parece oportuno hacer de menos a la cultura y tradición de un país (habló de clásicos españoles en tono descortés, desdeñoso) precisamente durante la ceremonia en la que ese país le está agasajando, premiando y gratificando; no era el lugar ni el momento ni el contexto para verter tales reflexiones. Por último, del mismo modo que el tonto es tonto aunque no se sienta tonto, quien es español lo es aunque no lo sienta.

Sea como sea, hay en este país mucha gente, muchos espectadores que sienten como si algunos profesionales de este negocio los hubieran echado del cine a patadas, empujones e insultos. Sucedió hace unos cuantos años, cuando actores y directores (no es necesario recordar nombres) faltaron al respeto a aproximadamente la mitad de la población, e incluso alguno utilizó el término ‘subnormales’ para despreciar a quienes no coinciden ideológicamente con ellos y prefieren otra opción política. Tal vez no se dieran cuenta, pero en aquel momento esos cineastas expulsaron de las salas a miles de españoles, y no será a corto plazo ni tampoco fácil conseguir que vuelvan. Sin la menor duda, esta es una de las causas de que cuando se proyectan ciertas películas españolas las salas muestran exceso de butacas vacías; otras causas son la calidad, la feroz competencia que tiene el cine en pantalla grande y, claro, los precios. Además, la película de la discordia es segunda parte, es otra de la guerra civil, es otra con (seguro) buenos buenísimos y malos malísimos…, ¡con la de episodios históricos que ofrece España, Hispania o Iberia para idear buenos guiones cinematográficos!       

Al parecer los productores invirtieron diez o doce millones en la peli, cantidad que les va a ser muy difícil recuperar, por lo que en adelante puede que Trueba se tope con problemas para encontrar quien financie sus empresas. De todos modos, si lo que se proyecta es atractivo, gusta, seduce y tiene gancho (como no pocas de sus producciones anteriores a la desafortunada ‘rajada’), el público responderá aunque sea obra de alguien que siempre se pondrá de parte del enemigo. ¿O tal vez no?

Después de todo el jaleo, y tal vez pensando en su futuro, el director se la envaina y se desdice: “Amo a España”, dijo luego de comprobar las consecuencias de sus palabras. Si no te gustan estos principios tengo otros, explicaba un genio de este mismo gremio.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 27 de noviembre de 2016

LA VIOLENCIA MACHISTA TAMBIÉN TIENE REFLEJO EN EL ROCK. Al igual que en otros ámbitos, la violencia machista también está desgraciadamente presente en el asunto del rock, y lo está tanto en las mujeres que la han sufrido como en las canciones que hablan de esta desgracia.

Aunque a Lennon no le gustaba, Beatles trataron el asunto en su 'Run for your life'..
El 25 de noviembre de 1981 fueron asesinadas las hermanas Mirambal por orden del dictador dominicano Leónidas Trujillo, el Chivo; desde entonces ese es el Día contra la violencia machista (sexista, machista, doméstica…, pero no de género, pues las personas pertenecen a uno u otro sexo, no a uno u otro género). Indigna, enfurece leer o ver en vídeo los terribles actos de violencia contra las mujeres que se producen a diario en prácticamente todo el mundo (también existen casos en los que es ella quien ejerce la tiranía, aunque en mucha menor medida; y también podría hablarse de la violencia que promueven las ‘feminazis’). 


 En cuanto a las cantantes de rock y pop que han padecido las consecuencias de la cobardía de sus parejas destaca, por encima de todas, Tina Turner, que aguantó décadas las palizas del bestia de Ike, quien se atrevía a decir que le zurraba lo mismo que todo hombre atiza a su mujer…, y la golpeó tanto y tan fuerte en la cara que tuvieron que operarla para reconstruir su tabique nasal…, hasta que dio el paso y se libró de él; también se recuerdan las imágenes de Whitney Houston con evidentes signos de violencia de manos de su impresentable marido Bobby Brown, quien la estuvo pegando durante 14 años, hasta que ella se divorció, pero el daño y las drogas ya había hecho tanto daño que todo desembocó en una muerte prematura; incluso Madonna, quien siempre ha hecho alarde de su fuerte carácter, no se libró de ser maltratada por su marido Sean Pean (tan progre él). Son sólo una muestra. En cualquier caso queda demostrada la vileza de esos tres prosimios.

Las canciones que hablan de las odiosas costumbres de algunos pervertidos y que sufren otras tantas mujeres son, por desgracia, muy abundantes, lo que refleja lo extendida que está esta inmoralidad. Una pieza que causa escalofríos cada vez que se escucha es  ‘Behind The Wall’, perteneciente al primer Lp de Tracy Chapman, en 1988. Cantada sin el menor acompañamiento, causa verdadero impacto ya desde el inquietante primer verso, “Anoche oí el grito”, y a partir de ahí la cantautora estadounidense habla de un hombre que se despierta cada noche a causa de los ruidos del piso de al lado, que son golpes y gritos; llama a la policía, pero “siempre llegan tarde”, y cuando llegan “dicen que no pueden interferir en asuntos domésticos”; la narración termina con la esposa en la ambulancia y los agentes tratando de dispersar a los curiosos… Una canción muy cruda, explícita, estremecedora.

El siempre combativo Billy Bragg ha escrito más de una vez sobre la violencia doméstica. En su ‘Levi Stubbs tears’ (1986) cuenta cómo una esposa maltratada (“le hizo un agujero donde no debería haber agujero”) encuentra consuelo en las canciones de los Four Tops, y además de mencionar a Levi, habla de los compositores de las mismas (Barret y Strong, Holland, Dozier y Holland); finaliza con la pobre mujer guardando cuidadosamente la cinta (el casete) de su grupo favorito. Bragg también trata el tema en su ‘Valentine´s day is over’, uno de cuyos versos resume el proceso: “poesías, flores, palabras bonitas, y amenazas (…), gracias por las cosas que me compraste, gracias por lo que me mostraste cuando me pegaste duro (…) el Día de San Valentín terminó”. La nítida voz del británico y el escueto acompañamiento proporcionan al texto un mayor dramatismo.  

Tremenda es la historia que cuenta el ‘Hey Joe’. De imprecisa autoría, el portentoso Jimi Hendrix la convirtió en clásico, en una obra de referencia, en 1966. El texto está estructurado como un diálogo, con preguntas y respuestas muy al estilo blues; más o menos dice “Hey Joe, ¿a dónde vas con esa pistola? Voy a disparar a mi mujer, porque la vi con otro hombre. Hey Joe, escuché que disparaste y mataste a tu mujer. Sí, le disparé. Hey Joe, ¿a dónde vas a huir? Voy al sur, a México, donde nadie me encuentre, no hay verdugo que vaya a ponerme la soga al cuello”. Y además, la guitarra de Jimi, un volcán…

También The Beatles mostraron inquietud por este tema. Así, el trepidante ‘Run for your life’, incluido en el fabuloso ‘Rubber soul’ (1965), viene a ser una sucesión de amenazas del tipo “Preferiría verte muerta, nena, antes que con otro hombre, si te pillo con otro es el fin, sabes que soy un chico malo y celoso, te lo digo en serio, estoy decidido”. Al parecer, Lennon se inspiró en una de Elvis, (el primer verso es tal cual), pero cambió el deseo que aparece en el original por los celos que presiden su texto. El ‘beatle’ que murió asesinado dijo muchas veces que esta canción no le gustaba nada; sin embargo, el asunto de los celos debía preocuparle, puesto que volvió a tratarlo en otras de sus canciones. Llama la atención, en todo caso, el contraste entre una construcción armónica tan brillante y un asunto tan tenebroso.

La inolvidable Ella Fitzgerald cantó con muchos artistas de jazz, blues y todos los géneros negros (aunque no sólo), entre ellos con el gran Louis Jordan, con el que logró un gran éxito en 1946 gracias al calipso ‘Stone cold dead in the market’. La letra habla de una señora tan harta de su esposo, borracho y violento, que es ella la que le da muerte y, además, en público; “él no va a pegarme más (…) y no me importa si me sientan en la silla eléctrica”, así que lo mata con la sartén, con la olla, con el rodillo… Sorprende hoy su tono alegre y humorístico, pero hay que tener en cuenta que en aquellos años apenas se hablaba de eso…

Green Day presenta, por el contrario, al marido maltratado, con frases como “huesos rotos, cortes…, ella viene a comprobar que sigo de rodillas”. Sonic Youth decía en ‘Shoot’, “sólo me golpeas cuando quieres estar contento”. Elvis Costello, Lou Reed o los vallecanos Ska-P también han mostrado su inquietud ante la violencia sexista, y mostrado ante ella un rechazo frontal e incondicional.


CARLOS DEL RIEGO