Algunos aficionados del Barcelona protestan porque la hinchada rival celebra los goles de su equipo. |
Aunque apenas se haya reparado en ella,
la prensa ha dado cuenta en los últimos días (XI-16) de una increíble y
desconcertante noticia; resulta que, después del partido Barça-Madrid, los
integrantes de una peña del FC Barcelona (llamada ‘Seguiment FCB’) publicaron
una declaración en la que manifestaban su “repulsa y preocupación” porque
“hubiera aficionados que expresaban sin disimulo sus simpatías y apoyo al
equipo rival”, exhibiendo “sus camisetas, bufandas y gorras”; es más, criticaban
que en el momento de conseguir el gol del empate, esos seguidores del
adversario del Barça se atrevieron a celebrarlo con “gritos y gestos, que
crearon un clima de tensión”. ¿De veras? ¿Es una noticia seria? ¿Alguien pueden
entender una postura tan abracadabrante como esta?
Da la sensación de que los de
‘Seguiment FCB’ jamás han visto un partido fuera de casa, ni siquiera por
televisión, ni tampoco a sus cofrades culés celebrando los tantos de los Messi
y compañía en el Bernabéu o en El Sadar; más aun, con ese discurso están dando
a entender que no comprenden la alegría de los aficionados rivales al festejar
sus dianas, como si se sorprendieran por las reacciones de ‘los otros’, como si
no les entrara en la cabeza que alguien tenga la osadía de sentir y expresar
júbilo cuando el Barça encaja un gol…
Ahora piden que no se permita a los aficionados
visitantes entrar en el Camp Nou para evitar que expresen “simpatía por el
equipo rival” y exhiban “su camiseta”. ¿Quién dice que, después, no pretenderán
que se prohíba a los jugadores del equipo contrario celebrar el gol?
Continuando por este camino, lo siguiente sería exigir que no se consienta
marcar goles al enemigo. Seguidamente solicitarán a la directiva que se prohíba
acceder a este estadio a todo el que no demuestre su barcelonismo y catalanismo,
y por tanto, quedará vedado incluso a los equipos rivales. Así, llegaría un día
en que estos anacolutos alcanzaran el clímax cuando sólo el Barça juegue en
este césped, el Barça y nadie más…
Estas ideas son un producto extremo de
mentalidades invadidas por la sola idea del nacionalismo, que convierte al que
lo padece en alguien ensimismado y excluyente, atávico y xenófobo. Tales
pretensiones son muestra evidente de la pervivencia en algunas personas de un
ancestral sentimiento tribal, de un vestigio del Paleolítico, de cuando
pertenecer a la tribu era la única seguridad (por muy escasa que fuera) que
tenía el individuo. En la remota Prehistoria había dos conceptos tribales: ‘nosotros’
y ‘ellos’, y éstos eran enemigos y, por tanto, se les temía; y cuando se
encontraban dos clanes el primer impulso era acabar el uno con el otro y quedarse
con las supervivientes; así el ganador suprimía a los que competían por los mismos
recursos. Ese sentir se hace visible hoy en los que no alcanzan a descifrar y
asimilar el hecho de que los rivales deportivos también tienen y expresan emociones.
Por otro lado, manifestar abiertamente y sin sonrojarse tales delirios
constituye una prueba concluyente del incontenible deseo de endogamia de algunas
hinchadas futbolísticas, incapaces de tolerar la presencia de la afición rival
en su sacrosanto coliseo; y menos aun si alguno se atreve a perpetrar el
sacrilegio de aplaudir al equipo invasor…
¿Descacharrante? ¿Perturbador?
¿Onírico? En todo caso, sin la menor duda, los catalanes y los barcelonistas
con sentido común (que son más, muchos más que lo que se cree) se habrán llevado
las manos a la cabeza al enterarse del glorioso comunicado de algunos de sus
paisanos.
CARLOS DEL RIEGO
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