Aspecto que pudo tener el Homo Habilis (F. Facchini) |
Mary Leaky observando las huellas de Laetoli |
El apellido Leaky es sinónimo de Arqueología, de
Prehistoria, de especies humanas extinguidas, de los ancestros del hombre de
hoy. Como el buscador Google anuncia (6-II-13), se cumple un siglo del
nacimiento de Mary Leaky, esposa de Louis y madre de Richard, todos ellos
reconocidos arqueólogos e impulsores del estudio de las familias humanas que
han existido y se han extinguido.
Todo el aficionado a la Prehistoria sabe que los Leaky
llevaban muchos años trabajando en la garganta de Olduvai (Tanzania), buscando
y encontrando gran cantidad de fósiles; cuentan que su hijo Richard se quería
apropiar de alguno, pero siempre le decían que se buscara su propio fósil, sin
embargo, cuando el chaval encontró algo se lo quitaron inmediatamente. Pero fue
en 1959 cuando dieron con un yacimiento que resultaría determinante,
trascendental para trazar el árbol genealógico del hombre. En el estrato más
profundo del mismo (correspondiente a 1,8 millones de años) encontraron un
cráneo y otros fósiles de un antepasado remoto llamado australopiteco (que
quiere decir mono del sur), mientras en el inmediatamente superior (1,7
millones de años) hallaron varios fragmentos de cráneo, una mandíbula y huesecillos
de la mano. Vieron diferencias morfológicas entre uno y otro individuos, pero
lo que resultó determinante para anunciar el descubrimiento de una nueva
especie fue el hecho de que los huesos del espécimen más joven tenían asociadas
unas muy primitivas herramientas de piedra, algo que no aparecía al lado de los
fósiles de ningún australopiteco. Dedujeron, por tanto, que si esta especie era
capaz de tallar rudimentarios útiles, bien podía entrar en el exclusivo club
Homo, así que le denominaron Homo Habilis. Años más tarde, algo más al norte,
hallaron los trozos de un cráneo que, reconstruido, coincidía con aquel (luego
han aparecido más fósiles), con lo que la nueva especie adquirió su propia personalidad;
dientes más pequeños, mayor capacidad craneal, menos protuberancia ósea encima
de los ojos…, fijaron las características del primer representante del género
Homo.
Ciertamente resultaría dificilísimo para el hombre de hoy (Homo
sapiens sapiens) reconocerse en los habilis aunque fuera mínimamente, pues su
aspecto era aun bastante simiesco; sin embargo, caminaba totalmente erguido, su
pie era casi igual que el del sapiens…, y construía herramientas utilizando
otras herramientas, algo que no ha hecho ningún animal que haya caminado sobre
la Tierra excepto todos los pertenecientes al género Homo. Algunos animales
utilizan piedras o ramas como herramientas, pero a lo máximo que llegan es a
modificar ligeramente las segundas y, en ningún caso, usan otros útiles para
dar forma al utensilio (han anunciado estudios con chimpancés que parecían
golpear una piedra contra otra, pero eran animales cautivos entrenados durante
años que repetían mecánicamente gestos aprendidos). Sin embargo, sin la menor
duda el habilis hizo sus instrumentos valiéndose de otras piedras con las que
golpeó la principal a fin de obtener una arista cortante, un filo con el que
acceder más fácilmente al alimento, lo que significa que previamente hubo de
ver representado en su mente aquello que iba a fabricar. Esto quiere decir que
aquel remotísimo antepasado pensó, dedujo y anticipó, facultades exclusivas del
hombre.
Ahora uno se puede preguntar ¿por qué sólo una de las diversas
especies de australopiteco dio ese paso evolutivo?, ¿por qué ninguna otra
especie evolucionada del australopiteco y contemporánea del habilis hizo lo que
éste al menos por pura imitación?, ¿ese trascendental avance fue algo surgido
del propio individuo o recibió alguna ‘ayuda externa’? Es oportuno recordar que
las denominadas ‘huellas de Laetoli’ demuestran que los prehomínidos caminaban
erguidos hace 3,7 millones de años. Son huellas de pisadas que dejaron tres
individuos bípedos (con pie muy parecido al actual) sobre ceniza volcánica que
luego se endureció; el espécimen más pequeño caminó sobre las impresiones en la
ceniza que iba dejando el más grande. Fueron descubiertas por la propia Mary
Leaky ya en los 70 del siglo pasado cuando (cuentan) jugaban a lanzarse boñigas
secas de elefante…
Louis y Mary Leaky tuvieron el honor de hallar al más remoto
antepasado (a la luz de lo conocido hoy) de la única especie de dicho género
que sobrevive. Pero como ocurre con cada descubrimiento, el hallazgo planteó (plantea)
más interrogantes que los que resuelve.
CARLOS DEL RIEGO
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