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jueves, 4 de septiembre de 2025

CHUCK BERRY EN 1955, Y DYLAN, BEATLES Y STONES EN 1965 ABRIERON LOS HORIZONTES DEL ROCK

 


En 1955 Chuck Berry mostró de qué iba y cómo había que hacer esto del rock & roll

 

Hace setenta años el gran Chuck Berry abrió la puerta, y hace sesenta Dylan, Beatles y Rolling Stones ampliaron los horizontes y posibilidades del estilo que miles de grupos y solistas en todo el mundo no han dejado de recorrer desde entonces

 

Las novedades, o sea, todo aquello que modifica o evoluciona lo establecido, causa atracción, pero también una sacudida y, no pocas veces rechazo. Tales sentimientos tuvo que experimentar la sociedad estadounidense y mundial cuando a mitad del siglo pasado aparecía algo que los jóvenes llamaban música y los no tanto definían como ruido insoportable. El rock había comenzado a girar alrededor del reloj algo antes, pero justo en 1955 un tipo del sur publicó su primer disco con una canción que señalaba el nuevo camino.

 

Una melodía tradicional inspiró al gran pionero Chuck Berry para escribir y grabar el tema ‘Maybellene’, su primer single, en 1955. Esta canción aportó bases y modos, fondos y recursos, herramientas y formas en las que se basó todo el rock posterior, o sea, todo el rock. Un tipo que escribe sus propias canciones (por cierto, la mencionada venía originalmente firmada por otros dos, el periodista Alan Freed y otro, pues era esta una forma de pago por su difusión radiofónica), y capaz de crear estribillos pegadizos cantados a gran velocidad era aun algo nuevo; tan novedoso como lo que mostraba el hoy ya setentón ‘Maybellene’: melodía y estribillo simples y pegadizos, riff de entrada de guitarra inconfundible y muy dinámico que se convirtió en paradigma, una gran personalidad en lo sonoro y lo rítmico, un solo instrumental perfecto para retorcerse y dejarse llevar…, y para redondear la original oferta, la letra iba de coches, chicas, velocidad, todo irresistible para aquellos adolescentes (por cierto, al parecer ‘Maybellene’ era una vaca que protagonizaba canciones de cuna que de pequeño le cantaban al inolvidable Chuck). Todo era fresco, diferente, atrevido, tanto que la idea resultó irresistible para las siguientes generaciones en todo el planeta. Con ese iniciático tema, Berry no hizo sino mostrar nuevos modelos. Fue un momento clave, pues desde entonces no ha habido nadie que se dedicara a este negocio que no copiara algo suyo. Claro que él también se inspiró (más o menos) en lo que antes habían hecho otros.

 

Una década después, en 1965, se produce en el nuevo estilo no una sino tres sacudidas con tres protagonistas, Bob Dylan, The Beatles y The Rolling Stones, cada uno de los cuales presentó a la cultura del siglo XX brillantes y apasionantes posibilidades con otras tantas canciones.

 

Un joven Bob Dylan (24 años) lanzó en junio de ese año ‘Like a rolling stone’, un tema excelso en el que el autor perfiló la silueta de la figura del cantautor (aunque nombres como Woodie Guthrie o Joe Hill ya habían dado los primeros apuntes). La letra de aquel tema ya no se queda en disfrutar, en beber y divertirse, en chicas y coches, nada de eso, sino que se vuelve profunda e incluso filosófica, pues el texto se burla cruel y cínicamente de aquella que era la reina de la fiesta y ahora no tiene ni casa: “¿Qué se siente al estar solo, sin domicilio, como un completo desconocido, como un vagabundo?”, dice su letra. La melodía y una atmósfera limpia desembocan en algo sorprendentemente fácil de asimilar. Y además se atreve con una duración inusitada, más de seis minutos. La irrupción de esa pieza marcó un antes y después.

 

Sólo había pasado un mes cuando The Beatles (tan jóvenes como Dylan) lanzaban otra canción esencial, ‘Help’. Es una tonada que engancha y no suelta: hay personas en todo el mundo que la han escuchado muchos miles de veces y, sin embargo, agradecen y sienten algo especial cuando suenan sus primeros compases. La obra la integran una brillante melodía y una letra que tampoco se conforma con explicar lo bonito que es todo, sino que representa una llamada de auxilio de alguien que se siente agobiado, sobrepasado por todo lo que le está pasando. Lennon escribió el texto y siempre tuvo un gran cariño por ese tema. Volvía a ser evidente que una buena partitura entra más profundamente cuando sustenta unos versos cargados de sentimiento sincero, y todo ello presentado con naturalidad y sin artificios. La cosa parece fácil, pero en la práctica es extremadamente difícil…, hace falta tener un talento desbordante y, además, ilusión, ganas, trabajo..., no, no está al alcance de cualquiera. El pop y el rock giraron desde ese momento, modificándose el rumbo a la hora de componer y escribir.

 

En mayo de aquel señalado 1965 The Rolling Stones proponían otra posibilidad: letra descarada, casi explícita y muy provocativa, un riff de guitarra agresivo, desafiante, un sonido general más bien sucio, ruidoso, y una letra rotunda. Así es ‘Satisfaction’, cuya letra dice: “lo intento, lo intento, lo intento…, pero no puedo conseguir satisfacción”. Es una forma con la que los más gamberros y protestones, los insatisfechos y los que nos se conforman, pueden expresarse mediante el rock & roll, casi escupiendo, casi insultando. La potencia del ritmo, lo pegajoso del riff, la personalidad de la voz hicieron de este título otro emblema que fue como una señal que miles de jóvenes en todo el mundo comprendieron y siguieron.

 

Está claro que todos los mencionados son y serán considerados los verdaderos creadores de esa música surgida en el siglo XX que se convirtió en algo más, en algo  que modificó y dio pie a nuevos hábitos y culturas, negocios, inquietudes y artes. Ellos hicieron el trabajo más difícil en esos dos momentos clave: el 55 y el 65 concibieron nuevos caminos artísticos hoy tan transitados.   

 

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 18 de agosto de 2025

¡TODOS (LOS MÚSICOS DE ROCK) A LA CÁRCEL!

 


Richards y Jagger no dejaron de alojarse en la trena

 

Dentro del pensamiento y la filosofía del rock & roll no es necesariamente un desprestigio haber pasado una temporada entre rejas, incluso hay veces que aporta currículo (hay que insistir en que no pocos nombres señalados del rock sí que se merecían no volver a salir del trullo). De hecho, hay grandes estrellas conocen bien la trena, y tampoco faltan grandes canciones que hablen de ello

 

Aunque muchos peces gordos de diversos sectores tienen que hacer el hatillo para disfrutar una temporada de una habitación con la taza del wáter al lado de la cama, la realidad es que suponen un porcentaje mínimo de los que deberían instalarse unos cuantos años en la trena; es un porcentaje que, en el caso de los políticos (de cualquier ideología o partido), debería superar el 90% si se atiende a sus ‘méritos’. En realidad esto le puede pasar a cualquiera (nunca se sabe qué vendrá mañana), y así ha pasado con algunas de las grandes figuras del rock que, siempre dispuestas a desafiar a la autoridad, también pueden contar historias carcelarias de primera mano. Y como es lógico, el tema ha seducido a no pocos de los que escriben rock & roll con excelentes resultados (de hecho, la privación de libertad es tema recurrente en gran parte de autores que, a lo largo de la historia, escribieron bajo cualquier modalidad literaria).

 

Ex-presidiarios que triunfaron en los templos del rock es larga, y los motivos por los que ingresaron también son variados. Aunque estrictamente no se le puede encuadrar en el género, sí puede decirse que el bluesman Leadbelly pertenece a la estirpe del rock. Muy dotado para la música, el hombre tuvo varios y graves tropiezos que lo condujeron al trullo no menos de tres veces, la primera en 1915; en total, por asalto, homicidio e intento de homicidio penó 2, 7 y 4 años. A la sombra dio forma a un tradicional de penitenciario que, al parecer, ya cantaban otros presos, el magnífico ‘Midnight Special’, al que Leadbelly añadió versos. Versioneada hasta el infinito (inolvidable la de los Creedence), el tema es evidente: cada día te levantas sabiendo que todo será igual que ayer y que habrá poca comida, pero más vale no quejarse porque el que manda puede buscarte más ruina; también aconseja no armar bronca, pues el sheriff te pillará, sus ayudantes te zurrarán y, antes de que te des cuenta, estarás en la celda de castigo; a pesar de todo siempre podrás soñar con el ‘Especial de Medianoche’, un tren imaginario que te lanza luz y que viene a ser la esperanza de recobrar un día la libertad.

 

Luego, algunos de los que triunfaron en ese derivado del blues que es el rock & roll supieron por experiencia propia de qué iba aquella canción. Así Chuck Berry, quien por llevar en su coche a una menor de un estado a otro con fines dudosos se comió unos 20 meses, aunque ya conocía el trullo por robo desde su juventud. La gran blueswoman Billie Holliday pencó, al menos, 10 meses por drogas, aunque de haber vivido hubieran sido más, ya que fue arrestada en su lecho de muerte… Por lo mismo residió en el maco Ike Turner 19 meses, aunque deberían haberle caído 30 años por el infierno al que sometió a su esposa Tina. El gran productor Phil Spector, colérico y de gatillo fácil, pasó sus últimos 12 años de vida entre rejas (y le quedaban otros 7) por asesinar a una actriz. El asqueroso pervertido Gary Glitter (que no debería salir jamás), lleva décadas de juicios: 9 meses, luego 3 años… y actualmente cumple 16 (desde 2015), siempre por lo mismo, pederastia. Conocido es el caso de Sid Vicious, quien, en libertad provisional bajo fianza por la muerte de su novia, agredió brutalmente a una persona, lo que le llevó a la cárcel durante un par de meses, pero apenas unas horas después de salir palmó por sobredosis. David Crosby cumplió nueve meses por posesión de armas y drogas; Keith Richards estuvo dos meses, y su cómplice Mick Jagger apenas un par de días, ambos por asuntos de drogas. Paul McCartney conoció los calabozos japoneses a causa de la marihuana (seguramente tras chivatazo de Yoko). Hasta el siempre elegante David Bowie supo qué era eso durante unas horas, por lo mismo, por posesión de sustancias prohibidas.

 

En la cárcel grabó Johnny Cash un Lp, y aunque nunca estuvo ‘interno’ tocó varias veces para los internos, algo que, según él, fue una experiencia determinante en su vida; asimismo, ‘El hombre de negro’ quedó tan impresionado que firmó emotivas canciones sobre la prisión, entre ellas la excelente ‘Folsom prison blues’ que, con delicioso sabor country, habla de lo que añora el que está encerrado: oye el tren y se imagina a la gente que puede ir y venir con libertad…, y todo por no hacer caso a su madre cuando le aconsejaba que se alejara de las armas…

 

Imposible no mencionar el ‘Jailhouse rock’ de Elvis, que muestra una prisión donde todo el mundo canta y baila el rock, hasta el punto de que uno quiere escapar aprovechando la distracción, pero el compañero le dice que ni hablar, que prefiere quedarse y disfrutar. También de los 50 es el poderoso rythm & blues ‘Riot in cell block number 9’, o sea, motín en el bloque 9, compuesto por Leiber y Stoler y con múltiples versiones (destaca la de Blues Brothers y sobre todo la de Commander Cody); habla de eso, de una revuelta en la trena, la cual no cesa aunque los guardias amenazan con la ‘silla’…, hasta que al final, los gases lacrimógenos hacen que todo el mundo vuelva a su celda. 

 

Sam Cooke escribió en 1960 ‘Chain gang’ después de ver una cadena de presos forzados a tirar de pico y pala en las cunetas de la carretera; envuelto en un elegante tono soul y con elocuentes ruidos metálicos, expresa la desesperación de los condenados, que lamentan la dureza del trabajo, las carencias, la sed…, pero sobre todo, la ausencia de la mujer. En clave sicodélica y con un ambiente luminoso, The Zombies se pusieron en la piel del preso que escribe a su amada ante su inminente liberación con ‘Care of cell 44’. Y los irlandeses Thin Lizzy hablaron de la obsesión del prisionero, fugarse, en su ‘Jailbreak’, un clásico del hard de los setenta; se oyen rumores de fuga, de jaleo, así que mejor alejarse de guardias, sirenas, perros..., dice.

 

Sorprende que, en general, apenas hay letras en las que el reo proclame su inocencia y lo injusto de su reclusión (una es el Hurricane’ de Dylan), al revés, casi todas hablan de opresión, ausencias y monotonía, pero asumiendo la culpa y el castigo. El talego, en fin, es fuente de emociones y por tanto de rock & roll, que a veces habla de ello en primera persona.

 

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 3 de agosto de 2025

CUANDO OZZY OSBOURNE ESTUVO A PUNTO DE MORIR EN LA CARRETERA, Y OTROS QUE SÍ DEJARON LA PIEL EN EL CAMINO

 


Estado en que quedó el bus de Metallica tras el accidente en el que murió su bajista, Cliff Burton

 

La muerte de Ozzy Osbourne ha sido primera página en todo el mundo, demostrando que un histórico músico de rock puede convertirse en auténtico icono social. El ex Black Sabbath murió por causas naturales, sin embargo, los músicos (en general) no suelen fallecer por esas causas, sino por los excesos y la carretera. La lista de artistas de la música que dejaron la piel en el viaje es interminable, incluso Ozzy estuvo a punto de palmar en el camino

 

Si se piensa detenidamente, el músico de rock pasa más tiempo de gira que en casa, es decir, echa más tiempo yendo de un escenario a otro, de una ciudad a otra, que en cualquier otra cosa. Hay que pensar que programan treinta, cuarenta, cien conciertos en unos cuantos meses, lo que significa que casi siempre están en peligro de sufrir accidentes. No será necesario recordar los     

Siniestros mortales más famosos: el de Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Boper o el de Lynyrd Skynyrd. Pero hay muchos otros que afectaron (a veces de modo fatal) a muchos otros nombres propios de la historia del rock.

 

El mencionado Ozzy pudo palmar cuando mordió el murciélago que le lanzó el público y él se metió en la boca creyendo que era de plástico… Y también cuando una avioneta se estrelló tras tocar el autobús en el que Ozzy dormía de camino a otro concierto. A finales del 79 el cantante había sido expulsado de su banda e inició su carrera en solitario. Para ello contó con varios músicos, entre ellos el guitarrista Randy Rhoads (fundador de Quiet Riot). En marzo de 1982 Ozzy y su grupo estaban de gira en Florida. Iban en un autobús y el conductor (Andrew Aycock) paró en un área de descanso al lado de un aeropuerto. Como tenía licencia (caducada) de piloto, y en este aeropuerto había una avioneta de un amigo suyo, ofreció dar un paseo en avión a varios de los músicos. Aceptaron Rhoads y la maquilladora del grupo, Rachel Youngblood, mientras el resto de la expedición prefirió quedarse en el bus a descansar. El caso es que Aycock pilotó la avioneta y, en cierto momento, sobrevoló a muy baja altura el autobús (tal vez queriendo hacer una gracia) hasta que con un ala lo rozó, perdió el control y se estrelló contra una casa provocando una gran explosión y un gran incendio. Murieron los tres ocupantes del avión, que ardieron hasta quedar irreconocibles (a Rhoads, de 25 años, lo identificaron por sus joyas). Ozzy salió del autobús y sólo pudo presenciar las tremendas llamas que devoraron aeronave y ocupantes, pero bien pudo el avión chocar de pleno contra el bus y llevarse por delante a todos, incluyendo al propio Osbourne.

 

Otros no tuvieron tanta suerte. Metallica estaba de gira por Suecia  promocionando su último Lp, ‘Master of puppets’. En septiembre de 1986 iban en autobús a la siguiente ciudad. Las heladas carreteras escandinavas traicionaron al conductor, que se encontró con una placa de hielo, derrapó y perdió el control. El autobús volcó y el bajista Cliff Burton salió despedido, con la malísima suerte de que el vehículo le cayó encima, pereciendo en el acto (tenía 24 años). Todos salieron y gritaron aterrorizados al ver a su amigo aplastado. Al parecer, en el autobús había literas para que durmieran, y Burton ganó a las cartas una de arriba al guitarrista Kirk Hammett, que salió ileso…

 

Uno de los más reputados guitarristas del universo del rock era Stevie Ray Vaughan. En agosto de 1990 montó en un helicóptero al terminar un concierto en Wisconsin para ir al siguiente, en Chicago. En realidad los músicos (entre los que estaba Eric Clapton, que formaba parte de la gira) alquilaron cuatro aeronaves para el desplazamiento. Al parecer, la densa niebla no permitió al piloto del helicóptero en el que iba Vaughan ver una pequeña colina y se estrelló. Murieron todos, el piloto, tres integrantes del personal de la gira y el propio Vaughan (de 35 años), con tremendas lesiones por todo el cuerpo. No habían recorrido ni un kilómetro desde el despegue.

 

Otis Redding ya era una gran estrella del soul e incluso del pop en 1967. Tanto que se había comprado una avioneta para ir de un concierto a otro junto a su grupo, The Bar-Kays (algunos de cuyos integrantes eran menores de edad y viajaban con permiso de sus padres). Apenas faltaban tres minutos para el aterrizaje cuando la avioneta se estrelló, en medio de una densa niebla, en el lago Manona, cerca de Wisconsin¸era diciembre de ese año. Sólo se salvó el trompetista Ben Cauley, quien salió despedido y se mantuvo agarrado al cojín de un asiento en el agua helada hasta que llegó el rescate; no sabía nadar y nada pudo hacer por sus compañeros. Tres días antes Otis había grabado su icónico ‘Sittin' on the dock of the bay’, que al poco se convirtió en un enorme éxito. Tenía 26 años.

 

Uno de los pioneros del rock fue el recordado cantante, compositor y guitarrista Eddie Cochran, quien dio forma al primer rock & roll y a muchos de los tics que luego fueron habituales en el nuevo género musical, sin olvidar que algunos de su éxitos, como ‘Summertime Blues’, ‘C'mon everybody’ o ‘Somethin' else’, son ya clásicos que siguen sonando tantísimos años después. A comienzos de 1960 decidió irse de gira por Inglaterra junto a su colega Gene Vincent y su novia, la cantante y letrista Sharon Sheeley. El público llenaba los locales noche tras noche, así que decidieron quedarse otros dos meses tocando por todo el Reino Unido. El 16 de abril de ese año actuaron en Bristol y al acabar tomaron un taxi para ir al aeropuerto de Londres. El taxista perdió el control y se estrelló contra una farola. Gene y Sharon sobrevivieron, pero Eddie salió despedido y, horas después, murió en el hospital a causa de las gravísimas heridas. Tenía 21 años.

 

Son sólo unos pocos de la larguísima lista de músicos (incluyendo muchos españoles como Eduardo Benavente, Tino Casal, el teclista y cantante de Triana Jesús de la Rosa, Cecilia, Nino Bravo …) que dejaron la vida en la carretera, de concierto en concierto. El éxito exige tributo.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

sábado, 12 de julio de 2025

CUANDO SE ENCUENTRAN DOS ESTRELLAS DEL ROCK SUELEN PRODUCIRSE ESCENAS DELIRANTES

 


Chuck parece decir a Keith 'no me toques la guitarra o te sacudo'

 

Una característica de (casi) todas las estrellas del rock es poseer un ego desmesurado. Por eso, cuando se ven cara a cara dos de ellas nunca se sabe qué puede pasar…, y la realidad es que ha pasado de todo

 

Es casi inevitable que, antes o después, las grandes figuras de la Historia del rock se encuentren cara a cara; así, no es extraño que se vean, se hablen, se saluden, que compartan escenario, discográfica, giras y conciertos, discos, televisión, fiestas... Lo que puede ocurrir cuando dos estrellas del rock se miran a los ojos es algo impredecible. Y hay muchos ejemplos. 

 

En una ocasión, una noche de 1970 en Las Vegas, el entonces novato Alice Cooper recibió una llamada telefónica en la que alguien le dijo que Elvis Presley (¡nada menos!) quería conocerlo. Debió sentirse el más afortunado del mundo cuando acudió al hotel donde había sido citado. A llegar al hotel se encontró con que otros personajes habían sido convocados para la ‘audiencia’ con el rey: Chubby Checker, la actriz Liza Minnelli, la actriz de cine para adultos Linda Lovelace…Cuando por fin Alice Cooper (en realidad Vicent Furnier) se encontró con Elvis, éste empezó elogiar su número de la serpiente boa, viva y retorciéndose sobre él y por todo el escenario; es más le aseguró que ojalá se le hubiera ocurrido a él ese “genial” show. Luego Elvis le dijo que lo acompañara a la cocina, abrió un cajón y sacó un revólver, comprobó que estaba cargado y lo puso en la mano del asustado Alice Cooper; a la vez, le dijo que lo apuntara y que sabía muy bien cómo desarmar a un tipo que lo amenazara con un arma. El autor de ‘Posion’ recuerda: “Antes de que asimilara lo que estaba pasando o lo que debía hacer, estaba en el suelo con la bota de Elvis Presley presionándome la garganta”.

 

Al parecer, a Elvis le entusiasmaba eso de la defensa personal, como demuestra otro ‘suceso’ similar. Brian Wilson (de Beach Boys) y el propio Presley estaban grabando en el mismo estudio, de modo que Wilson vio, encantado, la gran oportunidad de conocer al rey del rock and roll. Lo invitó a la sala donde estaba grabando para que escuchara sus nuevas canciones. Cuando Elvis se presentó, Wilson, a modo de broma y acto de complicidad, hizo como que le lanzaba un golpe de kárate, pero Presley bloqueó el ‘golpe’ con otro gesto de kárate y colocó el otro brazo para devolver el ‘ataque’, aunque no lo descargó. Wilson quedó alucinado, asustado: “Realmente me hizo daño con su movimiento, y él también quedó desconcertado con la situación, porque sólo acertó a decir, ¡me voy, me voy!, y se fue sin más”.

 

Tremendamente repugnante fue un encuentro entre Ramones y Johnny Rotten (Sex Pistols). Dee Dee recordó que, poco antes de un concierto, quiso ir al baño, pero Joey llevaba muchos minutos allí encerrado. Entonces Jhonny, a quien también llamaba urgentemente la naturaleza, al ver que el baño no se abría, cogió una botella vacía de cerveza Miller y echó una buena meada. Johnny Rotten, que estaba entre bastidores, vio la botella y pensó en la suerte de toparse con una birra huérfana, de modo que se la pegó a los labios y tras los dos primeros tragos gritó “¡Osti, esto sabe a orina!", para a continuación gritar, insultar, perjurar, amenazar, maldecir… Dee Dee, no obstante, culpó al propio Rotten: “Hay que ser tonto para coger una botella del suelo y, sin más, ponerse a beber”. El bajista tenía toda la razón. Y seguro que el incidente fue una de las causas del odio hacia Ramones que tenía el cantante de los Pistols.

 

Muy conocida es la ‘anécdota’ del puñetazo que le propinó Chuck Berry a Keith Richards. Cuenta el ‘Stone’ que durante un concierto de Berry, él estaba entre bastidores. Justo al terminar, “Chuck dejó su guitarra en su camerino y salió corriendo a cobrar su dinero…, sí, era bastante tacaño”. Entonces Keith se fijó en la legendaria Gibson de Chuck Berry, se quedó embobado mirándola y entonces no pudo resistir la tentación. “Vamos Keith, sólo un par de toques”, se dijo a la vez que la tomaba en sus manos…, justo en el momento en que Berry regresaba contando la pasta, vio la escena y gritó “¡Nadie toca mi guitarra, nadie!”, a la vez que le lanzó un directo que aterrizó en la mandíbula de Richards… Pasado el tiempo, éste reconocía: “Si entro en mi camerino y veo que alguien ha cogido mi guitarra, seguramente hubiera reaccionado igual. Me pilló y, sin duda, merecía aquel puñetazo”.

 

También es de dominio público que Michael Jackson y Prince se llevaban fatal (celos, rivalidad, envidias). El manager Drink Champs, que había trabajado con ambos, recordó que un día se topó con Michael Jackson en Las Vegas y se arriesgó a invitarlo a tocar con Prince. Jackson lo rechazó de plano, y cuando le preguntaron por qué, declaró contundente: "¡Prince es un sucio tacaño!", y añadió que Jackson le dijo entonces: “Además, una vez ese tipo intentó atropellarnos a mí y a mi mamá con su coche”. El desprecio de Jackson era correspondido por Prince, según explicó el productor Quincy Jones, que desveló que Prince se había enfadado hasta casi subirse por las paredes cuando ambos habían sido invitados a subir al escenario durante un concierto de James Brown, puesto que Prince consideró que Jackson no había dejado de hacer su show cuando era el turno de Prince, quien siempre sostuvo que en aquella ocasión Jackson lo había boicoteado. Los egos desmesurados…

 

Michael Jackson y Freddie Mercury, en los años 80, quisieron grabar algunas canciones juntos (nunca se publicaron oficialmente). El bajista de aquellas fallidas sesiones, Jo Burt, aseguró que Freddie se sintió inquieto, ofendido, cuando Jackson se presentó con su llama, y más cuando Michael siguió llevando al animal en sesiones posteriores. Al parecer, el representante de Queen, Jim ‘Miami’ Beach, contó que recibió la llamada de Freddie diciéndole “Oye, Miami, cariño, ¿puedes venir a sacarme de aquí? Estoy grabando con una llama al lado”. Además, David Wigg, periodista amigo de Freddie, contó que éste se había cogido un gran enfado porque Jackson colocaba a su chimpancé, ‘Bubbles’, entre los dos cantantes y grababan así las tomas, e incluso se dirigía al simio y le preguntaba si le gustaba lo grabado o pensaba que habría que repetirlo. Wigg aseguró que “tras unos días así, Freddie se largó sin más”. Normal.

 

CARLOS DEL RIEGO

sábado, 28 de junio de 2025

EL GRUPO DE ROCK MÁS LENTO, BOSTON: CINCO LP’S EN MÁS DE CUARENTA AÑOS

 


Boston siempre buscó la perfección costara el tiempo que costara

 

Los grupos de rock, sobre todo los que tienen repercusión en la industria del entretenimiento, se someten fácilmente a los tiempos y compromisos que esa industria. Así tanto por contrato como por el impulso creativo del artista, lo habitual es que el grupo o solista componga, grabe y publique un álbum al año, y luego llega la promoción y la gira de presentación. Pero existe un caso en que el grupo dilata el ciclo dejando pasar cuatro, seis u ocho años entre un Lp y el siguiente: el estadounidense Boston.

 

Lo más habitual es la publicación de un disco cada año, aunque a lo largo de la historia del rock ha habido fenómenos capaces de publicar dos e incluso más. No es el caso Boston, una banda única que sólo ha lanzado ¡cinco elepés en más de cuarenta años de trayectoria! (además de un recopilatorio y otro hecho con  grabaciones preexistentes); la media es un nuevo disco cada más de ocho años. La principal causa de tan escasa producción es, sobre todo, la obsesión perfeccionista de su líder, guitarrista y compositor Tom Sholtz, que nunca estaba contento con el resultado final y siempre buscaba perfeccionar cada canción. El contraste es Ramones, quienes sólo necesitaron siete días para grabar y mezclar su primer Lp.

 

Tom Sholz era ingeniero de una empresa de fotografía, pero su auténtica pasión era el rock, así que se construyó un estudio de grabación en el sótano de su casa. Allí pasaba las horas, componía, tocaba trozos, solos, partes, grababa, recomponía, unía piezas… Eran los últimos años sesenta y Tom solía frecuentar ambientes de rock & roll, donde conoció Brad Delp. Sin embargo, el tipo ni siquiera sopesaba la posibilidad de formar una banda y publicar discos, se conformaba con su sótano-estudio porque, además, eso de tocar en vivo no le entusiasmaba: demasiado riesgo de error, y para alguien que tiene la perfección como único objetivo... Para entonces Brad Delp ya era el encargado de poner voz a las composiciones de Sholz, que comenzó a enviar algunas de sus maquetas a las discográficas, aunque con nulo resultado.

 

Entre los muchos proyectos en los que, totalmente en solitario, trabajaba en su ‘cueva’ estaba una canción, ‘More tan a feeling’, a la que no paraba de darle vueltas y más vueltas; de hecho, la empezó a escribir hacia 1970 y durante más de cinco años la fue puliendo, limando, arreglando, depurando, refinando cada sonido, cada arreglo, acorde, instrumento, adorno… La exquisita voz de Brad Delp era la corona de ese diamante. El texto de la canción no va de amor, sino del sentimiento que se experimenta cuando se escuchan aquellas canciones que te hacen sentir, recordar, emocionar. Después de años de obsesivo trabajo de perfeccionamiento, Tom envió esta canción a las discográficas (aunque pensaba que se podía mejorar).Los productores de Epic se dieron cuenta inmediatamente de que estaban ante algo especial, así que se pusieron en contacto con Tom Sholz y Brad Delp, no con un grupo, sino con un par de músicos que tenían algo prometedor.

 

Firmaron el contrato, pero como en realidad no eran un grupo, no pudieron hacer una demostración en vivo a la compañía, de modo que a toda prisa contrataron a viejos camaradas; incluso tuvieron que pensar rápidamente en un nombre, Boston. A continuación, los ejecutivos les reservaron estudio para grabar lo que sería su primer Lp, pero Sholz se negó: él trabajaba en su casa, arreglaba, grababa, mezclaba todo él solito, y no iba a consentir que productores, arreglistas o ingenieros manipularan sus obras. La discográfica pretendía, lógicamente, que se hiciera una grabación profesional en un estudio profesional y con técnicos profesionales. ¿Cómo salir del atolladero? El productor John Boylan dio con la solución: Tom grabaría casi todo en su sótano, mientras en el estudio se grabaría la voz, la batería y poco más, pero a los de la discográfica les dirían que todo se había hecho donde ellos querían.  Tom y John engañaron a Epic, y todos contentos. Y tan contentos. A las dos semanas el disco sonaba en todas partes y las tiendas se quedaron sin ‘More tan a feeling’ en horas a pesar de ser de un grupo desconocido. En una semana ‘cayeron’ más de 50.000 copias, en quince días medio millón. Más de dos años permaneció en las listas y el álbum vendió casi veinte millones. Hoy sigue escuchándose y comprándose.

 

Tom seguía trabajando en su cueva-estudio, pero nunca estaba satisfecho con lo que le salía. La discográfica, sin embargo, pedía rápidamente otro elepé con otro single superventas. Tom lo tenía claro: si trabajar durante años un tema había dado tan buen resultado no había motivo para cambiar. Pero tanto y tanto lo presionaron que no le quedó otra que enviar una maqueta…, que Epic convirtió en disco de inmediato  para disgusto del solitario creador. Habían pasado dos años pero todo el mundo seguía escuchando el ‘More tan a feeling’, que seguía en listas. Entonces salió ‘Don´t look back’, segundo de Boston, con piezas magníficas aunque ‘sólo’ vendió más de siete millones de copias y colocó número 1 al tema homónimo. Sholz dijo a los ejecutivos que ese ‘mal’ resultado se debía a que no le habían dado el tiempo suficiente...

 

A causa de discusiones, contratos y amenazas se retrasa la entrega de lo que ha de ser el tercer elepé, pues no quería que se publicasen canciones ‘sin terminar’. Al final, Tom y Brad, cabezas de la banda, deciden cambiar de discográfica y firman con MCA, con la que lanzan ‘Third stage’ en 1986 después de retocar, modificar, arreglar, reajustar y refinar hasta la saciedad cada pieza; habían pasado ocho años desde el anterior Lp. El sonido era el de siempre y las canciones excelentes, pero tuvo ‘peores’ resultados, ‘sólo’ menos de tres millones de discos y poco tiempo en el número uno…

 

Para el cuarto disco no estaría Brad Delp que, cansado de la tiranía de Tom abandonó la banda. Éste contrató a otro vocalista y, ya en 1994, otros ocho años después del anterior, lanzó su cuarto álbum, ‘Walk on’. Habían pasado dos décadas, ya eran los noventa y los gustos habían mutado, pero Boston seguía teniendo algo, el público los mantenía en su memoria y no les resultó difícil vender por encima del millón. De todos modos, a Sholz iba a lo suyo: trabajar y trabajar en su sótano para dar forma a otro elepé, para el que regresaría el vocalista de siempre, Bradley Delp. Eso sí, hubo que esperar otros ocho añazos para que se publicara, en 2002, ‘Corporate America’. No entró entre los diez primeros de las listas y no llegó al millón de ejemplares vendidos a pesar de que, nuevamente, contenía canciones sobresalientes y un sonido tan potente como siempre. Es, en todo caso, su último disco, ya que ‘Life, love & hope’, publicado en 2013, está hecho de tomas antiguas. Y Brad Delp se suicidó en 2007.

 

Cinco elepés en más de cuarenta años de carrera. Sin duda puede calificarse a Boston como el grupo más lento de la historia del rock. Es el precio que Tom Sholz pagó por acercarse a la excelencia.

 

CARLOS DEL RIEGO

sábado, 14 de junio de 2025

ANÉCDOTAS Y SUCESOS DEL MUNDO DEL ROCK EN 1970

 


 Festival de la Isla de Wight en 1970, con más público que Woodstock

Han pasado cinco decenios y medio, toda una vida. El año que puso fin a la prodigiosa década de los sesenta dejó abundantes hechos y sucesos en el mundillo del rock & roll, tantos como para no ser olvidado. No sólo vio discos inmortales, separaciones históricas y muertes de iconos del rock sino que también fue pródigo en anécdotas y episodios pintorescos, hilarantes e incluso trágicos.   

 

Puede decirse que en 1970 el rock & roll había llegado a su mayoría de edad…, a pesar de que no tenía más de quince años. Las herramientas, estructuras y características propias del estilo estaban ya bastante fijadas, de modo que el rock estaba preparado para acoger las nuevas formas que, a lo largo de los años setenta, iban a presentarse y desarrollarse. Fue 1970 el año de la traumática separación de los Beatles (y de la publicación de su último disco), con acusaciones y responsables, desprecios y señalamientos. También a finales de aquel año murieron dos leyendas, dos nombres que ya están en los altares del rock: Jimi y Janis. Y sucedieron muchas otras cosas que, pasado tanto tiempo, parecen olvidadas…

 

Por ejemplo, a pesar de que el nuevo género musical tenía personalidad y empezaba a ser acogido por el sistema (aunque para la gran mayoría de la población seguía siendo nuevo, muy ruidoso y poco recomendable), no dejaba de provocar escándalo. Nombres tan importantes como John Lennon, Jefferson Airplane o los mencionados Hendrix y Joplin fueron multados e incluso detenidos por blasfemias, conductas y expresiones soeces y obscenas, tanto en el escenario como en la calle. Claro que la realidad dejó las cosas en muy poco, pues con unos cientos de dólares todo se solucionó.

 

Hablando de Jefferson Airplane, en abril su cantante Grace Slick fue invitada por Tricia Nixon, hija del presidente estadounidense Richard Nixon, a una fiesta de té nada menos que en la Casa Blanca. La vocalista se presentó en la fiesta con el activista político Abbie Hoffman, quien estaba siendo juzgado por conspirar para provocar disturbios en la Convención Nacional Demócrata de 1968; de hecho, Hoffman fue acusado por el gobierno Nixon, aunque luego el juicio contra los Siete de Chicago fue declarado nulo. Slick y Hoffman planeaban cargar con una fuerte dosis de LSD la taza de Nixon. Pero no llegaron a ver al presi, puesto que Slick fue reconocida (curiosamente Hoffman no) al estar en la lista del FBI y fue invitada amablemente a largarse.

 

No hacía mucho que se había celebrado el histórico Festival de Woodstock (1969), que para entonces ya había adquirido estatus de leyenda. Sin embargo no todo era tan bonito. Así, en enero del 70, Max Yasgur, el propietario de la granja de Bethel (Nueva York), el lugar donde tuvo lugar el festival, fue demandado por los granjeros vecinos, que le exigieron 35 de los grandes por los daños causados por aquella marea humana en sus terrenos.

 

Se tiene el de Woodstock como el espectáculo del rock que más gente congregó, pero los datos desmienten la afirmación. Y es que a finales de agosto de 1970 se celebró el Festival de la Isla de Wight (Inglaterra), en la granja East Afton Farm. Aquí se reunieron en torno a 600.000 personas, con lo que supera en casi cien mil a Woodstock (cifras estimadas) y se convierte en el festival de rock más grande de todos los tiempos. Allí tocaron Jimi Hendrix, The Who, The Moody Blues , Chicago, The Doors, Ten Years After, Leonard Cohen, Ritchie Havens, John Sebastian (de Lovin’  Spoonful), Jethro Tull, Emerson, Lake & Palmer, el jazzman  Miles Davis o la cantante folk Joan Báez. Además de la impresionante cifra de asistentes, el cartel era ya una muestra de la versatilidad y de las infinitas posibilidades del rock.

 

El cantante de The Kinks, Ray Davies, se metió una auténtica kilometrada en 1970 por causas que hoy serían incomprensibles. En junio The Kinks estaba de gira por EEUU, pero Ray se vio obligado a hacer un viaje de ida y vuelta de Nueva York a Londres (9.600 kilómetros de nada), interrumpiendo la gira. Y todo para regrabar una única palabra; su nuevo single, ‘Lola’ incluía la marca Cocacola, pero su discográfica le dijo que si no quitaba ‘cocacola’ la canción sería prohibida por la BBC, así que el tipo voló a Londres sólo para cambiar ‘cocacola’ por ‘cherry cola’. Y luego volvió a EEUU. Pero es que en noviembre del 70 tuvo que tomar otro avión urgentemente para Londres para volver regrabar; el tema ‘Apeman’, nuevo single, incluye la frase “La contaminación del aire me nubla los ojos”, que, decían, suena demasiado a ‘jodido’, ‘colocao’… Cosas de los sesenta.

 

El deterioro mental de Jimi Hendrix no anunciaba nada bueno. En julio tocaba en su ciudad natal, Seattle, pero salió tan colocado que no dejó de insultar y menospreciar al público, terminando el concierto con gritos, abucheos y jaleo. Y en septiembre ( el día 6, menos de dos semanas antes de su muerte), durante la que fue su última gira por Europa, Jimi fue abucheado en escena por el público alemán, pues tardó horas en comparecer y dio una actuación desconcertante, con paradas a mitad de canción, palabrotas, insultos e incluso fallos y olvidos de la letra. Desgraciadamente no vivió mucho más.

 

También a finales de 1970 The Doors ofrecen su último concierto con Jim Morrison, en Nueva Orleans, Luisiana. Al terminar, los otros miembros deciden no volver a tocar en vivo a causa de lo impredecible de la conducta de Morrison, que siempre salía a cantar completamente borracho.

 

Triste suceso fue el que protagonizó el baterista de The Who, Keith Moon, quien en enero atropelló mortalmente a su chófer con su Bentley, al salir de un bar (¡cómo no!) mientras intentaba escapar de una muchedumbre. En el juicio quedó demostrado que la muerte fue accidental.

 

La de los sesenta fue una década tan loca como prodigiosa.

 

CARLOS DEL RIEGO

viernes, 30 de mayo de 2025

JANIS JOPLIN, HACE 55 AÑOS SE APAGÓ UNA VOZ IRREPETIBLE

 


Janis Joplin

 

El año 1970 vio cómo desaparecían tres enormes figuras de la historia del rock: el 3 de septiembre cayó Alan Wilson, de Canned Heat, el 18 del mismo falleció Jimi Hendrix, y el 4 de octubre se fue Janis Joplin, los tres con 27 años. No salieron de la década de los sesenta. La voz de la cantante tejana es una de las más reconocibles del universo rock, y se ha escrito y hablado mucho sobre ella, sobre su vida, sus adiciones, su pensamiento y, sobre todo, sus canciones. Es momento de recordar algún detalle de aquella enorme artista

 

Quien conozca mínimamente el universo del rock tendrá en su memoria las actuaciones de Janis en Monterrey Pop y Woodstock, así como algunos de sus títulos emblemáticos. Pero tal vez no sean tan conocidas algunas curiosidades y sucesos que también ayudaron a convertirla en una auténtica leyenda.

 

Por ejemplo cuando fue arrestada en noviembre de 1969 en Tampa, Florida, al terminar un concierto. El motivo fue delirante: en cierto momento el público estaba tan entusiasmado que empezó a bailar en los pasillos, en sus sillas, en cualquier espacio del recinto; la policía exigió que dejaran de bailar e incluso instó a Janis a que pidiera al personal que se sentara, a lo que ella, lógicamente, se negó, es más, respondió a los polis: “Dejen en paz a esta gente”, y no se conformó, porque dedicó unas cuantas groserías y palabrotas a los uniformados, quien al terminar el concierto la detuvieron acusada de “utilizar lenguaje vulgar e indecente”. La ficharon y la liberaron una hora después. Finalmente todos los cargos fueron desestimados al considerar el juez que ese lenguaje entra dentro de la libertad de expresión.

 

Es sabido que nunca fue fan de los Rolling Stones, pero no tanto por su música como por ser súbditos de la Reina de Inglaterra. Mark Farner (de Grand Funk) era amigo íntimo de Janis y la recuerda bebiendo y despotricando contra la ‘invasión británica’: “Decía que esos tipos no eran verdaderamente libres porque nacen sujetos a la corona…, ¡nacen imbéciles! Nosotros somos libres y ellos no. En otra ocasión íbamos en un helicóptero que inmediatamente iba a ser usado por los Rolling Stones y Janis estaba muy atareada untando los asientos de chocolate para que Jagger y compañía se pringaran bien los pantalones”. Pero a finales de 1969 fue a verlos al Madison de Nueva York (también estaba entre el público Jimi Hendrix); Ike & Tina Turner eran los teloneros, y Janis, con una buena trompa, se invitó a subir al escenario al final para cantar y bailar; fue alrededor de un minuto y desafinó lo suyo (se había trasegado el Mississippi), pero el público la aplaudió a rabiar. Visto lo visto, los Stones le hicieron llegar el recado de que ni se le ocurriera intentar lo mismo con ellos en escena.        

 

Es casi seguro (así lo afirman los que estaban allí) que tuvo relaciones íntimas con Jim Morrison, con Jimi Hendrix, con Kris Kristofferson, con la estrella del fútbol americano Joe Namath… y también con chicos (y chicas, pues su amiga Peggy Caserta afirmó haber sido su amante) ajenos a la fama. Con todos compartió cama y enormes y larguísimas borracheras: con Kristofferson se pasó tres semanas enlazando una con otra…

 

Lo peor es que además de beber como un cosaco, Janis se metía heroína sin control, algo que preocupaba mucho a sus amigos y compañeros de banda. Ella intentaba dejar el polvo, pero al parecer estaba por todas partes; se sabe que había quien la invitaba, entre bastidores, antes y después de los conciertos. Decidida a dejar la droga, se fue a Brasil a comienzos de 1970 para disfrutar con el carnaval, pero se quedó allí varios meses; tuvo tiempo de que la echaran del hotel por bañarse desnuda en la piscina y para recorrer parte del país haciendo dedo. Y la cosa funcionó, porque volvió a casa limpia y así se mantuvo un tiempo…

 

Estuviera como estuviera, nunca dejaba de ser una cantante: actuaba casi continuamente y se pasaba horas grabando en los estudios. Por eso sabía apreciar a otras cantantes de blues que la precedieron; no sorprende que en agosto de 1970, enterada de que la gran Bessie Smith (muerta en accidente de tráfico en 1937) yacía en una tumba sin lápida, costeó junto a la activista pro derechos civiles Juanita Green una lápida en la que se lee: “La mejor cantante de blues nunca dejará de cantar”.

 

Corría el mes de septiembre de 1970. Para dejar de meterse caballo (o al menos para meterse menos), bebía más y más, pero cuando comenzó a grabar su último Lp, ‘Pearl’, tomó la pésima decisión de volver a la heroína para dejar de beber, pues el exceso de alcohol afectaba mucho a su voz y las resacas la dejaban hecha polvo en el estudio. Había grabado dos composiciones propias, la imparable ‘Move over’ y la deliciosa ‘Mercedes Benz (ésta a la primera toma), así como el ‘Me & Bobby McGee (de su amigo Kris Kristofferson) y la explosiva ‘Cry baby’. El día 3 a las 11 de la noche, al sentirse cansada, todos decidieron que la última canción del Lp, ‘Bured alive in the blues’, que ya estaba terminada a falta de grabar la voz, la grabara el día siguiente. Janis estuvo un rato escuchándola, se fue a tomar unas copas con los colegas y finalmente se fue, sola, a su hotel. Se metió la droga, bajó a comprar cigarrillos, volvió a su habitación… y fue encontrada muerta, con sangre en el suelo del golpe que se dio al desmayarse, unas horas después. Su manager, tras esperarla horas en el estudio fue al hotel y allí la encontró…

 

La canción se publicó tal como estaba, sin su inconfundible voz. Los excesos se han llevado a tantos talentos…

 

CARLOS DEL RIEGO

viernes, 16 de mayo de 2025

UNO DE LOS MEJORES AÑOS DE LA HISTORIA DEL ROCK: 1975

 


Queen en la gira de 1975

 

El año 1975 es un año de excelencia en cuanto al rock & roll se refiere, sin duda. Ha pasado ya medio siglo y, sin embargo, resulta casi imposible señalar otro año que haya dejado tanto y tan perdurable. La enumeración de discos memorables que vieron la luz en el 75 es kilométrica, aunque algunas piezas mantienen toda su frescura, su encanto, su chispa

 

Y es que la lista de discos convertidos en clásicos de leyenda que se publicaron aquel año puede dejar boquiabierto a cualquier aficionado, sobre todo si se mira desde hoy con la perspectiva que proporcionan las cinco décadas transcurridas desde entonces.

 

Eran los tiempos dorados del rock. Extendido por todo el planeta, aún no era otro producto de consumo más, es decir, los amantes de este género formaban casi una cofradía, una hermandad no prohibida pero sí un tanto despreciada, marginada; es más, los miembros de la tribu del rock se sentían muy cómodos, orgullosos de ser vistos como bichos raros, como ‘peludos sin vacunar que llaman música a ese ruido’. En aquel momento, tanto los grupos de rock como sus incondicionales todavía estaban como rodeados de un halo de rebeldía, pues el sonido grueso tan típico del género repelía a los condescendientes y acomodados al sistema. Era el rock una forma de distinguirse, de sentirse diferente. Esa música había superado su adolescencia, pero aún conservaba la ingenua arrogancia juvenil y se había convertido casi en una forma de afrontar la vida. Y otra razón más, los discos de vinilo o las recién aparecidas cintas de casete eran las únicas formas de tener rock en casa (rarísimas eran las emisoras de radio que se atrevían a difundir alguna pieza con sonido rock), lo cual indica el rito casi sagrado que significaba ir a comprar el elepé o el single, luego escucharlos en casa mientras se escudriñaba hasta la última letra de los créditos y las portada para, finalmente, mostrar la nueva joya a los amigos ‘correligionarios’. La era dorada del rock.

 

Diez lustros atrás las musas de la Fender y la Gibson debieron irradiar toneladas de inspiración sobre los creadores de rock, pues la relación de discos históricos aparecidos al cumplirse los tres cuartos del siglo XX es asombrosa. Y aun se escuchan y se venden. Son, en fin, referencia.     

 

The Queen había llamado la atención con su anterior disco, pero entonces lanzaron una de las cumbres de la historia del rock, el insuperable ‘A night at the Opera’. Contenía innovaciones sorprendentes, atrevimiento, virtuosismo, creatividad, talento…, fue un auténtico impacto que entonces dejó descolocados a muchos y tanto tiempo después sigue provocando profundas sensaciones; ¿quién puede resistirse a esa prodigiosa rapsodia? 

 

Bruce Springsteen también estaba en ascenso, pero no fue hasta la publicación de ‘Born to run’ que el mundo supo de él. La fuerza irresistible del rock lucía en todos sus matices, y el poderío sencillo y sin dobleces de ‘The Boss’ llegaba para quedarse; en ese momento entró en el Olimpo. En ese momento empezó a ser ‘El Jefe’ (apodo que le viene de cuando, en sus inicios, él era el encargado de repartir el dinero con el resto de la banda).

 

Pink Floyd estaba en la cima. Tanto en el plano comercial como en el artístico había llegado a la cara oscura de la luna con un disco que parecía insuperable. Sin embargo, con ‘Wish you where here’ se mantiene en la excelencia, regala piezas inmortales y, de paso, reivindican la retorcida personalidad de su fundador. Ojalá estuvieran aquí, ojalá siguieran así.

 

También Neil Young estaba muy bien situado en el negocio. Había formado parte de lo que se llamaba un supergrupo (con Crosby, Stills y Nash) tras militar en bandas heroicas, y ya había demostrado gran facilidad y talento para crear ambientes intensos y, a la vez, sosegados. Entonces lanzó ‘Zuma’, un disco en el que brilla su destreza para el country y deslumbra su granítica percepción del hard-rock. El extenso ‘Cortez the killer’ acusa al conquistador y elogia a (Mocte) Zuma, aunque el propio Young especificó años después que no sabía de la historia más que cuatro tópicos (en España se tituló ‘Cortez Cortez’ en uno de los últimos actos de la ya agonizante censura).

 

Led Zeppelin estaba igualmente en su mejor momento tras la fantástica acogida de sus dos discos anteriores (sobre todo el ‘IV’). Ahora se atrevían con un doble LP, ‘Physical graffiti’, cuya portada mostraba un edificio con ventanas que podían abrirse y mirar dentro… Heavy rock en su sentido más estricto, con piezas para el recuerdo y (¡cómo no!) acusaciones de plagio.

 

Kraftwerk había inaugurado una nueva posibilidad: una visión tecnológica, casi mecánica y robótica del rock con su anterior disco. Este año confirmó la aparición del techno con el inquietante ‘Radio-Aktivität’. La fórmula no parecía muy complicada: sonido aparentemente frío pero mucho más cercano de lo que parece, melodías simples pero con más alma que lo que muchos lograron ver, y letras muy directas con versos casi independientes. Esa peligrosa radioactividad (“está en el aire para ti y para mi”) resultó irresistible para muchos, que quedaron contaminados para siempre entre aquellos irreales sonidos sintetizados. Nadie, ni ellos mismos, imaginaron la múltiple influencia de su ‘descubrimiento’.

 

Y hay más, muchos más discos editados en el 75 que han traspasado la barrera del tiempo. ‘Crisis? What crisis?’, se preguntaba Supertramp. Bee Gees anunciaban la fiebre con un excelente y trepidante ‘Main course’. El gran Bob Dylan dejaba otra muestra de genio con ‘Bood on the tracks’ (su decimoquinto álbum). Patti Smith adelantaba la explosión del punk con el deslenguado ‘Horses’. Los inconfundibles barbudos ZZ Top dejaban claro que todo en Texas tiene una personalidad poderosa, como demuestra el potente y divertido ‘Fandango!’. Los ingleses Camel exhibían la elegancia del rock con su ‘The snow goose’. Los Eagles dejaban para la eternidad el delicioso ‘One of these nights’. David Bowie se volvía funk con ‘Young americans’.  Y no son todos, la lista podría ser interminable.

 

La nostalgia invadirá a quien estaba allí, pero todo se puede disfrutar hoy.

 

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 1 de mayo de 2025

LOS BEATLES, EL VATICANO Y SU AGRIA POLÉMICA

 


John Lennon en 1966, cuando hizo aquellas declaraciones

 

En el año 1966 John Lennon realizó unas declaraciones que terminaron resultando escandalosas, incluso ofensivas para algunos. Aquello de que “Los Beatles son más famosos que Cristo” provocó que mucha gente en todo el mundo renegara del grupo, impulsó un rapapolvo del Vaticano y obligó a Lennon a pedir disculpas. Hoy todo parece tan lejano y exagerado 

 

Corría el mes de marzo de 1966 cuando un diario británico inició unas entrevistas-reportaje sobre cada uno de los Beatles. Les preguntaban por su familia, su casa, sus gustos…Cuando le tocó a John Lennon se tocó el tema de la religión y en esa tesitura el legendario cantante, compositor y guitarrista se soltó la lengua, lo que le acarreó más de un sofocón.

 

“El cristianismo desaparecerá, se reducirá y desaparecerá. Tengo razón y así se demostrará. Ahora somos más populares que Jesús…, no sé qué desaparecerá primero, si el rock and roll o el cristianismo. Jesús estaba bien, pero sus discípulos eran tontos y vulgares”. Tales fueron las palabras de Lennon, que en principio, en Inglaterra, no causaron revuelo ni provocaron protestas (tal vez porque entonces el asunto religioso no estaba entre las primeras preocupaciones del inglés). Otra cosa fue en EE UU, donde en poco tiempo la prensa, los pastores protestantes y grandes masas de feligreses pusieron el grito en el cielo.

 

Hubo emisoras que se negaron a seguir radiando discos de los Beatles, se producían manifestaciones y quemas públicas de discos y fotos de la banda, se publicaban editoriales en los periódicos, se los demonizaba desde los púlpitos… Incluso el periódico oficial del Vaticano, ‘L'Osservatore Romano’, tomó la palabra pare sentenciar: “Algunos temas no deben tratarse con profanidad, ni siquiera en el mundo de los beatniks”, lo cual es un tirón de orejas pero tampoco tan fuerte.

 

En agosto de ese mismo año, John trató de justificarse, de disculparse. El grupo estaba de gira por Estados Unidos y las explicaciones y excusas parecían obligadas: “No soy anti Dios, ni anti Cristo ni anti religión. No criticaba nada de eso ni quería decir que fuéramos mejores ni más grandes, ni nos comparaba con Jesucristo como persona ni como Dios, nada de eso. Sencillamente estaba hablando y usé la palabra 'Beatles' como referencia, y entonces dije que hoy pueden tener más influencia y ser más conocidos que cualquier otra cosa o persona, incluyendo a Jesús. Lo dije así, pero hoy veo que no fue un pensamiento correcto”. Compungido, el músico continuó: “Siento haberlo dicho, de verdad. Nunca quise decir algo antirreligioso. Me disculpo, aunque aún no sé exactamente cuán grave es eso que dije. Pero no me importa decir que lo siento”.

 

Mucho tiempo después, en 2010 (un par de años antes ya había habido palabras conciliadores hacia John), con Benedicto XVI como Papa, ‘L'Osservatore Romano’ volvía al asunto, aunque con un tono mucho más conciliador: “Es cierto que consumían drogas y, llevados por el éxito, vivieron de un modo disoluto y licencioso, pero al escuchar sus canciones, todo esto parece distante y sin sentido. Sus hermosas melodías, que cambiaron para siempre la música y aún nos emocionan, perduran como joyas preciosas. Esto es lo que permanece. En realidad aquello no fue tan escandaloso”.  

 

Hasta el Vaticano se vio obligado a fijarse en aquellos chavales que, sin duda, son imagen e icono del siglo XX por los siglos…

 

CARLOS DEL RIEGO

viernes, 11 de abril de 2025

CANNED HEAT, EXCESOS DE SEXO, DROGAS Y ROCK & ROLL, SOBRE TODO DROGAS

 


Canned Heat, con Bob 'El Oso' Hite mostrando su barriga y Alan 'Búho Ciego' Wilson entre barbudos

Corría el año 1965 cuando en California se funda un grupo diferente, una banda de rock con mucha personalidad, estilo, talento, Canned Heat. A pesar de que, setenta años después, algunos de sus temas tienen una gran consideración entre los iniciados en esto del rock, el grupo está bastante olvidado. De todos modos, es fácil identificar a sus dos integrantes principales, Bob ‘El Oso’ Hite y Alan ‘Búho Ciego’ Wilson, ambos muertos por excesos: drogas, mujeres, suciedad, demencia y más drogas

 

Rock, sicodelia, blues, rythm & blues…, fueron algunos de los géneros por donde se movieron Canned Heat, y por esos caminos se mueven algunos de sus títulos emblemáticos, sobre todo los inolvidables ‘Going up the country’ y ‘On the road again’, ambos firmados por Alan Wilson, quien también tiene el ‘honor’ de formar parte del indeseable ‘club de los 27’. Actuaron en festivales como Monterrey Pop (1967) y Woodstock (1969), pero la esencia de la banda desapareció con la muerte de Wilson en 1970 (suicidio y/o sobredosis), al que siguió Bob Hite en 1981(sobre-sobre-sobredosis).

 

Abril de 1981, aunque el grupo ya no era el que fue tras la muerte de Wilson, aun tenían gancho con el público. Hite, ‘El Oso’, ya estaba hasta las cejas antes de aquel concierto. Él y su esposa Susan, más adicta que él y además alcohólica sin remedio, se habían metido como si nada un gramo de coca cada uno, y luego registraron su desvencijada casa en busca de alguna cosilla más que sabían que estaba por ahí… A la entrada del local del concierto se encuentran con un tipo que vende caballo (un ex oficial de artillería) y les ofrece una prueba, El Oso la rechaza per se queda con todo lo que el camello lleva encima. Fito de la Parra (batería) le advierte que lo que ese tipo vende suele ser muy muy fuerte, pero Hite le dice que seguro que ni siquiera lo va a colocar y, acto seguido, se mete todo de una vez. A los pocos segundos, los casi 140 kilos de El Oso caen como un saco de patatas, queda inmóvil y empieza a ponerse azul. Los demás ‘piensan’  que un par de rayas de coca lo despejarán, así que se la ponen ante la nariz, él esnifa automáticamente pero sigue sin moverse. El resto del grupo vuelve al escenario y lo dejan en la parte de atrás del coche de Fito sin preocuparse, pues este episodio ya lo habían visto; “fue como otras veces, cuando Bob se desmayaba y luego despertaba preguntando qué había pasado”, declaró Fito. Pero esta vez no despertó. La gran cantidad y la pureza de la heroína que se metió, junto a su obesidad y su deteriorado organismo fueron determinantes.

 

En realidad todos los miembros del grupo consumían de todo a todas horas. Eran los últimos años sesenta y el asunto del droguerío era cotidiano, normal, casi obligatorio para hippies, sicodélicos y gentes del rock & roll; una vez la policía entró donde estaban y los detuvo…, excepto a Wilson, que estaba observando y recogiendo hojas. También recuerdan los supervivientes que en cuanto podían buscaban mujeres y trataban de estar todo el día de los polvos al polvo, continuamente, drogas de todo tipo y chicas para todos; por ahí se iba todo (todo) lo que ganaban. Por otro lado, también es conocido que jamás se lavaban, jamás bebían agua ni usaban la ducha; al parecer, Alan estaba siempre por los suelos, pues le gustaba observar flores, pájaros, árboles, y se arrodillaba o arrastraba; los otros iban siempre llenos de grasa de moto, manchas de todos los colores, restos de comida…, y lo ‘mejor’ del asunto, subían al escenario con la ropa de faena, no sabían qué era eso de cambiarse para lucir ante el público. En fin, que a sus vicios principales se añadía la convivencia con la mugre. Dicen quienes estuvieron allí que apestaban siempre, de día, de noche, en escena, en el bar, en la fiesta. Fueron grandes del blues y el rythm, pero personifican a la perfección el lado más feo y autodestructivo de los 60.

 

Alan ‘Blind Owl’ Wilson había llegado de Boston a California en 1965. Era un apasionado de la naturaleza que observaba animales y plantas y estaba muy preocupado por los bosques de secuoyas (un pionero de la ecología). Por eso siempre iba andrajoso, sucio y maloliente, pues tras reptar para observar jamás se duchaba. Todos dicen que era muy inteligente, reservado, pero a veces daba muestras de desequilibrios mentales y desarreglos sicológicos.

 

Wilson nunca tuvo una casa ni ello le preocupaba, le gustaba dormir al aire libre o, como mucho, en casa de Hite. Estudiaba con gran deleite libros de botánica, escribía sobre las secuoyas californianas y acumuló colecciones de piñas, hojas y muestras de tierra que caían de su sucísima ropa sucia mientras correteaba entre la maleza. El propio Bob Hite dijo: “En realidad era un tipo muy raro y descuidado, ni se cuidaba ni se lavaba ni se peinaba ni se cambiaba de ropa; cuando lo llevé a mi casa mi madre no podía creerlo. Y mientras los demás estábamos con ‘tías’ él se arrastraba observando cualquier planta; le interesaban mucho más los pájaros y las flores que las mujeres”. Skip Taylor (manager) dijo: “Le compraba ropa, lo bañaba y lo vestía, y en unos  minutos estaba cubierto de barro y suciedad. No me extraña que no tuviera éxito con las mujeres. Una vez le pagué a una ‘amiga’ y ella lo llevó a su habitación. Al poco salió y me dijo ‘más te vale que te devuelva el dinero, ¡qué peste, qué guarro!’. Nunca comprendió que a las chicas no les gusta rebozarse en la suciedad ni que tengas un aliente apestoso”.

 

Al Wilson solía dormir en casa de Bob Hite: “Casi siempre estaba protestando por la contaminación o por los bosques. Un día me dijo: ‘Ya no sé cuáles son mis problemas. Es un rollo levantarse todos los días’. No nos extrañó que intentara suicidarse o hablara de ello”. En septiembre de 1970 el grupo tenía una gira por Europa. Taylor: “Dos días antes de partir para Europa le dije a Al que se asegurara de lavar su ropa para la gira. Luego desapareció, lo cual no era inusual. Buscamos y buscamos pero no apareció, así que tomamos el avión sin él. En Berlín nos dijeron que lo habían encontrado muerto en el monte, en un saco de dormir, no muy lejos de la casa de Hite. Tenía el brazo derecho cruzado sobre el pecho y muchos recipientes vacíos de barbitúricos. No había dejado ninguna nota. Una vez que dijo que se iba a meter un montón de pastillas para acabar con todo, pero no recordó dónde las había guardado”.

 

“Si no hubiéramos sido músicos habríamos sido criminales, seguro”, dijo Fito.

 

CARLOS DEL RIEGO