miércoles, 27 de febrero de 2019

KARL MARX, UNA VIDA DE HIPOCRESÍA Y ALERGIA AL TRABAJO Hace unos días (II-19) fue atacada la tumba (y la efigie) de Karkl Marx en un cementerio de Londres, con pintadas en las que se le acusaba de ser un ‘asesino de masas’; sin embargo, él nunca mató a nadie aunque justificara la violencia. El caso es que, como ocurre casi siempre con personajes idolatrados, Marx esconde muchos, muchísimos ‘cadáveres’ en el armario en forma de contradicción, discriminación, hipocresía, tergiversación, plagio, y lo que hoy se definiría como cara dura

Karl no trabajó en toda su vida lo que Groucho en un año, pero pasa por ser el gran experto en trabajo y trabajadores


Las pintadas insultantes en su tumba londinense traen a la actualidad a un personaje clave en la historia contemporánea, Karl Marx, cuya biografía está repleta de sombras  Muchos autores, historiadores e investigadores han puesto a la vista los abundantes trapos sucios del fundador del marxismo. Y no se trata de ideología (algunos de esos autores habían sido marxistas), sino de la verdad documentada, probada, indiscutible, una verdad que, por otro lado, será insuficiente para convencer a quien jamás aceptará la evidencia si ésta no coincide con su ideología.

Es más que sabido que Karl Marx (1818-1883), el gran defensor de los trabajadores y martillo de la burguesía, se casó con una rica aristócrata (Jenny von Westphalen) y vivió a costa de su herencia hasta que se acabó…, y ello a pesar de haber escrito y ‘filosofado’ sobre lo injusto de las herencias. Jamás quiso ni tuvo lo que se dice una ocupación, un trabajo con el que mantener a su familia, una obligación masculina que nadie (ni él mismo) cuestionaba en el siglo XIX. De este modo, cuando se acabó el patrimonio de su mujer, se las arregló para vivir a costa de su amigo y colaborador Friedrich Engels, auto-declarado comunista y, a la vez, millonario propietario de fábricas en Inglaterra; en otras palabras, Engels escribía contra la propiedad y la riqueza pero era muy rico y posesor de grandes propiedades. Esta contradicción también se observa en Marx, pues escribió o coescribió cientos de páginas acerca del trabajo y el trabajador y, sin embargo, no sólo se negó a trabajar (en la factoría de su amigo, por ejemplo), sino que ni siquiera tuvo curiosidad por ir a ver por sí mismo qué era eso de una fábrica y cuáles eran las condiciones de los proletarios que trabajaban para Engels.

También se tiene por cierta su relación con la sirvienta, de la que nació un hijo. El adalid del comunismo engañó a su mujer (doblemente) haciéndole creer que el recién nacido era de su incondicional Engels. Con esta mentirijilla aplacaba a su mujer y, de paso, ocultaba algo que él siempre había tenido por ‘asquerosamente burgués’: tener criados y, peor aún, convertirlos en amantes.

El escritor e historiador alemán Leopold Schwarzschild (1891-1950) estudió la correspondencia que durante cincuenta años mantuvieron Marx y Engels; en su obra ‘El prusiano rojo. La vida y la leyenda de Karl Marx’ deduce (con muchísimos argumentos y evidencias incontestables) que “fue un hombre que encontró en el proletariado un instrumento de su ambición personal”. Asimismo, este autor expone que Marx siempre fue un vividor alérgico al trabajo (sus escritos le proporcionaron poco rédito), así que cuando la familia de su mujer dejó de ser su fuente de ingresos, “sedujo a Engels para que lo mantuviera”. O sea, que jamás trabajó. “Nunca realizó el más mínimo esfuerzo por visitar una fábrica o conocer un sistema productivo. Más bien, sus esfuerzos se volcaron en vivir de Engels, consiguiendo de su amigo una auténtica pensión vitalicia”.

En su correspondencia también se nota racismo. Por ejemplo, a Ferdinand Lasalle lo trató de “negrito judío” y “judío grasiento”. En una carta que le escribió a Engels en 1862, expresa: “Ahora no tengo la menor duda de que, como indica la conformación de su cráneo y el nacimiento de su cabello, desciende de los negros que se unieron a Moisés en su huida de Egipto, a menos que su madre o abuela paterna tuvieran cruce con negro” (¡qué disparates!). Igualmente se opuso  a la boda de su hija con Paul Lafargue porque éste era de origen cubano y tenía la piel oscura; sus desprecios no terminaron una vez casados, pues tildaba despectivamente a su yerno de “negrillo” o “gorila”. Además, tenía criados en su casa, pero nunca les pagó. Y si algún obrero se atrevía a discutirle alguna de sus afirmaciones, reaccionaba con violencia y lo tachaba de “ignorante”; por ello, si alguno de sus compañeros de la Liga Comunista le contradecía, era apartado fulminantemente de los órganos de dirección, donde sólo podían estar los inequívocamente afines.

En cuanto a sus obras literarias, la mayor parte de lo que se le atribuye lo escribió Engels. Pero también se apropió de pensamientos y reflexiones ajenas; por ejemplo, en sus textos aparecen máximas y sentencias que, al no citar al verdadero autor, parece que son originales, como “la religión es el opio del pueblo”, que Heinrich Heine escribió en 1840; igualmente se apropió de “los obreros no tienen nada que perder salvo sus cadenas”, cuyo autor es Jean Paul Marat (‘L´ami du peuple’); o la tan divulgada “¡proletarios del mundo, uníos!”, que aparece en el Manifiesto del Partido Comunista como propia, aunque es del también alemán Karl Sapper.

En fin, es innegable la enorme influencia que Karl Marx ha tenido en el último siglo y pico, sin embargo, conviene conocer la realidad para poner al personaje en su sitio. 

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 24 de febrero de 2019

LED ZEPPELIN, 50 AÑOS DE SU PRIMER LP, Y OTRAS DE SUS AVENTURAS Y DESVENTURAS En enero de 1969 aparecía el primer álbum de un grupo llamado a hacer historia en el libro del rock & roll, Led Zeppelin. Aquel debut discográfico ya contenía algunas de las características más reconocibles de la banda, y daba forma a un nuevo género que, evidentemente, ha tenido gran éxito desde entonces. El cuarteto londinense tuvo una vida corta, pues se disolvió en 1980, a pesar de lo cual está siempre entre las principales referencias del rock

Medio siglo del primer Lp de Led Zep, a pesar de todo una banda imprescindible.


En esos doce años de existencia Led Zep fueron capaces de facturar algunos de los capítulos imprescindibles del libro del rock & roll. Y todo empezó con aquel ‘Led Zeppelin I’ que ya es cincuentón. Pero además de canciones de la máxima categoría, el emblemático grupo ha dejado un montón de episodios, peripecias e historietas, sin que falten los inevitables trapos sucios.    

El ‘Led Zeppelin I’ corrió a cargo de la cuenta corriente de Jimmy Page. Según contó el guitarrista, pretendía que el control artístico de la banda no saliera de la banda, de modo que “financié totalmente el disco y lo terminamos antes de presentarlo a la discográfica”. Esto significa que no recibieron el preceptivo anticipo de la compañía, pero también que no dejaron que ésta metiera mano en el proyecto. Asegura Page que, puesto que tenía en mente un sonido y un  estilo, la grabación en sí fue muy rápida, apenas treinta horas: “lo sé con exactitud porque yo pagué la factura”. Y no hubo problemas en el estudio porque la banda estaba muy rodada, volvía de una gira y “estábamos muy ensayados y sabíamos exactamente dónde iba cada guitarra, cada detalle”.

Desde entonces, y a pesar de la excelente recepción de casi todos sus discos, el grupo ha tenido que hacer frente a cantidad de acusaciones de plagio, algunas reconocidas y otras discutidas. Para empezar, el ‘Dazed & confused’ del primer álbum se hizo como versión de una del estadounidense Jake Holmes, el cual tocó junto a los Yardbyrds cuando Page era su guitarrista; sin embargo, como Jimmy metió algunos acordes propios, fue acreditado como único autor. Cuando Holmes denunció el plagio, Page lo negó e incluso aseguró no haber escuchado nunca al denunciante, pero finalmente admitió la copia al permitir que Holmes apareciera como coautor. Fue la primera de una larga lista de demandas por apropiación intelectual. Por ejemplo, no hace mucho Led Zep fue absuelto de haber copiado arpegios de una del grupo Spirit para el monumental ‘Starway to heaven’; lo curioso es que la presunta víctima del plagio, Randy California (muerto en 1997), nunca los acusó. También se vieron obligados a re-acreditar muchas otras canciones (como la emblemática ‘Whole lotta love’) y a pagar jugosas cantidades a autores que consiguieron demostrar el plagio. Seguro que Jimmy se ‘inspiró’ en partituras ajenas, pero las recompuso y dio forma nueva. Y buena pasta soltó por ello.

Jimmy Page fue el impulsor de la banda, quien la construyó. Así, cuando buscaba cantante para su nuevo grupo (que entonces aun se llamaba New Yardbirds), el primero en quien pensó fue Terry Reid, compositor de mérito y cantante de voz muy dulce, aunque casi siempre reñido con el éxito. El caso es que Reid había firmado giras y contratos, así que rechazó la oferta, pero sí tuvo la idea de que se probara a un tal Robert Plant, cosa que Jimmy hizo. La prueba fue un éxito y Plant entró en New Yardbirds, y además se trajo consigo a un prodigioso batería, John Bonham. Luego se cambiaron el nombre y… Seguro que Reid se ha tirado muchas veces de los pelos por aquella decisión.

Asimismo, según una biografía de Led Zeppelin, Jimmy Page pensó nada menos que en Steve Marriot como vocalista de su nuevo grupo, algo que al entonces cantante de The Small Faces pareció interesar. Sin embargo, resulta que el manager de Marriot era Don Arden, que se definía a sí mismo como ‘el Al Capone del rock’ y, se dice, se comportaba como un genuino mafioso. Así, cuando se enteró de la oferta de Page a Marriot, el guitarrista recibió un mensaj inquietante: “¿Podrás tocar la guitarra con los dedos rotos?”. Ni que decir tiene que Jimmy se olvidó inmediatamente de la opción Marriot, Arden alardeó del triunfo: “puedo colgar a Robert Stigwood (un poderoso productor) de un balcón por tantear a Marriot, así que ¿iba a permitírselo a ese mequetrefe?”. Mejor guitarrista cobarde y sano que valiente y con los dedos rotos.   

Otra de amenazas. No es muy conocido el hecho de que el grupo tuvo que cambiarse el nombre para tocar una vez en Dinamarca. Al parecer, la heredera de Ferdinand von Zeppelin, Eva, les amenazó con una demanda si tocaban en ese país con el nombre de su familia, de modo que, sólo para aquel concierto, pasaron a llamarse The Nobs. El propio Page invitó a la señora al camerino “para que viera que éramos buenos chicos”, y parece que eso calmó su indignación…, hasta que vio la portada del primer álbum con el zepelín ardiendo; entonces se puso furiosa y echó pestes contra el grupo, aunque no pudo hacer más. Eso sí, menos mal que sólo una vez se llamaron The Nobs, que significa algo así como ‘Los Penes’ pues habría sido dificilísimo que alguien hubiera dicho alguna vez ‘me gustan mucho Los Penes’. Menos mal.

La otra parte del nombre, Led, procede de una broma. Según los especialistas, a finales de los sesenta, Page, Keith Moon, John Entwistle y Jeff Beck sopesaron la idea de formar un supergrupo, pero el singular batería dijo que la cosa no funcionaría, ya que sería como “un globo de plomo”, y su compi en The Who afinó más: “como un zepelín de plomo” (‘led’ suena como ‘lead’, plomo). Cuando Jimmy Page dio forma a su nuevo grupo no dudó en aprovechar la idea. Sí, es un águila cuando se trata de sacar partido de ocurrencias ajenas.
Lo que sí ha dado mucho que hablar es el jet privado en el que viajaba Led Zeppelin (y los Stones, Elton John, los Purple, Elvis o Sinatra) a comienzos de los setenta, un Boeing que contaba con todos los lujos disponibles, incluyendo un par de habitaciones ‘privadas’ con cama, ducha, espejos…Las orgías y locuras que se cuentan de los Zep en aquel avión (el ‘Satarship’) son ya leyenda del rock y paradigma de los ‘excesos de rockero’: que si Bonham exigía que todas las chicas se desnudaran al subir (azafatas incluidas), que si en pleno delirio alcohólico quiso abrir una puerta de emergencia para orinar, que si sexo oral mientras el avión atravesaba una tormenta a diez mil metros, que si se esnifaron kilómetros de rayas de coca (la de Page casi sin cortar), que si alguien sacó una pistola (un tiro hubiera sido la catástrofe), que si pelis porno en un primitivo vídeo… Rock roll, sexo y drogas: para muchos, el cielo.

Mucho más feo es el asunto de la relación de Jimmy Page con una modelo de 14 años, Lori Mattix. Dicen las malas lenguas que un sucio manager se la llevó al hotel tras enterarse de que era fan del grupo. Esa relación se mantuvo en secreto durante años, hasta que Page se cansó de verla siempre a escondidas y terminó con la aventura; posteriormente ella tuvo buenas palabras para Jimmy: “era un hombre amable, dulce, misterios, tranquilo”. Claro que el emblemático guitarrista no fue la única estrella del rock en tener sexo con menores, es más, la propia Mattix afirmó que cuando empezó a ‘salir’ con Page ya no era virgen gracias a David Bowie. Feos asuntos.

También se cuenta la batallita de la grabación del álbum ‘Presence’. En 1975 Robert Plant y su familia se la pegaron con el coche estando de vacaciones en Grecia. El peor parado fue el cantante, que se rompió un brazo y se destrozó el tobillo; nada menos que dos años se pasó en silla de ruedas. Lógicamente, hubo que suspender la gira, pero no la grabación del disco, de modo que Plant iba al estudio en su silla y sólo se apoyaba en las muletas cuando le tocaba grabar la voz. Una vez se enredó con los cables (¡qué típico!) y se cayó sin más consecuencias que el costalazo; lo mejor es cómo contó el propio Plant la reacción de Page: “Nunca lo había visto moverse tan rápido. Parecía un atleta olímpico. Sólo por eso valió la pena la caída”. De vuelta al estudio, el cantante grabó sin problemas, eso sí, en la silla o en muletas

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 20 de febrero de 2019

LAS DECLARACIONES DEL PERIODISTA ARCADI ESPADA: ESENCIA PURA DEL NAZISMO Perplejidad, indignación y desconcierto han provocado las declaraciones del periodista Arcadi Espada, sobre todo porque el tal era tenido por inteligente y razonable. En resumen, este individuo ha afirmado que los no natos que presenten deficiencias deben ser eliminados, ya que son “inferiores”, lo cual significa que él se siente superior y, por tanto, legitimado para decidir quién vive y quién no: este es el fundamento esencial de la doctrina nazi

Tiene ideas nazis, es supremacista, sufre complejo de superioridad. Decepcionante.


Una buena bronca se ha armado a causa de las estúpidas y sospechosas manifestaciones que el periodista Arcadi Espada realizó en televisión. Resulta que el susodicho elemento no sólo sugiere o aconseja, sino que exige que quien en el vientre de su madre no tenga todo en su sitio ha de ser ejecutado, o sea, no tiene derecho a la vida. Dando muestras de estar penetrado por el pensamiento supremacista, Arcadio señala como sostén ideológico de tan sanguinaria propuesta que dado que esos seres tienen menor intelecto son “inferiores”. Esto es la esencia pura del nazismo: al considerar inferiores a otros, el sujeto se siente superior y, por tanto, legitimado para decidir quién vive y quién ha de ser eliminado.

Tal modo de pensar, tal mecanismo mental encaja a la perfección con el espíritu de las Leyes de Nurenberg, las cuales definían qué individuos deberían ser considerados como una “lacra social” y, por tanto, exterminados; es decir, según los ideólogos del nazismo y Arcadi Espada, la sociedad tiene que librarse de estos seres “inferiores”, tiene que  “extirparlos como si fueran tumores”. Así ha tenido que ser el proceso mental que ha llevado a este pretencioso y soberbio personajillo a vomitar sin ningún pudor su desprecio a los “intelectualmente inferiores”.

Bueno sería preguntarle a este mequetrefe si él estaría dispuesto a echar una mano a los matarifes, si le resultaría divertido colaborar de algún modo con los verdugos que tienen que hacer la “buena obra” de librar a la sociedad de esos “seres inferiores”. Como él se siente superior, no debería rechazar una actividad tan elevada…

Por otra parte, es más que evidente que su pretendida superioridad moral se basa en que se cree intelectualmente superior, es decir, según este tiparraco, quien tenga menos inteligencia de la normal es “inferior” y, en consecuencia, “eliminable”. Con tal precedente y si se siguiera ese disparatado y brutal camino, llegaría un día en que se analizaría la capacidad mental del no nacido y, en caso de no superar un mínimo, cámara de gas, tiro en la nuca, muerte por inanición (procedimientos del tercer Reich). Claro que luego vendrían otras ‘exigencias’ para dar el visto bueno al nuevo ser. Sin embargo, por la misma regla de tres, podía presentarse alguien que afirmara que tan importante como el intelecto es el físico; es decir, si el Espada cree que se es persona o no en función del cociente intelectual, otro podría sostener que la superioridad tiene que medirse por la fuerza, no por la inteligencia, de manera que los más fuertes tendrían derecho a “descartar” a palos a aquellos cuyo cuerpo fuera físicamente “inferior”…     

También afirma sin atisbo de vergüenza (o sea, sinvergüenza) que las personas con síndrome de Down (entre otras) suponen un coste económico inasumible por la sociedad, cosa que “justifica” su exterminio. Utilizando el mismo razonamiento cabe preguntarse si también estaría a favor de cargarse a todos los no productivos (enfermos, accidentados, tetrapléjicos…) o a los asesinos que están en la cárcel, todos los cuales cuestan mucho a la sociedad y, evidentemente, no devuelven nada.  

En todo caso, parece seguro que quien tuviera a esta especie de australopiteco que responde al nombre de Arcadi como un ser inteligente y razonable, se equivocó estrepitosamente, ya que el pensamiento supremacista o nacionalsocialista está reñido con la inteligencia. Quien está convencido de su propia superioridad moral, intelectual o humana demuestra no sólo su perversidad, sino una estulticia patológica.  
 
¿Quién se ha creído que es?, ¿un ente superior?, ¿una especie de divinidad? Lo que no cabe duda es que su discurso tendría una entusiasta acogida en la Alemania nazi. Y haría muy buenas migas entre los más convencidos de la ‘solución final’.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 17 de febrero de 2019

LAS COSAS DE KEITH RICHARDS, 75 AÑOS DE MALA Y BUENA VIDA Uno de los mayores crápulas que ha dado esto del rock & roll es el inefable Keith Richards, quien acaba de cumplir tres cuartos de siglo y ha decidido abandonar la mala vida…, aunque no de modo brusco ni demasiado estricto. El caso es que el guitarrista tiene que ser un tipo duro, puesto que ha castigado su cuerpo de modo entusiasta, pero también ha disfrutado de todo lo que la existencia puede ofrecer. Mala y buena vida.

Tres cuartos de siglo de excesos, pero ¡que le quiten lo bailao!.


Esas 75 primaveras le han vuelto más juicioso, como demuestra su intención de abandonar poco a poco los excesos. El caso es que el rostro de Keith Richards (lo único que está a la vista) refleja que ha vivido mucho y muy intensamente. Parece buen momento para recordar algunas de sus cosillas..

Aunque cueste imaginárselo, el viejo Keith fue un niño muy mono que cantaba en el coro de la iglesia y lucía orgulloso el uniforme de ‘boy scout’. Cuentan que tenía voz de soprano y entonaba muy bien, tanto que llegó a cantar para la mismísima Reina. Pero la cabra tira al monte, y el niño Richards se metía en líos y peleas. Y ese gusto por el coro le dura, ya que desde los 70 canta con unos amigos jamaicanos viejos himnos y tonadas corales...

Su cuarto de siglo muestra abundantes momentos memorables. Para empezar, aseguran sus biógrafos que una bomba V-1 cayó en su casa en 1944 e incluso destrozó su cuna, aunque hacía ya un rato que su madre y él habían sido evacuados. Cuando ya estaba en el negocio, en 1965, un micro le dio una descarga eléctrica que destrozó su guitarra y lo dejó inconsciente. Seis años después se quedó dormido con el pitillo encendido: se quemó la cama y se chamuscaron él y su novia. Un par de años más tarde otro incendio destruyó su casa y, casi seguro, por la misma causa. En los locos años setenta las drogas lo llevaron al borde de la muerte varias veces, como cuando se metió estricnina pensando que era polvo de primera calidad. Al terminar el siglo pasado resbaló en su casa y le cayó una estantería encima, rompiéndole varias costillas. Y aun ser recuerda con sorna cuando, en 2006, intentó trepar a un cocotero en las islas Fidji y, lógicamente, se rompió la cabeza. Dicen que esto le persuadió de dejar la coca y tomar conciencia de que ya no era un jovenzuelo. Ya tardó.

Como toda nueva estrella, en los sesenta se compró un cochazo, un exclusivo Bentley, al que llamaba ‘Blue Lena’, que vivió con él fantásticas aventuras. Con un colocón descomunal, en el 67 tiró carretera adelante y llegó hasta Marruecos. En otra ocasión, ‘dopado’ hasta las cachas, se quedó dormido al volante y, lógicamente, estampó el coche contra un árbol; dejó la marca su nariz. Y asegura la leyenda que el coche tenía un compartimento secreto siempre estaba bien surtido. El Bentley fue subastado, pero no se sabe si el escondite fue descubierto y saqueado.

Otra batallita. En 1971 Keith se encargó de alquilar una lujosa villa en Francia, ya que los Stones querían grabar en un sitio especial. El caso es que ‘Villa Nelcote’, que así se llamaba la propiedad, había sido residencia de unos jerarcas nazis durante la ocupación, y aún había allí esvásticas e incluso aquellas odiosas banderas; sin embargo, esos símbolos no asustaron ni a la legión de camellos que casi vivían allí, ni a famosos que querían participar de la locura ‘stone’. La leyenda del rock dice que en esa casa pasó de todo, y por eso hay fans dispuestos a ir en peregrinación, aunque el propietario no abre a nadie y echa chispas de aquellos tipos que le destrozaron la mansión.    

Con Mick Jagger ha formado una de las parejas artísticas más contundentes y productivas de la historia de este negocio. Y, como es lógico, han vivido una relación de amor (menos) y odio (más). Protagonizaron una sonora gresca en público en 1985 (en privado eran ya cientos), cuando Jagger publicó su primer Lp en solitario y no quiso hacer la gira del álbum ‘Dirty works’: se lanzaron gruesos insultos, los cuales aumentaron de volumen cuando el vocalista lanzó su segundo disco y, al poco, Keith el suyo. Éste describió la situación como ‘la tercera guerra mundial’. Luego, por intereses comunes, hicieron las paces, aunque sólo de cara a las cámaras. Sin embargo, cuando el guitarrista publicó ‘Life’ (sus memorias) en 2010, explicó que el ego de Jagger se había hinchado hasta casi reventar, su trato con los demás se hizo insoportable, e incluso el resto de la banda se refería a él como ‘Brenda’, ‘Majestad’ o la ‘puta Brenda’. Hoy sólo se dejan ver juntos en escena.

Divertida es su visita a la Mansión Playboy. Resulta que Keith y el saxofonista Bobby Keys se hicieron con el maletín del médico, repleto de ‘golosinas’. Emocionados con el botín, se encerraron en el baño para degustar el surtido en lugar de hacer caso a las chicas (¡qué inconscientes!). Tan concentrados estaban que no vieron que las cortinas estaban ardiendo (seguro que a causa de un pito de Keith); se activó la alarma y unos tipos de traje negro y gafas oscuras derribaron la puerta y apagaron el fuego; los dos pillastres regañaron a los escoltas, pues habían interrumpido su ‘recreo’. Seguro que Mick se entretuvo con otras actividades en la famosa mansión.

Muy típico es ver al guitarrista lucir ropas disparatadas. Él mismo confesó que la mayor parte de lo que saca en escena procede de los armarios de sus hijas y de su mujer, y que agarra lo que le parece bien a primera vista. Curiosamente jamás ha intercambiado ni un pañuelo con Jagger…, salvo una vez cuando, en un momento de los setenta, el grupo se presentaba con chaquetas casi iguales, de modo que Keith se puso la del cantante, en cuyo bolsillo llevaba polvos; la poli lo descubrió y el ‘inocente’ Ketih tuvo que apechugar con la denuncia.

Conocido es el ‘suceso’ de las cenizas de su padre: confesó haber mezclado los restos calcinados de papá con coca y haberse metido la mezcla por la nariz. Luego dijo que la cosa fue accidental, y que las cenizas cayeron sobre la mesa, de modo que la rayas tenían papá y lo otro. Herbert, su padre, y él estuvieron veinte años sin contacto, aunque luego lo recobraron y vivieron muy unidos, y es por eso que “me gusta llevar a papá siempre conmigo”, dijo. Y también que cuando muera quiere que sus hijas lo esnifen. Angelito.

Menos conocidos son sus problemas con el sueño. En una ocasión aseguró que se pasó años durmiendo un par de noches por semana, y no sólo por fiestas y desenfreno. Aquel insomnio, favorecido por la ingesta simultánea de heroína y cocaína, le mantenía despierto mientras los demás se dormían sobre las mesas de mezclas.

Y también suele largar de sus colegas. De Led Zeppelin dijo que su sonido le parecía "algo vacío"; a los heavys como Balck Sabbath o Metallica los calificó como ‘chistes grandes’; los hippies-sicodélicos como Grateful Dead eran ‘mierda aburrida’;  respecto al rap estuvo acertadísimo al definirlo como ‘muchas palabras para decir tan poco’. De Beatles tampoco habló demasiado bien, pero ¿qué se puede esperar del tipo que dijo que ‘Satisfaction’ no le parecía un buen tema para single? En todo caso, ¡qué personaje!

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 13 de febrero de 2019

SIMÓN BOLÍVAR, EL LIBERTADOR QUE QUERÍA SER DICTADOR Es uno de grandes personajes de la Historia de América y uno de los máximos referentes de los líderes populistas sudamericanos, que necesitan enemigos para esconder su ineficacia y su autoritarismo; y qué mejores enemigos que los que ya tenía Bolívar, los españoles. Pero el abanderado de la emancipación tenía oscuras intenciones

Simón Bolívar.


La revolución bolivariana, el espíritu bolivariano, las ideas del Libertador…, son expresiones siempre en boca de líderes populistas de Sudamérica, aunque son muchos los que recurren a Simón Bolívar como inspirador. Pero si se le examina con rigor se verá que sus no pocas virtudes (determinación, valentía, decisión, convicción, capacidad de trabajo, idealismo) tienen su contrapeso, y éste está en su idea y su verdadero sentir respecto a la independencia.

Simón Bolívar (1783-1830) era un criollo rico, heredero de amplias haciendas con muchos sirvientes. Su padre encargaba trabajitos en lugares lejanos a los maridos o padres de las mujeres que le interesaban (como el bíblico rey David); eso no hacía gracia a los lugareños, que denunciaron el hecho, pero no a las autoridades locales, sino a las españolas, pues aquellas estaban en manos de los ricos aristócratas criollos y el pueblo no se fiaba de ellos. Es decir, las clases pobres (indígenas, mestizos) no confiaban en sus señores, que son los que exigían la independencia a España; es más, los indios veían dicha exigencia como algo ajeno, algo entre españoles, de hecho, costó mucho tiempo atraerlos a la revolución. No hay que olvidar que lo que España tenía en América no eran colonias, sino reinos, de modo que el reino de Nueva Granada era equivalente al de Aragón, y ambos era españoles.

El germen intelectual de las ideas revolucionarias surge en las universidades americanas (fundadas por España), y entre esas ideas no figuraban conceptos como igualdad o reformas económicas y sociales, sino que sólo pretendían el poder, todo el poder para las aristocracias locales, poseedoras de tierras y ganado, minas, indios, negros… Y fue precisamente esa desmedida ambición de poder la que movió los engranajes de la revolución; es decir, lo que realmente deseaban los ideólogos de la independencia era hacer y deshacer a su antojo, sin tener que depender o dar cuentas a la lejana Madrid. En resumen, la emancipación era cosa de blancos ricos (criollos) y no tenía nada que ver con los indígenas o los pobres, los negros o los mulatos, los cuales no entraban en absoluto en los planes de Bolívar; por eso uno de sus compañeros más leales y gran protagonista de la emancipación, el mariscal Antonio José de Sucre, le avisaba de que los indios, negros, pardos y mulatos preferían el impuesto español a la pesada fiscalidad de los patriotas americanos. Bolívar estaba en el centro de todas las tramas, y cuando los conspiradores hablaban de sublevación, Bolívar dejó bien claro que él sólo tomaría parte si se impone un gobierno aristocrático, mientras los demás optaban por la democracia; para solucionar el dilema él propone que cuando vaya a tener lugar la votación se irá de viaje para no entorpecer. Esto demuestra dos cosas, una es su concepto del poder, cercano al absolutismo, y otra su flexibilidad moral, pues está en contra de lo que van a hacer sus compañeros de conspiración, pero para no tener que expresar sus opiniones simplemente desaparece, escurre el bulto.

Como decía el político, escritor e historiador Salvador de Madariaga, Bolívar quería ser una mezcla de Napoleón (que deseaba la corona sin que se notara) y Hernán Cortés (que daba tinte de legalidad a todos sus actos), o sea, aspiraba a ser el único que detentara el poder, a ser el mando único, a ser un “monócrata” (término acuñado por él mismo); en pocas palabras, Bolívar quería una Hispanoamérica española sin España y bajo su mando exclusivo. Él mismo declaró que “sin monarquía o ‘monocracia’ no se puede gobernar América”.

Otro detalle que ilustra la contradicción bolivariana (deseo de poder pero sin que lo note nadie, ni él mismo) se produce cuando proclama no tener fuerza moral para aceptar la corona que sus partidarios le ofrecían…, tras haber sido inducidos a ofrecérsela por el propio Bolívar; así, esos amigos (como el ministro Restrepo) expresan su perplejidad e incluso su indignación ante tan confusas maniobras. Sea como sea, no le importaba tanto la emancipación de Sudamérica (lo secundario) como que él se convirtiera en dictador (lo principal), pues insistía en que sólo un gobierno dictatorial con él al frente garantizaría el éxito (ejemplo que han seguido muchos líderes sudamericanos en los últimos siglos). Es más, el proyecto político que ideó estaba diseñado para cumplir los deseos de las élites criollas, que eran las que nutrían los ejércitos libertadores y que gozarían, por tanto, de generosos privilegios.

Simón Bolívar, como todos los protagonistas de la Historia que han sido idealizados y subidos a los altares, pierde cuando se observa la realidad histórica de la persona. Sus correrías de niño rico por Madrid (donde se casó por primera vez y se corrió sonadas juergas), París (donde se enfrentó en duelo por una mujer…, para luego de conquistarla desaparecer), Londres (donde una mujer lo toma por homosexual y él, que no entiende inglés, le ofrece dinero, ella grita, él sale corriendo…) o Roma (donde le sobreviene el odio a España) son ilustradas por las palabras de su maestro Simón Rodríguez, que dice que estuvo “despilfarrando su futuro en frívolas necedades”. Tampoco es muy ejemplarizante el modo en que traicionó al general Francisco de Miranda, al quien entregó a los españoles sorprendiéndolo en su habitación mientras dormía (como la traición a Viriato); acusaba a Miranda de haber entregado una plaza al enemigo, olvidando que el parlamento así se lo había ordenado…, y sin acordarse de que él mismo había entregado otra, Puerto Cabello.

Al final, perseguido y desterrado, se refugia y muere en casa de uno de los pocos españoles que habían escapado a la persecución impulsada por él mismo. En todo caso, Bolívar es la figura histórica de mayor trascendencia que ha dado la América Hispana. Pero no la más conveniente ni beneficiosa. 

CARLOS DEL RIEGO
(Actualización del texto aparecido en Octubre 2012

domingo, 10 de febrero de 2019

PRESUNTOS MENSAJES OCULTOS EN GRANDES CANCIONES ROCK ¡Cuánto gusta descubrir un secreto! Quizá por eso, lo de los mensajes ocultos es algo que siempre fascina, sobre todo cuando, en el la misteriosa casa del rock & roll, el espectador iniciado consigue descifrar aquel arcano que el artista incluyó en alguno de sus discos. Y aunque la mayor parte de las veces la cosa no pasa de leyenda urbana, hay ocasiones en que el compositor sí escondió con toda la intención un recado para los fans más avezados.

Rob Halford, de Judas Priest, en el juicio en el que se les acusó de incitar con sus letras al suicidio de dos jóvenes.


Los discos de vinilo, singles o elepés, permiten hacerlos sonar al revés, marcha atrás. Y claro, al hacerlo pueden aparecer mensajes que el artista escondió de ese modo. Lo curioso es que, si al oyente no le dicen qué es lo que va a escuchar al hacer sonar el disco al revés, lo más fácil es que no entienda nada; es decir, sólo entenderá una frase si previamente le han dicho cuál es esa frase. El asunto tiene largo recorrido en la historia de este negocio del rock, e incluso hay grandes títulos ‘enriquecidos’ con leyendas de este tipo.

Sin duda, la canción más enigmática (y larga) de los Beatles es el indescifrable ‘Number 9’ (1968); de hecho, esa atípica pieza encendió la llama de la supuesta muerte de Paul. John explicó que la hizo a base de bucles y regrabaciones tomadas de archivo de EMI; cortaba las cintas, las ponía al revés y así conseguía los efectos de sonido. La voz que repite ‘number 9’ es la de un ingeniero que estaba probando y decía: “Esto es de EMI, test series número 9”; Lennon cortó y se quedó sólo con el insistente ‘número 9’. Pero lo mejor es que un fan estadounidense la escuchaba una y otra vez, adelante y hacia atrás, hasta que entendió un sonido como el de un coche chocando y, a continuación, una voz diciendo “Enciéndeme (o excítame), hombre muerto” con lo que se convenció de que era el del supuesto accidente de Paul. Y los ‘hallazgos’ de aquel ‘beatlemaníaco’ no quedaron ahí, ya que haciendo sonar al revés el verso “no estoy de humor para usar ropa”, el ‘investigador’ concluyó que decía “había dos, no hay ninguno ahora”. Llamó a una emisora de radio de Detroit y desveló al locutor sus descubrimientos, el cual  emitió las partes indicadas al revés con el consiguiente impacto entre los oyentes, que empezaron a aportar muchas otras ‘pruebas’. La leyenda ya estaba construida. Pero, ¿había mensaje oculto o era otra de las muchas bromas de John?

Uno de los muchos títulos imprescindibles de Led Zeppelin es, claro, el ‘Starway to heaven’, cuyo texto es puro enigma. "Dependiendo de qué día sea, interpreto la canción de modo diferente” aseguro su autor, Robert Plant, que añadía “escribí en un chispazo de inspiración, miré las palabras y casi salté de la silla”, puesto que “pensé que algo movía el lápiz”. Tales declaraciones llevaron a muchos a deducir que había sido el mismo diablo quien le dictó esa letra, sobre todo si se tenían en cuenta la inclinación de Jimmy Page hacia lo esotérico y su querencia por el ocultista Aleister Crowley (1875-1947); además, también está el ‘argumento’ de que si se pone hacia atrás se entienden mensajes satánicos. La leyenda estaba servida, y para no pocos ‘expertos’ Satanás debería ser acreditado como coautor junto a Page y Plant.

The Queen fueron pródigos en eso de escribir textos de difícil interpretación. Uno de sus temas más desconcertantes es ‘Another one bites the dust’ (‘Que otro muerda el polvo’, 1980), escrita por John  Deacon y en cuya grabación tocó casi todo. Los versos iniciales dicen “Steve camina con cuidado por la calle, con el ala bajada, sólo oye el sonido de sus pies, la ametralladora está lista para empezar” ¿Qué querrá decir? Y las últimas palabras de la canción son: “Dispara. Sí, claro”. No faltan aquí tampoco las interpretaciones de lo que se escucha si el disco se toca al revés; así, cuando Freddy repite ‘que otro muerda el polvo’, puesto hacia atrás parece decir ‘decide fumar marihuana’… Grabar un disco deber ser fácil y por eso se entretienen con cosas así.

Pink Floyd fueron más lejos y escondieron a propósito un mensaje para que fuera encontrado. Concretamente en ‘Empty spaces’ (1979), que si se pone al revés hacia el minuto 1,12 sí que dice claramente “Enhorabuena, has descubierto el mensaje secreto. Envía tu respuesta a Old Pink a cargo de Funny Farm, Chalfont”, y a continuación “¡Roger! Carolyne está al teléfono!”. Se dice que la las palabras ocultas se refieren al descenso a la locura de Syd Barret, aunque lo más seguro es que todo fuera lo que parece. También hay adivinanza en la titulada ‘Varias especies de pequeños animales peludos reunidos en una cueva y bailando (o vacilando) con un picto (antiguo pueblo de Gran Bretaña)’; hay mensajito en el minuto 4.20 en el que se escucha “esto ha sido bastante vanguardista ¿no?”, aunque para entenderlo hay que poner el plato a menos revoluciones (o frenarlo). Igualmente se rumorea que hay acertijo en el título del Lp, ‘Ummagumma’, que en lenguaje callejero es acto sexual; y además se comunica con el término ‘rock & roll’, que en su origen también aludía a eso mismo.

Claro que el caso más escandaloso lo protagonizó Judas Priest, cuyos miembros fueron acusados y llevados a juicio por meter en sus letras mensajes que llevaron al suicidio a dos jóvenes estadounidenses. En 1988 dos chavales de 18 y 20 años se pusieron hasta el culo de alcohol y drogas mientras escuchaban una y otra vez el ‘Stained class’ del grupo británico, hasta que decidieron coger la escopeta y volarse la cabeza; el primero lo consiguió, el segundo falló y quedó horriblemente desfigurado, pero murió tres años después. Acusaron al grupo de escribir versos tan incitadores como “¿Por qué hay que morir para ser un héroe? Es vergonzoso que la leyenda empiece por el final”, y cosas así. Halford, cantante, declaró que puestos a meter mensajes, meterían uno que indujera a comprar sus discos… Fueron absueltos.

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 6 de febrero de 2019

ESE ESPERPENTO QUE LLAMAN ‘APROPIACIÓN CULTURAL’, OTRO PRETEXTO PARA SENTIRSE MORALMENTE SUPERIOR Una buena polvareda se ha levantado entre quienes están continuamente buscando pretextos para indignarse con la interpretación de la cantante Rosalía en la ceremonia de los premios Goya. La acusan de ‘apropiación cultural’ al haber cantado flamenco sin ser gitana ni andaluza. ¡Hay que ver cómo les gusta presumir de su exuberante estupidez a algunas criaturas!

El grupo inglés de reggae UB 40 podría ser acusado de 'apropiación cultural', pues la mayoría son blancos y hacen música jamaicana.


Este asunto de la ‘apropiación cultural’ es uno de esos problemas que sólo se dan en sociedades avanzadas y donde las cosas funcionan razonablemente bien, en lugares donde la mayor parte de la gente tiene sus principales necesidades cubiertas; es decir, esta modalidad de desatino jamás aparecería en zonas o colectivos necesitado o entre afectados por preocupaciones graves. En otras palabras, desatinos semejantes sólo se les ocurren (generalmente) a  personas que no han de afrontar verdaderos problemas.

Sí, con las facilidades de comunicación que cualquiera tiene hoy a su alcance, hay criaturas permanentemente buscando algo con lo que indignarse y, por supuesto, vociferarlo por las redes sociales. Los motivos de indignación más a mano ya están cogidos (como las formas extremas y fanáticas de animalismo, veganismo, ecologismo o feminismo), así que continuamente se investiga y se encuentran nuevas excusas para gritar arrebatado y rasgarse las vestiduras.

Y aquí está, para contentar a los ofendidos más exigentes, la ‘apropiación cultural’ perpetrada por la cantante Rosalía por atreverse a cantar flamenco sin ser gitana ni andaluza. Alguien debería decirles que el flamenco no es exclusivamente gitano, pues de ser así, cantarían flamenco los gitanos de otras partes del mundo, y no, sólo hay flamenco aquí. Por otro lado, los estudiosos creen que el flamenco nació hacia el siglo XVIII en Andalucía, Murcia y sur de Extremadura, gracias a una mezcla de culturas: gitana, morisca, castellana, judía…, que se combinaron, que se ‘apropiaron’ de elementos y tradiciones culturales de las demás. En fin, que gracias a esas apropiaciones surgió el flamenco.

También afirman los nuevos inquisidores, que vigilan para que el resto del mundo observe y respete estas nuevas reglas y conductas, que la ‘apropiación cultural’ sólo se da en las sociedades más avanzadas y ‘dominantes’, que se aprovechan de las minoritarias o relegadas, las ‘dominadas’. Dicho de otro modo, como en Japón hay gran afición al flamenco y como allí hay más academias de flamenco que en Andalucía y en España, hay que deducir que Japón es una cultura que domina a Andalucía y España.     

También se señala que las sociedades dominantes saquean a minorías culturales. Saquear equivale a robar, a privar de una propiedad…, sin embargo. ¿de verdad se piensa que un estilo de música es una propiedad privada? Además, que se sepa, los gitanos andaluces pueden seguir cantando flamenco aunque lo canten payos catalanes, del mismo modo que nada impide que los africanos toquen sus tambores aunque los use una banda alemana. En otras palabras, no se les roba nada. Por otro lado, esa especie de pureza cultural-tradicional que exigen algunos coincide exactamente con lo que siempre han pretendido las ultraderechas, las cuales ensalzan las manifestaciones patrióticas y se indignan cuando alguien las pervierte.

Lo de Rosalía sólo es la última, a día de hoy (II-19), de esta carrera al absurdo. En una universidad americana rompieron el contrato con un grupo de funk porque la mitad de los músicos no eran negros. Se ha insultado y vilipendiado a cineastas que usaron a un heterosexual para hacer de gay o a un hombre sano para hacer de enfermo; e igualmente a un escritor por contar sucesos de personas de otras razas (no se debe usar esta palabra) desde su ordenador; y a un director de teatro por no llamar a suficientes actores negros o indígenas cuando la obra iba de eso. Todo ello ha sido calificado de ‘apropiación cultural’. Y dentro de poco se exigirá que, para hacer de asesino, se saque a alguno de la cárcel. Es como si hubiera quien no distingue el cine, el teatro o la literatura de la realidad.

En Los Simpson, donde se puede encontrar literalmente de todo, hay una escena que muestra perfectamente esa buscada indignación: viendo un partido por la tele, un personaje se ofende y se lleva las manos a la cabeza porque “los Patriots se han adentrado en el territorio de los Red Skins, ¡esto no es un deporte, es un genocidio!”. En fin, si toda cultura preservara pura su herencia cultural como si fueran tribus aisladas, todo sería más pobre y retrasado.

Cuál será la próxima? Una de las nuevas ocurrencias de algunos iluminados, deseosos de llamar la atención se llama antinatalismo, y consiste en reclamar que no se traigan niños al mundo; en la India un tipo con menos cerebro que una ameba ha demandado a su padre por haberlo tenido ‘sin su permiso’… La carrera hacia el esperpento más exagerado y estúpido cuenta cada vez con más participantes, que aceleran para presumir de la mamarrachada más grotesca.

En el fondo, lo que persiguen estas gentes que rastrean pretextos para indignarse es sentirse moralmente superiores; los que claman contra eso de la ‘apropiación cultural’, igual que los fanáticos y extremistas del veganismo, del animalismo o del feminismo, suelen mirar con desprecio y desde una posición de falsa superioridad a quienes no lo son, a quienes no piensan como ellos. Así surgen esta especie de sectas.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 3 de febrero de 2019

CUANDO LA CARA B, EL PATITO FEO DEL DISCO, IGUALA O SUPERA A LA CARA A En los años felices de la historia del rock, cuando el disco de vinilo era el rey, cuando los grandes éxitos venían en formato single, cada cara A era una apuesta de éxito destinada a pelear en las listas, mientras la cara B era, casi siempre, un complemento, quedando muchas veces olvidada. Sin embargo, en algunas ocasiones, la pieza secundaria lograba igualar e incluso superar a la protagonista del disco

Imposible señalar cuál de las dos merece más la cara A.
Una de las grandes meteduras de pata de ejecutivos y productores, relegar 'Maggie May' de Rod Stewart a la cara B.


Quienes manejen singles de vinilo saben que las caras B quedan muchas veces sólo para apoyar el disco sobre el plato, convirtiéndose en algo así como el patito feo de la producción. Pero existen en este cuento del rock & roll ocasiones en que el patito se convierte en cisne e incluso llega a superar al que iba en letras grandes.

De hecho, el considerado primer rock & roll de la historia, el ‘Rock around the Ccock’ que Bill Haley & His Comets publicó en 1954, se editó inicialmente como cara B de una semi-olvidada canción titulada ‘Thirteen woman’. El disco pasó desapercibido hasta que el año siguiente se estrenó la película ‘Semilla de maldad’, que incluía el ‘Rock around…’, y la cosa estalló. Luego, se reeditó el single con cada canción en el sitio que le correspondía. Evidentemente, quienes decidieron relegar el seminal título no debían tener mucha visión.

Poco después, en 1956, Elvis hacía reaccionar a jóvenes y mayores (de distinto modo, claro) con temas como ‘Don´t be cruel’, cuya cara opuesta era ‘Hound dog’. No sería fácil señalar cuál merece más el lado honorífico, ya que ambas alcanzaron el número uno en diversas listas y en muchos países, aunque el ‘Perro de caza’ tiene un punto rebelde del que carece ‘la cruel’.

The Beatles publicaron infinitos éxitos en el formato single, y en muchos de ellos no sabría decirse cuál debería ser la cara A, puesto que cada uno de los títulos es imprescindible. Solía decirse que la segunda cara era para John, que hacía piezas más innovadoras y atrevidas, mientras que la primera la ocupan los temas de Paul, más pop y.asequibles… En todo caso, el cuarteto lanzó cuantiosos singles con dos (o cuatro) canciones a cada cual mejor, y casi todas fueron, son y serán enormes e inolvidables. ‘I am the Walrus’ fue la B de ‘Hello goodbye’ (1967), y es evidente que hoy tiene más peso simbólico la morsa que los saludos; además, parece que a John le sentó fatal la decisión de colocar su ‘walrus’ detrás. Aquel año también apareció ‘Penny Lane’, cuya B era ‘Satrawberry fields forever’, y sí, las fresas tienen encanto especial, pero la callejuela también. ¿Y cuál es mejor, el ‘Hey Jude’ (1968) de Macca en la cara uno o el ‘Revolution’ de Lennon en la dos? ¿El ‘Get back (1969)’, en la A y de Paul, o el ‘Don´t let me down’, en la B? Este año también salió el ‘Come together’ (de John) en un lado y el ‘Something’ (de George) en el otro, o viceversa, pues se presentó anunció como doble cara A, lógicamente. Pensándolo detenidamente, la mayor parte de los singles de Beatles podían intercambiar sus caras y a nadie extrañaría.

Sus ‘colegas’ Rolling Stone casi siempre acertaban a la hora de elegir la canción destinada a ser la titular del single, aunque alguna vez mostraron cierta ceguera comercial. Por ejemplo con el ‘Let´s spend the night together’ (1967), cuyo otro lado era la exquisita ‘Ruby Tuesday’. El caso es que eso de ‘Vamos a pasar la noche juntos’ resultaba un tanto fuerte para la época (fue censurada en varias emisoras), de modo que los pincha-discos radiaban una y otra vez su cara B, la encantadora ‘Ruby Martes’; ésta llegó al número uno y aquella no pasó del 55; sin embargo, ciñéndose a parámetros de calidad, no hay tanta diferencia.

En 1971 Rod Stewart (que seguía en  Faces) publicaba su tercer disco en solitario, cuyo primer single fue ‘Reasons to believe’ (de Tom Hardin), que en su cara B presentaba ‘Maggie May’ (del propio Stewart); cuentan que un disc-jockey se molestó en escuchar el otro lado y le gustó tanto que la radió insistentemente, cosa que imitaron otros hasta que se estacionó en el número uno durante meses. También dicen que, desde entonces, el cantante de la voz arenosa decidió dejar de hacer caso a ejecutivos y productores. Sabia decisión.

Otro error calamitoso se produjo cuando, en 1964, Van Morrison al frente de su grupo Them publicaba un single con una versión del clásico del blues ‘Baby please don´t go’, en cuya cara B aparecía nada menos que ‘Gloria’, Ésta se ha convertido en un clásico, una canción que nunca pierde su frescura a pesar de estar construida con apenas tres acordes; Morrison tenía 18 años cuando la compuso. El viejo blues es genial, pero no deja de ser una versión, mientras que ‘Gloria’ es original y todo un himno del rock.

Los Creedence también lograron muchísimos éxitos y en muy poco tiempo. Y tampoco se descuidaron con las caras B.  Así, en 1971 volvieron a deslumbrar con la evocadora ‘Have you ever seen the rain’ como principal y la electrizante ‘Hey Tonight’ como secundaria. Cuando ‘cotizaron’ por separado la B llegó más alto, aunque en las principales listas iban inseparables, como doble A.

En 1977 The Queen estaban en la cima del rock, lo cual quiere decir que estaban obligados a mantener el nivel, a sorprender, a impresionar. ¡Y vaya si lo hicieron!  El primer single de su Lp ‘News of the World’ ofrecía en su cara principal ‘We are the champios’ y en la B ‘We will rock you’, pero fácilmente podría haber sido al revés. Ambas son contundentes, emblemáticas, inconfundibles, únicas. Las dos se han convertido en himnos. Una y otra suenan a diario en todo el mundo desde entonces y han entrado en las listas muchas veces. Vale aquello de ‘tanto monta…’.

No han sido pocas las caras B que se han ‘rebelado’ contra lo que la portada del disco decía, exigiendo al menos tanto protagonismo como las otras. En fin, con la llegada de los formatos y dispositivos electrónicos de reproducción se acabó aquello de los dos lados del vinilo. Aunque, ¡quién sabe!, las tendencias cambian, los gustos son tornadizos y casi todo es cíclico. 

CARLOS DEL RIEGO