El grupo inglés de reggae UB 40 podría ser acusado de 'apropiación cultural', pues la mayoría son blancos y hacen música jamaicana. |
Este asunto de la ‘apropiación cultural’
es uno de esos problemas que sólo se dan en sociedades avanzadas y donde las
cosas funcionan razonablemente bien, en lugares donde la mayor parte de la
gente tiene sus principales necesidades cubiertas; es decir, esta modalidad de
desatino jamás aparecería en zonas o colectivos necesitado o entre afectados
por preocupaciones graves. En otras palabras, desatinos semejantes sólo se les
ocurren (generalmente) a personas que no
han de afrontar verdaderos problemas.
Sí, con las facilidades de comunicación
que cualquiera tiene hoy a su alcance, hay criaturas permanentemente buscando
algo con lo que indignarse y, por supuesto, vociferarlo por las redes sociales.
Los motivos de indignación más a mano ya están cogidos (como las formas
extremas y fanáticas de animalismo, veganismo, ecologismo o feminismo), así que
continuamente se investiga y se encuentran nuevas excusas para gritar
arrebatado y rasgarse las vestiduras.
Y aquí está, para contentar a los
ofendidos más exigentes, la ‘apropiación cultural’ perpetrada por la cantante
Rosalía por atreverse a cantar flamenco sin ser gitana ni andaluza. Alguien
debería decirles que el flamenco no es exclusivamente gitano, pues de ser así,
cantarían flamenco los gitanos de otras partes del mundo, y no, sólo hay
flamenco aquí. Por otro lado, los estudiosos creen que el flamenco nació hacia
el siglo XVIII en Andalucía, Murcia y sur de Extremadura, gracias a una mezcla
de culturas: gitana, morisca, castellana, judía…, que se combinaron, que se ‘apropiaron’
de elementos y tradiciones culturales de las demás. En fin, que gracias a esas
apropiaciones surgió el flamenco.
También afirman los nuevos inquisidores,
que vigilan para que el resto del mundo observe y respete estas nuevas reglas y
conductas, que la ‘apropiación cultural’ sólo se da en las sociedades más
avanzadas y ‘dominantes’, que se aprovechan de las minoritarias o relegadas,
las ‘dominadas’. Dicho de otro modo, como en Japón hay gran afición al flamenco
y como allí hay más academias de flamenco que en Andalucía y en España, hay que
deducir que Japón es una cultura que domina a Andalucía y España.
También se señala que las sociedades
dominantes saquean a minorías culturales. Saquear equivale a robar, a privar de
una propiedad…, sin embargo. ¿de verdad se piensa que un estilo de música es
una propiedad privada? Además, que se sepa, los gitanos andaluces pueden seguir
cantando flamenco aunque lo canten payos catalanes, del mismo modo que nada
impide que los africanos toquen sus tambores aunque los use una banda alemana.
En otras palabras, no se les roba nada. Por otro lado, esa especie de pureza
cultural-tradicional que exigen algunos coincide exactamente con lo que siempre
han pretendido las ultraderechas, las cuales ensalzan las manifestaciones
patrióticas y se indignan cuando alguien las pervierte.
Lo de Rosalía sólo es la última, a día
de hoy (II-19), de esta carrera al absurdo. En una universidad americana
rompieron el contrato con un grupo de funk porque la mitad de los músicos no
eran negros. Se ha insultado y vilipendiado a cineastas que usaron a un
heterosexual para hacer de gay o a un hombre sano para hacer de enfermo; e igualmente
a un escritor por contar sucesos de personas de otras razas (no se debe usar
esta palabra) desde su ordenador; y a un director de teatro por no llamar a
suficientes actores negros o indígenas cuando la obra iba de eso. Todo ello ha
sido calificado de ‘apropiación cultural’. Y dentro de poco se exigirá que,
para hacer de asesino, se saque a alguno de la cárcel. Es como si hubiera quien
no distingue el cine, el teatro o la literatura de la realidad.
En Los Simpson, donde se puede encontrar
literalmente de todo, hay una escena que muestra perfectamente esa buscada
indignación: viendo un partido por la tele, un personaje se ofende y se lleva
las manos a la cabeza porque “los Patriots se han adentrado en el territorio de
los Red Skins, ¡esto no es un deporte, es un genocidio!”. En fin, si toda
cultura preservara pura su herencia cultural como si fueran tribus aisladas,
todo sería más pobre y retrasado.
Cuál será la próxima? Una de las nuevas
ocurrencias de algunos iluminados, deseosos de llamar la atención se llama
antinatalismo, y consiste en reclamar que no se traigan niños al mundo; en la
India un tipo con menos cerebro que una ameba ha demandado a su padre por haberlo
tenido ‘sin su permiso’… La carrera hacia el esperpento más exagerado y
estúpido cuenta cada vez con más participantes, que aceleran para presumir de
la mamarrachada más grotesca.
En el fondo, lo que persiguen estas
gentes que rastrean pretextos para indignarse es sentirse moralmente superiores;
los que claman contra eso de la ‘apropiación cultural’, igual que los fanáticos
y extremistas del veganismo, del animalismo o del feminismo, suelen mirar con
desprecio y desde una posición de falsa superioridad a quienes no lo son, a
quienes no piensan como ellos. Así surgen esta especie de sectas.
CARLOS DEL RIEGO
i yo que pensaba que el fin der mundo andava cerca, nada mas legos de la realidaz, se beia benir
ResponderEliminarJajajaja. Gracias
Eliminar