Tiene ideas nazis, es supremacista, sufre complejo de superioridad. Decepcionante. |
Una buena bronca se ha armado a causa de
las estúpidas y sospechosas manifestaciones que el periodista Arcadi Espada
realizó en televisión. Resulta que el susodicho elemento no sólo sugiere o
aconseja, sino que exige que quien en el vientre de su madre no tenga todo en
su sitio ha de ser ejecutado, o sea, no tiene derecho a la vida. Dando muestras
de estar penetrado por el pensamiento supremacista, Arcadio señala como sostén
ideológico de tan sanguinaria propuesta que dado que esos seres tienen menor
intelecto son “inferiores”. Esto es la esencia pura del nazismo: al considerar
inferiores a otros, el sujeto se siente superior y, por tanto, legitimado para decidir
quién vive y quién ha de ser eliminado.
Tal modo de pensar, tal mecanismo mental
encaja a la perfección con el espíritu de las Leyes de Nurenberg, las cuales
definían qué individuos deberían ser considerados como una “lacra social” y,
por tanto, exterminados; es decir, según los ideólogos del nazismo y Arcadi
Espada, la sociedad tiene que librarse de estos seres “inferiores”, tiene que “extirparlos como si fueran tumores”. Así ha
tenido que ser el proceso mental que ha llevado a este pretencioso y soberbio
personajillo a vomitar sin ningún pudor su desprecio a los “intelectualmente
inferiores”.
Bueno sería preguntarle a este
mequetrefe si él estaría dispuesto a echar una mano a los matarifes, si le
resultaría divertido colaborar de algún modo con los verdugos que tienen que
hacer la “buena obra” de librar a la sociedad de esos “seres inferiores”. Como
él se siente superior, no debería rechazar una actividad tan elevada…
Por otra parte, es más que evidente que
su pretendida superioridad moral se basa en que se cree intelectualmente
superior, es decir, según este tiparraco, quien tenga menos inteligencia de la
normal es “inferior” y, en consecuencia, “eliminable”. Con tal precedente y si
se siguiera ese disparatado y brutal camino, llegaría un día en que se
analizaría la capacidad mental del no nacido y, en caso de no superar un
mínimo, cámara de gas, tiro en la nuca, muerte por inanición (procedimientos
del tercer Reich). Claro que luego vendrían otras ‘exigencias’ para dar el
visto bueno al nuevo ser. Sin embargo, por la misma regla de tres, podía
presentarse alguien que afirmara que tan importante como el intelecto es el
físico; es decir, si el Espada cree que se es persona o no en función del
cociente intelectual, otro podría sostener que la superioridad tiene que
medirse por la fuerza, no por la inteligencia, de manera que los más fuertes
tendrían derecho a “descartar” a palos a aquellos cuyo cuerpo fuera físicamente
“inferior”…
También afirma sin atisbo de vergüenza
(o sea, sinvergüenza) que las personas con síndrome de Down (entre otras)
suponen un coste económico inasumible por la sociedad, cosa que “justifica” su
exterminio. Utilizando el mismo razonamiento cabe preguntarse si también
estaría a favor de cargarse a todos los no productivos (enfermos, accidentados,
tetrapléjicos…) o a los asesinos que están en la cárcel, todos los cuales
cuestan mucho a la sociedad y, evidentemente, no devuelven nada.
En todo caso, parece seguro que quien
tuviera a esta especie de australopiteco que responde al nombre de Arcadi como
un ser inteligente y razonable, se equivocó estrepitosamente, ya que el
pensamiento supremacista o nacionalsocialista está reñido con la inteligencia.
Quien está convencido de su propia superioridad moral, intelectual o humana demuestra
no sólo su perversidad, sino una estulticia patológica.
¿Quién se ha creído que es?, ¿un ente
superior?, ¿una especie de divinidad? Lo que no cabe duda es que su discurso
tendría una entusiasta acogida en la Alemania nazi. Y haría muy buenas migas
entre los más convencidos de la ‘solución final’.
CARLOS DEL RIEGO
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