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jueves, 10 de octubre de 2024

ROGER WATERS Y DAVID GILMOUR, ENEMIGOS ÍNTIMOS CON PINK FLOYD DE FONDO

 


Roger Waters, enfadado con quien se atreve a llevarle la contraria

 

Recientemente se ha reavivado (si es que alguna vez se enfrió) el duro enfrentamiento entre los artífices de los grandes éxitos de Pink Floyd, Roger Waters y David Gilmour. Así, preguntado éste si existía la posibilidad de volver a verlos juntos sobre un escenario, el guitarrista sentenció tajantemente: “Absolutamente ninguna”. La enemistad, la inquina mutua de dos leyendas del rock vive nuevos episodios

 

No hay que olvidar que el año pasado las hostilidades entre ambos se volvieron abiertas, duras, acusatorias e insultantes. La esposa y colaboradora de Gilmour, Polly Samson, escribió en las redes que Waters era un “apologista de Putin, un megalómano mentiroso, ladrón e hipócrita, un evasor de impuestos, un misógino y enfermo de envidia que, además, hace playback”. Gilmour reenvió el mensaje y añadió que “Cada palabra es demostrablemente cierta”.

 

Y no hace mucho el guitarrista y cantante echó más leña a la hoguera: “Tiendo a alejarme de las personas que apoyan activamente a dictadores genocidas y autocráticos como son Putin y Maduro”. Por todo ello, sentencia Gilmour: “Nada, absolutamente nada me haría compartir escenario con alguien que apoya y aplaude el trato que esos y otros como esos dan a disidentes, a las mujeres, a los homosexuales. Con quien sí me encantaría volver al escenario es con Rick Wright (teclista de Pink Floyd fallecido en 2008), a quien Roger trató tan mal y que era una de las personas más amables y con mayor talento musical que he conocido". No se deja nada, no se corta nada el señor Gilmour .

 

Otro motivo de disputa, de guerra abierta, es el grupo que compartieron, pero esto parece haberse solucionado. Pink Floyd ha vendido no hace mucho su catálogo musical, su nombre y su imagen por 400 millones de dólares (no se incluyen los derechos de autor). El acuerdo, del que se venía hablando desde hacía tiempo, supuso un alivio para Gilmour, que había estado buscando distanciarse de su antigua banda y de quien se adueñó de ella: “Mi sueño era quitarme de encima la toma de decisiones y las discusiones que conlleva mantener la maquinaria en marcha. No me interesaba la venta desde un punto de vista financiero. Sólo me interesaba salir del baño de barro en el que he estado metido por culpa de alguien desde hace mucho tiempo”.

 

Waters siempre ha cargado contra todo aquel que le lleva la contraria, contra todo el que se atreve a tener ideas distintas a la suya (evidencia de mentalidad totalitaria y fascistoide de quien se cree comunista siendo millonario). Sus iras se han vuelto contra el cantante de U2, Bono. Se ha sabido que al comenzar la guerra de Israel contra Hamás e Hizbolá, en una  entrevista con el canal islamista Al Jazeera TV (un medio fiable y veraz, claro), Roger Waters insultó e incluso amenazó a Bono después de que éste se acordara en el escenario de las víctimas de los ataques terroristas de Hamás en Israel en octubre de 2023. El bajista echó sapos y culebras por la boca: “Cualquiera que conozca a Bono debería engancharlo por los tobillos y sacudirlo hasta que deje de ser un enorme trozo de mierda. Tenemos que empezar a hablar con esta gente y decirles que su opinión es repugnante y degradante”.

 

Nadie es un santo, nadie es perfecto, nadie tiene la razón absoluta. Pero es evidente que Roger Waters no es lo que se dice un modelo de demócrata que acepta opiniones diferentes a la suya. No puede extrañar que un ególatra de este calibre (dotado de gran talento) vaya sembrando insultos, odio, cizaña.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

“EL ROCK HA MUERTO”, REPITE DESDE HACE DIEZ AÑOS GENE SIMMONS

 


 Gene Simmons afirma desde hace años que el rock & roll está muerto

El cantante, compositor y bajista de Kiss Gene Simmons, el que sacaba dos palmos de lengua en sus conciertos, viene repitiendo desde hace diez años su teoría de que el rock & roll está muerto. Tan rotunda afirmación la apoya en dos razones estrechamente vinculadas

 

El tipo lleva en ese negocio desde la década de los setenta del siglo pasado y, por tanto, conoce a la perfección y de primera mano todos los entresijos y particularidades del asunto, es decir, sabe muy bien de qué está hablando. Así, desde 2015 viene repitiendo, a la mínima oportunidad que se le da, que el rock & roll ha muerto, y para sustentar tan contundente sentencia ofrece dos razones: los consumidores de música apenas pagan por ella (a diferencia de cuando había que comprarla en soportes físicos), y como consecuencia, ya no aparecen grandes nombres en el planeta del rock & roll. Apoya esta teoría el hecho de que coinciden en el tiempo la aparición de los archivos digitales con la desaparición de verdaderas estrellas, esas que superan barreras temporales y generacionales. ¿Tiene razón el lenguaraz miembro de Kiss?

 

Simmons dijo afirma textualmente desde hace una década: “El rock está muerto porque si echamos la vista atrás observamos que desde 1958 hasta 1988, que son 30 años, la aparición de grandes figuras del rock & roll es continua. Teníamos a Elvis, Chuck, Jerry Lee…, luego The Beatles (los vi por la tele en el show de Ed Sullivan, y jamás me hubiera dedicado a esto sin ellos), The Stones, Who, Pink Floyd, Dylan, Creedence y así sucesivamente… Luego llega la parte ‘pesada’, Purple, Maiden, AC DC… y ahí se puede poner a Kiss. Y U2, Prince, Bowie, Eagles, Guns N’ Roses, Green Day… y Motown, por supuesto. Pero desde 1988 hasta hoy, ¿quiénes están a la altura de cualquiera de esos?, ¿quién son los nuevos Beatles? Está claro, el rock ha muerto. Y eso se debe, en resumen, a que las nuevas bandas no se han tomado el tiempo (o no los han dejado) de crear glamour, emoción y material épico”.

 

El repaso es impresionante, tanto que las comparaciones no pueden ser más odiosas. “Es que no hay bandas nuevas que propongan lo que aquellos propusieron. Me encantan Nirvana, Pearl Jam e incluso Foo Fighters, pero son bandas surgidas hace unos 30 años. En definitiva, son bandas viejas”. Evidentemente, el deslenguado de Kiss dice verdades como puños.

 

Y sigue explicando el músico: “No se puede nombrar a otra gran banda de rock, de esas que continuarán escuchándose décadas después de su desaparición, y no se puede porque no las hay, porque el joven que forma su grupo no puede ganarse la vida con él y, por tanto, no puede desarrollar su talento. Y es así porque tan pronto como los fans pudieron descargar y compartir archivos gratis, las nuevas bandas no tuvieron la oportunidad de ganarse la vida. Y eso me rompe el corazón, porque hay tantos músicos y compositores jóvenes con mucho talento que nunca van a tener la oportunidad que yo tuve... Todo lo que es gratis o cuesta un centavo cuando debería costar un dólar o más, se entiende como algo sin ningún valor”.

 

Finalmente, Gene Simmons (que sin duda conoce a la perfección el terreno que pisa), concluye: “Hay cosas buenas por ahí, pero los que empiezan no van a tener la oportunidad que tuvimos nosotros. No tendrán una compañía discográfica que, por abusona que fuera, hiciera la promoción por todas partes, una compañía que te diera anticipos que nunca tenías que devolver y que eran imprescindibles para que pudieras dedicarte a tiempo completo al rock & roll y desarrollar lo que tuvieras dentro. ¿Cómo puedes haces eso si estás regalando tu música por una centésima de centavo por una descarga? Los fans mataron lo que amaban cuando empezaron a descargar y compartir archivos de forma gratuita. Dejaron sin apoyo a los que empezaban. Ese momento fue el principio del fin del rock & roll”.

 

Tales deducciones y afirmaciones, basadas en hechos indiscutibles, parecen conducir a la realidad por mucho que cueste aceptarla: Ya no hay gigantes del rock porque las bandas, los compositores, los que vivían de ese trabajo hasta 1988, hoy apenas ganan unas migajas por su trabajo y, lógicamente, no pueden dedicar a ello todo su tiempo, su talento, su vida.

 

En resumen, ¿el rock & roll ha muerto?

 

CARLOS DEL RIEGO

 

martes, 27 de agosto de 2024

60 AÑOS DEL PRIMER CONCIERTO DE BEATLES EN EEUU Y DE SU VALIENTE ACTO ANTIRRACISTA

 


The Beatles durante aquel concierto de su primera gira por EEUU en 1964

 

En agosto de 1964 Los Beatles llevaron a cabo su primera gira por EEUU. Son sesenta años, parece mucho o poco, según. En aquellos años, en la década de los sesenta del siglo pasado, el racismo estaba perfectamente implantado en la sociedad estadounidense, de hecho, las declaraciones o actos antirracistas protagonizados por blancos eran una rareza. En 1964, cuando Los Beatles llegaron, se negaron a tocar ante una audiencia segregada

 

Hacía unos meses que gran parte de las leyes de separación racial habían sido abolidas, aunque eso no borró el racismo de la sociedad estadounidense. Los blancos que no lo eran apenas ejercían de antirracistas, entre otras cosas por la presión de los muchos grupos supremacistas que existían (existen). En este contexto, casi recién llegados a EEUU, en septiembre de 1964, Los Beatles tenían que actuar en Jacksonville, Florida, pero al enterarse de que los blancos estarían en una parte del recinto y los negros en otro, los cuatro dijeron que no, que en esas condiciones no tocaban. Había que ser muy valiente…

 

La decisión fue instantánea y unánime: “No vamos a aparecer en el escenario si no se permite a los negros colocarse donde les dé la gana”, dijeron tajantemente en un comunicado unos días antes del 11 de septiembre de 1964, fecha del  concierto. “Jamás hemos actuado para audiencias segregadas y no vamos a empezar ahora. Preferimos perder el dinero”. A pesar de que los organizadores se tiraban de los pelos, no se podía decir más claro. Y es que, además de sus sentimientos absolutamente contrarios a la discriminación, los cuatro Beatles eran unos vehementes y abiertos admiradores de los grandes músicos negros, a los que tenían por sus principales referencias artísticas. La idea de menospreciar al negro era para ellos inconcebible.  

 

Un locutor de radio llamado Larry Kane acompañaba al grupo en aquella gira. “Dijeron muy claramente que si el público iba a estar separado no se presentarían. Los cuatro fueron rotundos y se mostraron inflexibles en este aspecto. Fue muy sorprendente que cuatro chicos tan jóvenes tuvieran tan fuertes convicciones y que lo mostraran tan valiente y abiertamente a pesar de que sabían que tal postura irritaría a muchos estadounidenses”, dijo Kane.

 

Una mujer negra, la doctora Kitty Oliver, tuvo la (inmensa) suerte de asistir a aquel histórico concierto siendo adolescente. Al entrar pensó que le iban a ordenar ir el sitio desde el que ver la actuación (siempre el peor, claro), pero nadie se le acercó, nadie le dijo nada. “Entré con los codos pegados al cuerpo para no rozar a nadie, pues me vi sola en un mar de caras blancas. Pero me coloqué donde quise. Al empezar el concierto el público, blanco y negro, se puso en pie al unísono, gritando y saltando. Empezó a sonar el ‘She loves you’. Me olvidé de todo y canté todo lo fuerte que pude. A mi lado había un chico blanco muy joven que bailaba y cantaba a la vez que yo. Cantamos juntos, sólo existían los Beatles. A la salida vi a otros negros, nos miramos sorprendidos porque nadie nos había dicho nada por estar mezclados con los blancos”.

 

El concierto estuvo envuelto en la tormenta. Literalmente, porque el huracán Dora azotaba las costas de Florida, y aunque había pasado lo más fuerte el día del concierto, aun había terribles ráfagas de viento, así que los timbales y tambores de Ringo fueron clavados al suelo. A todo esto alguien dijo que el batería era judío y hubo amenazas de muerte. Sin embargo, no se produjo ningún incidente de carácter racista durante el concierto. Tocaron después de dos grupos de negros y otros dos de blancos, media hora, doce temas.

 

Aquello fue un precedente, pues a partir de ese momento sus contratos incluirían una cláusula antirracista. En el año 2011 se subastó y se vendió (por 23.000 $) el contrato del concierto de Beatles en San Francisco en 1965 en el que se especificaba en uno de sus puntos: “No se obligará a los artistas a actuar ante una audiencia segregada". Años después Paul recordaba: “Carecíamos totalmente de prejuicios raciales. No íbamos a tocar ante audiencias segregadas. Los cuatro compartíamos esta actitud, y por eso jamás nos planteamos actuar en Sudáfrica o en cualquier otro país donde los negros fueran discriminados. Nuestra forma de pensar era muy simple, ¿por qué separar blancos y negros?, eso es una estupidez”. Y añadía: “Fuimos inteligentes e hicimos lo correcto. En Liverpool tocábamos muchas veces con grupos negros y con público blanco y negro”. Luego añadió: “Creo que aquel fue el primer concierto para un público no segregado. Luego nos aseguramos de que nuestros contratos incluyeran una cláusula que impidiera separar. Nos parecía de sentido común”.

 

Hoy puede parecer que aquel gesto de los Beatles en 1964 fue poca cosa, pero había que ser muy valiente para situarse frente de los abundantes y muy poderosos grupos racistas que había entonces allí. Es este otro aspecto en el que los Beatles se adelantaron a todos, incluso a su tiempo.  

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 1 de julio de 2024

EN 1969 LOS INIMITABLES CREEDENCE PUBLICARON TRES ELEPÉS, TRES, CON TEMAS ETERNOS

 


 Creedence Clearwater Revival son inimiitables, inolvidables, eternos

Fueron los Creedence algo especial en la historia del rock & roll, diferente a todo lo anterior y posterior, tanto que nadie se ha atrevido nunca a imitarlos; ha habido muchos que han adaptado y grabado sus canciones, pero jamás ningún grupo se ha parecido (intencionada o involuntariamente) a los Creedence. Y entre sus abundantes méritos está el haber publicado tres álbumes totalmente originales en sólo un año. Algo inaudito

 

Básicamente los Creedence son rock & roll, pero en sus arreglos aparecen muy diversos matices e instrumentos de todo tipo, de modo que las inspiradísimas melodías de John Fogerty pueden tener barnices de rock pantanoso (‘swamp rock’), delicias country más o menos montañés, ambientes pop de una elegancia sencilla y sin imposturas, detalles psicodélicos, blues cargado de pasión, rock & roll imparable… La banda sólo duró cinco años, tiempo suficiente para asombrar, vender y dejar títulos fáciles de tararear pasen los años que pasen.

 

Pero es que hace 55 años, en el icónico 1969, llevaron a cabo una hazaña singular: los Creedence Clearwater Revival publicaron nada menos que tres elepés totalmente originales, es decir, nada de recopilaciones o discos en directo. En enero de ese año salió ‘Bayou country’ (‘País pantanoso’), el segundo de su carrera y el primero cien por cien Creedence; entre sus títulos está el emblemático ‘Born on the bayou’, la eternamente versionada ‘Proud Mary’ o su arrolladora versión del clásico r&r‘ Good Golly miss Molly’.

 

En agosto salió ‘Green river’, que se abría con el tema homónimo, una fantástica pieza que combina el rock sicodélico con el country-rock y que habla de la infancia de John. El Lp contiene otros imprescindibles de los Creedence como la arrebatadora ‘Conmotion’, la cadenciosa ‘Lodi’, poseedora de una de esas melodías tan tan contagiosas, y de esos solos de guitarra limpios, luminosos, irresistibles, o la evocadora, melancólica ‘Bad moon rising’.

 

Y en noviembre de 1969 publicaron otro álbum cargado de encanto, ‘Willy & the por boys’. El tema de apertura, ‘Down on the corner’, es una delicia country-blues sólo al alcance del ingenio más agudo; otros títulos esenciales de este Lp son el reivindicativo ‘Fortunate son’, que expresa lo malo de no ser un ‘hijo afortunado’ a la hora de ir a la guerra; también tiraron de la tradición al hacer su propia versión del clásico carcelario ‘Midnight special’.

 

¡Tres álbumes en menos de doce meses! Y prácticamente todo lo pensaba John Fogerty, hasta el punto de que a mediados de los setenta circulaba por ahí la especie de que una vez terminada la grabación, el cantante, compositor y guitarrista americano cogía un humilde casete  y se bajaba al coche para escuchar la canción como la escucharían los jóvenes en las radios de sus autos; y si con esta audición no quedaba convencido volvía para retocarla... Tal vez sea solo leyenda, pero encajaría.

 

Idolatrado en todo el mundo, las canciones de los Creedence han salido en cientos (sí, cientos) de películas, series de televisión, spots publicitarios, obras literarias, videojuegos, en los discos e incluso en las letras de las canciones de otros artistas a lo largo de los años. Sus canciones funcionan en cualquier momento, en cualquier parte, en cualquier cultura.

 

Cada uno de estos tres elepés es una verdadera antología. Y eso que, al menos a primera vista, cada canción parece de una sencillez al alcance de cualquiera…, pero sólo lo parece, puesto que lo más difícil es hacer sencillo lo complicado. Estas canciones de los Creedence son, en fin, atemporales, bien pudieron haberse escrito y grabado ayer. Aunque ya hace 55 años.

 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 5 de junio de 2024

EL MUNDO Y SUS CONFLICTOS SEGÚN EL PRISMA DEL ROCK

 


James Brown ya dijo hace casi sesenta años que este es un mundo de hombres, aunque la canción la escribió una de sus novias

 

Continuamente llueve información sobre el ciudadano, noticias de todo tipo y de todo el mundo, crónicas, sucesos, informes que llevan a pensar que el mundo es una auténtica locura con infinitos conflictos. El rock siempre ha observado y reflexionado sobre todo ello con muy brillantes canciones

 

Se ha dicho, escrito y cantado que el planeta es como un avispero, un gigantesco embrollo con múltiples y variopintas locuras aquí y allí, confusión y descubrimiento, calamidades, violencia…, e incluso también buenas noticias. A pesar de todo, en general, cualquier tiempo pasado no fue necesariamente peor ni mejor. Y si el receptor de noticias se deja influir por los titulares catastrofistas y escandalosos caerá en el pesimismo; sobre todo teniendo en cuenta que sólo es noticia la mala noticia. Los que escriben rock, siempre sensibilizados por todo lo que los rodea, por lo que ven y lo que oyen, han escrito algunas de sus mejores obras después de haber interiorizado y procesado las desdichas y malos tragos que afligen a los terrícolas. Puede deducirse que el rock & roll hace buena la frase del autor romano Terencio: “Soy humano y nada humano me es ajeno”.   

 

El tema de The Temptaions ‘Ball of confusion’ (1970) es como un compendio de titulares que conforman una realidad preocupante. Es una canción protesta (rara en Motown) que presenta una visión muy pesimista del mundo, sobre todo desde la perspectiva de la comunidad negra estadounidense. El título, ‘Bola de confusión, eso es el mundo hoy’, describe una situación caótica tanto a escala local como global. Los versos (cantados a modo de conversación) señalan claramente a los políticos: “vota por mí y te pondré en libertad”; hablan abiertamente del problema de las drogas: “jóvenes dando vueltas con la cabeza en el cielo”; denuncian el racismo: “gente adentro y afuera, ¿por qué?, por el color de su piel”; expresan desconfianza e incluso temor: “miedo en el aire, tensión en todas partes”; mencionan los problemas más cercanos: “los niños crecen demasiado pronto (…) el desempleo aumenta rápidamente (…) impuestos, inspectores, cobradores”; también dice resignada: “nadie sabe a dónde va esto”, y sin embargo “la banda sigue tocando”. Una frase señala el momento preciso del que está hablando, “el nuevo disco de los Beatles es un gas”, pero es curioso que todo lo mencionado se ajusta al presente… 

 

Siempre con frialdad robótica, los alemanes Kraftwerk describen un mundo distante y carente de alma en su ‘Computer world’, un mundo presidido por la tecnología y dirigido por las entidades más poderosas. En medio de una atmósfera aséptica, minimalista, el cuarteto de androides no construye frases, sino que se limita a lanzar palabras sueltas, conceptos que afectan a todo el mundo: “negocios, números, dinero, gente (…) crimen, viajes, comunicación, entretenimiento”, y también señala centros de poder: “Interpol, Banco de Alemania, FBI, Scotland Yard”, repitiendo una y otra vez “mundo de computadoras”. Probablemente los inventores de la música techno ya se barruntaban en 1980 el mundo hipertecnologizado que se venía, pues además del tema que le da título, el álbum contiene otros de similar intención, como ‘Ordenador personal’, que equivaldría a ‘portátil’, o ‘Amor de computadora’, que en palabras de hoy sería ‘amor virtual’. Sea como sea, los alemanes tenían claro que el planeta iba a convertirse en un yonqui de la electrónica, lo digital… Y eso que aun no sabían de la inteligencia artificial.    

 

‘Wild world’ (1970), ‘Mundo salvaje’, también parece describir la realidad del planeta, una realidad bronca e incierta. Es una pieza de referencia de los años setenta y una melodía tan inspirada como pegadiza. Cat Stevens (que nació Steven Georgiou y hoy es Yusuf Islam) la hizo pensando en la eterna búsqueda de la paz y la felicidad en que el hombre está embarcado, pero a través del individuo; el texto habla del abandono del hogar, de la tristeza de dejar lo conocido y agradable (la relación amorosa) y enfrentarse a lo que hay en el mundo: “recuerda que hay mucha maldad ahí fuera”, y que “es un mundo salvaje y no se puede sobrevivir con una sonrisa”. En todo caso, el autor aclaró: “es una canción sobre mí”. 

 

El poderoso clásico de James Brown ‘Its a man´s man´s world’ (1966) está desarrollado como si se tratara de un sermón. El texto fue escrito en su mayor parte por su novia Betty Newsome, la cual se inspiró en la Biblia y en su experiencia con sus ex, incluyendo el propio Brown; mucho después dijo que, en realidad, ella lo escribió todo, pero Brown se olvidaba siempre de pagarl derechos. El texto explica que el hombre ha aportado casi todos los avances materiales, pero sin la mujer no es nada, de hecho, afirma, sin ellas el hombre estará perdido y amargado. Publicada hace casi 60 años, seguramente Betty no pretendía que fuera sólo una queja. Y difícilmente pensaría en machismo alguien tan machista como James Brown. Eso sí, el significado del título lo suscribirían hoy millones de personas. 

 

De los años de la Guerra Fría procede la apocalíptica y, a la vez, divertida ‘Two tribes’  (1984) de Frankie Goes To Holliwood. El trasfondo de tan trepidante canción es el temor a una guerra atómica, algo que en aquellos momentos no parecía tan imposible, pues había ‘dos tribus’ (EE UU y URSS) dispuestas a aniquilarse y llevarse al mundo por delante. Y es que el asunto de la guerra es una constante en toda la historia del planeta. Vídeo imprescindible.

 

John Lennon sueña en su emblemática e imperecedera ‘Imagine’ (1971) con un mundo sin poderes, sin posesiones, sin religiones, sin guerras, sin hambres, un mundo presidido por la hermandad…, un mundo unido (utópico, vamos); pero aunque “es fácil si lo intentas”, también “puedes decir que soy un soñador”. El caso es que esa humanidad ideal está lejos, aunque todo el mundo coincidirá con el beatle en que esa utopía no deja de ser un objetivo deseable.

 

Títulos excelentes que dejan bien a las claras que el entorno del rock &roll siempre ha estado conectado a la realidad del planeta.

 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 22 de mayo de 2024

1971, CONCIERTO DE PINK FLOYD EN LONDRES CON PULPO Y PECES MUERTOS

 


 Pink Floyd buscaba espectáculo y sorpresa con el pulpo hinchable, pero la cosa se desmadró

En 1971 el público del rock estaba fascinado con los éxitos y repercusión de los grandes festivales: Monterey Pop, Woddstock y, en Inglaterra, el de la Isla de Whigt. Por eso, había emprendedores ilusionados con llevar al mismo Londres uno de esas grandes reuniones de público y grupos de rock. Pink Floyd fue uno de los elegidos para el cartel, pero Waters y compañía quería dar algo más que música, así que se les ocurrió instalar un gigantesco pulpo hinchable 

 

El organizador consiguió que le permitieran llevar el macro concierto al Crystal Palace Bowl de Londres, que hasta ese momento estaba reservado a la música clásica. El escenario de este recinto bordea un estanque, un lago pequeño, con el público al otro lado del agua. Allí se llevó el festival, The Garden Party, que incluía actuaciones de los estadounidenses Mountain, los poco conocidos hoy Sutherland Brothers & Quiver, The Faces y Pink Floyd.  

 

El caso es que Pink Floyd deseaba ofrecer algo más que un concierto al uso, por lo que idearon colocar en el agua un enorme pulpo hinchable con tentáculos de 25 metros (el cual había sido usado en una exposición de un museo de Ámsterdam unos años antes). La idea era que el pulpo empezara a inflarse en cierto momento del concierto de Pink Floyd, como si saliera poco a poco del agua para sorpresa y pasmo de la audiencia; el artefacto se hincharía lentamente, de modo que tras la enorme cabeza irían emergiendo los interminables tentáculos.

 

El día era caluroso, pero con un lago al lado el público no tardó en echarse al agua con el bicho a medio salir. Lógicamente, el personal empezó a jugar, retozar y simular un ataque con los tentáculos, los cuales sufrieron notables daños. Los encargados de la bestia de goma intentaron insuflar más y más aire, pero el aire comprimido y el azufre produjeron bajo el agua algo parecido a llamas, con el consiguiente pánico. En todo caso el cefalópodo hinchable estaba tan deteriorado, tan flácido que ya no hubo forma de ‘resucitarlo’.

   

En la laguna había peces que, con el pulpo y su aire comprimido, las bengalas que se lanzaron, los petas y colillas y la muchedumbre, empezaron a aparecer en la superficie boca arriba (se dice que el potentísimo sistema cuadrafónico también contribuyó a la ‘masacre’). Así, de repente, el estanque estaba lleno de gente medio enloquecida, una estructura de plástico gigantesca flotando y miles de peces flotando entre todo. Para completar el cuadro, empezó a llover torrencialmente; unos salieron del lago y buscaron refugio, pero la mayoría pensó que ya estaba suficientemente mojada como para salir del agua, y allí siguieron mientras más y más peces muertos iban apareciendo en la superficie.

 

El batería Nick Mason recordaba que “la cosa no se hubiera descontrolado tanto si unos cientos de fanáticos demasiado desinhibidos y con la mente totalmente ‘alterada’ no se hubieran desnudado y lanzado al agua entre un  griterío ensordecedor. Me acordé de la novela de Julio Verne ‘Veinte mil leguas deviaje submarino’. No faltaba ni el pulpo. Lo peor es que algunos de los enloquecidos fans se pusieron a jugar con las tuberías de aire, las dañaron e incluso algunos quedaron atrapados, enredados”. Y concluye Mason su recuerdo con una divertida reflexión: “Estuvieron a punto de ahogarse y, lo que es peor, de estropear la actuación”.

 

Todo se saldó con una facturita que el ayuntamiento de Londres (lo que se llamaba Greater London Council) envió a Pink Floyd por los daños producidos en el lago y, claro, por lo que costaría reemplazar los peces muertos.

 

La experiencia del hinchable no debió parecerles tan mal a Waters, Gilmour, Mason y Wright, aunque cambiaron el pulpo en el agua por el cerdo volando. ¡Lo que no pase en un concierto de rock!

 

CARLOS DEL RIEGO

martes, 23 de abril de 2024

LOS DISCOS MÁS CAROS Y MÁS BARATOS QUE LOGRARON GRAN ÉXITO

 


 El  primero de los Beatles sólo costó 400 libras y se hizo en unas pocas horas

Aunque hoy día se puede publicar un disco con un mínimo coste si se hace todo de modo artesanal, con ordenadores y toda la tecnología imaginable, la realidad es que los grandes discos siempre se han hecho contando con los mejores profesionales, estudios y herramientas. De todas formas, algunos de los discos históricos y con más éxito se han lanzado con muy escaso gasto, aunque también están los que han requerido fuertes inversiones

 

Un gran disco, un enorme éxito a escala internacional no tiene por qué precisar ingentes cantidades de dinero. De hecho, es mucho más importante el talento, la brillantez de las canciones, las ideas frescas, el ingenio…; grandes álbumes se publicaron tras gasto escueto, y por el contrario otros han salido después de invertir en todas las herramientas que la pasta proporciona. A la hora de vender y escucharse, a la hora de tener el favor del gran público no se mira cuánto costó ponerlo en el mercado. Los hay muy caros y muy baratos.

 

Uno de los discos más celebrados de la historia del siglo XX es, sin duda, ‘A night at the opera’ de Queen. Freddie Mercury pensó que había llegado la hora de hacer algo a lo grande o mejor quedarse en casa. Con esta idea, en 1975, el cuarteto se embarcó en un proyecto atrevidísimo, lo que significaba mucho dinero, concretamente 40.000 libras esterlinas, el equivalente a unos 450.000 euros de 2024. May recordaba: “Estábamos muy cerca de la bancarrota (no éramos buenos en los negocios), por lo que comentamos que si no teníamos éxito íbamos a estar endeudados. Pero fue un gran éxito, el disco de nuestra vida”.

 

Podría pensarse que el sonido de AC DC es simple, como a piñón fijo, y barato. Pero no es así. Brian Johnson (sustituto de Bon Scott) comentaba hace unos años: "Estábamos muy seguros después del éxito de ‘Back in black’, y confiábamos en que la buena suerte continuara; pero para eso había que firmar muchos cheques”. Y los firmaron. En total soltaron algo más de un millón de dólares, cerca de cuatro millones de hoy. Y la inversión fructificó, pues el ‘For those about to rock (we salute you)’ de 1981vendió millones.

 

Los Beach Boys siempre han tirado la casa por la ventana a la hora de grabar. El gran clásico ‘Pet sounds’ (1966) les llevó una cifra exagerada, 70.000 dólares, cuando lo normal era que un disco bien financiado no costase más de quince de los grandes; esos setenta mil son hoy casi 700.000. Más tarde, en 1988, Brian Wilson, líder de los Boys, publicó un disco homónimo que le costó más de un millón de pavos, cifra que actualizada se convierte en 2.5 millones; perfeccionista obsesivo, grabó y mezcló el Lp en una docena de estudios. 

 

Otro disco de la época y de parecida o superior altura artística es el ‘Sgt. Pepper´s’ de Los Beatles, para el que se gastaron 25.000 libras, cifra exorbitada en su tiempo y que hoy equivale a más de medio millón de dólares. De todos modos, vale cada céntimo gastado.

 

El ‘Sargento Pepper’ costó mucho, sí, y mucho más de lo que les costó a los Beatles su primer Lp, ‘Please, please me’, editado cuatro años antes. De hecho, es uno de los discos más baratos de la historia de los discos multimillonarios en ventas. Sólo costó 400 libras (7.000 dólares hoy). Georges Martin desveló que “en Parlophone no había mucho dinero", de modo que se dieron prisa: toda la grabación estaba terminada en menos de 10 horas.

 

Era 1970 y un nuevo grupo debutaba en disco, Black Sabbath’, para lo cual la disquera les había entregado 1.000 libras; cien para cada integrante de la banda: “Me sentí millonario”, dijo Ozzy Osbourne al recordarlo, y añadió que “gasté parte en comprar unos zapatos, porque entonces no tenía ni para calzado”; de modo que para pagar el disco sólo quedaron 600 libras. Realmente aprovecharon la pasta, pues el disco salió con ese presupuesto.

 

El primer Lp de Bob Dylan vio la luz en 1962 (con propias, tradicionales y versiones) tras un proceso rapidísimo: Dylan conoció al productor Jhon Hammond en septiembre del 1961, firmó con Columbia Records el mes siguiente, y otro mes más tarde, los días 22 y 23 de noviembre, grabó todo el disco en apenas seis horas, tres cada día; y en marzo del 62 estaba en la calle. Los costos del disco ‘ascendieron’ a 402 dólares.

 

Elvis Costello grabó su primer Lp ‘My aim is true’ en 1977, cuando aun trabajaba como informático en una empresa de cosméticos. Pero para entonces él sólo pensaba en la música, de modo que muchos días le decía al jefe que estaba enfermo y no podía ir a trabajar, aunque lo que hacía era componer, ensayar y grabar. “Todo el disco lo grabamos, produjimos y mezclamos en sólo seis sesiones de cuatro horas cada una”, explicó Costello. En total algo menos de mil libras (unas cinco mil de la actualidad).

 

También fue rápido y barato el primero de Ramones. En apenas una semana de estudio y unos seis mil dólares de inversión, su primer Lp (1976) estaba listo para fábrica. Incluso la sesión de fotos de la que salió la de la portada sólo costó 125 dólares.  

 

Evidentemente se pueden hacer discos históricos con un gran presupuesto o con una mínima inversión, porque al final, mucha o poca pasta no influye en la calidad y repercusión de la música.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 8 de abril de 2024

LAS GRANDES ESTRELLAS DEL ROCK QUE SUFRIERON LA MAYOR TRAGEDIA: LA PÉRDIDA DE HIJOS


Cuatro años tenía Conor, hijo de Eric Clapton, cuando murió al caer desde el piso 53

 

Aunque bajo los focos puedan parecer otra cosa, es evidente que las estrellas del rock son idénticas al común de los mortales y, por mucho dinero que tengan, sufren las mismas enfermedades, accidentes y desgracias. De hecho, algunos han tenido que superar la más insuperable de las tragedias: la muerte de un hijo. El hecho de tener que enterrar a la propia descendencia, dicen los que han pasado por ello, es lo peor, lo que nunca se olvida ni se supera. Algunos de los más importantes de la historia de rock lo saben bien

 

Cuando una persona pierde a su cónyuge se queda viuda, y huérfana cuando mueren sus padres, pero no hay palabra que defina cómo se quedan los papis cuando pierden hijos. Grandes nombres del universo rock han tenido que pasar por tan trágico episodio y, seguro, con el mismo pesar, amargura e incluso sentimiento de culpa que cualquiera.

 

Bob Geldof será siempre recordado por los conciertos benéficos que organizó en los años ochenta del siglo pasado, y también por ser el autor de la inquietante e irresistible ‘I don´t like mondays’. Pero los focos y las cámaras no lo libraron de las tragedias familiares. En el año 2000 su ya ex mujer (lo fue de 1986 al 96), Paula Yates (famosa presentadora de tv), fue encontrada muerta por sobredosis de heroína. Paula y Bob tuvieron tres hijas, más otra que Paula había tenido tuvo con Michael Hutchence, cantante de INXS, quien se había suicidado tres años antes. Una de las hijas de Paula y Bob, Peaches, inició una carrera como modelo aun siendo adolescente; pero en 2014, con 25 años, fue encontrada muerta igual que su madre, por sobredosis de heroína, dejando dos nietos a un desconsolado Bob Geldof.

 

Considerado uno de los mejores guitarristas de la historia de este negocio, Eric Clapton sufrió el insoportable golpe de la muerte de su hijo Conor. Éste vivía en Nueva York con su madre, Lory del Santo (su ‘novia’ del 85 al 89 mientras aun estaba casado con Pattie Boyd). Eric había ido a verlo y pasar unos días con Conor, que tenía cuatro años. Según el informe oficial, una de las señoras de la limpieza del piso de del Santo abrió una ventana cuando, de repente, Conor entró corriendo alocadamente (como hacen los niños de esa edad) y se precipitó por esa ventana del piso 53. El guitarrista, como es lógico, quedó devastado, aunque no recayó en sus múltiples adicciones. Las terapias y el trabajo como compositor, como músico, le ayudaron a vivir con esa pérdida. Como todos los aficionados a esto saben, Clapton le escribió a su niño muerto la emocionantísima ‘Tears in heaven’, cuyo primer verso dice “¿Te acordarás de mi nombre cuando te vea en el cielo?’.

 

Uno de los grupos emblemáticos, imprescindibles, del mundo del rock fue Led Zeppelin, que se separó en 1980 tras morir el poderoso batería John ‘Bonzo’ Bonham en 1980 a los 32 años. Esta fue la causa de la lamentada desbandada…, sin embargo podría haber otro motivo. Tres años antes, cuando el grupo estaba de gira por EE UU, el cantante solista Robert Plant recibió la noticia de la muerte de su hijo, Karac, de sólo cinco años, debido a un virus. La gira se suspendió y Plant volvió inmediatamente a Inglaterra tras recibir la desgarradora noticia por teléfono. Profundamente afectado, Robert cesó toda actividad durante un año, en el que apenas vio a sus compañeros. Sólo Bonham fue a visitarlo y fue el propio batería quien lo convenció para volver a Led Zep. Por eso, se tiene por este episodio como determinante para la separación de la banda, puesto que Plant se sintió herido, resentido con Jimmy Page y John Paul Jones,  quienes no le dieron un mínimo apoyo emocional, como si no les hubiera importado demasiado la tragedia de su compañero; por eso, al morir Bonham, Plant lo tuvo claro: nunca más volvería a montar en ese zepelín. En recuerdo de su desdichado hijo Karac, Plant escribió la preciosa canción ‘All my love’ (1979), que muchos consideran la última gran canción de la banda y una de las pocas en las que Page no participó como autor.

 

Roy Orbison estaba en el lugar adecuado en el momento justo cuando el rock & roll daba sus primeros pasos. En 1968 Orbison disfrutaba de su fama y prestigio con una gira por Inglaterra. El inconfundible cantante ya había perdido a su esposa, Claudette, en un accidente de moto en 1966. Sus hijos habían quedado en su casa de Hendersonville, Tennessee, al cuidado de sus abuelos mientras su padre estaba de gira. En septiembre de 1968 se declaró un incendio en la casa del cantante en el que perecieron sus hijos Roy Dewayne de diez años, y Anthony King de seis (el pequeño Wesley, de tres, sobrevivió). Los siguientes años fueron muy duros para Roy Orbison, pues a la terrible falta de sus hijos se unió su decadencia física (problemas cardiacos, digestivos y respiratorios) y profesional, ya que sus discos dejaron de venderse. Resurgió en los años ochenta, pero a finales del 88, con 52 años, su corazón se paró. Demasiados golpes.   

 

Puede añadirse a la irreverente cantante irlandesa Sinead O´Connor, quien murió en 2023, apenas año y medio después del terrible suicidio de su hijo Shane, de 17 años; ingresado en un centro siquiátrico por desequilibrios mentales y riesgo de suicidio, el desdichado Shane encontró el modo de quitarse la vida, dejando una profunda herida en la cantante, que apenas lo sobrevivió 18 meses. 

 

Por mucha fama y dinero que tuvieran, nadie se cambiaría por ninguno de ellos.

 

CARLOS DEL RIEGO

 


lunes, 25 de marzo de 2024

LOS MÚSICOS DE ROCK MÁS RICOS


Sí, Paul McCartney es el músico de rock más rico del mundo, y con diferencia

Cuando uno inicia su carrera artística, sea música rock o cualquier otra disciplina, piensa más en expresar su talento, sus condiciones y habilidades que en el dinero. Pero en poco tiempo todos quieren que el esfuerzo creativo se valore y se pague. Es sabido que la música rock puede dar mucha pasta a unos pocos, buena remuneración a muchos y poca cosa a otros tantos. Lo que todos los que trabajan en el planeta rock desearían (y quien diga lo contrario miente) es entrar en la lista de los que más ganan

 

Aunque se puede pegar el bombazo puntual, realmente quienes más gordas tienen las cuentas bancarias son los que llevan muchos años en este negocio manteniendo siempre la atención y el favor del gran público, algo verdaderamente difícil. Por eso, los más millonarios son músicos ya entrados en la tercera edad, con décadas de carrera a sus espaldas y, sin la menor duda, después de mucho, muchísimo trabajo. Venta de discos, dividendos por derechos de autor, giras, publicidad y patrocinios, inversiones…, a las grandes estrellas el dinero les llega de todas partes. Las cifras son estimativas y, además, a todas puede añadírsele eso de ‘que se sepa’.

 

Los que ‘menos’ tienen de la lista de los que más han ganado con esto del rock & roll están en torno a los 400 millones de dólares. Por ejemplo Eric Clapton, que empezó a ganar dinero don The Yardbirds, luego con Cream, después con Blind Faith y, por último, en solitario; el caso es que ‘Mano lenta’ es posesor de una fortuna que roza los 450 millones; claro que habrá quien diga que valen más los 18 premios Grammy o sus tres entradas en el Salón de la Fama del Rock and Roll. Cifra similar atesora Jon Bon Jovi, más o menos lo mismo que Gene Simmons de Kiss, Adam Clayton, The Edge y Larry Mullen de U2, Lars Ullrich de Metallica (que gana más que sus compañeros porque parece ser un águila invirtiendo), Phil Collins o el beatle Ringo Starr. Todos ellos amasan cifras entre los 400 y los 450 kilos.

 

The Rolling Stone siguen en activo, lo que quiere decir que Jagger y Richards, los ya octogenarios líderes de la banda, continúan incrementando sus números. En todo caso, a pesar de sus vidas de excesos, de divorcios millonarios y de derrochar a manos llenas durante décadas, la eterna pareja ‘sobrevive’ con 500 millones por barba.

 

Cantidad muy similar a la que muestran las cuentas de Bob Dylan, aquel jovencito que reflexionaba sobre las profundidades humanas acompañado de guitarra y armónica, que luego se enredó con las religiones, probó todos los estilos y que ha terminado de gira continua, como si su vida dependiera del directo y si se detuviera palmara. El único músico de rock que puede presumir de Premio Nobel tampoco vive en precario gracias a sus 500 kilos.   

 

Algo más ha ahorrado Gordon Sumner, Sting, quien ganó mucho con Police, pero más aun a lo largo de prolífica carrera en solitario. En total sus millones sobrepasan los 550.

 

Elton John tampoco tendrá que recurrir a la pensión de la seguridad social inglesa, puesto que desde el ‘Crocodile rock’ hasta hoy ha vendido hasta lograr beneficios superiores a los 650 millones de dólares, bonita cifra que viene adornada por todo tipo de distinciones, desde Grammys y Oscars hasta títulos del tipo de Caballero de la Orden del Imperio Británico…, Sir Elton John. 

 

Bruce Springsteen lleva también toda una vida en el escenario y publicado más de veinte elepés; y sus conciertos son algo especial, puesto que nunca se sabe cuánto tiempo se va a pasar The Boss en escena. Sin duda se merece sus alrededor de 650 millones.

 

El cantante solista de U2, Bono, que rara vez deja de estar de actualidad, cifra su patrimonio en unos 700 kilos (hay quien afirma que tiene mucho más), dejando muy atrás a sus compañeros de banda. Y eso que el también caballero de la Orden del Imperio se pasa gran parte del tiempo en actos de índole política y benéficos.  

 

Pero el músico de rock más rico del planeta es (no podía ser otro) Paul McCartney. El grupo de su vida, Beatles, sigue produciendo tal cantidad de beneficios que la mayoría de profesionales de este negocio jamás se acercarán a esas cifras. Y luego su carrera con Wings y en solitario y sus multitudinarios conciertos (en los que se venden todas las entradas de un estadio en minutos); todo ello coloca al gran Macca en la cima de los más ricos, pues su hacienda se eleva hasta los 1.200 millones de dólares.

 

Sí, Sir Paul (que también puede presumir de todas las distinciones y nombramientos) es el más rico con gran diferencia. Aunque la mayoría de los presentes se conformaría con tener en su cuenta corriente la décima parte del más ‘pobretón’ de todos estos.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

martes, 12 de marzo de 2024

MELODÍAS INOLVIDABLES DEL ROCK CLÁSICO QUE JAMÁS PIERDEN ENCANTO

 


 Las lentas crean ambientes increíbles en los conciertos de rock

Las canciones de ritmo cadencioso son imprescindibles en la discografía de cualquier grupo de rock por muy bruta que sea su propuesta. Y es que también hay mucha alma, mucha carga emocional en piezas poco revolucionadas. Con total seguridad, cualquier amante del rock & roll podría decir docenas de piezas de ritmo contenido que, por más tiempo que pase, por más veces que las haya escuchado, jamás dejan de hacerle efecto

 

Desde el primer momento las canciones lentas, con ritmo pausado y cadencioso, han formado parte imprescindible del repertorio de la práctica totalidad de los grupos de pop y rock que han tenido algún peso en la historia de estos géneros musicales. Casi siempre esas piezas de atmósfera premiosa tienden al tema amoroso, recurso infinitamente repetido que, por increíble que parezca, sigue siendo la materia con la que se construyen la mayoría de las canciones. Hay, sin embargo, lentas que se separan del sentimentalismo más o menos acaramelado, melodías cuya parsimonia rítmica contrasta con un contenido fogoso, cargado de sentido e intención. El catálogo de grandes canciones con muy pocos golpes de bombo por minuto es interminable, y cada uno tiene las suyas, lógicamente.

 

Difícil sería encontrar a alguien con un mínimo interés por esto del rock que no identifique ‘The house of the rising sun’ al segundo compás. ‘La casa del sol naciente’ es un tradicional estadounidense de autor anónimo; la primera grabación que se conoce es de 1934 y quien la cantaba explicó que la conocía porque se la cantaba su abuelo…, y poco más se sabe de su origen (tal vez incluso británico). Aunque existen no pocas versiones, la que lanzaron The Animals en 1964 (grabada de una sola toma y con todos tocando a la vez) es la que más recorrido ha tenido; inconfundible es el arpegio con que da comienzo, la voz profunda y modulada de Eric Burdon, el órgano evocador…, y ese ambiente melancólico e incluso inquietante que tienen los dos minutos y pico, transmiten la intención pecadora de la pieza. Es sabido que la casa del sol naciente es un prostíbulo-casino de juego (un ‘saloon’ del oeste tal vez) que “ha sido la ruina de muchos pobres chicos, y yo soy uno de ellos”, dicen explícitamente los versos más evidentes del tema, pero hay otros que remarcan el ambiente de vicio y perdición de aquella casa de Nueva Orleáns, como “Madre, dile a tus hijos que no sigan los pasos que yo seguí, malgastando sus vidas en pecados y miseria en la casa del sol naciente”. Juego, mujeres y alcohol, eso es esa casa, no un lugar ideal ni luminoso.

 

Habrá quien se derrita escuchando la deliciosa ‘Please dont let me be misundertood’ (Nina Simone, Elvis Costello…), que el autor de la letra, Horace Ott, escribió pensando en que su mujer malinterpretaba todo lo que hacía o decía; el melódico y filosófico ‘Forever Young’ de Alphaville; o el oscuro, autodestructivo y arrebatador ‘Perfect day’ de Lou Reed; o la maravillosamente necrófila ‘Dead flowers’ de los Rolling Stones.

 

Otra maravilla eterna y arrebatadora es ‘Golden brown’, una preciosa pieza con irresistible compás de tres por cuatro en donde brilla un juego de órganos que deja sin palabras y que adorna una tonada melódica de esas que enganchan desde la primera audición y que siempre se desea volver a escuchar (un periodista inglés dijo que era ‘un intento de vals’). The Stranglers irrumpieron en la primera hornada punk, pero pronto se les quedó pequeño el género, ya que poseían demasiada capacidad interpretativa y creativa para limitarse a hacer canciones de dos acordes y tres arreglos. Incluida en su elegantísimo álbum de 1981 ‘La follie’, su letra resulta tremendamente ambigua, tanto que ellos han dicho que debe escucharse como si fuera un test de esos en los que te enseñan manchas y dibujos y tú tienes que decir qué te sugieren, qué es lo que ves en ellos; sin embargo, en alguna ocasión, los propios ‘estranguladores’ han comentado que, en realidad, tiene referencia tanto a la heroína marrón como a una chica de piel dorada. Los versos dicen (más o menos) “marrón dorado de textura como el sol, me posee, se lleva mi mente (…) marrón dorado, la gran tentadora”. ¿Chica o droga?, da igual.

 

Claro que tampoco hay quien se resista al eterno encanto del ‘Hey Jude’ de Beatles; ¡y qué decir del ‘White bird’ (de It´s a beautiful day) con su multicolor carga hippy!; ¿y el ‘If you ever seen the rain’ de los Creedence?; ¿y la descriptiva y arrebatadora ‘Lady Stardust’ de Bowie?

 

Melodía contagiosa contiene ‘Accidents will happen’, que abría el tercer álbum del gran Elvis Costello, ‘Armed forces’ editado en 1979, con el que el londinense no hacía sino confirmar su talento inagotable. La armonía melódica es deliciosa (como casi todas las que componía en aquellos creativos años), con la voz dando inicio y con una secuencia musical lógica, sencilla, fácilmente asimilable, tarareable, muy dulce. La letra trata de dos de los asuntos que siempre han preocupado a Costello, la infidelidad y la culpa, la traición y el remordimiento; así, explica que “ocurren accidentes, golpean y se van, no quiero escucharlo, porque sé lo que he hecho (…) es el daño que hacemos y que nunca sabremos”. Es de tema amoroso, pero va mucho más allá de la simpleza superficial de la canción sensiblera y enamoradiza.

 

Cuando empiezan las voces de ‘California dreaming’ resulta imposible no sumarse a tan inolvidable diálogo; finísima es ‘Heart of gold’ del siempre iluminado Neil Young; ‘Dust in the wind’, de Kansas, es de esas que atrapan, hacen olvidar lo que se está haciendo y elevan el espíritu; también es fácil caer en el hechizo del ‘Knocking on heaven´s door’ de Dylan.

 

Hace décadas en las discotecas alternaban la música para el ‘baile suelto’ con la que se pinchaba para el ‘baile agarrao’. Con todas estas se haría una sesión de ‘agarrao’…

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 4 de marzo de 2024

1974, UNO DE LOS AÑOS DORADOS DE LA HISTORIA DEL ROCK

 

Aunque se publicó hace cincuenta años, esta canción suena 
casi a diario en todo el mundo

Hace medio siglo las cosas eran muy diferentes: la tecnología, las ideas, las modas, los coches, el cine, la tele… y también el rock & roll. Quienes estaban entonces seguro que recuerdan mucho de los primeros años setenta del siglo pasado, y quienes ya tuvieran en la sangre el rock & roll también añorarán aquellos días de pantalones campana y bandas de rock duro. El 74 fue un año inolvidable para los amantes del rock clásico

 

Se necesita tener años para recordar que en 1974 se sufría la crisis del petróleo que explotó el año anterior y que provocó un aumento desmesurado del precio de los combustibles. Fue el año en que dos periodistas consiguieron que el mismísimo presidente de EE UU, Richard Nixon, dimitiera a causa del escándalo Watergate. Se celebró el Mundial de Fútbol de Alemania, en el que triunfó la anfitriona capitaneada por Franz Beckenbauer ante la Holanda de Johan Cruiff. El boxeo era un deporte mayoritario, por lo que el combate entre  Muhammad Alí (ex Cassius Clay) y George Foreman en Zaire fue otro de los acontecimientos deportivos del año. En China apareció el asombroso ejército de  guerreros de terracota (8.000 soldados, casi 700 caballos y 130 carros), que fueron enterrados a finales del siglo III a de C. En la Unión Soviética Alexander Solzhenitzyn es detenido por haber publicado (a finales del año anterior) ‘Archipiélago Gulag’, lo que causó un enorme revuelo en todo el mundo. La población mundial alcanzó los cuatro mil millones de almas. Y los amantes del automovilismo quedaron fascinados ante el primer VW Golf.

 

Fue un fantástico año para el universo del rock & roll. Los grupos de rock duro, sinfónico y progresivo dominaban la industria, aunque una sacudida estaba a punto de cambiar las cosas. Y es que en 1974 tuvo lugar en Nueva York el primer concierto de Ramones, el 30 de marzo, que muy pronto causarían sensación en su debut en la emblemática sala neoyorquina CBGB; un par de años después salió su primer disco y la música punk irrumpió en todo el mundo (dando lugar, luego, a la ‘new wave’). Formado el año anterior, AC/DC encontró a su cantante, Bon Scott, quien al poco actuó por vez primera con la banda, que publicó su primer disco el año siguiente. Murió de un infarto Mama Cass Elliot, la inolvidable cantante de Mamas & The Papas a los 32 años. Y también murió la viuda de Jim Morrison (quien había muerto a los 27 años en 1971), Pamela Courson, que también tenía 27.

 

Una mínima lista de elepés y canciones que merecen ser recordadas sería casi interminable. De hecho, hay muchos títulos que, medio siglo después, aun siguen sonando, como el elegante ‘The Jocker’ de Steve Miller Band, como el estiloso y original ‘Rebel rebel’ de David Bowie, o el pegajoso ‘Dreamer’ de  Supertramp. A diario se escucha, aquí o allá, el ‘Sweet home Alabama’ de Lynyrd Skynyrd, y se deja uno llevar por la cadenciosa melodía del ‘No woman no cry’ de Bob Marley. El ‘Killer Queen’ de Queen no pierde frescura y atractivo medio siglo después de que asombrara y maravillara a millones en todo el mundo. Y el ‘Dark side of the moon’ the Pink Floyd sigue produciendo singles para la eternidad, como ‘Money’.

 

Tal vez no sean tan recordadas, pero siempre resultan apetecibles el ‘Band on the run’, primer single del tercero de Paul McCartney en solitario; igual que la enorme versión del ‘Jambalaya’ de Hank Williams en la voz de Karen Carpenter; el ‘Radar love’ de Golden Earring no deja de causar sensación por más veces que suene; y lo mismo puede decirse del trepidante ‘You ain´t seen nothing yet’ de los canadienses Buchman Turner Overdrive. De Alemania llegó otra propuesta que abrió nuevos caminos: el ‘Autobahn’, cuarto Lp de Kraftwerk y el primero que alcanza difusión mundial, hasta el punto de ser calificado como el pionero absoluto de la música electrónica, el tecno e incluso el electro-funk. Fue el año del ‘It´s only rock & roll’ de los Stones, y también de otras maravillas casi olvidadas, como el ‘Cats in the cradle’ de Harry Chapin, la saltarina ‘Down down’ de Status Quo o la versión del ‘Train kept a rolling’ de Aerosmith, la más bruta de su discografía.

 

En España se formaron ese año grupos tan señalados como Ñu (con Rosendo) o Burning (que ya publican su primer single ‘Estoy ardiendo’); triunfaba Barrabás, la banda formada por Fernando Arbex tras la disolución de Los Brincos y del efímero Alacrán, con una potente combinación de funk y rock que logró éxito incluso fuera de España con temas como el ‘Hi Jack’ de este 1974; el sonido etéreo de Módulos tenía mucho del rock progresivo que invadía Europa. Desde Sevilla llegaba Storm, que publicaron su primer Lp y telonearon a Queen en Barcelona. Y apareció Triana (que debutaría en disco el año siguiente): era el nacimiento del rock andaluz.

 

Y seguro que los que estaban entonces podrían añadir mucho más.

 

CARLOS DEL RIEGO