Fueron los Creedence algo especial en
la historia del rock & roll, diferente a todo lo anterior y posterior, tanto
que nadie se ha atrevido nunca a imitarlos; ha habido muchos que han adaptado y
grabado sus canciones, pero jamás ningún grupo se ha parecido (intencionada o
involuntariamente) a los Creedence. Y entre sus abundantes méritos está el
haber publicado tres álbumes totalmente originales en sólo un año. Algo
inaudito
Básicamente los Creedence son rock
& roll, pero en sus arreglos aparecen muy diversos matices e instrumentos
de todo tipo, de modo que las inspiradísimas melodías de John Fogerty pueden
tener barnices de rock pantanoso (‘swamp rock’), delicias country más o menos
montañés, ambientes pop de una elegancia sencilla y sin imposturas, detalles
psicodélicos, blues cargado de pasión, rock & roll imparable… La banda sólo
duró cinco años, tiempo suficiente para asombrar, vender y dejar títulos
fáciles de tararear pasen los años que pasen.
Pero es que hace 55 años, en el
icónico 1969, llevaron a cabo una hazaña singular: los Creedence Clearwater
Revival publicaron nada menos que tres elepés totalmente originales, es decir,
nada de recopilaciones o discos en directo. En enero de ese año salió ‘Bayou
country’ (‘País pantanoso’), el segundo de su carrera y el primero cien por
cien Creedence; entre sus títulos está el emblemático ‘Born on the bayou’, la
eternamente versionada ‘Proud Mary’ o su arrolladora versión del clásico
r&r‘ Good Golly miss Molly’.
En agosto salió ‘Green river’, que se
abría con el tema homónimo, una fantástica pieza que combina el rock sicodélico
con el country-rock y que habla de la infancia de John. El Lp contiene otros
imprescindibles de los Creedence como la arrebatadora ‘Conmotion’, la
cadenciosa ‘Lodi’, poseedora de una de esas melodías tan tan contagiosas, y de
esos solos de guitarra limpios, luminosos, irresistibles, o la evocadora,
melancólica ‘Bad moon rising’.
Y en noviembre de 1969 publicaron otro
álbum cargado de encanto, ‘Willy & the por boys’. El tema de apertura,
‘Down on the corner’, es una delicia country-blues sólo al alcance del ingenio
más agudo; otros títulos esenciales de este Lp son el reivindicativo ‘Fortunate
son’, que expresa lo malo de no ser un ‘hijo afortunado’ a la hora de ir a la
guerra; también tiraron de la tradición al hacer su propia versión del clásico
carcelario ‘Midnight special’.
¡Tres álbumes en menos de doce meses! Y
prácticamente todo lo pensaba John Fogerty, hasta el punto de que a mediados de
los setenta circulaba por ahí la especie de que una vez terminada la grabación,
el cantante, compositor y guitarrista americano cogía un humilde casete y se bajaba al coche para escuchar la canción
como la escucharían los jóvenes en las radios de sus autos; y si con esta
audición no quedaba convencido volvía para retocarla... Tal vez sea solo
leyenda, pero encajaría.
Idolatrado en todo el mundo, las
canciones de los Creedence han salido en cientos (sí, cientos) de películas,
series de televisión, spots publicitarios, obras literarias, videojuegos, en
los discos e incluso en las letras de las canciones de otros artistas a lo
largo de los años. Sus canciones funcionan en cualquier momento, en cualquier
parte, en cualquier cultura.
Cada uno de estos tres elepés es una
verdadera antología. Y eso que, al menos a primera vista, cada canción parece
de una sencillez al alcance de cualquiera…, pero sólo lo parece, puesto que lo
más difícil es hacer sencillo lo complicado. Estas canciones de los Creedence
son, en fin, atemporales, bien pudieron haberse escrito y grabado ayer. Aunque
ya hace 55 años.
CARLOS DEL RIEGO
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