martes, 9 de julio de 2024

INGLATERRA Y EEUU PRETENDIERON Y LOGRARON LA BALCANIZACIÓN DE HISPANOAMÉRICA

 


En casi todas las grandes batallas de emancipación de los territorios americanos españoles tomaron parte decisiva tropas inglesas mercenarias

 

En países como Puerto Rico o República Dominicana se ha tenido noticia recientemente de ciertos movimientos y opiniones sobre el deseo de algunos (pocos) de convertir estas naciones en comunidades autónomas dentro del Reino de España. Al parecer, una parte (escasa) de los políticos de esos dos lugares ha caído en la cuenta de cómo Inglaterra y EEUU hicieron todo lo posible para atomizar, desmembrar, balcanizar lo que era Hispanoamérica

 

En realidad ya hace años que se viene hablando en algunos países hispanoamericanos de esa posibilidad: dejar de ser comparsa de EEUU y volver a formar parte de España como comunidades autónomas de ultramar (y es que en todos los parlamentos españoles del siglo XIX, desde la Constitución de Cádiz hasta 1898, hubo representantes de las provincias de ultramar). A tal conclusión han llegado bastantes intelectuales al estudiar y comprobar cómo el Imperio Británico primero, y sus herederos de EEUU después, pusieron lo que fuera necesario para que jamás se constituyera algo así como unos Estados Unidos Hispanoamericanos (o Iberoamericanos), de modo que utilizaron todos los medios para que nunca hubiera unidad en el territorio que va desde Río Grande a Tierra de Fuego, y para que allí se constituyeran cuantos más pequeñas repúblicas mejor, puesto que unos Estados Unidos Hispanos serían muy difíciles de manejar y manipular, mientras que unos cuantos pequeños países serían mucho más fáciles de mangonear. 

 

Y para lograr tal fin utilizaron tres herramientas. Primero la leyenda negra, basada en el texto de Bartolomé de las Casas, un libro y un cronista hipócrita, mentiroso y manipulador (¡qué gran político hubiera sido este de las Casas!). Todos los cronistas contemporáneos de fray Bartolomé coinciden en que nunca trató bien a los indios, a los que hacía trabajar sin luego pagar sus servicios, jamás hizo nada por aprender las lenguas autóctonas, por informar de sus costumbres o por convivir con ellos; mintió descaradamente, por ejemplo cuando escribió que los indios eran mansos y no conocían la violencia…, o sea, sacrificar y extraer el corazón de la víctima viva, y luego comérsela no es violencia; y distorsionaba la verdad al contar sólo lo malo (como le increpó Motolinia, otro fraile que sí convivió con los indios, aprendió su idioma y sus costumbres y trasmitió todo en sus libros) y jamás escribió sobre todo lo que los españoles llevaron y dieron a América. Los historiadores contemporáneos califican el libro de de las Casas de “groseramente exagerado y falso”. Pero para los fines de británicos y sus herederos el libro fue una herramienta perfecta (asombra cómo los estadounidenses, desde el ciudadano anónimo hasta el catedrático pasando por el político, acusan a España olvidando cómo ellos han dejado la población indígena en el 0.6%) .

 

En segundo lugar el Imperio Británico y los EEUU usaron su poder bélico y económico para apoyar con todo lo necesario a los movimientos independentistas. Por eso los ejércitos liderados por los ‘libertadores’ Bolívar, San Martín, Miranda, Santander, Páez…, contaron con mercenarios ingleses, generales, oficiales y tropa pagados por Inglaterra, al igual que armamento y munición, suministros y pertrechos; todo costeado por el Imperio Británico con el fin de que cada territorio (desde México a la Patagonia) se convirtiera en una república fácil de manejar. Curiosamente en los ejércitos realistas eran mucho más numerosos los indios que los españoles (europeos o americanos).

 

Y en tercer lugar está la maniobra de ingleses y estadounidenses, apoyados por franceses, para suprimir cualquier alusión o mérito de España en América (todos ellos, junto a holandeses, forman el ejército de envidiosos que no soportan la idea de que un país mediterráneo, católico y del sur fuera el gran descubridor no sólo de América, sino de mares y océanos, territorios desconocidos e incluso de la forma del planeta). Y el modo de quitar todo mérito a España fue, ante todo, retirar el término Hispanoamérica y sustituirlo por el bastardo e indeseable ‘latinoamérica’. Y es que si aquel territorio es ‘latino’ mucho más lo serán España, Francia, Italia, Portugal…, de manera que estos deberían ser conocidos como países ‘latinoeuropeos’. Lo peor es que el horrible y servil palabro ‘latinoamericano’ se usa continuamente y está admitido en todas partes y en todos los contextos: se dice música latina para referirse a salsa, cumbia, samba, ranchera, son…; se dice bandas ‘latinoamericanas’ para hablar de los grupos violentos mafioso-terroristas que operan en España o en EEUU, literatura ‘latinoamericana’, población ‘latina’, comida ‘latina’…   

 

Desgraciadamente, a día de hoy, el éxito de las maniobras y manipulaciones de la Historia y la realidad llevados a cabo por británicos y sus descendientes (con la colaboración de muchos españoles acomplejados y papanatas) han logrado un enorme éxito. Han alcanzado su objetivo, basándose en mentiras, manipulaciones, maniobras políticas y en el pago de mercenarios, cierto, pero han logrado su objetivo. Al menos hasta ahora, puesto que tarde o temprano la verdad suele salir a la luz, y un día todo se pondrá en su lugar. Puede que pasen décadas o siglos, pero sin duda un día se conocerá, se admitirá y se estudiará la verdad.

 

CARLOS DEL RIEGO

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