Todos los partidos políticos tienen idénticas estructuras y modos de funcionamiento, como las sectas |
Uno de los dos partidos políticos mayoritarios en España
está siendo acusado de financiación ilegal, como en otro momento lo fue el
otro; además pesan sobre estas y otras formaciones sospechas de movimientos
ilegales de dinero así como de nepotismo y de reparto de destinos, cargos,
prebendas y favores, estando todo ello en relación directa con la cantidad de
poder que el partido sea capaz de acumular.
Todos los partidos y quienes los dirigen funcionan del mismo
modo, igual que todos los futbolistas recurren a la marrullería cuando el
árbitro no mira, igual que todas las empresas usan de la contabilidad creativa
o paralela para ingresar más y cotizar menos, igual que los abogados mienten y
niegan la evidencia en beneficio de su cliente, igual que el conductor se pasa
el semáforo ahora que no le ve nadie; es decir, todos funcionan de igual modo,
todos usan las mismas artimañas, todos responden igual ante situaciones
iguales…, no hay nada más parecido a un partido político que otro partido
político independientemente de ideologías y convicciones.
Puede que haya muchos políticos honrados, al menos cuando
llegan, al menos al principio. Pero pasado un tiempo se engranan en la
maquinaria poco a poco, día a día, intriga a intriga, con lo que sin darse
cuenta entran en ese funcionamiento viciado, tramposo, llegando a creerse que
se actúa al margen de la ley ‘un poquito’, pero como el beneficio es para el
partido (que es el verdadero), y por tanto para toda la sociedad, está
justificado el chanchullito; y si hay quien muestra escrúpulo ante la
maquinación, basta con un poco de adoctrinamiento, unas conversaciones y una sutil
presión de los de arriba para acabar con cualquier vestigio de honradez. Los
partidos funcionan así, un poco como las sectas: hay que hacer lo que dicen los
líderes sin rechistar, sin valoraciones morales y apoyando incondicional y
ciegamente las estrategias diseñadas por los expertos manipuladores. Y no hay
manera de escapar a eso, puesto que si a pesar de todo alguien se resiste a
plegarse a los ardides dudosos de la dirección, de un modo u otro se le coloca
donde sus ojos no vean para que su corazón no sienta. Y si alguien no está en
el ajo, si alguien no ha visto nada es porque deliberadamente ha mirado para
otro lado. Así se mueven los engranajes de estas cofradías de pensamiento
oficialista y sectario, estas agencias de colocación de afiliados que han sido
superadas por la evolución de la sociedad, que han quedado más desfasadas que
el sistema VHS de vídeo o la máquina de escribir, pero que se resistirán al
cambio y lucharán para no perder sus cuotas de poder y mangoneo, pues aun no se
han enterado de que las cosas han cambiado.
Si se demostró en el pasado que un gran partido pasó por encima de la
ley en el terreno económico (y otros), y ahora los indicios apuntan a que el
otro ha hecho lo mismo, es fácil deducir que todos se conducirán de idéntica
manera, sobre todo si están en disposición de tomar el poder (aunque esto no es
imprescindible). En fin, que si este bando recurre a esto hay que tener por
seguro que aquel recurrirá a lo mismo, no porque todos sus integrantes sean
iguales, sino porque la mecánica de las estructuras del partido, idéntica en
unos y en otros, obliga a que todos terminen funcionando
inevitablemente del mismo modo.
CARLOS DEL RIEGO
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