Esto es lo que ambicionan ciertos políticos ingratos y deseleados, pisotear y pasar por encima de la Constitución.. |
Esta patulea de gorrones que, con la cara
más dura que el cemento armado, evidencian su bajeza moral y su escasa
vergüenza exigiendo bulas por ser quienes son, no hacen más que demostrar otra
vez un hecho indiscutible: permanecer demasiado tiempo en labores políticas
aleja de la realidad. Y esto es así, primero, porque sólo un figurón ingrato y
desleal se atrevería a solicitar un privilegio como este, y segundo porque se
atreven a proponer tal dislate sin rubor y sin el menor atisbo de dignidad. Se
sienten tan concluyentemente seguros de su verdad y tan superiores a los
infelices ciudadanos, que creen merecer más que los demás. En definitiva,
desean estar por encima de las leyes y, por tanto, por encima de ‘la chusma’
que las cumple.
Lo que proponen izquierdas y
nacionalistas es que si un tribunal resuelve condenar, toda persona tiene la
obligación de cumplir con la sentencia…, excepto ellos mismos, excepto los que
estén en la función pública, que pueden pasarse los dictados del Tribunal
Constitucional por ahí. Y lo más curioso (risible si no fuera tan estúpido) es
que estos sujetos tratan de justificar sus intenciones con los argumentos más
disparatados y esperpénticos, de modo que son capaces de inventar excusas
increíbles, de retorcer la razón, de dar la vuelta a la situación como el
abogado del terrorista que culpa a sus víctimas.
El Tribunal Constitucional es la máxima
autoridad en todo lo referido a la Constitución, siendo sus miembros los más
entendidos, los que más y mejor conocen todos sus entresijos y, por tanto, los
que tienen más elementos de juicio. Sin embargo algunos politicastros, envueltos
en una gruesa capa de soberbia, pretenden interpretar las reglas a conveniencia.
En pocas palabras, ambicionan prerrogativas que las sociedades avanzadas
desecharon hace siglos y que hoy día son definitorias del dictadorzuelo más
engreído.
Pero lo más increíble es que muchos de
esos que suspiran por el derecho a pasar por encima de la referida normativa, muchos
de los que procuran pisotear la Constitución (tildándola de anticuada,
superada, de origen fascista), no son conscientes de que es esa Constitución la
que les permite estar en el privilegiado sillón en el que tan cómoda y
provechosamente se sientan.
CARLOS DEL RIEGO
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