Muchos señalan este momento como uno de los iconos de los años sesenta
Todo amante del rock
& roll, todo el que tiene interés más allá de modas y listas de éxitos sabe
de la versión que Jimi Hendrix hizo del himno de Estados Unidos en el festival
de Woodstock en el verano de 1969. Esa interpretación asombró a los presentes y
sacudió a quienes la escucharon después. Fue un símbolo contra la guerra de
Vietnam y un gran momento de los 60
No era el primero
pero sí iba a ser el más grande. Mediados de agosto de 1969, se anuncian tres
días de paz y música en el estado de Nueva York con una impresionante selección
de bandas de rock: el Festival de Woodstock. Disco y película muestrean qué fue
aquello, uno de los momentos cumbre de la historia del rock & roll. El
festival (y la peli) dejó muchos momentos emblemáticos, pero si hubiera que
quedarse sólo con uno, no habría duda: cuando Jimi Hendrix hizo su impactante
versión del himno de EE UU, ‘The star-spangled banner’, ‘La bandera estrellada’.
Hendrix había deshecho
su J. H. Experience, así que para Woodstock montó otra banda, Gypsy Sun and
Rainbows; el percusionista, Gerardo Vélez, contó que antes de empezar le pidió
a Jimi que tocara algo nuevo, algo que aun no hubiera presentado, a lo que el
guitarrista respondió: “No, lo que voy a tocar es el The star-spangled
banner...”. Y es que Hendrix ya había ‘trabajado’ previamente el himno de su
país, pues se estima que había tocado su adaptación unas treinta veces antes de
Woodstock, y la volvería a tocar otras diez o doce. La primera vez que se
arrancó con el símbolo sonoro de EE UU fue un año antes, cuando comenzó a
experimentar con sonidos, distorsiones, efectos…, hasta que consiguió darle la
forma que deseaba.
La banda liderada por
Hendrix (que fue el mejor pagado en Woodstock, 18.000 dólares) debería haber
actuado el sábado por la noche, pero hubo infinitos retrasos, causados sobre
todo por los aguaceros y los problemas técnicos; así que tocaron en la mañana
del lunes cerrando el festival. El mencionado Vélez recuerda que, desde el
sábado, “venían cada dos o tres horas para advertirnos que salíamos en diez
minutos, y así todo el día”. Eran más de las 8 de la mañana del lunes y no
quedarían allí más de 30.000 espectadores, muchos de los cuales estaban
somnolientos o de regreso del ‘viaje’. Al subir al escenario, dijo Vélez, “sólo
se veía basura esparcida por todas partes”. Casi al final, Hendrix se dirigió
al público diciendo: “Puedes largarte si quieres, sólo vamos a improvisar, eso
es todo”, y empezó con los primeros compases del himno.
Al principio parecía
algo convencional, pero empezó a incorporar pedales, vibrato, distorsión, rever,
whammy, wha wha…, con lo que la textura
sonora modificó totalmente la melodía, a veces retorcida, a veces descriptiva
(simulando bombas, cohetes…), el efecto fue perturbador. Según el especialista
Andy Cush, “mantuvo una nota clave demasiado tiempo, aplicó más presión a la
barra de trémolo de su Stratocaster y envió el tono lentamente hacia abajo
mientras sonaba; fue un efecto inquietante, como un gemido o como la sirena que
avisa de un ataque aéreo”.
Ese solo de guitarra
de Hendrix atacando el himno en Woodstock duró unos 3,45 minutos y sólo fue
visto por treinta mil afortunados; sin embargo, gracias a la película (que fue
un gran éxito) aquella ejecución se convirtió en pura leyenda, en uno de los
momentos cumbre del rock de todos los tiempos. Por eso, más de medio siglo
después, el himno de EE UU por Jimi Hendrix recibe miles de visitas diarias en
Youtube.
Se dice que el FBI lo
vigiló un tiempo, y su manager (blanco) le rogó que no volviera a tocarlo, pues
la cosa había crecido y había incluso amenaza de disturbios. El guitarrista no
hizo caso.
Lo curioso es que el
músico nunca quiso ser altavoz político, ni siquiera con esa visión del cántico
nacional. Poco después del festival, Hendrix declaró: “Todos somos
estadounidenses…, aquello fue como un ¡Vamos USA!”. Y algo más tarde tuvo que
volver a hablar del asunto cuando le preguntaron por la ‘controversia’ en torno
a aquel momento; él dijo: “Pues no sé, lo único que hice fue tocar. Soy
estadounidense, así que interpreté mi himno. Lo cantábamos mucho en la escuela,
no sé, fue una forma de recordar aquellos momentos”. El periodista le avisó de
que la forma “poco ortodoxa de tocarlo va a provocar odio”, Hendrix respondió:
“No me parece poco ortodoxo, me parece hermoso”.
El organizador de
Woodstock, Michael Lang, dijo que aquella visión de himno fue “El final de los
sesenta, década en que tuvimos los movimientos de derechos civiles, la guerra de
Vietnam, los asesinatos de Kennedy, Martin Luther King… Aquello marcó el fin de
una época”. El especialista G. Marcus afirmó que “Es la mejor canción protesta
de todos los tiempos, pero no es una canción protesta, sino una pieza musical increíblemente
ambigua”. Otro escribió: “Fue lo mejor de Woodstock y, probablemente, el gran momento
de los años sesenta”… Sin exagerar.
Jimi Hendrix murió
apenas un año después de aquello.
CARLOS DEL RIEGO
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