Según la leyenda, el gran campeón Milón de Crotona fue devorado por las fieras cuando sus dedos quedaron atrapados en un árbol (estatua de Pierre Puget |
Las recientes victorias (IX-19) de los deportistas españoles (Nadal, la Selección de Baloncesto) los catapulta a las primeras planas de todos los medios, los convierte en personajes dignos de admiración e incluso en modelos a imitar. El deporte es hoy día en todo el mundo uno de los caminos para convertirse en triunfador. Pues tal cosa ya sucedía con los primeros campeones de que se tiene noticia, es decir, los campeones olímpicos de la Antigüedad, que también conseguían fama y fortuna gracias a sus éxitos deportivos
Los Juegos empezaron
a celebrarse (según los datos de que se dispone) a comienzos del siglo IX antes
de Cristo, aunque se tiene los del año 776 aC como los primeros Juegos
Olímpicos. Y ya entonces los atletas vencedores conseguían no sólo fama,
respeto y admiración, sino recompensas más materiales en forma de patrocinios,
premios en metálico y muchos otros beneficios. Hoy se habla de Nadal, de Gasol,
de Bolt, algo que ya ocurría con los grandes campeones de los Juegos de la
Antigüedad, cuando se ensalzaban (y exageraban) las victorias de Milón de
Crotona o Astylos de Crotona o Siracusa, deportistas con tanto mérito como los
actuales y que, sin duda, merecen ser recordados y permanecer para siempre en
la leyenda Olímpica.
En el Olimpo del
deporte tiene que estar Quión (o Chíos, o Chionis) de Esparta; ganó las
carreras del Estadio (unos 192 metros) y Diaulos (dos estadios) en los Juegos
del año 664 aC, y repitió en los del 660 y 656, es decir, fue doble campeón
olímpico en tres juegos consecutivos. Impresionante, tenía que ser un corredor
fantástico que, de haber vivido hoy, seguro que también hubiera sido campeón olímpico.
Leónidas de Rodas fue
uno de los atletas más famosos, pues consiguió vencer en las tres carreras
(Estadio, Diaulos y el Dólico, que son 24 vueltas al estadio, algo más de 4.600
metros) en cuatro Juegos Olímpicos; ‘debutó’ con 24 años en los Juegos de la
154 Olimpiada, en el año 164 aC, venciendo ya en las tres carreras (algunas
fuentes explican que en el alguna edición participó y ganó el Hoplitodólico,
que era una carrera con casco, escudo y lanza en la que había pocas reglas…).
Repitió su ‘triple corona’ en las siguientes tres citas olímpicas, lo que
significa que consiguió nada menos que doce coronas de laurel, equivalentes a
doce ‘medallas de oro’ de hoy, la primera con 24 años, las últimas con 36 en
los juegos de 152 aC. Cuentan (muchos historiadores, poetas y autores de
aquellos tiempos lo mencionan y destacan) que el público abarrotaba el estadio
el día de las carreras y se volvía loco cuando aparecía Leónidas de Rodas.
¡Y qué decir del gran
Astylos de Crotona! Fue otro gran corredor que consiguió nada menos que siete
victorias, tres en el Estadio, tres en el Diaulos y una más en el
Hoplitodólico; la primera en el año 488 aC. (73 edición de los juegos), la
última en 480 aC. Aelius Granianus no figura en las lista de campeones porque
era romano y tomó parte en juegos organizados por Roma; de todos modos tuvo que
ser un enorme deportista, una especie de decatleta, pues se tiene noticia de
que ganó en el Estado, el Diaulos, el Hoplitodólico y el Pentatlón (que incluía
la carrera corta, salto de longitud, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de
disco y lucha). Arrichión de Figalia venció en la modalidad de pancracio (lucha
en la que valía todo menos meter los dedos en los orificios del rival) en tres
juegos (el primero en 572 aC.); afirman las crónicas que en su última
participación el rival le pidió una tregua, pues se había roto un dedo del pie,
Arrichión accedió, pero cuando se volvió, el falso lesionado le atacó a
traición y lo estranguló; el público, indignado ante el sucio traidor, exigió
que se proclamara campeón a cadáver de Arrichión, al que se erigió una estatua.
Pero tal vez el más
legendario campeón olímpico de la Antigüedad sea Milo o Milón de Crotona.
Luchador invencible, consiguió seis triunfos en otros tantos Juegos Olímpicos,
pero no se conformó, sino que también tomó parte en otros juegos (Ítsmicos,
Píticos, Nemeos), saliendo invariablemente triunfador. Lo describen como un
auténtico coloso de físico impresionante y fuerza descomunal; irrumpió en los
juegos del año 540 aC. (60 cita olímpica) y se mantuvo invencible durante seis
Juegos Olímpicos, perdiendo en los del año 512 aC, siendo ya prácticamente un
anciano. Su terrible muerte también ayudó a consolidar su leyenda: trataba de
derribar un árbol aprovechando una grieta, pero sus dedos quedaron aprisionados
y no podía siquiera hacer fuerza para liberarse, de modo que quedó indefenso
ante una manada de lobos que lo devoró vivo. En todo caso tuvo que ser un
deportista excepcional, prodigioso, un luchador que, metido en faena, debía ser
aterrador.
¿Alguno de ellos, con
los medios actuales, hubiera sido campeón hoy?
CARLOS DEL RIEGO
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