Estas son dos de las criaturas que han tenido la esperpéntica idea de que pueden corregir a la Naturaleza. |
Por inmensas que
sean, el hombre y la mujer siempre son capaces de superar cualquier cota cuando
se trata de mostrar su estulticia. Una de las mayores exhibiciones de
imbecilidad y cretinismo que se han visto últimamente (IX-19) es la
protagonizada por unos-as sujetos-as que acusaban a los gallos de violar a las
gallinas. Un esperpento que cuesta creer en sociedades avanzadas
Este tipo de postura
es una evidencia incontestable de que el fanatismo conduce inevitablemente al
endiosamiento, al engreimiento más soez, a la soberbia más arrogante. Y es que
estas criaturas, que se hacen llamar veganas o vegetarianas, se sienten en
posesión exclusiva de la verdad más absoluta, tanto que se creen legitimadas
para enmendar la plana y corregir a la Naturaleza, cuestionan a Natura y se
rebelan contra ella. La Naturaleza lleva más de tres mil millones de años
demostrando que sus métodos son ideales, pues es evidente la exuberante
biodiversidad existente en este planeta, sin embargo, estos personajillos están
convencidos de que la razón les asiste a ellos, no a la Naturaleza, y por eso
quieren corregirla.
Las gallinas y los
gallos tienen una forma de ‘funcionamiento’ similar al resto de las especies
animales. Y si estas gentes de dudoso intelecto están dispuestas a consagrar su
vida a evitar que animales macho copulen con las hembras si éstas no dan su
consentimiento (¡), tienen ante sí un trabajo colosal, pues las ‘relaciones’
que se dan en la Naturaleza son… silvestres, salvajes, bestiales, feroces.
Deberían irse a las sabanas africanas a cuidar de las leonas y sus cachorros
pues, como es sabido, el león macho que destrona al rey de una manada lo
primero que hace es matar a todos los cachorros (hembras incluidas) con el fin
de que las leonas entren en celo y así transmitir sus genes cuanto antes.
También estarán preocupados por la actitud del elefante marino que, saturado de
hormonas, pelea por las hembras de modo crudelísimo, y cuando ha sido derrotado
muchas veces acomete contra crías hembra en lo que los defensores ‘gallinistas’
tildarían de violación. Igualmente sentirán indignación al ver cómo, en muchas
especies de aves, el hermano mayor mata al menor (sea macho o hembra) para
quedarse él toda la comida disponible. También podrían mencionarse los roedores
que se comen a su prole (hembras incluidas), los tiburones que se comen a sus
hermanos menores (hembras incluidas) aun en el vientre de la madre, el
fratricidio (hembras incluidas) que se da entre los cachorros de hiena…En fin,
que nadie debería sorprenderse si estos fulanos (mejor omitir el femenino)
eleven quejas y escritos a las altas instancias exigiendo que se impidan todas
estas intolerables muestras de machismo que
tanto abundan en plena Naturaleza; y en último caso, deberían hacer como con
las gallinas: separar a los leones de las leonas.
El problema es que
hay especímenes de homo sapiens que no saben que los animales sólo hacen lo que
sus hormonas y su bioquímica les dicta, no pueden hacer otra cosa. Así, ni los
gallos pueden ser violadores, ni los elefantes marinos macho pederastas, ni los
pájaros fratricidas, ni los leones infanticidas; eso sólo lo pueden ser quienes
tienen la posibilidad de elegir entre hacer el bien o hacer el mal, y esta
facultad no la tienen los animales irracionales, por tanto, no se puede acusar
de violador o delincuente a un animal que sólo hace lo que tiene que hacer y
que no tiene posibilidad de actuar de otro modo.
En todo caso, es
evidente la reacción contra las leyes de la Naturaleza que llevan a cabo estas
gentes que, por otro lado, están absolutamente auto-convencidas de que, gracias
a ellos-as y sus acciones, van a cambiar el destino no sólo de esas gallinas,
sino del Planeta Tierra y de todo lo que contiene. Por eso, porque se rebelan
contra la Naturaleza, dicen que usan los mismos términos para humanos que para
otros animales; además, afirman que las gallinas son violadas porque no dan su
consentimiento a los gallos, que actúan
con violencia (puestos a desbarrar, ¿cómo saben que el ritual de apareamiento
no está previamente acordado?
Por otra parte, y ya
puestos, imponerse el vegetarianismo o veganismo es también ir contra la
Naturaleza (imponérselo a los demás es otra cosa: totalitarismo, fascismo,
estalinismo, nazismo, maoísmo), ya que ésta dispuso que el sistema digestivo de
ese vertebrado mamífero placentario, ese primate denominado homo sapiens fuera
omnívoro; es decir, renunciar a las proteínas animales es, simplemente, una
iniciativa contra Natura. Igual que atribuir a los animales comportamientos,
valores o delitos exclusivamente humanos.
CARLOS DEL RIEGO
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