Al final, como siempre, no se consigue nada más allá de heridos y detenidos, pero la imagen proyectada en el extranjero es muy perjudicial |
Apenas un par de días después de la que se anunció como mega
manifestación, la del 25-S en Madrid, sólo los directamente implicados
(manifestantes, políticos, medios) hablan residualmente de ello, mientras el
resto de la población no conserva otra cosa que un recuerdo difuso de carreras
y cargas, lógico, pues todo el mundo tiene preocupaciones más inmediatas que
atender.
El caso es que dicha convocatoria fue mucho más noticia los
días previos que los posteriores. Y al final, ¿cuál es el balance?, ¿qué es lo
que se ha conseguido? Para empezar, la asistencia fue muy inferior a la
esperada (a pesar de que, seguro, hubo decenas de miles). En segundo lugar no
se ha conseguido absolutamente nada, ni el más mínimo indicio de un vago “ya
veremos” por parte de los jerifaltes, nada de nada; ¿de verdad alguien pensó
que el gobierno variaría sus planes a causa de una manifestación?. Lo que sí se
ha logrado es transmitir una imagen tercermundista, pues la prensa extranjera
ha aprovechado unas cuantas fotos para mostrar una España distorsionada y
alejada de la realidad; las cargas y enfrentamientos, las llamas y destrozos,
el tumulto y el caos se han presentado como la realidad del país, incluso algún
medio difundió la noticia de que el
pueblo español acosaba a sus políticos… Y esta representación del país no es la
real, pero sí puede ser la que se hagan quienes dudan si invertir aquí.
La cuestión es que este tipo de agrupaciones no tiene ni
tendrá más futuro que la revuelta, el motín, la lucha urbana, la violencia, con
lo que jamás conseguirá la legitimidad necesaria para contar con la plena
adhesión del pueblo, pues si a las estrecheces por las que pasa la gente se
añade la inseguridad y el temor físico… Y esto es así porque carece totalmente
de organización, porque no tiene objetivos claros, porque todo es
improvisación, porque no hay quien organice y diseñe un plan; por eso había
corrillos por aquí, asambleas por allá, grupos en este lado, camarillas por
aquel, consignas en el otro, todo muy difuminado, todo muy desordenado. Y para
rematar la faena, siempre hay que contar con la presencia de los incontrolados,
los violentos, los que van a montar gresca, los que no quieren ni parlamentos
ni conversaciones, sino sólo pelea, mamporros y, si se puede, darle una somanta
a un poli; lógicamente, la opinión pública huye de todo esto, de modo que la
concentración se convierte en indeseable.
Pero aun hay más y peor. Y ello es que también ha entrado la
política en ese movimiento teóricamente apolítico. Desde que se convocaron las
primeras manifestaciones de ‘indignados’ se dijo en voz alta que nada de
política, que allí cabían todas las ideas y todos los credos…, sin embargo, las
primeras fotos ya mostraban banderas. Y así, esa especie de procesión del
pasado 25 S en Madrid estaba claramente teñida de tendencia política, entrando
en flagrante contradicción con lo que la propia concentración representaba:
rechazo a la política y a los políticos. Este hecho indica claramente que si
los que estaban en primera fila de la manifa rodeando el Congreso pudieran
estar dentro y sentaditos en su escaño, obrarían y se comportarían de modo idéntico
a los que estaban rodeados.
CARLOS DEL RIEGO
Estimado Carlos, una vez más estamos en desacuerdo, pero no voy a entrar en detalles, sólo unos puntos por mi parte:
ResponderEliminar1) Manifestar un descontento, siempre será legítimo e infinitamente más útil que quedarse en casa resolviendo problemas que en muchos casos son irresolubles merced al desamparo que vivimos actualmente. Como todo en esta vida, puede estar sometido a críticas, pero en este caso van por no estar organizadas y en otros por justo lo contrario y por quién las organiza (los demonizados sindicatos)
2) Si en este pais las cosas van mal, se debe mostrar, no meter los problemas debajo de la alfombra y esperar que revienten (como muestra, un botón para espantar inversores: http://www.huffingtonpost.es/2012/09/28/la-banca-espanola-necesit_n_1923102.html?utm_hp_ref=spain)
Tampoco creo que la supuesta inutilidad de una protesta se deslegitime simplemente porque nuestra clase política no quiera escuchar ya que está bien apoltronada. Y por cierto, lo apolítico de estos movimientos se debe a que simplemente no se quiere vinculaciones con ninguna organización política, pero a nivel genérico, a nivel particular cada cual puede ser/pensar lo que quiera, siempre que comparta un sólo sentimiento: Indignación. Esta heterogeneidad incluye movimientos que no son apolíticos ni invitan a la abstención, sino al "no voto" a las formaciones apoltronadas y acomodadas, como PSOE, PP, y nacionalismos varios.