La concejala ha gestionado tan mal su intimidad como evidente es su intención de acaparar miradas |
Es una de las noticias del momento. Una concejala de la
localidad toledana de Los Yébenes, Olvido Hormigos, está en el centro de un
escándalo para el que ella misma puso la primera piedra. Para empezar, la ropa
con la que la señora acude al ayuntamiento (la que le da la gana, faltaría
más), está pensada para ser el centro de atención, puesto que es difícil creer
que, a la hora de decidir el vestido con el que salir, ella haya pensado que se
pondrá uno corto y con escote con el fin de que nadie la mire; evidentemente,
la concejala tiene todo el derecho a ponerse lo que quiera, pero ella sabe que
con tal atuendo la mirarán ellos (pues les alegra la vista) y ellas (con
envidia o indignación). Habría que escuchar los comentarios del personal si un
concejal aparece en el pleno con camiseta de tirantes mostrando poderosos
bíceps, abundante pelambrera surcada por cadenas de oro en el pecho, y
pantaloncito corto. En pocas palabras, tiene distinto trato y opinión el que sea
una mujer quien vaya (dígase así) muy atrevida o el que sea un hombre quien se
presente exhibiendo dones de la naturaleza.
La mujer dijo que el vídeo había sido grabado para su marido
(mentira), que detrás de todo el asunto estaban sus rivales políticos
(mentira), que alguien le había robado el vídeo (mentira). Lo cierto es que
ella se grabó imágenes subidas de tono para enviar a un amigo íntimo y que
éste, posteriormente y tal vez por despecho, las difundió a través de Internet;
y dado que la señora regaló dichas imágenes a su amigo, ¿es ilegal que éste las
comparta con los internautas?
Lo que queda claro es que no es nada inteligente trasegar
imágenes o informaciones comprometedoras por la red, puesto que tarde o
temprano estarán al alcance de medio mundo, con lo que el protagonista estará
en boca de todos; claro que si lo que quiere el héroe de la peli es
precisamente eso, ser el centro de la actualidad, el tema de la conversación,
el ‘tred topic’ (asunto del momento) de las redes sociales…
La intimidad de cada uno es sagrada, pero quien de verdad
quiera preservarla jamás se fotografiará en postura comprometida, pues nunca se
sabe en manos de quién terminará la foto, y menos permitirá que la imagen vaya
de un lado a otro, y mucho menos aún que llegue a la red, ya que si está, nunca
dejará de estar y, evidentemente, sólo es cuestión de tiempo que sea vista por
todos.
El pecado de esta señora no ha sido otro que difundir,
remitir imágenes privadas a través de Internet, con lo que prácticamente está
haciéndolas públicas, o sea, su pecado ha sido la torpeza, la estupidez, no
otro. Y se puede añadir la enorme tontería de creerse que se puede engañar en
asuntos de electrónica, o sea, pensar que no se van a revisar los historiales
de todos los soportes involucrados.
Dejando aparte los indeseables e intolerables insultos y
acoso sufrido por la concejala, el ridículo que está pasando parece casi
buscado. Y es que ella no ha hecho nada malo, ni siquiera reprochable (al menos
por quien no tenga vela en este entierro), sólo se ha puesto en situación
sonrojante, casi de vergüenza ajena. Y seguro que el ambiente familiar durante
la comida tampoco será muy abierto y distendido.
CARLOS DEL RIEGO
ERES MUY ACERTADO EN TUS ESCRITOS O ¿PENSAMOS LO MISMO?. ENHORABUENA.
ResponderEliminarCOMENTARIO PARA ANA TORROJA.
ResponderEliminarNo creo que tenga problamas para pagar, es hija de Eduardo Torroja. Siempre me han parecido curioso las personas de izquierdas que se han educado con cofia.
Muchas gracias, me alegro de que coincidan nuestras opiniones.
ResponderEliminarSólo discrepo en una cosa:
ResponderEliminar¿Por qué nadie presupone buena intención al amante receptor del video? A lo mejor hizo lo mismo que ella, enseñárselo a un par de amigos de mucha confianza, y estos a otros.... Así al quinto salto la persona que recibe el video no tiene ninguna vinculación con la interesada.