Asusta pensar por qué hay gente interesada en que los niños pierdan su ingenuidad, su inocencia a edad tan temprana |
Se ha anunciado a través de la prensa la intención del
gobierno de elevar la edad mínima para dar el consentimiento para mantener
relaciones sexuales. Actualmente, un hombre de cuarenta años puede convencer a
una niña de trece para que practique sexo con él, y si la niña accede, el
individuo puede abusar de ella dentro de la legalidad. Si hay leyes
absolutamente perversas, esta es una, e igualmente, el legislador que determinó
tan temprana edad para dar consentimiento es perverso, depravado, degenerado;
es más, hombres y mujeres que acordaron permitir tal barbaridad, en el fondo
estaban tratando de dar legitimidad, de conseguir legalidad para sus deseos e
intenciones más oscuras.
Hace unos años, algunos politicastros belgas llevaron al
parlamento de aquel país el proyecto para despenalizar el sexo con menores, sin
el más mínimo rubor, sin esconderse ni esconder su degradación. ¡Buscaban una
ley que legitimara la pederastia! Afortunadamente la cosa ni se llegó a tratar
y se impuso la razón, o la vergüenza que habrían de pasar los belgas en
adelante (alguien dijo una vez que sólo dos belgas escapan de la sandez, Tintín
y Hércules Poirot, y ambos nunca existieron…; menos mal que no es así).
A una niña, a un niño de 13 años se le engaña con facilidad,
se le amedrenta sin gran esfuerzo, se le manipula con cuatro palabras, tres
lisonjas, dos promesas y algún tipo de intimidación, de modo que se consigue el
consentimiento sin que, en realidad, el menor sepa en qué se está metiendo, a
qué está accediendo o qué riesgos corre. Por eso, la más oprobiosa vergüenza
debería caer sobre los legisladores que acordaron tamaña atrocidad, y cada día
que pase, sobre los que tienen poder para cambiar inmediatamente disposición
tan vil, tan bestial, y no lo hacen.
Pero es que la contradicción que se produce (que se ha
venido produciendo desde que una patulea de descerebrados legislaron para poder
practicar sexo con niños) es abracadabrante. Resulta que para quien tiene 13
años está prohibido ver películas X (hay que haber cumplido 18), pero según la
ley actual, puede practicar lo que en esas pelis se hace…, lo dicho, hay que
tener cerebro de serrín para escribir tamaño disparate. Además, no se puede
votar, conducir, beber alcohol, fumar, tatuarse o ponerse un pendiente con
menos de 18 años (entre otras muchas cosas de muy inferior importancia y
trascendencia vedadas a menores), pero sí se puede consentir sexo con 13 años;
en ese sentido, también es descorazonador que una menor embarazada pudiera
abortar sin que se enteraran sus padres y, tocando el techo de la estupidez,
imbéciles reunidos en consejo de ministros acordaron que bastaría con una
autorización firmada por padre o madre para que la niña fuera a interrumpir su
embarazo…, o sea, la chiquilla llegaría a casa y le diría a su padre “oye papi,
fírmame esta autorización para que pueda ir a abortar”, de forma que el hombre
apartaría un instante sus ojos del periódico y rubricaría diciendo “muy bien
hija, buena suerte”, para volver nuevamente a sus noticias.
¿Alguien se cree que una cría que juega con muñecos, que
duerme abrazada a un peluche, que prefiere gominolas y golosinas antes que la
sopa, tiene madurez para meterse en la cama con un hombre? ¿Por qué habrá tanta
gente interesada en que los niños pierdan su inocencia en edad tan temprana? ¿Qué
tendrán en lugar de cerebro quienes estas cosas determinan, quienes promulgan
leyes tan abyectas? ¿Acordarán estos que, si se pide permiso a los padres, se podrá
practicar sexo con 10 ó 5 años?
CARLOS DEL RIEGO
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