Soziedad Alkohólika ha tenido que dar muchas explicaciones, ha tenido que rectificar letras e incluso reconocer su ignorancia sobre algunos temas de sus canciones. |
Las letras del pop, el rock y sus múltiples derivados han
recorrido su propio camino. En un principio casi todo era inofensivo, al menos
aparentemente ya que siempre ha habido quien ha camuflado buenas dosis de
veneno en sus canciones. Cierto que el blues decía prácticamente lo que quería,
pero pocas veces se salía de temas más bien amorosos e insinuantes (a veces con
habla casi explícita). Pero el rock en concreto venía dedicándose casi en
exclusiva a eso tan manido de ‘sexo, drogas y rock & roll’, aun cuando ahí
han estado desde primera hora gente como Bob Dylan o Neil Young, capaces de
salirse de la corriente. En España, desde que aparece eso que se llama rock
urbano, los compositores empiezan a hablar de otras cosas, primero de lo que
tienen más cerca, y luego, con el paso del tiempo empiezan a aparecer grupos
que envuelven en una combinación de punk y rock duro textos de ‘denuncia’,
‘comprometidos’, ‘de temática social’ o simplemente irreverentes e insultones.
La pega aparece cuando se analizan con detenimiento esas letras, pues resulta
evidente que caen con enorme facilidad en la demagogia más chapucera, que
repiten una y otra vez sus pretendidas denuncias, que cargan siempre contra los
mismos y se olvidan de otros tan culpables, que siguen una serie de
estereotipos y usan lenguajes que, con el tiempo, se ven venir.
Grupos como Extremoduro, Reincidentes, Barricada, Soziedad
Alkohólika, Fe de Ratas o Boikot, por citar sólo a algunos de los más conocidos
dentro del espectro del rock, y otros con diferentes propuestas sónicas, como
Ska-p (ska-punk), o Def Con Dos (rap-metal), son nombres que se asocian
inmediatamente con los versos combativos, agresivos y cargados de improperios.
De este modo, las principales dianas de sus dardos dialécticos suelen ser
banqueros y políticos, militares y religiosos, policías y dictadores y
regímenes de signo derechista, así como hechos históricos como España en
América o una Guerra Civil con buenos y malos…, sin embargo, resulta
extremadamente difícil encontrar una canción que hable contra los terroristas
de Eta (o del Ira, al Qaeda, las Farc), al revés, ensalzan al asesino y
menosprecian o ignoran a la víctima; asimismo, contra los dictadores y
dictaduras comunistas ninguna banda de rock levanta la voz ni afila sus
guitarras para denunciar a personajes tan violentos y con tanta sangre en sus
manos como Ernesto ‘Che’ Guevara o Buenaventura Durruti (al revés, estos son
cantados como héroes). Y si algunos escriben alguna pieza musical sobre la
Guerra Civil Española, el cien por cien de las veces los malos son los mismos,
mostrando que la empatía con las víctimas de la violencia es selectiva y
relativa, pues se exige una confesión ideológica previa para comprender el
sufrimiento, de manera que los fusilados y asesinados de una de las partes no
merecen un verso si no es despectiva, es decir, los muertos de un bando son
dignos de poesías elogiosas y reconocimiento, mientras los del otro, en el
mejor de los casos, del olvido; dentro del mismo tema, figuras como el maquis
tienen todas las alabanzas del rockero comprometido, sin mirar a sus
(demostradas) fechorías, mientras que el clérigo sólo aparece en estrofas y
estribillos como objeto de chanza injuriosa o como figura fanática digna de
paredón.
De igual forma, esos grupos (algunos con verdaderas buenas
canciones en su discografía), también presentan una serie de tics fácilmente
reconocibles; por ejemplo, se observa que no hay bandas de rock que se atrevan
a mencionar la palabra España (palabra tabú), sustituyéndola por ‘estado
español’, cosa que se hace incluso cuando se habla de una ‘gira por todo el
estado’, algo que, en puridad, quiere decir que van a actuar en ministerios,
ayuntamientos o delegaciones de gobierno, pues eso es el estado, la
administración. Igualmente, las formaciones de rock que se aventuran con sus
furiosas distorsiones en el tema de los toros, siempre lo hacen desde la
obligatoria postura anti (hubo, hace tiempo, alguno que se mostró taurino, pero
eran otros tiempos); idénticamente se escribe sobre el aborto, que exige
opinión favorable en sus melodías (curioso: piden por la vida del toro pero no
por la del niño). Si aparece la Iglesia en medio de potentes riffs de guitarra,
es sólo para rimar insultos, y si se trata del conflicto entre palestinos e
israelíes la opinión siempre es unánime (‘a la búlgara’).
INCLUIDO EN TAMTAM PRESS |
En resumen, lo que prima dentro del ambiente del rock
político y de combate es un maniqueísmo atroz y sectario, un simplismo
ignorante y arrogante, como todas las ignorancias.
CARLOS DEL RIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario