La icónica foto del Che tomada por Alberto Korda en 1960 |
Pensándolo fríamente resulta muy difícil
entender cómo personajes de la catadura de José Buenaventura Durruti y Ernesto
Guevara, ‘El Che’, son tenidos como ejemplos, como hombres admirables, como
grandes héroes que realizaron enormes hazañas en beneficio de la Humanidad. Sin
embargo, ambos eran lo que se dice dos pistoleros sanguinarios siempre
dispuestos a liquidar al prójimo, pues como estaban fanáticamente convencidos
de sus ideas, se creían con derecho a eliminar a quienes se les interpusieran,
a quienes pensaran de modo distinto y, por supuesto, a quien consideraran un
enemigo (de la revolución, casi siempre) ..., es decir, uno y otro recurrieron
a motivaciones y procedimientos fascistas. En una palabra, serían considerados
como dos asesinos, sin más, si hubieran tomado el fusil en sentido contrario.
Pero como se decían defensores de la libertad, de los oprimidos, de los pobres,
hoy hay mucha gente en el mundo que no sólo encuentra justificación para sus
crímenes, sino que exhiben sus rostros en camisetas y en pósters.
De todos es sabido que Durruti
(1896-1936) era un tipo de de gatillo fácil: tomó parte en gran cantidad de
acciones armadas, participó en sanguinarios golpes de mano (incluyendo el
asesinato del dudoso cardenal Soldevilla), atracó bancos en España y en
Sudamérica y quién sabe lo que hizo en su avance hacia Zaragoza en plena Guerra
Civil. Pepe, que es como le llamaban en el seno de su familia, se condujo siempre
como una persona verdaderamente autoritaria que no dudó en disparar contra
quienes eran o simplemente le parecían enemigos. Su enigmática muerte
contribuyó a crear su leyenda, pues no está claro de dónde procedió la bala que
recibió cuando montaba en su coche aquel día de noviembre del 36: que si del
enemigo, de sus escoltas, de unos desertores a los que perseguía, de
comunistas, de trotskistas, e incluso que se le disparó accidentalmente su
fusil corto, su inseparable ‘naranjero’; eso sí, todos los médicos y forenses
que lo vieron dijeron que el disparo tuvo que ser desde muy cerca. Por último,
hay que recordar que Pepe echaba pestes de socialistas y, sobre todo, de
comunistas, y que su odio también se trasladó a “putas y maricones”, pues “nos
causan más bajas que el enemigo”, debido a las enfermedades venéreas que
transmitían. Sí, una persona modélica.
Durruti, que decía odiar más
a los comunistas que a los fascistas
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La figura de Ernesto Guevara es más
compleja, pero en el fondo su pensamiento se basa en el mismo principio: el
exterminio de todos los que no compartieran sus ideas, por eso sólo pensaba en
la revolución, en la lucha armada en todas partes, eso era lo único importante,
y por eso trató de radicalizarla y extenderla por medio mundo (a tal iniciativa
se debe el nacimiento de muchos de los grupos terroristas de Sudamérica), a
veces como diplomático y otras como un aventurero con las armas siempre
dispuestas. Tomó parte en innumerables acciones guerrilleras en muchísimos
países, siempre preparado para la acción, siempre ansioso del combate; se sabe
que participó en juicios revolucionarios y fusilamientos masivos tanto de
enemigos como de campesinos o de cristianos practicantes (por eso se ganó el
apodo de ‘El carnicero de la
Cabaña ’), y que instauró campos de prisioneros para todo
disidente o considerado tal. Sus campañas guerrilleras, excepto en Cuba, se
saldaron con desastrosas derrotas y su gestión político-económica fue
catastrófica. Asimismo, ‘Che’ Guevara también era un fanático
antiestadounidense, hasta el punto de manifestarse partidario de la Alemania Nazi por estar en
contra de Estados Unidos. Su ideario se resume en una de sus frases más
famosas: “Mis amigos son mis amigos en tanto piensen políticamente como yo”, lo
que demuestra lo que haría con muchos de los que hoy se consideran sus amigos.
También es célebre su ausencia de remordimiento cuando afirma: “Sí, hemos
fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”. Y del mismo
modo los métodos que proponía: “Tenemos que crear muchos Vietnam, esa es la
consigna”, o su idea de recurrir al odio como factor de lucha: “Un pueblo sin
odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”.
Dos personajes a los que se les perdonan
y justifican enormes barbaridades y que para muchos son héroes a los que adorar
ciegamente. Sus actos terminarán por situarlos en el lugar que sin duda se
merecen.
CARLOS DEL RIEGO
Existen ciertos fanatismos que por parecer estar dentro de las tendencias mas "progres" se aceptan con tolerancia respecto a otras. A veces la ignorancia es muy atrevida.
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