Sólo Neil Armstrong mantuvo la calma y el control cuando la misión estuvo a 30 segundos de la catástrofe |
Algo más de dos millones de años después de que el primer
homo pisara la Tierra, uno de sus descendientes salió de ésta y, por primera
vez, puso sus pies en otro cuerpo celeste, precisamente en ese objeto de
fascinación que han mirado todos los pertenecientes al género homo que han
existido, en esa hipnótica bola hacia la que todos los individuos pensantes de
este planeta volvieron su vista muchas veces a lo largo de sus vidas; bien
puede asegurarse que la mirada a la luna es algo que todos los que han vivido tienen
en común. Falleció hace unos días la persona que tuvo el honor de representar a
toda la Humanidad en el aquel primer paseo de ésta por un lugar distinto a la
Tierra, el astronauta estadounidense Neil Armstrong, que ya tiene un lugar
destacado en la Historia.
Hace poco más de 42 años Armstrong se convirtió en el
absoluto protagonista planetario al culminar una trayectoria vital y profesional
que tenía el vuelo como principal objetivo. Obtuvo su licencia de piloto siendo
apenas adolescente, por lo que pocos como él para conducir al éxito aquella
misión a bordo del Apolo 11. Como bien saben los que tengan interés por el
tema, el ordenador que controlaba el módulo lunar proporcionó excesiva
velocidad, por lo que en Houston se dieron cuenta de que se había sobrepasado
el lugar previsto para el alunizaje, así que se pensó en cancelar la misión,
pero Armstrong, piloto más que astronauta, comunicó que creía poder alunizar en
modo manual, así que tomó los mandos de dirección y consiguió que el ‘Eagle’
(el módulo) se posara suavemente sobre la luna; 30 segundo más y todo hubiera
terminado en tragedia. Aldrin, el segundo en el satélite, contó años después
que en aquellos momentos de incertidumbre, cuando muchos ya pensaban en la
catástrofe, cuando él y Collins (el que tuvo el papel más desagradecido de la
misión) pensaban en la muerte, cuando todos en el control de tierra tenían la
adrenalina por las nubes y el corazón disparado, el piloto se mantenía
tranquilo, manejaba con calma, hablaba de lo que pasaba y contaba lo que hacía
con la tranquilidad de quien está seguro de tener todo bajo control. Collins
también contó que todos sabían que Armstrong era un hombre frío, una persona
que jamás se alteraba (como había demostrado en los numerosos combates aéreos
en los que había participado en la guerra de Corea), pero que en aquella
ocasión actuó como nadie hubiera podido hacerlo. Los tres astronautas estaban
monitorizados, y mientras los miles de personas implicadas directamente en la
misión tenían el corazón desbocado, Armstrong fue el único cuyo ritmo cardiaco
apenas se incrementó en aquellos momentos de tensión y peligro extremos.
Tranquilo, tímido y humilde, así era Neil.
Por eso, por ser tan reservado, jamás quiso protagonismo.
Apenas cerca ya de su muerte habló de las suspicacias en torno a su gran viaje.
Quienes creen en la conspiración, en que aquello fue un montaje, pensarán que
también fueron mentira los cinco siguientes viajes que lograron alunizar. Años
después del colapso de la URSS, algunos de sus gerifaltes contaron que desde
sus bases habían seguido el trayecto del Apolo 11 de principio a fin (incluso
una de sus naves no tripuladas orbitaba entonces la luna), y que si hubieran
tenido la más mínima duda lo hubieran proclamado a los cuatro vientos.
Aunque Armstrong habló poco de ello (porque siempre huía de
los focos), Aldrin sí comentó varias veces la sensación que experimentó cuando
miró hacia nuestro planeta y luego volvió la vista para contemplar una
inmensidad inimaginable, algo que excede la capacidad de conocimiento humano, y
que entonces se dio cuenta de lo insignificante del hombre y su mundo, de que
apenas somos nada en el universo, pero también de la suerte de vivir en esa
belleza llamada Tierra.
Lástima que no haya conductores tan templados como Armstrong
en todos los centros de poder de este minúsculo planeta.
CARLOS DEL RIEGO
Que casulidad que los dos últimos atículos hables
ResponderEliminarde ARMSTRONG.
¿Qué diferencia de uno a otro?
¡vaya forma de pasar a la historia de ambos!
Santos