jueves, 9 de agosto de 2012

LONDRES 2012: LOS JUEGOS DE HOY Y LOS DE LA ANTIGÜEDAD Los primeros Juegos Olímpicos de que se tiene noticia datan del año 776 antes de Cristo, y casi nada tenían que ver con los de la actualidad

El púgil, con guantes de cuero y metal,
parece atender a las indicaciones de
su entrenador  (copia romana de un original griego)

¡Qué diferentes son los juegos de la Era Moderna de los que se celebraron hace, por ejemplo, 2500 años! La diferencia es abismal, puesto que entonces, entre los atletas no sólo no existía compañerismo, es más, ni siquiera existían rivales, todos eran simplemente enemigos entre sí. Claro que los juegos de la Antigüedad tenían una intención religiosa y militar más que deportiva; y además, poco inteligente sería valorar formas de pensar de hace tanto tiempo utilizando los parámetros y avances sociales de la actualidad.

El culto al cuerpo nace en aquella sociedad, que para honrar a los dioses del Olimpo se inventó una carrera. Fue el comienzo, pues poco a poco se fueron añadiendo diversas especialidades, alguna de las cuales sigue formando parte del programa olímpico, como el salto de longitud, la carrera y, por supuesto, el lanzamiento de disco. Pero las pruebas que más encendían la pasión del numeroso público que acudía a los recintos eran las de lucha, las de combate. Así el pugilato, boxeo con puños desnudos, primero, y luego revestidos de tiras de cuero con incrustaciones de metal; el pancracio, lucha absolutamente libre donde sólo se prohibía morder y meter los dedos en los orificios del contrario y que sólo terminaba con la rendición (casi nunca por vergonzosa) o con la muerte; el hoplitodólico, una carrera con armas defensivas y ofensivas en la que valía todo y ganaba el que llegaba más entero a meta. Pero los juegos de entonces fueron incorporando nuevas disciplinas, nuevas carreras, saltos y lanzamientos, diversas modalidades de lucha y diversas carreras de caballos.

También hubo grandes campeones, puesto que con el paso del tiempo el triunfador en los juegos cobró una popularidad parecida a la de hoy, de modo que todo su pueblo se enorgullecía de sus éxitos y lo premiaba con estatuas, poesías e incluso dinero. Entre los más recordados está, claro, Filípides, quien se dice que corrió de Maratón a Atenas para comunicar la victoria sobre los persas, dando así origen y nombre a la carrera mas larga; no hay seguridad histórica de este hecho, pero sí de que el tal Filípides (o así) corrió en cierta ocasión de Esparta a Atenas, 240 kilómetros, en sólo un día y medio. También se recuerdan las hazañas del gran Miló de Crotona, legendario luchador que venció en seis ediciones en la especialidad de lucha y cuya muerte es no menos asombrosa: fue devorado vivo por las fieras al quedar una de sus manos atrapada y no poder defenderse. Y Leónidas de Rodas, que logró doce triunfos en tres carreras a lo largo de cuatro ediciones consecutivas de los juegos desde los de 164 antes de Cristo. Llama la atención que el emperador Nerón (y otros políticos, como Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno) lograra ganar una carrera de cuadrigas…, claro que el resto de participantes fueron retirándose misteriosamente, de modo que sólo él llegó a meta. 

Por cierto, las mujeres no podían competir (en aquellas mentalidades era inconcebible la pelea entre mujeres, pues los juegos tenían carácter militar y religioso) y tampoco acudir a los recintos olímpicos, ya que los sacerdotes y dirigentes pensaban que tras ver a los atletas (siempre desnudos) al llegar a sus casas los compararían con sus maridos…
Sí, la cosa era muy distinta.
(Más información sobre los juegos de la Antigüedad y de la Era Moderna, en el libro ‘Citius, altius, fortius. Los Juegos Olímpicos y sus mitos’).

CARLOS DEL RIEGO

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