No hay peor ciego que el que no quiere ver |
Un hombre fue condenado por agresión, violación y
asesinato según las absolutamente contradictorias versiones que dieron víctimas
y testigos y contra las pruebas de ADN y huellas dactilares que lo exculpaban.
Aun así, los jueces lo condenaron. Unos años después se demostró de modo
irrefutable y concluyente que el degenerado que había perpetrado tan
repugnantes crímenes había sido otro. Sin embargo, asombrosamente,
espantosamente, preocupantemente, los jueces de la Audiencia Provincial de
Málaga, demostrando una ¿desidia antiprofesional?, han permitido que el
inocente haya permanecido entre rejas a pesar de una abrumadora cantidad de
pruebas; como resultado de la aparente ¿negligencia?, siete años después de que
quedara patente su inocencia, el desgraciado aún sigue en la cárcel.
Aun se recuerda cómo a las pocas horas de que los
tribunales europeos tumbaran la retroactividad de la doctrina Parrot, la
Audiencia Nacional exigió a voz en grito la inmediata puesta en libertad de
terroristas, narcotraficantes, asesinos, violadores; sin embargo, ante una ¿iniquidad
incuestionable? como la sufrida por este hombre (Romano Van der Dussen, holandés)
encarcelado a pesar de haberse demostrado de modo concluyente su inocencia, no
se tiene noticia de que ningún magistrado haya dicho una sola palabra para que el
atropellado recobrara la libertad. En pocas palabras: dieron la cara y
perdieron el culo para liberar a criminales confesos, pero se esconden cuando
se trata de liberar a un inocente. Eso es, sencillamente, doble rasero, además
de ¿desidia, desinterés, pasotismo?
¿Qué ocurrirá ahora?, ¿alguien acusará a esos jueces
que permitieron que se consumara la injusticia?, ¿quién se atreverá a levantar
la voz contra el Tribunal Supremo y/o las audiencias nacional o provincial que
han obrado con tan imperdonable incoherencia?, ¿cómo pueden los encargados de
administrar Justicia mostrar tanta (aparente) desidia, negligencia, impericia, dejadez
y, en fin, tal bajeza moral?, ¿no habrá en toda España una juez Alaya que demuestre tener lo que hay que tener para
acusar a los responsables de semejante y bárbara injusticia?, ¿tan abundantes
son los juez Tirado?, ¿alguno de los responsables de tamaña maldad pagará por
ella?, ¿seguirá imponiéndose el hiperdesarrollado corporativismo existente
entre esta clase profesional?
El gran problema es que los jueces son personas, y
como tales están sujetos a preferencias, ascendencias, simpatías y antipatías,
aversiones, ideologías, apegos y todos los sentimientos que alberga la
conciencia humana; es decir, cometen errores o se dejan llevar por prejuicios
que inconscientemente a ellos conducen. Sin embargo, lo que clama al cielo es
que, una vez puesto en claro la equivocación, no se haya movilizado ninguno
para corregirla, sobre todo cuando ha quedado patente que, cuando quieren, sí
que se movilizan.
Eso sí, en todas partes cuecen habas. El atleta
sudafricano Pistorius se ha librado de la acusación de asesinato y sólo se le
inculpa de homicidio involuntario (al final seguramente no pase por la trena)…,
y eso que disparó todo un cargador contra una persona a sabiendas de lo que
hacía. O sea, la juez entiende que uno pueden acribillar a balazos a un
semejante a medio metro de distancia sin pretensión de matar…, si la hubieran
dejado, esta señora hubiera dicho que el que tiroteó en la cabeza a Miguel
Ángel Blanco no tenía intención de acabar con su vida… El sueño de la razón
produce monstruos y monstruosidades.
En fin, mejor ir a ver el partido y no pensar para
no volverse majara.
CARLOS DEL RIEGO
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