Por desgracia, Malcom Young nunca volverá a subirse a un escenario con su Gretsch al hombro |
Sí, es el genial y violento Phil Spector hace unos días, en la cárcel. |
Puede parecer una afirmación de perogrullo, sin
embargo muchas veces el hombre de a pie se olvida de que los personajes que
copan las portadas, los escenarios, las pantallas, son como los demás y están
expuestos a sus mismas debilidades (tal vez a algunas más); y por eso se
produce un hecho idolátrico conocido como fenómeno fan, por el cual el
incondicional se imagina a la estrella como algo superior, como alguien que se
sitúa por encima de la condición humana. En este sentido cuentan que Beethoven,
subyugado por la potente personalidad y carisma de Napoleón, decidió componer
una sinfonía en su honor; sin embargo, cuando el corso se hizo coronar
emperador, el músico alemán cambió de idea y, decepcionado, exclamó torciendo
el gesto: “Bah, es un hombre como todos los demás”.
Hombres (y mujeres) como todos los demás son los
grandes nombres del rock. Hace unos meses se divulgó la noticia de que el guitarrista
de AC DC Malcom Young había sido ingresado en un hospital, sin especificar más;
hace un par de días sus allegados confirmaban que el infortunado músico padece
una enfermedad mental que le imposibilita totalmente para seguir con sus
actividades artísticas. Productor, compositor, letrista, ideólogo del sonido de
la emblemática banda australiana, Malcom
(quien, por cierto, es escocés) era lo que se dice el auténtico cerebro
del grupo. Por desgracia, ¡quién sabe!, tal vez exigió demasiado al suyo y ahora,
cansada, su mente se ha retirado del mundo de la lucidez. “Ha perdido
totalmente la memoria inmediata”, afirman sus familiares, quienes añaden que
necesita cuidados continuos. Un duro golpe para los amantes del heavy y del
rock en general. Es una muestra de la fragilidad que amenaza a las personas, esas
flaquezas que no miran la situación vital de cada individuo.
Otra evidencia de ‘cómo se pasan las glorias de este
mundo’ tiene como protagonista al otrora exitoso y genial productor y compositor
Phil Spector. Procedente de los años sesenta, cuando ideó nuevos sonidos y
fabricó éxitos eternos, Spector produjo, entre otros muchos, a grupos como The
Beatles o Ramones… Hoy cumple condena de 19 años de cárcel por homicidio. Como
todo iniciado sabe, Spector era tan bueno en el estudio de grabación como
iracundo y violento; así, se cuenta que cuando trabajó con John Lennon en su
álbum ‘Rock & roll’, el caos, griterío y descontrol de gente que había en
el estudio era tal que, cuando se cansaba, Phil sacaba la pistola que siempre
llevaba consigo y disparaba un par de tiros al aire, con lo que la cosa parece
que se despejaba un tanto; también dice la leyenda que durante la grabación del
‘End of the Century’ de Ramones, el imprevisible productor obligó a repetir una
y otra vez un acorde (ese con el que, después del timbre, da inicio al tema
‘Rock & roll high school’) al malogrado Johnny Ramone, quien tras dar el
susodicho guitarrazo sesenta veces se enfadó, se descolgó la guitarra y enfiló
la salida, pero el rabioso y genial Phil Spector volvió a tirar de pistola, se
la puso delante de la cara y le vino a decir que o volvía a registrar ese
acorde todas las veces que él dijera o… Sí, el tipo que inventó ‘la muralla de
sonido’ y moldeó grupos y sonidos durante décadas siempre fue un personaje
airado y agresivo; hay que recordar que sufrió un grave accidente de coche en
1974 y casi fue dado por muerto (su cabeza tiene, dicen, cientos de cicatrices
y costuras). Hoy sobrevive en la trena, de donde no saldrá hasta cerca de 2030.
Su aspecto no es nada alentador, mostrando un careto de anciano loco y
peligroso. Nada que recuerde su reluciente pasado.
Muchas leyendas de la música han alcanzado la
ancianidad en muy buenas condiciones a pesar de los excesos, como el calavera
de Keith Richards, el escurrido Iggy Pop o el casi nonagenario Chuck Berry, y otros
sucumbieron a la enfermedad, los accidentes, el suicidio o la mala suerte...,
como cualquier otro, puesto que por muy sublimes que sean sus creaciones, por
muy elevadas que resulten sus obras, por muy sobrehumanos que parezcan, sólo
son hombres (y mujeres), como los demás.
Sic transit gloria mundi.
CARLOS DEL RIEGO
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