miércoles, 9 de enero de 2013

SE PRESENTA EL PARTIDO X CON LAS LÓGICAS PROMESAS Y BUENAS INTENCIONES Seguro que los afines al 15 M que han dado el paso tienen la mente limpia, sin embargo, bastan unos años para cambiar las preferencias y para convertir a los nuevos en auténticos políticos


Como todos al nacer, el P - X está lleno de ilusión y buenas intenciones, pero a la larga el entorno político lo corrompe todo
Casi coincidiendo con el inicio del año arranca la trayectoria de un nuevo partido político. Se trata del Partido X – Partido del Futuro y su principal referencia (de momento) es que está relacionado con algunos de los más activos seguidores del movimiento 15-M. En realidad, formar partido político puede ser un medio más eficaz y es, sin duda, mucho más legítimo que el del acoso, la protesta amenazante, la manifestación y, por supuesto, la violencia, para hacer algo contra el actual estado de las cosas. Pero los precedentes son pesimistas.

Este Partido X comienza, sin embargo, usando el más viejo y manido de los recursos de todo político o de quien aspira a serlo: prometer. No hay cosa más típica del político que prometer, y el P-X promete participación directa de los ciudadanos y una política abierta, promete hacer caso a las múltiples demandas sociales que se producen por toda España, promete ser transparente y respetuoso… Pero esas promesas que en principio son sinceras (así hay que suponerlo) se convierten en problemas cuando se consigue sillón y se modifica el punto de vista, y si ese sillón equivale a poder el cambio será radical, pues se comprueba que las cosas no se pueden hacer de modo tan fácil como se cree cuando no se tiene poder para hacerlas.

El caso es que esas ideas de pureza y de apertura al ciudadano, casi de negación de partido clásico, se vienen definitivamente abajo si el hoy candidato permanece en la poltrona lo suficiente para cogerle el tranquillo y el gustillo a la política (entre 5 y 8 años, más convierte la experiencia vicio), con lo que caerá en todos los defectos e inmoralidades del político, incluyendo la intención (casi obsesión) de no abandonar jamás esta actividad. No hay que olvidar que no hay nada más parecido a un político que otro político independientemente de las ideas que defienda cada uno, es decir, al cabo de un tiempo todos tienen el mismo objetivo: pillar cargo y poder para favorecer a los suyos y no volver a echar pie a tierra; y todos usan los mismos métodos: autoalabanza y menosprecio de los otros, negación de responsabilidad, manipulación de la información, sectarismo... Así, siguiendo el proceder de todos los que han estado ahí, es fácil prever que, de lograr representación, el Partido – X Partido del Futuro será otro más en pocos años.

Por otro lado, afirman que no se darán a conocer los candidatos hasta el momento de presentarse pues no quieren ser personalistas, no obstante, a la hora de la verdad hay que dar la cara y tirar de personalismo, no hay otro remedio, o eso o el anonimato, y parece difícil que la gente confíe en alguien de quien no conoce ni nombre ni rostro. Asimismo, no han hecho público programa alguno más allá de eso tan difuso de hacer caso al ciudadano, y también apuestan por el uso de Internet para todo o casi todo, pero eso tiene pros y contras y, de cualquier modo, no es más que una herramienta.

También afirman que no se desvelarán esas identidades hasta que se hayan conseguido apoyos suficientes, es decir, no quieren hacer el ridículo, no quieren ser intento fallido, humo. En todo caso, quién sabe, tal vez el P-X (suena a videojuego) sorprenda y aporte finalmente algo distinto, aunque vistos los partidos de reciente creación (mucha promesa al principio y luego absolutamente mimetizados con el entorno), lo lógico es desconfiar.

Y es que la solución al problema del modo de hacer política en el estado actual de las democracias occidentales no está en las formas, en las promesas o en las ideologías (el P - X dice atender al método más que a la ideología), sino en el tiempo de estancia en cargo público, que nunca debería exceder los ocho años, en la obligatoriedad de acceder al mismo desde el mercado laboral y de volver al él pasado dicho período, en el control total del patrimonio de los servidores gubernamentales comparando lo que tienen al llegar y al marchar, en exigir responsabilidad incluso penal por una inepta o maliciosa gestión… Lo ideal sería que llegara un día en que la política fuera una etapa en la vida de los ciudadanos y que no existiera el político vitalicio. Pero nada de esto ser hará, pues han de ser los propios políticos los que se pongan esos límites, y a día de hoy parece poco probable que acuerden leyes contra su propio provecho.

CARLOS DEL RIEGO



2 comentarios:

  1. Hace tiempo a la gente que forma el 15M se le criticaba que no utilizaran las vías de nuestra democracia y crearan un partido político. Bien, pues aquí está. Y por supuesto, de momento como todos, con promesas, punto este último que es obvio, un partido político que no declare sus intenciones no tiene ningún sentido, salvo para hacer publicidad de sus miembros apareciendo en unas papeletas de colorines en una mesa. Creo que hasta Carmen de Mairena tenía su programa. Carlos, si damos por hecho que se van a corromper, que no van a estar al servicio de la ciudadanía y otra serie de cuestiones que planteas ¿cuál es la salida? Yo no creo que sea únicamente limitar el tiempo de estancia en cargo público. De hecho, ya vemos lo bien que se enchufan después en otros cargos de empresas privadas. En el fondo, gente como yo (simpatizante del 15M, hasta en sus mayores cagadas, que las ha habido) sólo busca una política de sentido común, y ésta al menos no contempla ni clientelismos, ni corruptelas ni hacer que un bus de un rodeo entero a una ciudad por favorecer a un amiguete cuando la solución es hacer una vía de doble sentido, por poner un ejemplo. Si la alcaldía de Torrelodones está funcionando como nunca gracias a un partido formado por ciudadanos (cualificados, por supuesto), ¿por qué no este partido? Recordar que en el movimiento 15M hay personas de todos los sectores, actividades y bien formados (abogados, ingenieros, profesionales de la sanidad, educadores, etc.). Yo he acudido a asambleas de barrio y los temas que se tratan son del interés de la zona y las propuestas a ese nivel son simples, concretas, nada partidistas, e insisto, en el 99% de sentido común. Por otra parte, has dicho que hay que exigir responsabilidad incluso penal por una inepta o maliciosa gestión. Desde el 15M se ha interpuesto una demanda contra Rato por su gestión en Bankia (conjunta con UPyD que bien podría ser un partido de esos que comentas que ha decepcionado y mucho, al menos a ex-votantes como yo). Ahora hay otra que pide que los diputados con residencia propia en Madrid no cobren una dieta como si vivieran fuera. Vamos a dar tiempo al tiempo, y a ver en qué acaba todo esto, pero a mi de momento me gusta que empiece y me da sensación de movimiento, algo que echo en falta en gran parte de la ciudadanía que espera arrodillada recibir golpe tras golpe mientras ve como quien ha desarrollado una gestión pésima que ha ayudado a llevarnos donde estamos, va directo a una empresa privada que hasta hace poco fue nuestra (bueno, y que lo sigue siendo a la hora de pagar parcialmente a los pre-jubilados de sus EREs). Eso si, he de reconocer que a mi el nombre de partido-x no me gusta nada. En cualquier caso, sospecho que lo cambiarán más adelante, a medida que se acerque algún comicio al que piensen concurrir. Un abrazo

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    1. Amigo Juan Diego, ojalá me equivoque, pero soy escéptico porque la política termina por corromperlo todo; yo también pensé en UPyD cuando pensaba en decepciones. Seguro que P X llega con la mente limpia y buenas intenciones, pero a la larga la política lo corrompe todo...; es un poco como le pasó y le pasa al punk y a los grupos de punk, que a la larga todo es digerido por los grandes almacenes. Sí es cierto que este es el camino más legítimo, pero... Deseo profundamente equivocarme y que este partido le de la vuelta al sistema político, pero permíteme ser escéptico.
      Un abrazo, Carlos

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