Esta especie de heliogábalo se cree con derecho de pernada sobre los dineros públicos. |
La última mamarrachada de politicastro indigno la ha
protagonizado el presiente del Congreso, Jesús Posada, que ha desvelado varias
ideas que indican a la perfección ese modo de pensar que tienen los que están
montados en el carro del privilegio, convencidos de que están ahí prácticamente
por gracia divina, y que antes que pedirles cuentas hay que agradecerles el
enorme sacrificio que hacen por todos los contribuyentes. Para empezar, bien
estaría preguntar a todos ellos por qué han entrado en política, y seguro que
la mayoría contestaría que “por amor a la patria” o “por servir a la
ciudadanía” (se puede hacer la prueba cuando se tenga alguno cerca); si lo
hacen por amor pero cobrando hay que recordar que dar amor a cambio de dinero
tiene nombre: amor mercenario, prostitución; y si están para servir al
ciudadano no podrán hacerlo correctamente gastándose tan alegremente el dinero
público y con tanto desprecio como para llamar ‘pequeñeces’ a lo que para
muchos es el sueldo de meses.
El tal Posada (¿Posada?, con las cantidades que maneja más
parece Hilton) ha dicho que lo importante es ‘hacer buenas leyes, no si se
gasta un poquito más o menos’, pero no se entera (como todo aquel que lleva más
de ocho años en política) de que eso que para él es un poquito procede del
esfuerzo de muchos miles de sueldos base, y que si es tan pequeño, tan
despreciable eso que se gastan sin pestañear, pues que lo repongan de su
bolsillo; es curioso, hay veces que cabe la pregunta ¿en qué se gastarán su
sueldo?, ya que perciben dinero para viajes, tienen coche y chófer a cargo del
erario, dietas de todo tipo, complementos por vivir fuera de Madrid y también
por vivir en Madrid, y así sucesivamente. Asimismo afirma sin sonrojarse el
individuo en cuestión que ‘no hay que contar todo, que la transparencia no va
por ahí’, sin darse cuenta de que se está hablando del dinero de los ciudadanos
que, por tanto, tienen todo el derecho a saber qué es lo que se hace con cada
céntimo, es más, de político decente y fiable (rara avis) sería ofrecer las
cuentas al céntimo de modo voluntario, y dejarlas a la vista de todo ciudadano
que quiera ver en qué se ha gastado su dinero.
Este ‘Hotel de Cinco Estrellas’ que preside el Congreso, por
otra parte, muestra un rostro verdaderamente pétreo, granítico, cuando dice que
no es importante cuánto cuestan las delegaciones parlamentarias puesto que lo
que interesa es saber si son útiles o no; o sea, que lo importante es si el
bolígrafo escribe bien o mal, no si ha costado uno o un millón de euros, de
modo que si escribe bien está justificado el millón que costó. Demencial.
Además, como lo de que sean útiles esos viajes parlamentarios es absolutamente
subjetivo e indemostrable, y como en todo caso serán ellos quienes valoren tal
cosa, ya hay justificación para dilapidar parné público.
Pero la salida de pata de banco de esta especie de árbitro
de diputados no termina ahí, puesto que con todo el cinismo del mundo deja
claro a todos y sin sofoquina su profundidad moral; esta pomposísima y
costosísima hostería se queja de que los políticos cobran entre un 12 y un 17% menos que hace cinco años. Eso
habría que verlo y contarlo con calculadora y sin las triquiñuelas que suelen
utilizar los que se dedican a tan dudosa actividad. Pero claro, no es lo mismo
perder un 17% de 100 que de 10. Este personajillo con aires de lechuguino y
aspecto de heliogábalo, además de presidente del Congreso también lo es de la
Diputación Permanente, de la Mesa del Congreso y de la Junta de Portavoces, es
diputado por Soria y pez gordo del partido, ingresa por cada concepto y recibe
complementos mensuales por presidir el Congreso y como miembro de la Mesa, y se
lleva pingües cantidades en concepto de gastos de representación y
otro tanto como gastos de libre disposición (y seguro que todavía hay algún que
otro conceptillo que suma unos cuantos pavos más). Sea como sea, este
amantísimo Padre de la Patria recibe al
año casi 190.000 eurazos, parte de los cuales están exentos de tributación; por
cierto, dicen que no cobran extra de Navidad, pero perciben 14 pagas al año
(rostro rocoso). En fin, que el amor de este tipo sale francamente caro. Parece
evidente que lo de llamar ‘pequeñeces’ a unos pocos miles de euros jamás lo
diría si salieran de su bolsillo particular (si es tan poco ¿por qué no es
así?) y, de ningún modo, si cobrara 800 al mes.
Por último asegura que “el porcentaje de políticos corruptos
es pequeño”, sin embargo, el concepto de corrupción no debe quedarse
exclusivamente en lo penal, sino que se puede ser moralmente corrupto sin
incurrir en delito, y todo indica que tal es el caso. Además, todo el que lleve
más de ocho o diez años en política (a costa del erario) se ha convertido en
corrupto, pues pasado ese tiempo el político tiene como fin único y exclusivo
la política, no el beneficio del ciudadano y el país del que cobra, con lo que
está cobrando sin dar a cambio nada, y eso es otra forma de corrupción.
Resulta incomprensible que a esta carísima Posada (que
debería recibir inspección de Hacienda y Sanidad) no se le caiga la cara de
vergüenza, algo que demuestra que, evidentemente, no tiene contacto con el
suelo, con la realidad. Debería pasar un añito cobrando mil al mes y teniendo
que pagar todo con esos mil, sin complementos, ni dietas, ni extras, a ver si
entonces le parecerían tan ‘pequeñitos’ esos miles gastados en el viaje.
Por cierto, la principal defensa de esta casta es decir que
“eso es demagogia”, pero claro, dame 190.000 al año y llámame lo que quieras.
CARLOS DEL RIEGO
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