miércoles, 29 de noviembre de 2017

COMPETICIÓN NO ES DEPORTE, E-SPORTS TAMPOCO. El deporte profesional es uno de los grandes espectáculos en cualquier lugar del planeta. Por eso existen competiciones que, sin serlo, pretenden situarse a la altura de los verdaderos deportes, lo que les daría prestigio y presencia en los medios.

Nadie se atrevería a afirmar que estos muchachos están haciendo deporte, sin embargo. dicen que lo que hacen son e-sports, deportes electrónicos, y si la cosa sigue así, en unos años estarán en los JJOO

Los deportes se han convertido en parte importantísima de la sociedad; ocupan titulares, generan encendidas polémicas, suelen estar bien pagados, llegan a paralizar países enteros y, en fin, acaparan la atención de millones de personas. No extrañará que actividades con mayor o menor componente competitivo pretendan entrar en ese club. Pero no toda competición es deporte. Cierto que el deporte casi siempre tiene un fin competitivo, pero se puede practicar deporte sin estar interesado en ganar, sin otro fin que ejercitarse; sin embargo, el principal objetivo de casi todos los que lo practican regularmente es medirse a otros. Lógicamente, el deporte profesional, el amateur federado, el regulado o incluso un partido solteros contra casados tiene como meta la victoria, o sea, el factor competitivo está presente en todas las canchas o terrenos de juego. En todo caso, no se pueden identificar al cien por cien competición y deporte, pues una partida de parchís tiene poco que ver el concepto de ‘hacer deporte’, aunque sí contiene la disputa por la victoria, o sea, competencia.

El asunto viene a cuento por el auge que están experimentando los denominados ‘E-sports’, término que podría entenderse como ‘deportes electrónicos’ y que todo el mundo da por bueno, es decir, de algún modo ya han ganado el primer asalto, pues aunque sólo sea nominalmente, ya se les está llamando deportes. Sin embargo, los tales son vídeo juegos con componente competitivo, pero sin la mínima conexión con el hecho deportivo; la cosa se explica fácilmente con una certeza: nadie diría ‘voy a hacer deporte’ antes de sentarse ante una pantalla o un juego de mesa.

El caso es que hace tiempo que existen diversas actividades, juegos y competiciones que aspiran a ser consideradas deportes y, por tanto, a la posibilidad de formar parte del calendario de los Juegos Olímpicos. Para Tokio 2020 han llamado a las puertas del Comité Olímpico Internacional actividades que se parecen tanto al deporte como un teléfono a una sardina: el bridge, el baile deportivo, el disco volador, la orientación, el billar o incluso el sogatira…, y pronto las carreras de sacos o a ver quién escupe más lejos.

Parece descabellado, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta que en el programa de los Juegos ya hay especialidades que no deberían estar; se trata tanto de deportes sucedáneo como falsos deportes. El sucedáneo es una imitación, como el vóley playa (increíble, pero es olímpico), el pádel o el fútbol playa, sala o (pronto se harán sitio) sobre patines o sobre hielo; de todos modos, al menos, sí pueden considerarse deportes. Diferente es el asunto de los que bien pueden llamarse falsos deportes, que no deberían ser considerados tales, como la natación sincronizada, el patinaje artístico o la gimnasia rítmica (por no hablar de los saltos de trampolín o la cama elástica), los cuales tienen presencia en los JJ OO; sin embargo, en puridad, no deberían formar parte de éstos por varias razones: por un lado lo que en ellos cuenta para ganar son conceptos como la expresividad, la coordinación, la coreografía, la elegancia en la ejecución…, criterios que no pueden ser medidos objetivamente, matemáticamente, y que pertenecen al mundo del arte, de la escena, de la danza; asimismo es evidente que en el verdadero deporte no cuentan para el resultado ninguno de los mencionados principios artísticos, es decir, para ganar el partido o la carrera no se tiene en cuenta si se es elegante, expresivo y coordinado, sino anotar más, o ser más rápido, más alto, más fuerte, aunque la ejecución sea tosca, descoordinada o incluso risible (cuando entra un gol tras cuatro rebotes, el último en el culo del delantero); por otro lado, el triunfo en disciplinas como esas, que tienen mucho de arte y casi nada de deporte (como la danza clásica), lo deciden los jueces según su criterio, cosa que no sucede en ningún deporte auténtico, donde los árbitros están para velar por el cumplimiento del reglamento, no para designar vencedor (si los réferis se confunden o tienen mala fe es otra cosa, pero en las normas no se contempla que deban dictaminar quién gana); por último, el hecho de que se precise esfuerzo físico y entrenamiento no convierte una actividad en deporte, ya que se entrenan y se esfuerzan los bailaores y danzarines de todo género, los malabaristas, trapecistas y contorsionistas, los actores o los toreros…, y nadie tendría como deportista a ninguno de ellos.   

Cierto que algunas actividades se encuentran en la frontera de lo que puede ser considerado deporte y lo que no; así las carreras de caballos, pues el animal sí que puede ser considerado un deportista de élite aunque el jinete no realice gran esfuerzo; las carreras de coches y motos (y todo lo que tenga motor) también pueden entrar en la sección deportiva, pues aunque lo que prima es la destreza a la hora de manejar, también requieren una preparación específica y exigen un gran desgaste físico; caso especial es el ajedrez, al que se ha llamado ‘deporte del cerebro’…, pero en realidad es un juego que plantea una batalla intelectual sin desgaste del aparato locomotor, con lo que puede deducirse que es una competición, una dura disputa, pero no deportiva.

Sí, las cosas se van complicando, y salvo que cada cita olímpica dure seis meses, habrá que limitar el número de especialidades y ceñirse al lema ‘citius, altius, fortius’, más rápido, más alto, más fuerte…, no más bonito, más expresivo, más coordinado. En caso contrario los Juegos se convertirán en juegos florales y de mesa, en ejercicios y actividades de moda y en diversos géneros de danza.    

CARLOS DEL RIEGO



domingo, 26 de noviembre de 2017

EL ROCK & ROLL REFLEXIONA SOBRE EL MUNDO Y SUS CONFLICTOS. La torrencial lluvia de información que continuamente empapa al ciudadano empuja a pensar que el mundo es una auténtica locura con infinitos conflictos. El rock & roll ha reflexionado sobre diversas cuestiones mundanas en muchas y muy brillantes canciones.

Kraftwerk anticiparon un mundo totalmente informatizado, tecnologizado y, pronto, robotizado

Algo en lo que todos los terrícolas están de acuerdo es en que el planeta es como un avispero, un gigantesco embrollo con múltiples y variopintas locuras aquí y allí, confusión, desórdenes, desigualdades, calamidades, desorientación, enfrentamientos…, sí, una barahúnda siempre al borde del caos. A pesar de lo cual, en general, cualquier tiempo pasado fue peor. De este modo, si el receptor de noticias se deja influir por los titulares catastrofistas, por esos que cuentan violencias y todo tipo de crímenes, por los que hablan de enfrentamientos, de necesidades y de las mil catástrofes y desgracias que acosan al mundo, sin duda caerá en el pesimismo; sobre todo teniendo en cuenta que sólo son noticia las malas noticias. Los que escriben rock, siempre sensibilizados por todo lo que los rodea, por lo que ven y lo que oyen, han escrito algunas de sus mejores obras después de haber interiorizado y procesado las infinitas desdichas y malos tragos que afligen a los terrícolas. Puede deducirse que el rock & roll hace buena la frase del autor romano Terencio: “Soy humano y nada humano me es ajeno”.  
  
El tema de The Temptaions ‘Ball of confusion’ (1970) es como un compendio de titulares que conforman una realidad preocupante. Es una canción protesta (rara en Motown) que presenta una visión muy pesimista del mundo, sobre todo desde la perspectiva de la comunidad negra estadounidense. El título, ‘Bola de confusión, eso es el mundo hoy’, describe una situación caótica tanto a escala local como global. Los versos (cantados a modo de conversación) señalan claramente a los políticos: “vota por mí y te pondré en libertad”; hablan abiertamente del problema de las drogas: “jóvenes dando vueltas con la cabeza en el cielo”; denuncian el racismo: “gente adentro y afuera, ¿por qué?, por el color de su piel”; expresan desconfianza e incluso temor: “miedo en el aire, tensión en todas partes”; mencionan los problemas más cercanos: “los niños crecen demasiado pronto (…) el desempleo aumenta rápidamente (…) impuestos, inspectores, cobradores”; también dice resignada: “nadie sabe a dónde va esto”, y sin embargo “la banda sigue tocando”. Una frase señala el momento preciso del que está hablando, “el nuevo disco de los Beatles es un gas”, pero el caso es que casi todos los asuntos que menciona esta sensacional ‘Ball of confusion’ se ajustan al presente… 

Con su proverbial frialdad robótica, los germanos Kraftwerk describen un mundo distante y carente de alma en su ‘Computer world’, un mundo presidido por la tecnología y dirigido por las entidades más poderosas. En medio de una atmósfera aséptica, minimalista, el cuarteto de androides no construye frases, sino que se limita a lanzar palabras sueltas, conceptos que afectan a todo el mundo: “negocios, números, dinero, gente (…) crimen, viajes, comunicación, entretenimiento”, y también señala centros de poder: “Interpol, Banco de Alemania, FBI, Scotland Yard”, repitiendo una y otra vez “mundo de computadoras”. Probablemente los inventores de la música techno ya se barruntaban en 1980 el mundo hipertecnologizado que se venía, pues además del tema que le da título, el álbum contiene otros de similar intención, como ‘Ordenador personal’, que equivaldría a ‘portátil’, o ‘Amor de computadora’, que en palabras de hoy sería ‘amor virtual’. Sea como sea, los alemanes tenían claro que el planeta iba a convertirse en un yonqui de la electrónica y la informática.      
‘Wild world’, ‘Mundo salvaje’, también parece describir la realidad del planeta, una realidad bronca e incierta; es una pieza de referencia de los años setenta y una melodía tan inspirada como pegadiza. Cat Stevens (que nació Steven Georgiou y hoy es Yusuf Islam) la hizo pensando en la eterna búsqueda de la paz y la felicidad en que el hombre está embarcado, pero a través del individuo; el texto habla del abandono del hogar, de la tristeza de dejar lo conocido y agradable (la relación amorosa) y enfrentarse a lo que hay en el mundo: “recuerda que hay mucha maldad ahí fuera”, y que “es un mundo salvaje y no se puede sobrevivir con una sonrisa”. En todo caso, el autor aclaró: “es una canción sobre mí”.  

El poderoso clásico de James Brown ‘Its a man´s man´s world’ está desarrollado como si se tratara de un sermón. El texto fue escrito en su mayor parte por su novia Betty Newsome, la cual se inspiró en la Biblia y en su experiencia con sus novios y sus ex, incluyendo el propio Brown; mucho después dijo que, en realidad, ella lo escribió todo, pero Brown se olvidaba siempre de pagarle sus derechos. El texto explica que el hombre ha aportado casi todos los avances materiales, pero sin la mujer no es nada, de hecho, afirma, sin ellas el hombre estará perdido y amargado. Publicada hace más de 50 años, seguramente Betty no pretendía que fuera una queja, una denuncia; por su parte,  difícilmente pensaría en machismo alguien tan machista como James Brown. Eso sí, el significado del título lo suscribirían hoy millones de personas. 

De los años de la Guerra Fría procede la apocalíptica y, a la vez, divertida ‘Two tribes’ de Frankie Goes To Holliwood. El trasfondo de tan trepidante canción es el temor a una guerra atómica, algo que en aquellos momentos (primeros años ochenta del XX) no parecía tan imposible, pues había ‘dos tribus’ (Usa y Urss) dispuestas a aniquilarse y llevarse al mundo por delante. Y es que el asunto de la guerra es una constante en toda la historia del planeta. Imprescindible ver el vídeo.

Y una visión más amable. John Lennon sueña en su emblemática e imperecedera ‘Imagine’ con un mundo sin poderes, sin posesiones, sin religiones, sin guerras, sin hambres, un mundo presidido por la hermandad…, un mundo unido; pero aunque “es fácil si lo intentas”, también “puedes decir que soy un soñador”; el caso es que esa humanidad ideal está todavía muy lejos, aunque todo homo sapiens coincidirá con el beatle en que esa utopía no deja de ser un objetivo deseable.

Títulos excelentes que dejan bien a las claras que el entorno del rock &roll siempre ha estado conectado a la realidad del planeta.

CARLOS DEL RIEGO


miércoles, 22 de noviembre de 2017

LA PERVERSIÓN DE LAS IDEOLOGÍAS. En los últimos años se observa una profunda ideologización en las sociedades occidentales. Sin embargo, las ideologías resultan empobrecedoras, constriñen el pensamiento y tienden al maniqueísmo: bueno o malo según diga la doctrina.

Las ideologías impiden ser verdaderamente libre, pues condicionan el pensamiento y, por tanto, distorsionan la realidad

“El primer paso hacia la verdadera libertad es liberarse de las creencias políticas”, apuntó en una de sus obras el filósofo y escritor alemán Ernst Jünger. La frase no puede contener más lógica y razón, puesto que las ideologías políticas tienden a ser excluyentes. Así, quienes tienen gran apego a creencias de un signo o de otro, verán todo a través del color que le imponen sus gafas ideológicas; y no sólo en los temas relacionados con el pensamiento político, sino prácticamente en cualquier cosa, persona o acción que se les ponga delante, es decir, las doctrinas políticas condicionan la vida de quien se deja convencer y penetrar por ellas. De este modo, el individuo cuyo pensamiento se rige por un convencimiento ideológico, antes de tomar y pronunciar opinión acerca de un personaje, observará cual es su posición, si tiende hacia la diestra o hacia la siniestra, de manera que lo que piense o diga sobre tal personaje tendrá como base no su valía o sus méritos, no su esfuerzo o sus propuestas, no sus logros o actos solidarios, sino si el credo que manifiesta coincide o no con el propio. Es más, la misma acción tendrá una valoración positiva o negativa en función de quién la realiza, o sea, será loable si la creencia del ejecutor coincide con la propio o censurable en caso contrario.

Los tragicómicos sucesos que tienen lugar en Cataluña en los últimos meses (años) dan pruebas irrefutables de ello. Por ejemplo, el cantante catalán Joan Manuel Serrat (podrían mencionarse muchos otros nombres propios) ha sido tratado de ‘facha’ por los que, fanáticamente, tienen como única guía moral su creencia ciega en su idea política, de manera que quien discrepa de ellos es considerado un enemigo al que perseguir e insultar. Así, el adepto incondicional a la idea catalanista no tiene en cuenta los vaivenes de sus líderes, de manera que le da igual que los apóstoles de la causa digan una cosa ante los tribunales y su contraria a sus feligreses; no, a los devotos de la segregación no les importa el prejuicio económico, social, político que (de modo irrefutable) causan los que tal cosa predican, sencillamente no son capaces de ver la realidad porque todo lo miran a través de los principios que dirigen su existencia; ignoran las evidencias, las cifras, las afirmaciones de presidentes y representantes políticos de otros países, e incluso no quieren (no pueden) ver el evidente ridículo en que caen. Al revés, contra toda lógica dan la vuelta a las cosas y culpan al resto del mundo de las calamidades que los acosan. Sea como sea, mientras no sean capaces de sacudirse el prejuicio político continuarán viviendo en un sectarismo ideológico que no produce más que frustraciones, ya que una y otra vez se chocarán contra la realidad, una realidad que no coincide con su creencia y, por lo tanto, la ignorarán, la negarán. Lo ilustra perfectamente la postura de uno de los que más espuma echa por la boca contra quien no comulga con su ideario y se atreve a contradecirlo, un cantante que en otro tiempo fue un abanderado de la libertad de expresión…

El caso es que la ideología contamina el pensamiento hasta invadirlo y ocuparlo, con lo que será el ideario quien dirija al adicto adoctrinado; es decir, el que ha caído en las redes de una ideología habrá perdido el libre albedrío, no será él quien libremente decida, ya que la idea condicionará la decisión. Por eso, ante el dogma no funcionan las razones y sobran los argumentos; es un poco como el hincha que está convencido de que su equipo va a ganar el campeonato a pesar de que no tiene en qué basar su creencia y le dé igual que le digan que no hay mimbres: le basta la fe (que no es lo mismo que la esperanza). El problema es que cuando la fe se impone a la realidad, cuando el ideario es lo primero, ya se está listo para tragarse cualquier rueda de molino y, por tanto, para emprender cualquier acción por muy disparatada que sea…, como se puede comprobar. 
Pero la cosa va a más allá de cómo se mira a los demás en función de su postura política. Y es que esas antiparras que obligan a ver el mundo a través de un único color imponen al sujeto ideologizado una postura concreta sobre las cosas más variopintas; así, comprar esto, ir allí, hablar con aquel, ver esta peli, escuchar esa música, consumir cierta marca de bebida o vestir con este color se acepta sólo si coincide con el dogma (ejemplo: en muchos países regidos íntegramente por el ideario islamista se ha prohibido cualquier símbolo con cruz, ya sea el de una firma de automóviles o la bandera de Suiza).

También causa asombro que haya personas que despotriquen estentóreamente contra las creencias de los demás al estar convencidas absolutamente de que la suya es la única válida y admisible. Una muestra es ese prójimo que habla sapos y culebras contra las convicciones religiosas a la vez que proclama a los cuatro vientos sus propias convicciones; estas criaturas no caen en la cuenta de que su ideario está tan profundamente arraigado como el de los creyentes, utiliza el mismo proceso mental y tiene idéntica base: la fe, unos en el más allá y otros en fulanos y teorías de acá.

La reflexión del pensador alemán Jünger no puede ser más cierta: resulta imposible acceder a la auténtica libertad mientras la mente esté penetrada por la ideología política. 
CARLOS DEL RIEGO



domingo, 19 de noviembre de 2017

PEQUEÑA FÁBULA CON MALCOM YOUNG Y LA PARCA. El segundo guitarrista de AC DC, Malcom Young, ha pasado a mejor vida apenas un mes después que su hermano George. La Parca consintió en no llevárselos juntos, pero tampoco hizo esperar mucho a un hombre destruido que no se acordaba de sí mismo.

Malcom Young ya ejecutó su último acorde
La Parca afilaba su guadaña mientras echaba un vistazo a la lista de los mortales que ese día iban a recibir su visita. Reparó en que dos hermanos iban seguidos. Vaya, pensó, siempre crujen los dientes cuando hay que llevarse a familiares directos a la vez, sobre todo si no hay accidente. Entonces echó un vistazo al archivo para ver quiénes eran esos George y Malcom Young que seguirían juntos a la hora de tomar su último tren.

Ambos eran músicos (igual que otro hermano, Alex, al que se había llevado hace unos cuantos años). El mayor, que conoció el éxito desde muy pronto y enseñó a sus hermanos pequeños, emprenderá su viaje final inmediatamente. El más joven, Malcom Young, soñaba desde niño con tocar en un grupo de rock. Y logró hacer historia dentro de la modalidad más gruesa; envolvía con una atmósfera densa y pesada unos textos simples que casi siempre trataban sobre el alcohol y las mujeres, los viajes destructores y las propias esencias del rock & roll. Siendo compositor, ideólogo y creador de su banda de siempre, y a pesar de tener mucho temperamento, prefirió quedarse un poco detrás, puesto que su hermano pequeño, Angus, acaparaba invariablemente todas las miradas. De algún modo esto le liberó, puesto que así podía vivir la música de un modo posiblemente más personal, como si fuera el encargado de manejar desde dentro esa desbocada locomotora de sonido, dejando para otros los brillos, los focos y los baños de multitudes. Él, Malcom, fue algo así como la roca de granito sobre la que se edificó el monumento sonoro que culminaba su hermano pequeño, una sólida base que también tenía algo de red de seguridad. 

Me llevaré primero al mayor, se dijo la flaca de la guadaña, esperaré un poco y volveré a por Malcom. Tal vez éste agradecerá no tardar mucho en emprender el viaje: es un rockero, una estrella de alcance mundial, pero ya no es consciente de ello, ha perdido la cabeza y su mente ya no rige, es decir, todo él languidece sin remisión. ¡Y qué puede ser peor para un héroe de la guitarra que dar una imagen tan patética y desvalida!; por eso, es mejor no hacerle esperar demasiado…, pensaba la encargada de poner punto final a toda vida.  

Y no se dilató la espera, pues Malcom siguió el camino de su hermano George apenas unos días después. Con su marcha el grupo queda muy tocado; sólo su gran figura permanece en pie, ya que uno de sus compañeros se ha quedado sordo, otro ha decidido retirarse de la farándula y el tercero no es de fiar y siempre mete la pata. No, la cosa no pinta bien para la histórica banda. Tal vez Angus, el pequeño Angus, encuentre energía e inspiración para mantener vivo un cuerpo tan golpeado como está hoy la banda de los infinitos voltios.

Los que parecían indestructibles en el escenario, envueltos en luces y aplausos, están sujetos a las mismas debilidades que los demás y terminan sus días igual que el más común de los mortales.

Aun así, ojalá la Parca tarde mucho en volver al barrio del rock & roll.

CARLOS DEL RIEGO



miércoles, 15 de noviembre de 2017

Y LA MAYOR ESTUPIDEZ DEL AÑO ES… Miles de millones, billones de estupideces se cometen cada año en todo el planeta, las peores de las cuales, las que son estulticia pura, son aquellas en las que el autor no persigue ningún beneficio. Las hay antológicas, tanto de palabra como de obra.

Hay profesionales de la conspiración interplanetaria que afirman que la tierra es plana, aunque no explican qué hay o qué pasa al llegar a los bordes

Algo innegable que han traído las redes sociales es la posibilidad de mostrar a todo el mundo y de modo instantáneo lo ignorante o lo estúpido que se es. En las últimas fechas se ha podido comprobar, de modo empírico e indiscutible, la preocupante escasez de entendederas y la supina estulticia de gran cantidad de criaturas en todo el mundo, las cuales no sólo no se avergüenzan de sus estrecheces mentales, sino que las proclaman a los cuatro vientos con imagen y sonido. Así resulta fácil comprobar la cantidad y dimensión de las memeces humanas, aunque siempre habrá una mayor. De todos modos, que tire la primera piedra quien no haya dicho o hecho grandes tonterías. Aquí va una pequeña muestra de las que bien podrían competir por el pódium.
Hay quien graba y difunde sus locuras o proezas, pero los hay que van más lejos y lo que hacen es presentar pruebas de sus propios delitos. Dos ejemplos recientes: hace unos días (XI-17) un taxista madrileño se grabó consumiendo cocaína mientras ‘conducía’ a 120 Km/h entre los ánimos de los pasajeros, que le animaban y compartían la droga que estaba sobre la licencia del conductor, es decir, el muy memo presentó a la policía todas las pruebas de su delito. En USA una ciclista hizo un gesto obsceno a la caravana presidencial, alguien lo fotografió y ella se encargó de publicarlo. Lógicamente ambos perdieron su trabajo y, seguro, el primero se las verá con la ley. Son dos casos del momento presente, pero podría hacerse una larga lista de tontos que se han grabado quebrantando la ley y luego han enviado a todo el mundo, comisarías incluidas. Es como si el ladrón sonríe a la cámara de seguridad y deja, de paso, su DNI. En fin, puede afirmarse con rotundidad que no solamente se trata de individuos que se sienten por encima de la ley, sino que son auténticos bobos.
Otro hecho autosuficientemente simple y tontaina lo protagonizó una italiana que organizó su boda, con vestido, invitados, regalos, banquete, tarta, fiesta, baile…, pero sin novio. Es decir, la ocurrente señora se casó consigo misma. Le resultaría difícil cumplir con eso de ‘puede besar a la novia’, y la noche de bodas sería un tanto… ‘solitaria’, salvo que se pusiera los cuernos a sí misma; claro que, como ventaja, tendrá pocas discusiones conyugales y el divorcio no será ni muy traumático ni muy costoso. Esto demuestra que existen personas que van contra toda lógica, contra todo lo real, contra la razón; la autosuficiente italiana (al parecer un compatriota suyo ya se había unido a sí mismo) se niega a aceptar el hecho de que hay cosas imposibles para un único individuo, por ejemplo, uno no es una pareja, ni puede jugar al tenis, ni sacar un córner y rematarlo, ni cantar a coro ni, evidentemente, contraer matrimonio. Pero como broma, como cuchufleta, seguro que resultó muy divertido, aunque la narcisista criatura se lo tomó, al parecer, muy en serio. Es evidente que la tal siente verdadero amor propio.
Asimismo las redes sociales permiten a los más ignorantes dejar constancia de un analfabetismo paleto que resulta muy difícil de entender. Ejemplo muy ilustrativo lo ofrecen los adeptos a ese absurdo de que la Tierra es plana, cosa que ha hallado eco en un jugador de baloncesto y un rapero, ambos estadounidenses, que están convencidos de que la Tierra no es esférica sino plana, y que existe una conspiración para mentir a la población mundial… Son dos de los nombres más conocidos de los no pocos que creen a pies juntillas tamaño disparate; es increíble, pero aun hoy existen sujetos con mentalidad anclada en la Edad Media. El NBA Kyrie Irving se ha dejado proclamar que “nos engañan, la Tierra es plana”; hay que admitir que los deportistas de máximo nivel tienen poco tiempo para ilustrarse, para leer y adquirir conocimientos, pero negar la evidencia parece más cosa de estúpido que de iletrado. Igualmente, el rapero B. o B. explica que la Tierra es como un disco con el polo norte en el centro, todos los continentes a su alrededor y el polo sur en toda la circunferencia…, esto es prueba de un cerebro estragado. En fin, no es cuestión de enumerar pruebas, baste decir que si en un sitio es mediodía y en otro medianoche…, y ¿qué pasa o qué hay cuando se llega a los bordes?, ¿y la luna y Marte también son planos?, ¿y para qué urdir un engaño semejante?
Otros aspirantes a la estupidez del año presentaron su candidatura tras los huracanes sufridos este año en el mar Caribe y sus costas. Resulta que se propaló la especie de que esos fenómenos climatológicos fueron artificiales, producidos a propósito por la mano del hombre. Este esperpento es de tal calibre que sólo las mentes más desarticuladas pueden decir o creerse tal cosa. Sólo hace falta pensar en la cantidad de energía que se necesitaría para mover a esas velocidades tan colosales masas de aire para darse cuenta de que se trata de una imposibilidad física.
Como puede comprobarse, el hombre está extraordinariamente dotado para idear y materializar las más absurdas tonterías.
CARLOS DEL RIEGO


domingo, 12 de noviembre de 2017

EL ESCÁNDALO, COMPAÑERO DEL ROCK & ROLL Los escándalos asaltan la actualidad casi de continuo. Muchos son por causa de pasta o de índole sexual, aunque la droga la estafa, la política la traición… también son origen del escándalo. En el planeta rock & roll se han producido muchos y muy ruidosos.

John Lennon causó tan gran escándalo que hubo lugares donde quemaron discos y fotos de los Beatles

Actualmente los escándalos ocupan casi todas las portadas y titulares. Los de tipo económico son tan abundantes que ya dejan frío al personal de a pie y apenas provocan sonrisitas de complicidad con los colegas; otra cosa son los de abusos sexuales, que indignan en la calle, en la prensa y en redes digitales y siempre producen asco y desprecio. En la historia del rock eso del escándalo es algo muy habitual, de hecho uno de sus objetivos es la provocación; además, el exceso es casi consustancial a la estrella (a la mayoría, pues también en este entorno hay gente sencilla); por último, el sexo y las drogas, causas principales de sus escándalos, suelen ser sus compañeros (ya se sabe, sexo, drogas y…), aunque no faltan casos de fraude y violencia; por suerte, no hay figuras del rock involucradas en inmoralidades políticas.

El primer escándalo de la era del rock & roll lo protagonizó, cómo no, Elvis, cuando apareció en televisión moviendo las caderas de un modo tan pecaminoso que la pacata sociedad estadounidense de los cincuenta asoció ese nuevo invento a la perversión; hoy, aquellos movimientos sólo despiertan nostalgia, y resulta difícil entender que provocara tanta indignación (fue algo así como un adelanto de las ansias de alboroto de estos modos musicales). Otras deidades de los primeros tiempos del r & r no fueron capaces de eludir estruendosas inmoralidades. El idolatrado Chuck Berry fue sorprendido llevando a una menor de un estado a otro, por lo que fue acusado de proxenetismo y corrupción de menores; además, el gran pionero volvió a las páginas de sucesos sensacionalistas cuando se le acusó de poner cámaras en los baños de mujeres de un restaurante de su propiedad…, cosa que le costó una pasta, desprecio e insultos. Su contemporáneo Jerry Lee Lewis fue también amigo del escándalo: se casó con una prima suya de 13 años, Myra; el caso es que llegó a Inglaterra en 1958 y la presentó como su esposa de 15 años, pero claro, todo termina por saberse, y al poco los escandalizados súbditos de la reina se enteraron de que sólo tenía 13 y además era su prima; las ruidosas e indignadas acusaciones lo relegaron una buena temporada. 

También asociado a aquella época es el conocido como ‘caso Payola’, aunque este tipo de estafa se viene observando desde que empezó a emitirse música por la radio. El proceso es fácil: pago por emisión de canciones; concretamente en los años iniciales del rock era habitual ceder derechos de canciones a emisoras, productores e incluso a algún locutor de postín a cambio de emitir ciertos discos; así, tras el alboroto que se produjo al conocerse el asunto, el propio Alan Freed, inventor del término rock & roll, se vio involucrado, lo que le costó su carrera. La lista de grupos y solistas cuyas discográficas y productoras han costeado su presencia en las ondas es tan larga que ya no escandaliza a nadie. Un fraude parecido se descubrió en España con el nombre de ‘La Rueda’, que consiste en  modificar algunos detalles de canciones ya registradas y presentarlas y cobrar derechos como si fueran propias.

Amigo de la provocación era Jim Morrison; fue arrestado en 1969 por simular masturbación y sexo oral durante una actuación, aunque muchos asistentes aseguraron que era una especie de burla; en todo caso, lo sentenciaron a seis meses de cárcel, que quedaron pendientes hasta que, 40 años después de su muerte, la corte de Florida lo perdonó. El difunto Georges Michael también se topó con la fácilmente escandalizable ciudadanía británica; fue condenado a 80 horas de trabajo comunitario y una multa por ser sorprendido realizando ‘actos lascivos’ en un urinario público. De todos modos, ninguno resulta tan repulsivo y pervertido como Gary G. (da asco hasta escribir su nombre), que ojalá no salga nunca de la cárcel.

Para alegría de la prensa sensacionalista (tan deseosa de escándalos de famosos) el asunto Milli Vanilli fue un festín; como se ha sabido, el productor alemán Frank Farian montó la típica estafa de poner un par de guaperas haciendo play back eternamente, o sea, sin cantar nunca; lo bueno es que el tipo ya había probado la engañifa con éxito con los Boney M (a lo mejor tomó la idea de la película ‘Cantando bajo la lluvia’); cuando todo se destapó muchos se rasgaron las vestiduras, pero seguro que la cosa era sabida en los ambientes. ‘La gran estafa del rock & roll’ es el título de una peli que explica cómo embaucar a las discográficas para sacarles pasta impunemente; los pioneros del punk inglés Sex Pistols, de la mano de su sucio manager Malcom McLaren, se las arreglaron para beber, soltar tacos e insultos en la pulcra televisión inglesa, lo que llevó a las escandalizadas ‘disqueras’ a cancelarles el contrato a cambio de jugosas indemnizaciones. Menos conocido es el incidente de Ozzy Osbourne, que protagonizó un alboroto a escala local cuando hizo ‘aguas menores’ en las piedras de la icónica misión de El Álamo, por lo que fue arrestado y se le prohibió cualquier aparición pública en San Antonio, Texas.

Michael Jackson fue muchas veces acusado de conducta escandalosa e incluso delictiva; se sabe de su pasión por los niños, de estar con ellos e incluso de sus ganas de ser niño, cosa que se explica por el hecho de que su padre le hizo trabajar como un adulto y no le dejó ser, vivir y jugar como un chaval, por lo que sentía la necesidad de ser niño y estar con ellos. Varias denuncias de abusos lo persiguieron durante la mitad de su vida (será difícil saber la verdad, ya que los denunciantes se conformaron con dinero), con lo que el escándalo fue su indeseado compañero. Otro gigante escandaloso, pero en este caso por sus arrebatos de ira y su fácil inclinación a la violencia, es el productor Phil Spector, quien mató a una actriz y dijo que se había suicidado; sin embargo, como todo el mundo sabía que al tipo le gustaba tirar de pistola, en realidad casi nadie se sorprendió ni se echó las manos a la cabeza. También los Beatles tuvieron su cuota escandalizante cuando John Lennon afirmó, en 1966, que el grupo era más famoso que Cristo, al que se medían sólo en términos de popularidad, no de valor, sin embargo, muchos se sintieron escandalosamente ofendidos, tanto que los condenaron y quemaron…, sus fotos y sus discos. Asimismo, las drogas también han colocado el cartel de escandaloso a incontables figuras del rock; de hecho, abundan las denuncias, detenciones, acusaciones y gran presencia en los tabloides y prensa amarillista de estrellas del rock por causa de sustancias prohibidas…, tanto que el personal ya ni se sorprende. 

Y también hay escándalos buscados para llamar la atención, y escandalillos como que se vea un pezón en un show retransmitido por la tele, así como gestos, posturitas, insinuaciones, simulaciones… con lo que algunos pretenden unos segundos en televisión y muchos visionados en internet para, así, estar en boca de todos..

Sí, la provocación, la desvergüenza y la conducta escandalosa siempre han estado alrededor del rock & roll.  

CARLOS DEL RIEGO


miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA ETERNA POLÉMICA SOBRE LA MUERTE DE HITLER. Entre las abundantes teorías conspiranoicas hay una que aparece periódicamente en función de noticias o supuestos hallazgos: la muerte, o no, de Hitler, que vuelve gracias a una foto y a un informe de la CIA.

Esta borrosa y dudosa imagen (Colombia, 1955, dicen) ha avivado las tesis conspiranoicas

Un informe desclasificado de un ex-agente de la CIA asegura que Adolf Hitler sobrevivió a la derrota de Alemania y que huyó y vivió en Colombia; para apoyar dicha afirmación se aportaba una foto borrosa e indefinida (supuestamente tomada en 1955) en la que se veía a un tipo con el típico bigotito. Es más, el informe detalla que el dictador genocida había llegado en buenas condiciones físicas y síquicas… Además, apoyándose en esta teoría, hay quien sostiene que murió en 1971 sin mayores dificultades. El hecho de que fuera quemado su cadáver y de que fueran los soviéticos (expertos manipuladores de la realidad) quienes llegaran antes al lugar da pie a que muchos se inclinen a pensar en la conspiración. Contra la tesis de que el dictador nazi consiguió escapar se oponen las investigaciones y conclusiones de los máximos especialistas, que no dudan de que se suicidó y ordenó que quemaran sus restos, pues temía que, como le ocurrió a su colega italiano, su cuerpo fuera objeto de escarnio público y colgado boca abajo en la calle.


En realidad cada uno piensa lo que desea pensar, de modo que quien se inclina por ver conspiraciones por todas partes seguirá en sus trece por más argumentos o pruebas que se le ofrezcan. Aun así, es oportuno recordar algunos hechos irrefutables.

El médico personal del tirano desde 1936 era Theo Morell, un tiparraco seboso, muy sucio y maloliente, oportunista y aprovechado. El caso es que este elemento anotaba en su diario todas las dolencias de su paciente así como la abundante medicación que le proporcionaba. Desde hacía años, el enfermo Hitler sufría problemas gástricos, tal vez producto de su tendencia al vegetarianismo; además, a partir de los tratamientos del orondo matasanos, sus dolencias se multiplicaron: dolores de cabeza y de oídos, problemas serios de visión, mareos, severos desarreglos y espasmos intestinales con terroríficas flatulencias (este particular le venía de antaño, y si dejó de comer carne es porque creyó que comiendo sólo vegetales el olor no sería tan nauseabundo), sudoración extrema, hipertensión y, en su último año, problemas cardiacos e infarto (en septiembre del 44), tenía la piel color ceniza, le temblaba toda la mitad izquierda del cuerpo y estaba extraordinariamente débil.

Su deterioro mental era tan evidente como el físico ya desde finales de 1944: sufría unos temibles ataques de ira en los que gritaba y gesticulaba de modo demencial, acusaba a todo el mundo en medio de una excitación neurótica e incontrolada, movía sobre los mapas fichas que representaban ejércitos que ya no existían (cosa que sabían los que estaban a su alrededor) y, en sus últimas semanas, mostraba síntomas claros (temblores) de padecer neurosis espasmódica.

Para ‘combatir’ este catálogo de patologías, el dudoso Theodor Morell se mostraba muy espléndido a la hora recetar y suministrar todo tipo de compuestos, medicamentos y drogas a su terrible paciente: metanfetaminas para ‘estar en forma’ (cuentan que, tras una toma masiva, mantuvo una reunión con Mussolini en la que no dejó de hablar durante tres horas) y somníferos para dormir, estricnina, abundante cocaína y opiáceos, codeína, diferentes barbitúricos…, además de los mejunjes que el poco recomendable médico le preparaba, los cuales contenían desde testosterona de toro hasta extractos de placenta, de músculo cardiaco o de próstata (para combatir la depresión, decía Morell), belladona (planta muy tóxica que se usó hasta el siglo XIX contra diversos dolores) e incluso le suministró la bacteria escherichia colli… En total, el genocida ingería unas 30 pastillas diarias y recibía cuatro o cinco inyecciones.

Un oficial de su Estado Mayor describió el aspecto de Hitler en sus últimos días en el búnker del Reichstag con bastante precisión: “Caminaba de un lado a otro lenta y trabajosamente, inclinando el cuerpo hacia delante y arrastrando los pies; parecía tener problemas para mantener el equilibrio. De la comisura de sus labios casi siempre goteaba saliva”. Las últimas imágenes de Hitler, cuando saludaba a oficiales y niños vestidos con el uniforme de las SS, contienen una toma por detrás en la que se aprecia un llamativo temblor en su mano izquierda, que él mantiene a su espalda y sujetando algo; al parecer, los primeros síntomas de Parkinson se le detectaron antes incluso de iniciarse la guerra.

En resumen, la salud del dictador nazi era una catástrofe, de modo que, aunque no se hubiera pegado un tiro, seguro que no hubiera durado mucho y, sin la menor duda, no hubiera aparecido tan saludable como se le ve en esa foto supuestamente tomada al führer diez años después.

Por otro lado, una vez que asumió que la guerra estaba perdida, seguramente el mayor temor de Hitler sería caer prisionero, por lo que si optaba por huir correría el riesgo de que los rusos le capturasen vivo, algo que sin duda le aterrorizaría: lo exhibirían como trofeo, lo vejarían durante mucho tiempo, lo torturarían, lo juzgarían al estilo soviético y terminarían colgándolo cabeza abajo…, “a mí no me harán lo que le hicieron a Mussolini”, se sabe que dijo al conocer lo que había sucedido con éste y su amante un par de días antes. Además, según su retorcida y perversa mentalidad, ¿qué objeto tenía para él seguir viviendo después de una derrota tan humillante y vergonzosa?, él, egocéntrico hasta el extremo, ¿podía vivir escondido, de un modo sencillo, sin dejarse notar, sin sus grandilocuentes declaraciones?, ¿por qué prescindir de su médico-camello, en quien confiaba ciegamente, si pensaba seguir vivo?, ¿y por qué matar a su querida perrita Blondi si no tenía intención de matarse?  

En fin, por más que los afines a las conspiraciones mantengan lo contrario, no existe ninguna prueba o indicio de que sobreviviera a la derrota total. Al contrario, además de la opinión de los especialistas (incluyendo la máxima autoridad en el tema, Antony Beevor), todas las evidencias conducen al suicidio.  

CARLOS DEL RIEGO


domingo, 5 de noviembre de 2017

CHRSSIE ‘PRETENDERS’ HYNDE, EXPLOTA CONTRA LOS MÓVILES. Una de las cosas que más molesta al músico que está en escena es el flash del fotógrafo. Hoy, con los móviles, el artista soporta tal cosa todo el rato…, o no: Chrissie Hynde, de Pretenderse, mandó “a la mierda” al público que la miraba a través de la pantalla.

Chrissie Hynde, líder de Pretenders, dijo a un maleducado público lo que la mayoría de músicos piensan del uso de móviles en los conciertos 

Un concierto de rock tiene sus ritos. En los años heroicos, era costumbre encender el mechero cuando sonaba el baladón de turno, pero cuando la cosa se generalizó, cuando era más un tópico que otra cosa, los asiduos renegaron de los que seguían dándole a la lucecita. Andando el tiempo esta práctica cayó en desuso; pero con la mejora de la herramienta, algunos han encontrado forma de hacer el lechuguino desde que se apagan las luces hasta que termina el último bis. Así, muchos de los que acuden al concierto no guardan su móvil en ningún momento, de manera que de vez en cuando lo ponen en modo cámara, graban al grupo y envían, otras veces se fotografían a sí mismos con el escenario de fondo o en medio del personal y envían, también tienen tiempo para mandar mensajes a sus grupos contando dónde están y cómo es la cosa, y claro, no van a dejar de atender a las respuestas de los colegas ni mantener la conversación dándole a los iconos más graciosos… Y así se van sucediendo las canciones sin que el asistente le preste más atención al artista que a su teléfono.

Hace unos días (X-17) la temperamental cantante de The Pretenders, Chrissie Hynde, explotó durante una actuación en la que, desde la primera nota, la mayoría del público no dejaba de apuntarla con las (en momentos como ese) odiosas lucecitas. El suceso tuvo lugar en un concierto del veterano grupo en Dubái. Ya de entrada, la veterana cantante rogó al personal que guardara los teléfonos, e incluso explicó que “si hacéis caso al teléfono no nos lo hacéis a nosotros y no escucharéis al grupo”. Pero el ruego no dio resultado, pues apenas habían hecho la primera canción del repertorio cuando, ante la masa de pantallitas, luces de colores y flashes, Chrissie se interrumpió, se encaró con el maleducado público y, furiosa, les espetó: “¡Meteos vuestros jodidos teléfonos en el culo!”, y añadió: “Nosotros no somos ni Lady Gaga ni Katy Perry, así que si queréis grabar conciertos id a verlas a ellas”. Hecha un basilisco, y mientras abandonaba el escenario del Irsih Village de Dubai, soltó un taco y mostró al personal el dedo corazón enhiesto, acto seguido se señaló la entrepierna diciendo “grabad esto”, y finalmente mandó “a la mierda” al poco respetable público. 

Después, ya en casa, reconoció a través de las redes sociales que sí, que se pone “un poco perra con la gente que graba continuamente con su teléfono móvil durante un concierto”.  

Este es uno de los efectos perversos de los móviles: la gente se ensimisma, se abstrae de lo que tiene alrededor, interrumpe cualquier conversación, retira la atención a quien tiene delante para centrar todo su interés en el mensaje recién recibido y en su respuesta, y eso que en el 99% de los casos tanto uno como otra son chorradas sin la mínima importancia.

Estas evidencias incontestables de mala educación resultan especialmente molestas e inoportunas cuando tienen lugar en ambientes donde se precisa un respeto por lo que se tiene delante, ya sea teatro, cine o, como es el caso, durante un concierto. Este novísimo problema surge del impulso incontenible de ciertas personas a, de algún modo, convertirse en coprotagonista del evento, como si enviando las imágenes quisieran explicar que el concierto es importante porque ellos están allí. De este modo, muchísimos de los que van a ver a un grupo de rock en vivo prefieren difundir antes que ver, demostrar que están antes que disfrutar.

Seguro que muchos van a ver a su grupo en vivo con ánimo de cantar a pleno pulmón, de saltar y bailar, de meterse en la esencia del rock & roll, de disfrutar de esas dos horas como si no existiera el mundo. Sin embargo, a día de hoy, también otros muchos acuden con intención de dejar constancia de su presencia, de difundir, de comentar (incluso chascarrillos ajenos), de sacar y mandar fotos…, por lo que oirán pero no escucharán, no se meterán en el concierto, apenas prestarán atención y no lo disfrutarán. Al final, realmente habrán visto poquísimo, y no habrán encontrado esa ‘conexión’, esa magia que surge cuando el grupo toca tus canciones, cuando tú las cantas y bailas y, en fin, cuando dejas salir las emociones que sólo el rock & roll puede provocar.

Bueno, siempre habrá quien le ponga gaseosa a su Vega Sicilia, y será muy dueño de hacerlo. Como decía el castizo “hay gente pa tó”.

CARLOS DEL RIEGO


miércoles, 1 de noviembre de 2017

LAS TRES REINAS POR DERECHO PROPIO QUE PRECEDIERON A LEONOR. La Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, acaba de cumplir 12 años. Cuando se convierta en Reina de España será la cuarta mujer que obtiene la corona por derecho propio; antes que ella lo fueron Urraca de León, Isabel de Castilla e Isabel II.

Urraca de León, la primera reina de España por derecho propio (estatua de Juan Pascual de Mena, Madrid)

Muchas mujeres están en los libros de Historia de España con el título de reina, sin embargo, solamente tres lo han sido por sí mismas, por su propia legitimidad, no por ser esposa del rey, no por ser la reina regente. No se trata de iniciar la polémica de la vigencia de la monarquía, algo que siempre enciende los ánimos, sino de recordar a las tres mujeres que precedieron a la Princesa Leonor en el trono. Es evidente que la lista de reyes de España es extensísima; como es sabido, hubo amplios períodos en los que coexistían varios reinos y reyes a la vez, ya que España aun no era una unidad política.. A pesar de tantas coronas, sólo tres mujeres accedieron al cetro por sí mismas, no como consortes o regentes. Las tres vivieron épocas agitadísimas y tuvieron que lidiar con hombres y sucesos de enorme trascendencia histórica, de modo que Leonor tendrá difícil presentar una hoja de servicios tan abarrotada como las que muestran en los libros Urraca de León, Isabel de Castilla e Isabel II. ¿Cómo eran estas tres mujeres?

La menos conocida es Urraca Alfónsez de León, hija de Alfonso VI de León, ‘El Bravo’. Éste ordenó a toda la corte y a la aristocracia jurar fidelidad a su heredera, con lo que Urraca se convirtió, de 1109 a 1126, en la única reina por derecho propio de un reino medieval y la primera de la historia de España. Más aún, los otros reinos cristianos de la península eran vasallos suyos. En julio de 1109 se hizo coronar como ‘Urraca, reina de toda España por voluntad divina’ (Urraka dei nutu totius yspanie regina). Al morir pronto su primer marido, Raimundo de Borgoña, y por cuestiones políticas, se casó con Alfonso ‘El Batallador’ de Aragón; pensaron que uniendo los dos reinos serían mucho más fuertes ante los almorávides; curioso es el hecho de que los dos amantes de la reina opinaban que no debía volver a casarse, y que ella tenía energía y carácter suficiente para gobernar sin rey al lado. El matrimonio con el aragonés fue un desastre. Él le gritaba, pero ella no se callaba y le respondía en el mismo tono, con lo que estaban siempre discutiendo, sin importar quién estuviera delante. Dicen las crónicas que Urraca era rebelde y caprichosa, pero también astuta y con buen juicio, y muy dada a la compañía masculina…, estaba acostumbrada a hacer lo que le daba la gana, a escoger amantes y a tomar sus decisiones sin dejarse influenciar; además, había sido reina de Galicia, con lo que estaba muy habituada a mandar y ser obedecida. El caso es que El Batallador pretendía, al casarse con Urraca, convertirse en rey de León, Asturias, Castilla, Galicia y Toledo, pero ella, al enterarse, dijo exactamente “¡El rey soy yo!” (no la reina, el rey). Como no podía ser de otro modo, sus disputas pasaron de palacio (su marido le pegaba e incluso la encarceló) al campo de batalla. En Santiago fue herida y humillada por la turba, logrando escapar de milagro; luego se rehízo, volvió y sometió la ciudad. Tras separarse de Alfonso, es posible que se casara con uno de sus amantes. Su muerte no está clara, unos dicen que falleció tras larga enfermedad y otros que al dar a luz. Afirman los especialistas que ninguna mujer de su tiempo tuvo tanto poder y visión política. En todo caso, la señora nunca se dejó acobardar ni por los hombres ni por su tiempo.

Isabel de Castilla, ‘La Católica’, es la reina más conocida de la Historia de España y, sin duda, una de las figuras históricas cuyas decisiones tuvieron más trascendencia global. En tiempos muy convulsos en que se pasaba de la Edad Media a la Moderna, Isabel defendió sus derechos, se casó con quien quiso (no con quien estaba pactado) y tomó la corona de Castilla. Pacificó y ordenó el reino, culminó la Reconquista y se empeñó en apoyar a un extranjero que pretendía iniciar una aventura marítima calificada de sandez por muchos ‘eruditos’ de su tiempo, un proyecto que al final mostró al mundo un nuevo mundo y desveló la forma y composición de la Tierra. Claro que también instauró la Inquisición y expulsó a los judíos (costumbre habitual en aquella Europa), todo en aras la unidad. Su visión abierta y universal se demuestra cuando legisló para que los indios fueran considerados súbditos de la corona igual que los castellanos, cuando escribió la orden de que no fueran esclavizados y cuando estableció normas jurídicas que los protegían…, en contra de no pocos conquistadores, encomenderos y aventureros; fue una gran mecenas y facilitó la entrada del Renacimiento en el reino. De mente muy lúcida, siempre tuvo muy claros sus objeticos y cómo conseguirlos; era profundamente devota, tenía una voluntad de hierro y no le temblaba la mano si había que obrar con dureza, sobre todo a la hora de imponer el orden. Pero Isabel fue mucho más, pues los especialistas afirman que su potente personalidad, su inteligencia, capacidad y seguridad de sí misma impide encuadrarla. Es falso que fuera sucia, odiara el agua o prometiera no lavarse hasta tomar Granada (eso lo dijo la hija de Felipe II durante el sitio de Ostende), al revés, se sabe que su confesor le afeaba tantos miramientos con su aspecto (o sea, era más femenina de lo que la pintan). Con ella se inició el período de mayor esplendor de la Historia de España y, en fin, su tremendo carácter y decisión la convirtieron en uno de los grandes protagonistas de las Historia Universal.

No tanto puede decirse de Isabel II. Gracias a una de las escasísimas buenas decisiones de su padre (el infame Fernando VII), alcanzó el trono en contra del pensamiento más carca y reaccionario que tanto abundaba en aquella España. Guerras Carlistas, motines, sublevaciones y una revolución que condujo a la Primera República Española son acontecimientos que la acompañaron en su reinado; llamada ‘La de los tristes destinos’, hubo de abandonar el trono y expatriarse. Fue obligada a casarse con un hombre que en la noche de bodas “llevaba más bordados que yo”, según sus propias palabras; en todo caso, nunca le faltaron queridos y galanes, algo que al pueblo no se le escapó, pues se hicieron no pocas coplillas e incluso dibujos pornográficos con ella como estrella; al parecer, sus maestros y preceptores le enseñaron todo lo necesario para convertirse en gran experta en la materia. Dicen que era generosa y alegre, apasionada y muy sensual, pero se pasaba los días de fiesta en fiesta y su lista de amantes es interminable… era lo que se dice una mujer fácil. No era culta ni le interesaban los libros o las artes y sus maneras eran más bien ordinarias, pero eso sí, le encantaban los perros. Por otro lado, tampoco supo darse cuenta de la importancia de la revolución industrial, que poco a poco llegaba, ni de los movimientos sociales ni, en fin, de que el Antiguo Régimen estaba liquidado. No tenía mucha personalidad, de modo que hizo casi siempre lo que le mandaron, convirtiéndose en una marioneta en manos de los intereses políticos y de sus abundantes ‘chulos’.

Asombrosas las dos primeras, poco bueno puede decirse de la tercera. Sea como sea,  Leonor de Borbón tendrá difícil acumular tantas páginas en los libros de Historia.

CARLOS DEL RIEGO