domingo, 30 de septiembre de 2018

TRUCOS Y TRAMPAS DE LA INDUSTRIA DE LA MÚSICA La industria del rock, pop y similares no deja de ser exactamente eso, un negocio, un comercio, y el sistema de venta apenas difiere del de otros productos del mercado. Como tal, como en cualquier otro ramo empresarial, gran parte de los que manejan el asunto no tienen reparo en hacer trampa, en aprovecharse de los demás y burlar la ley de modo planificado y sistemático.

Como en cualquier otro negocio, en el del rock & roll también se hacen trampas.


Todo el mundo hace trampas antes o después, pequeñas o grandes, pero parece que la picaresca es consustancial a la persona (y no solo aquí, donde surgió ese concepto). Y esa debe ser la razón por la que los que adquieren poder terminan por participar en intrigas, componendas o tejemanejes de cualquier tipo; tal cosa puede comprobarse a diario en la prensa, donde se informa de algunos (no todos) de los fraudes, estafas y jugarretas sucias de peces gordos de la política o la economía. En el terreno del rock & roll el poder suele estar en manos de los grandes sellos discográficos y empresas de distribución, es decir, son éstos los que más tienden al engaño, al montaje fraudulento.  

Uno de los cadáveres que tiene el rock & roll en el armario desde sus comienzos consiste, esencialmente, en sobornar a las emisoras de radio para que programen una y otra vez determinados temas. A finales de los años 50 del siglo pasado estalló en USA el escándalo Payola: las discográficas ‘untaban’ a las radios para que reprodujeran sus discos hasta la náusea. Como esa especie de engañifa ‘cantaba’ mucho, desde entonces se ha perfeccionado el sistema, pero básicamente la trampa sigue siendo la misma. Así, entre las grandes discográficas y las cadenas de radio ha aparecido un intermediario, algo así como un productor independiente que es el que recibe los fondos (efectivo, encargos publicitarios u otros beneficios-chanchullo) y los distribuye en función de las necesidades específicas de las discográficas. ¿Por qué, si no, en las radiofórmulas hay títulos que se repiten invariablemente tantas veces al día durante un tiempo concreto y luego, repentinamente, desaparecen? Además, en España saltó no hace mucho el escándalo ‘La rueda’: ciertos músicos tocan en la tele a las tantas de la madrugada y muy en segundo plano, casi no se les oye; y lo que tocan son piezas conocidas pero ligeramente modificadas que pasan por originales, cosa que genera derechos, o sea, dinero. Y si esto ocurre aquí, seguro que también en otros sitios.

Otra práctica muy socorrida para dar un buen empujón a una nueva producción es la autocompra; así, la propia disquera compra masivamente la canción o el disco que acaba de lanzar, con lo que éste adquiere notoriedad, consiguiéndose de este modo una valiosa propaganda que, casi siempre, resulta un cebo irresistible para muchos compradores. Antaño la cosa era más burda: una furgoneta recorría las tiendas de discos y se llevaba la mayoría de las existencias del Lp, single o CD en cuestión, de modo que en las listas de ventas ese producto subía de modo imparable, cosa que se anunciaba a bombo y platillo (superventas), con lo que se generaban conciertos, apariciones en televisión y radio, entrevistas…, lo que a su vez redundaba en nuevas ventas; en realidad no es más que una inversión adicional que proporcionará mayores beneficios; si la cosa funcionaba los discos volvían a las estanterías de las tiendas, y si no, pronto pasaban a ofertas, saldos, liquidación... Hoy la cosa se hace de modo virtual, o sea, las discográficas se bajan tal canción cientos, miles de veces, convirtiendo a su artista en el más vendedor de la semana, del mes, del año. En todo caso, lo que se hace (igual que en el fraude anterior) es falsificar la realidad, engañar al consumidor y denigrar todo el proceso de una producción musical. Los sitios de descarga tienen unos catálogos monstruosos, casi infinitos, de canciones, la mayoría de las cuales nunca o casi nunca salen del olvido, por lo que cuando se producen esas descargas masivas se coge el dinero sin hacer preguntas. Y todos contentos. 

Uno de los sueños que tiene todo aspirante a estrella del rock es firmar un contrato discográfico. Sin embargo, son muchas, muchísimas las veces en que esa firma es poco menos que la entrega incondicional de vida y trabajo. Las cosas suelen o solían ser más o menos así: con el contrato la discográfica suele entregar al artista una cantidad a modo de adelanto, y también invierte en la grabación, difusión y promoción del disco, vídeo-clip y gira promocional, e igualmente desembolsa para administración, impuestos y tasas, abogados…; es decir, en el contrato figurará que el artista ha recibido un adelanto de (por ejemplo) medio millón de euros, y aunque en la cuenta del músico no se ingresen más de quince mil, en los libros de la empresa figurará como deudor de esos quinientos mil. En otras palabras, el contrato ha significado para el artista un pesado endeudamiento. A partir de ese momento, la compañía  empezará a tratar de recuperar la inversión y, lógicamente, a buscar beneficios, mientras que el grupo o solista se verá obligado a ir produciendo para ir pagando. Hace diez años el sello X demandó al grupo Y por una deuda de 25 millones de euros; la banda Y declaró que nunca habían visto un céntimo de las ventas de sus discos (decenas de miles) y derechos de autor, a pesar de lo cual la deuda no bajaba… Por la misma época, una cantante de country manifestó en una revista que a pesar de haber vendido cuatro millones y medio de discos a lo largo de su carrera, jamás había visto más que pequeñas cantidades, y lo peor, no podía hacer nada, pues la discográfica tenía papeles y abogados…UB40 es el grupo de reggae más vendedor de la historia, sin embargo, “siempre estábamos justos de dinero”, dijo Ali Campbell.

Pero también ciertos músicos suelen recurrir a tretas y trucos que enluzcan artificial y fraudulentamente sus canciones; eso sí, seguro que estas triquiñuelas se dan mucho menos en los dominios del rock que en otros géneros musicales más dependientes de la moda del momento. Y no se trata sólo de usar herramientas electrónicas que escondan las deficiencias musicales del cantante de turno, o incluso que el ‘cantante’ no sea quien cante. Se trata de que en los lanzamientos más mediáticos, destinados a grandes masas, se suelen utilizar recetas y recursos que han probado su eficacia comercial, e incluso algoritmos y estadísticas para determinar qué tipo de arreglos, ritmos o voces van a funcionar mejor. Tampoco es raro que se tomen melodías existentes y, mediante el programa adecuado, se modifiquen lo suficiente para eludir la acusación de plagio. Y se podría mencionar la frialdad de muchas de las grabaciones de la actualidad; una vez diseñada la canción según indica el ‘soft ware’, se entrega a un arreglista bajo la supervisión de un productor, quienes deciden lo que cada músico tiene que tocar, luego se envía su parte a guitarristas, teclistas o trompetistas (que pueden estar en distintos continentes), los cuales graban y reenvían, el productor manipula convenientemente, añade efectos, modifica y, finalmente, se llama al cantante, quien mete la voz antes de que se den los últimos retoques; es decir, cada uno de los que han intervenido en el proceso ha trabajado de modo aislado, ni el cantante ni los músicos se han visto las caras, no han compartido estudio, no han intercambiado ideas entre ellos ni con el productor… Es un proceso de fabricación, tan frío como una cadena de montaje.

Sí, es difícil no recurrir a la trampa o al truco si con ello se logra lo que se pretende, especialmente en el terreno de la música más comercial, donde se suele hacer la vista gorda. Pero esto pasa en todas partes y con todos, ya sean presidentes, empresarios o cantantes.

CARLOS DEL RIEGO
                                                            


miércoles, 26 de septiembre de 2018

GRANDES MATANZAS SUFRIDAS POR LOS ESPAÑOLES EN AMÉRICA Muchas veces se tiene la idea de que la exploración, la conquista o la vida cotidiana de los españoles en los primeros años de su presencia en América fue algo sencillo, cómodo y carente de riesgos, pero los hechos dicen todo lo contrario, y en algunos casos sufrieron auténticas masacres

Esto es lo que esperaba a los que caian en manos de los aztecas.


Hay quien cree que, gracias a las armas de fuego y los caballos, los españoles conquistaron los imperios americanos cómodamente, como si se tratara de un paseo militar, pero lo cierto es que lo que lograron fue a costa de enormes penalidades. Hubo batallas encarnizadas, algunas ganadas por los exploradores sin poder usar pólvora, y otras en las que los indios triunfaron a pesar de los arcabuces. Pero además de lo que es el mero enfrentamiento a campo abierto de dos ejércitos, o el que se da en cualquier asedio, hay varios casos en que contingentes de españoles no combatientes sufrieron algunas auténticas masacres.

Una de ellas dio nombre a la provincia y ciudad cubanas de Matanzas. Resulta que en 1509, cuando la isla aún estaba por explorar, un navío español naufragó cerca de lo que es la desembocadura del río (luego también llamado Matanzas), consiguiendo llegar a tierra treinta hombres y dos mujeres. Tanto Bartolomé de las Casas como Díaz del Castillo refieren el hecho en sus crónicas, aunque éste da muchos más detalles. Cuando los 32 náufragos estaban a la orilla de ese río aparecieron muchos indios con canoas que se ofrecían a cruzarlos al otro lado para “llevarlos a sus pueblos y darles de comer”; pero cuando estaban “a medio del río en las canoas, las trastornaron y mataron que no quedaron más de tres hombres y una mujer” (esta mujer era María de Estrada, que luego combatió espada en ristre en algunas de las batallas más célebres de la conquista de México); los cuatro supervivientes quedaron como esclavos de los caciques, pero fueron rescatados al conquistarse la isla. Es de suponer el terror que debieron experimentar aquellos hombres y mujeres, por más valientes que fueran, al verse atacados en medio del río (“grande y caudaloso”, dice Bernal Díaz), entre gritos aterradores, en medio de una nube de flechas y lanzas y con sus canoas hundiéndose rápidamente…, algunos se ahogarían, otros caerían al agua heridos de muerte y los que alcanzaran la orilla serían rematados inmediatamente. Se salvaron aquellos cuatro, que fueron esclavos de los caciques hasta que fueron liberados. Aquel suceso es siempre recordado cada vez que se alude a esa ciudad de Cuba.

Poco conocido es un episodio en el que vuelve a estar presente Bartolomé de las Casas. En 1519 logra que el emperador Carlos le firme una autorización para instalarse, junto con unos trescientos campesinos, en una zona del norte de Venezuela (en la región de Cumaná). Esto formaba parte de un proyecto del fraile cronista que buscaba una colonización pacífica y basada en la confraternización; y para ello, las Casas tenía la idea de que esos trescientos labradores españoles se casaran con nativas y formaran comunidades mestizas y pacíficas. Lo malo es que, cuando los animosos aventureros llegaron, se encontraron con que el terreno ya estaba ocupado por un colectivo de españoles que llevaban ya tiempo residiendo y trabajando allí, e incluso habían dado a la población el nombre de Toledo. Fray Bartolomé exigió que se largaran, pues él tenía documentos firmados por el rey, pero como es lógico, los residentes se negaron. Éstos, junto con de las Casas, se fueron a Santo Domingo, donde había autoridades españolas que podían resolver el pleito. Los recién llegados prefirieron quedarse y esperar en Venezuela a que se dictara quién tenía razón. Pero antes de que se iniciase la causa llegó noticia de que los indios, aprovechando que los incautos que quedaron en aquel Toledo no tenían ni remota idea de cómo eran las cosas en América, habían pasado a cuchillo a todos… De las Casas abandonó el proyecto, pues se había quedado sin colonos y sería difícil convencer a otros, es decir, comprobó de modo empírico que eso de la colonización-hermanamiento era un imposible. Aquellos trescientos campesinos serían atacados, derrotados y, seguro, ejecutados sin piedad. Y de ellos nunca más se supo. Bartolomé de las Casas, entonces, se escondió, desapareció de escena unos años.

Pero, batallas aparte, la masacre más terrible sufrida por un contingente español en los primeros años de exploración y conquista es la que tuvo lugar en Zultépec a mediados de 1520. Se había formado una caravana con mujeres (unas cincuenta, algunas embarazadas), niños (diez o doce), clérigos, enfermos y heridos, cincuenta soldados (“cinco de a caballo y cuarenta y cinco peones”, explica el propio Cortés en la segunda y tercera Cartas de Relación), africanos, nativos cubanos y unos trescientos indios aliados, para un total de 550 personas; la caravana se dirigía a Tenochtitlán y llevaba abundantes y muy variadas mercancías y animales. Fueron atacados en la región de Zultépec (seguramente por miles de guerreros) y capturados casi todos. Los encerraron en una especie de cueva y avisaron a México-Tenochtitlán para que enviara sacerdotes… Así, a lo largo de seis meses les fueron arrancando el corazón a todos según convenía: se esperó a que los bebés en los vientres de las embarazadas fueran los suficientemente grandes para sacrificarlos junto a sus madres al dios correspondiente, e igualmente hicieron con los niños (en recientes excavaciones se halló el cráneo de un niño de un año dentro de la pelvis de una mujer…), una anciana de unos sesenta años, los soldados y guerreros, los animales…, a todos se les extrajo el corazón en vida y se ofreció a las diversas deidades. Luego se los comieron a todos, excepto a los cerdos..   

Tiempo después se organizó una expedición de castigo. Cuando los españoles llegaron al lugar del sacrificio se encontraron con escenas apocalípticas, según describe Díaz del Castillo: “hallóse allí en aquel pueblo mucha sangre de los españoles que mataron, por las paredes que habían rociado con ella a sus ídolos; también se halló dos caras que habían desollado, y adobado los cueros como pellejos de guantes, y las tenían con sus barbas puestas y ofrecidas en unos de sus altares”. También sacrificaron caballos, cerdos, ovejas… En una de las paredes de la cueva-prisión se encontraron con una pintada: “Aquí estuvo preso el sin ventura Juan Yuste y otros españoles”. Los hallazgos arqueológicos han confirmado totalmente las crónicas y documentos históricos. ¡Cómo pasarían esos meses de cautiverio sabiendo lo que les esperaba!

Evidentemente, muchísima sangre española corrió por aquellas tierras en aquellos azarosos, apasionantes, trascendentes años. Sin embargo, sería estúpido juzgar a los nativos y tildarlos de asesinos, pues aquel era el modo de actuar y comportarse en aquel momento en aquellas tierras. No hicieron nada que no se hiciera en su tierra en su tiempo.

CARLOS DEL RIEGO
 


domingo, 23 de septiembre de 2018

LOCURAS Y DESVARÍOS DE ESTRELLAS DEL ROCK Abunda en la selva del rock & roll esa especie que, a veces o siempre, quiere que se note que es eso, una estrella del rock. Y para ello no se corta a la hora de perpetrar todo tipo de locuras y extravagancias que al ciudadano de a pie le costarían no sólo multas y cárcel, sino también el desprecio general. Pero a las estrellas se le ríen las gracias. Para eso lo son

A Keith Moon le resultaba imposible dejar de ser un burlón desbocado.


Aunque en este hábitat del rock hay todo tipo de especies, está muy extendida la de los que se dejan llevar, la que carece de freno y límite, la que se siente legitimada para exigir cualquier capricho porque ser quien es, la que se siente obligada a demostrar continuamente su estatus de estrella…, y también se da la especie del músico que vive el rock & roll sin estridencias, con tranquilidad y normalidad cuando baja del escenario, especie que siempre ha sido minoritaria. Interminables son los ejemplos de desvaríos y locuras de estrella del rock.    

El incombustible Iggy Pop, dicen, pidió en cierta ocasión que, para atenderlo, en su habitación hubiera siempre siete enanitos…, pero sin Blancanieves. Chuck Berry exigió antes de un concierto que la organización le entregara diez de los grandes como pago del alquiler de su amplificador (y no pidió otro tanto por alquilar la púa de milagro). Prince se sentía tan único que una noche pagó para que un restaurante cerrara y lo atendiera a él solo…, ¡nadie estaba a su altura! Entre las cláusulas de los contratos de Metallica hay muchas especificaciones respecto a la comida, incluyendo la exigencia de que haya bacon recién hecho a todas horas, especialmente en desayuno, comida y cena. Lemmy, de Motorhead, no daba un paso sin un par de botellas de whisky de marca X, y toallas que no soltaran pelo, patatas fritas, chocolatinas y una bombona de oxígeno a mano. Springsteen también tiene siempre el oxígeno cerca. Una petición sorprendente es la que hacían Poison, que requerían un intérprete de lenguaje de signos por si acudía a verlos algún sordomudo. Steven Tyler, de Aerosmith, viaja o viajaba siempre con su animal de compañía, un ‘cariñoso’ y pequeño cocodrilo. Esperpento puro es lo de Marilyn Manson, que una vez pidió que le contrataran una prostituta calva y desdentada…

Pero cuando se habla de conducta desbocada no puede dejar de hablarse de Keith Moon, el carismático batería de The Who. Entre otras muchas ‘hazañas’, tenía una incontrolable afición a destrozar habitaciones, instalaciones o recepciones de hotel. Mucho se ha hablado de cuando, en la fiesta de su 21 cumple, le apeteció darse un baño sin salir del coche, así que se metió en la piscina al volante; sus risotadas debieron ser escandalosas, igual que las del director del hotel. En otra ocasión atravesó con el coche las lunas de la entrada del hotel y no se detuvo hasta llegar al mostrador de recepción, donde tranquilamente pidió la llave de su habitación. Una vez un coche con chófer le había ido a buscar al hotel, él montó y, un rato después, Moon pidió al conductor que diera la vuelta, pues había olvidado algo importante; llegados de nuevo al hotel, el músico bajó y unos minutos después regresó al coche y comentó al chófer algo así como “uf, casi se me olvida”, el hombre debió preguntar a qué se refería, a lo que Keith respondió casi sin inmutarse: “tirar la tele por la ventana”. También se recuerda la vez en que quiso llevarse una cama de agua, la rompió y preparó un buen estropicio, le cambiaron a una habitación nueva y, como no podía ser de otro modo, la dejó en estado de ruina. Y también le gustaba tirar explosivos a la taza del wáter… Uno de sus admiradores, Alice Cooper, dijo una vez que todo lo que se cuenta de Keith Moon es cierto, y sólo será una pequeña parte de las ‘hazañas’ que protagonizó en su corta vida; y lo dice él, que se ‘ahorcaba’ en escena y se revolcaba con una boa…

Los siempre excesivos Motley Crue también tienen batallitas de hotel que contar. No fallan al tópico del alcohol y las drogas a porrillo, por lo que su manager (Doc McGhee) contaba que se pasaba el día pidiendo disculpas en los hoteles, y raro era el que no los había expulsado y prohibido la entrada; de hecho, explicó que tenía que adelantar unos 15.000 dólares como fianza. Lo curioso es que finalmente dejaron la bebida, tanto que llegó un momento en que entre sus exigencias estaba que el hotel estuviera cerca de alguna reunión de alcohólicos anónimos…, por si fuera necesaria. Claro que en sus mejores años no tocaban si no disponían de un fusil ametrallador y una boa de entre cuatro y cinco metros. ¡Angelitos!

Jim Morrison, en el poco tiempo de que dispuso, también protagonizó numerosas excentricidades y disparates, sobre todo cuando estaba ebrio, o sea, casi siempre. No tenía reparos en presentarse al concierto en estado lamentable, incapaz de articular palabra e incluso de recordar la letra de la canción; una vez fue detenido en el escenario por gritar que un policía le había atizado mientras estaba en plena acción con una chica. Algo parecido ocurrió cuando se sacó y exhibió sus partes en pleno concierto; al parecer, Jim (borracho, tambaleándose y balbuceando), arengó a la gente para que se ‘rebelara’, pero la gente sólo quería música y empezó a silbar y protestar; él se enfadó e insultó a todos los presentes, luego confusión, invasión del escenario, peleas con los encargados de seguridad, los otros tres que siguen tocando, lucha por el micro…, y de repente aparece un cordero en el escenario (¿quién y para qué lo llevaría?), Jim lo coge y hace gestos explícitamente sexuales, es entonces cuando les mostró ‘eso’, con lo que la noche acabó como el rosario de la aurora y un montón de gente en comisaría. Y estas son sólo sus ‘locuras de estrella’ más conocidas…

Los también estadounidenses Van Halen no faltan a la obligación de ser y comportarse de un modo estrafalario y estrambótico, un deber que parece afecta a mucha estrella de rock. A finales de los setenta entendieron que la comida que les servían era vulgar, así que como protesta arrasaron la habitación, tiraron las televisiones por la ventana (¿quién no ha sentido nunca esa necesidad?) y se montaron una guerra con los extintores en los pasillos. Lo mejor del asunto es que en el hotel también pernoctaban Journey, así que Eddie Van Halen escurrió el bulto y culpó a estos de los destrozos. En escena tampoco se cortaban: se peleaban entre ellos, una vez se enfrentaron e insultaron a un espectador de entre el público, se ponían a romper guitarras o, sin decir palabra, uno de ellos se largaba del escenario… Una ocurrencia muy curiosa fue cuando, por contrato, exigían un gran recipiente de esos caramelitos de colores llamados ‘M&Ms’ en su habitación, pero excluyendo totalmente los marrones; ¿por qué?, porque así sabían si la organización había sido cuidadosa y rigurosa en el resto de las cláusulas. Listillos.

Un rockero voluntaria y conscientemente caprichoso y exaltado es Axl Rose, de Guns & Roses, quien no sólo tiene fama de excéntrico e imprevisible, sino también de ser un auténtico idiota, según afirman muchos de los que están o han estado cerca de él. De hecho, ha sido capaz de cancelar conciertos por no tener ganas de cantar. Y también de bajarse del escenario en plena canción (en 1991) para, fuera de sí, pelearse con un espectador (¿qué estaría haciendo éste para que el otro cogiera tal cabreo?); el caso es que con el cantante dando y recibiendo entre el público, se produjo el lógico tumulto que se saldó con más de cincuenta personas atendidas con heridas y magulladuras diversas, denuncias, daños considerables y titulares escandalosos..., un resultado ideal para personalidades sobredimensionadas como la de Axl. En otra ocasión compartían gira con Metallica; tocaron estos primero, pero uno de los artefactos pirotécnicos quemó el pelo de James Hetfield, quien tuvo que rasurarse. Los G&R no querían perder protagonismo, así que al poco de empezar, Axl Rose gritó “este será nuestro último concierto en mucho tiempo”, y acto seguido se largaron corriendo…, dando lugar a un follón estrepitoso. ¡No iban a llamar la atención menos que Metallica!

Tiene que ser agotador ser siempre estrella del rock y parecerlo. 

CARLOS DEL RIEGO

sábado, 22 de septiembre de 2018

LA ERA DEL VINILO. LYNYRD SKYNYRD Y OTROS CIEN POR CIEN USA

Un pequeño espacio de radio musical con los clásicos en singles y elepés.
LYNYRD SKYNYRD Y OTROS CIEN POR CIEN USA



DOOBIE BROTHERS,


MARSHALL TUCKER BAND,

STEVIE MILLER BAND,

AMÉRICA. 


miércoles, 19 de septiembre de 2018

QUE SE PUEDE ESPERAR DE BÉLGICA, UN PAÍS CUYOS MÁXIMOS REPRESENTANTES SON TINTÍN Y HÉRCULES POIROT Detrás de la negativa de los jueces belgas a extraditar a España a diversos delincuentes está una especie de complejo de superioridad, ya que siguen mirando hacia el sur con arrogancia, como si los españoles les debieran algo, como si la historia de Bélgica fuera inmaculada

Tal vez este sea el mejor belga de la historia .


Bélgica es uno de los países europeos en los que parte de la población sigue colocándose por encima de las demás, mirando por encima del hombro hacia el sur, horrorizándose con episodios históricos ajenos y disculpando los propios. A causa de este complejo de superioridad, jueces y políticos belgianos (no todos) se burlan de quienes se suponen sus socios, cosa que vienen haciendo desde… No será preciso recordar cómo sistemáticamente negaban la extradición de asesinos etarras, a los que daban refugio por el simple hecho de huir de España. Y ahora acogen entusiásticamente a personajillos que han intentado un golpe de estado y a tiparracos que vocean sus odios y amenazas de un modo tan explícito y soez que en otro ámbitos se consideraría intolerable, es decir, si en sus mensajes se cambia políticos y víctimas de terrorismo por mujeres y homosexuales sería detenido con el aplauso general. Aquí y en Bélgica.

Gran parte de la población de allí (no pocos jueces, políticos y ciudadanos) dicen  desconfiar de la democracia española, pero sus cargos públicos son tan corruptos y caraduras como los de cualquier otro lugar del entorno (del mundo, en realidad); Pierre Ives Monette, que fue una especie de defensor del pueblo, afirmó que “Bélgica está en el pelotón de cola de los países europeos en términos de ética pública (…), con continuos casos de corrupción, acumulación de cargos, clientelismo, acuerdos preelectorales secretos entre partidos…”.

El caso es que en muchos ámbitos se tiene al belga, en general, por persona poco fiable (hasta en Los Simpson hacen referencia a la desconfianza que generan). Así, qué decir de leyes como la que impide detener a nadie en su casa pasadas las 4 o las 5 de la madrugada…, algo digno de los Hermanos Marx. O de cuando tuvieron a un pederasta asesino en sus manos (una bestia llamada Dutroux), pero su ineficacia e incompetencia le permitieron seguir con sus atroces actividades; aquello fue una inexplicable chapuza jurídico-legal-policial digna de la Uganda de Idi Amin. Los atentados yihadistas de marzo de 2016 en Bruselas volvieron a dejar patente la ineptitud, torpeza y desidia imperante en todo el sistema belga: recibieron avisos y chivatazos fiables de lo que se preparaba y no los investigaron, los diversos cuerpos policiales no compartieron información, se pilló a uno con las manos en el Kalasnikov y apenas lo interrogaron, se equivocaron de sospechosos, no tomaron ninguna medida porque creyeron que la cosa no era para tanto… ¡Y se atreven a mirar por encima del hombro a los sistemas legales y judiciales de sus socios!

Y cuando vuelven los ojos a la Historia, siguen echando pestes del Duque de Alba y los Tercios de Flandes (de hace unos 500 años), pero disimulan cuando se habla de Leopoldo II, rey de los belgas (1865-1909), y las atrocidades cometidas en el Congo por sus compatriotas hace unos 125 años, cuando ya habían aceptado conceptos como Derechos Humanos y Democracia. El tal Leopoldo fue el gran responsable de una masacre atroz, uno de los mayores genocidios perpetrados en África. El incalificable personaje se las dio de hombre solidario que iba a solucionar los graves problemas del Congo, pero su verdadera intención era aprovechar sus recursos naturales como fuera. Le otorgaron, como una propiedad, todo el territorio (Conferencia de Berlín, 1885), lego engañó a los jefes locales para que le cedieran la tierra y concedió la explotación a empresas privadas a cambio de porcentajes; pero como no había leyes reguladoras, las empresas hacían lo que querían sin el mínimo límite. Así, esclavizaron tribus y aldeas enteras, retenían mujeres y niños para coaccionar a los hombres, fusilaron, torturaron, mutilaron, infligieron terribles castigos…, con lo que se calcula que acabaron con no menos de diez millones de personas, sin contar los cientos de miles a los que cortaron manos y pies. Esto no terminó ni con la muerte de aquel desalmado rey belga, puesto que a pesar de que Bélgica era una monarquía parlamentaria, o sea, era una democracia, no hubo reacción política cuando se supo del genocidio, no se dijo nada… Y es que allí no se promulgaron leyes que protegieran al nativo ni contaron con un de las Casas para denunciar Eso sí, muchos belgas están siempre dispuestos a ver la paja en el ojo ajeno sin reparar en que el propio está lleno de caucho y sangre.

En fin, ni Lemaitre (el que propuso la teoría del Big bang) ni el novelista Georges Simenon ni el pintor Pedro Pablo Rubens, los máximos representantes de Bélgica son inventados: Tintín, héroe del cómic creado por Hergé, y Hercule Poirot, el detective de las novelas de Agatha Christie. Sería difícil para el común de los mortales señalar algún belga real que supere a estos personajes, lo cual no dice mucho de ese país…Todos los territorios, naciones o estados tienen su historia, sus glorias y sus vergüenzas, por eso sorprende que algunos se atrevan a cuestionar desde los sistemas legales hasta el pasado de países nominalmente aliados.

 Claro que, bien pensado y volviendo al asunto de los delincuentes prófugos: a enemigo que huye, puente de plata.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 16 de septiembre de 2018

CANCIONES MÁS O MENOS ‘INSPIRADAS’ EN OTRAS El atraco a la propiedad intelectual es moneda de uso corriente, como puede comprobarse en cualquier momento. Otra cosa distinta es crear obra nueva a partir de una idea de otro, o sea, tomar la primera inspiración y luego construir algo original. En el rock abundan los dos casos


El jovencito Chuck Berry también se inspiró en lo que otros habían hecho.

Un autor puede inspirarse en una idea de otro para crear algo diferente, nuevo; por ejemplo, para escribir El Quijote Cervantes se inspiró en un cuento en el que un tipo se volvía loco por leer mucho…, y nadie se atrevería a decir que, sólo con esa idea,  cualquiera podría haber escrito fácilmente los 126 capítulos de la monumental obra. De hecho, los autores toman la chispa de la que sale su pieza artística de cualquier cosa, ya sea una situación que observan, una conversación que oyen o un instante de la obra de otro. Otra cosa totalmente diferente es el plagio, la copia, la apropiación del trabajo de otro, firmar como propio un estribillo escuchado previamente o suscribir párrafos, pasajes o capítulos de un texto ajeno.

Son muy abundantes los casos ciertos de plagio que fueron denunciados en la comisaría del rock & roll. Uno de los grupos que más han tenido que hacer frente a acusaciones de este tipo es Led Zeppelin, muchos de cuyos temas están inspirados en los de viejos ‘bluesmen’ de Chicago; sin embargo, la mayoría de las veces, lo que hicieron fue aprovechar un riff, una línea melódica o un par de versos para producir títulos con personalidad propia; eso la mayoría de las veces, claro, pues hay otras en que la ‘inspiración’ traspasaba la línea y se metía en el terreno de la copia; no será necesario recordar sus temas más señalados. Más recientemente, los británicos Oasis han tenido que afrontar una buena colección de querellas por esta causa. Y más cerca, el propio Carlos G. Berlanga reconoció que el éxito de Alaska y los Pegamoides ‘Bailando’ es una copia de una de los Gibson Brothers y de otra de Chic; y no es algo excepcional en el rock patrio...

 También es más que conocida la sospechosa coincidencia entre el estribillo y la estrofa (o sea, todo) de ‘My sweet Lord’ de George Harrison y el ‘He´s so fine’ (1963) de The Chiffons. El ‘Surfin´ Usa’ de Beach Boys es clavado al ‘Sweet little sixteen’ de Berry. El estribillo de ‘Hello, I love you’ de The Doors coincide con el de ‘All day & all of the night’ de The Kinks. John Lennon se apropió de un par de versos del ‘You can´t catch me’ de Chuck Berry para el ‘Come together’. El ‘Child in time’ de Deep Purple tomó demasiado de una de un olvidado grupo sicodélico llamado It´s a Beautifull Day. Y Pink Floyd, Eric Clapton, Status Quo, Michael Jackson, Rod Stewart, Rolling Stones…, ¡casi nadie se libra!  

Pero también hay casos en los que sólo se ha tomado un instante, una chispa, una idea para inspirarse y hacer una canción totalmente diferente, y a esto no puede llamársele plagio. El asunto es que también aparecen por esta sala (más benigna) de la comisaría del rock Led Zeppelin. Las letras de su ‘Trampled under foot’ se basaron en el ‘Terraplane blues’, escrita por Robert Johnson en 1936 (si éste hubiera vivido cien años se hubiera hartado de denunciar); además, también tomó un par de versos de una de Curtis Knight. Sin embargo, cuando la hacían en vivo o ensayando, metían arreglos y solos propios, con lo que la canción adquirió nueva identidad. También su gran ‘Whole lotta love’ cuenta con una potente inspiración, pues la letra está cimentada en ‘You need love’ de Willie Dixon (grabada por Muddy Waters en 1962), cosa que el grupo inglés reconoció al incluir a Dixon en los créditos de ediciones posteriores del tema. Desgraciadamente, Led Zep estará siempre señalado por la sospecha.

El primer supergrupo, Cream, también recibió demasiada ‘iluminación’ cuando grabó su ‘Strage brew’. Ésta está diseñada a partir de una pieza que Cream tocaba en los ensayos y tiempos de espera titulada ‘Lawdy Mama’, viejo blues de autor desconocido (su primera versión es de 1934) y que habían grabado desde Count Basie hasta Louis Armstrong. El trío inglés la publicó en 1966 según la versión que el año anterior había hecho Junior Wells, otro viejo ‘bluesman’ de Chicago (¡cuánto sacaron de esa ciudad rockeros de todo el mundo!). Eso sí, el productor, Felix Pappalardi, escribió una nueva letra a medias con su esposa Gail Collins (quien, dicho sea de paso, mató a su marido, Felix, tras discusión doméstica), y Eric Clapton se trabajó los arreglos. Es decir, la base es el antiguo blues anónimo, pero la canción tiene evolución y acabado propio.  

Uno de los grandes títulos emblemáticos de la historia del rock es el incontestable ‘La Grange’, de los texanos ZZ Top. El inconfundible riff que caracteriza a la pieza tiene una clara inspiración en el ‘Boogie Chillen’ (1948) de John Lee Hooker, pero escuchando los dos temas resulta evidente que ahí se terminan las coincidencias. Denunciados los ZZ Top por el tipo que poseía los derechos de ese ‘Boogie Chillen’, el juez concluyó que existían similitudes aunque bastante limitadas y, además, aquel tema de 1948 ya era de dominio público. El guitarrista Bill Gibbons explicó que el incendiario riff que preside toda la canción lo consiguió con “una Strat de 1955 y un ampli Marshall Super Lead 1969”, y también confesó que “son sólo un par de acordes y, además, son cien por cien Robert Johnson” (otra vez este). De paso puede recordarse que la letra va sobre un burdel conocido como ‘The Chicken Ranch’ o ‘El internado de la señorita Edna’, sito en la pequeña ciudad texana de La Grange.

El gran pionero Chuck Berry, uno de los ‘inventores’ del rock & roll, ha sido imitado, copiado, repetido, calcado muchas veces, aunque tampoco él está totalmente libre del pecadillo del exceso de inspiración. Por ejemplo, la inconfundible y emblemática entrada de guitarra del clásico ‘Johnny be good’ no es exactamente original, sino que es un trasplante del ‘Ain't that just like a woman’ que publicó en 1946 Louis Jordan; pero ahí termina el préstamo, el resto es producto del trabajo de Berry. Asimismo, su primer single, ‘Maybellene’ (1955), tampoco es cien por cien propio; él explicó que a principio de los años 50 escuchó en la radio un tema hillbilly, ‘Ida Red’, de un grupo country llamado Bob Wills & The Texas Playboys; cuando llevó una maqueta a Chess Records incluyó un canción titulada ‘Ida Mae’, la cual era una transformación de aquella ‘Ida Red’; al dueño del estudio le encantó, pero pidió a Chuck que cambiara el título para que no hubiera confusión, de modo que éste escribió una letra totalmente nueva (sobre coches) y la tituló ‘Maybellene’; la grabación debió resultar muy difícil, ya que hubo que hacer hasta 36 tomas. En fin, uno de los máximos inspiradores de la historia del rock también tomó alguna pizca de inspiración ajena.

Copiar, cortar y pegar, apropiarse del esfuerzo ajeno no sólo es un fraude, sino que el estafador siempre terminará desenmascarado. A la vista está…

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 12 de septiembre de 2018

EN LA CONQUISTA DE AMÉRICA NO SE HIZO NADA QUE NO SE HICIERA EN EL RESTO DEL MUNDO Cuando se mira de modo simplista y fuera de contexto la Conquista de América por España hay personas que tienden a llevarse las manos a la cabeza, pues creen que allí se cometieron actos desconocidos en el resto del planeta. La Historia dice lo contrario.

Barbarroja asoló el Mediterráneo en las primeras décadas del XVI, pero nadie se lo echa en cara a los turcos, pues la guerra es la guerra. 'Batalla de Privisa', del pintor turco Ohannes Umed.


Aunque sea pesadez, es preciso recordar que la mayoría de las muertes producidas en la América del siglo XVI lo fueron a causa de las enfermedades (más del 90%), pues los nativos carecían de defensas tras llevar muchos miles de años aislados del resto del mundo; esto quiere decir que, antes o después, cuando llegara el que llegara, europeo o asiático, la viruela, el tifus, la gripe o el simple catarro iban a causar la mortandad que causaron. Y es que en algún momento alguien iba a encontrarse con América, o sea, parece tonto pensar que este continente se hubiera mantenido aislado por los siglos. También hay que reconocer los excesos y violencias que perpetraron algunos españoles contra los indios, aunque también se mataron, traicionaron, asesinaron entre ellos sin el menor remordimiento. En realidad, tal comportamiento es común en todo el planeta en aquel momento, el siglo XVI, que es cuando se producen las conquistas españolas de los imperios Azteca e Inca.

Se puede hacer un rápido recorrido por las guerras, batallas y enfrentamientos de todo tipo que se producían en todo el mundo mientras los españoles se aventuraban por el Nuevo Continente; y de este modo se podrá comprobar que los sucesos americanos son prácticamente iguales a los europeos y asiáticos, o sea, los españoles llevaron a cabo sus conquistas de modo idéntico a como se hacían las cosas en cualquier otro lugar. Aquí va una muestra (muy grosso modo) de lo que pasaba por ahí en el XVI.

En realidad, en Europa lo normal era el estado de guerra, y todos los países eran campos de batalla. Batalla de Ceriñola (1503, se la tiene por la primera que contó con artillería y apenas duró una hora); Castilla y Aragón aplastan a Francia, que tiene más de 4. 000 bajas por sólo 100 los ‘españoles’. Batalla de Pavía, Carlos I vence a Francisco I de Francia en 1525, con 1.500 muertos en el bando español y 8.000 en el francés (más 5.000 mercenarios). Saco de Roma, 1527, tropas del Sacro Imperio (sobre todo lansquenetes, españoles e italianos, así como campesinos locales hartos de los abusos papales), saquean la ciudad y causan miles de bajas entre los romanos (a lo que contribuyó  la peste). Batalla naval de Preveza, 1538, los otomanos derrotan a la Santa Liga, que se retira con miles de muertos. Jornada de Argel, 1541, la flota de Carlos I y sus aliados huye con enormes pérdidas humanas y materiales (no se cuantificaron). Batalla de Cerisoles, 1544, entre el Sacro Imperio y Francia, alrededor de 10.000 muertos y heridos y otros 3.000 prisioneros.

Batalla de Mühlberg, 1547, el Emperador Carlos vence con relativa facilidad a la Liga de Esmalcalda, que pierde unos 8.000 hombres por unos 200 de España y Sacro Imperio. Batalla naval de Gelbes, 1560, casi 10.000 muertos en total. Sitio de Malta; en mayo de 1565 los otomanos asedian la isla, pero se retiran tras medio año y alrededor de 30.000 bajas, por unas 10.000 de los defensores. Batalla naval de Lepanto, 1571 (“la más alta ocasión que vieron lo siglos”, dijo Cervantes), en la que el que la flota de Felipe II y sus aliados (La Liga Santa), infringe una determinante derrota a los otomanos; la liga pierde 8.000 hombres y 13 barcos, mientras que los turcos sufren nada menos que 30.000 muertos, además de 8.000 prisioneros y más de 200 barcos hundidos.

Algo más al sur. Los otomanos dominan Egipto y Arabia al derrotar a los mamelucos, 1517. Dirigidos por el pirata-almirante Barbarroja asolan el sureste de Francia (1519) y muchos otros puntos de Mediterráneo (Alicante en 1518, Baleares en 1521). Derrotan en la batalla de Privisa (o Prevenza) a la Santa Liga en 1538). Por tierra, toman, queman, arrasan y saquean a conciencia Belgrado (1521) y Rodas (1522). En Hungría se libra la batalla de Mohacs (1526), en la que el otomano Solimán el Magnífico derrota a la coalición de Hungría, Croacia, Baviera, Bohemia... , con más de 20.000 muertos, muchos ahogados o perdidos en una zona pantanosa.

Al noreste. Los tártaros invaden Polonia en 1506; y arrasan totalmente Moscú en 1561, sólo dejan en pie el Kremlin (la fortaleza). Por su parte, los rusos invaden, saquean y queman año tras año territorios polacos. Rusia, con Iván El Terrible al frente, conquista Kazan (1552) y Astracán (1556) entre otras muchas acciones de guerra; sabiendo la violencia extrema con que Iván trataba incluso a sus allegados (los echaba a los perros, los hacía descuartizar…), hay que suponer cómo serían las campañas de su ejército.

En Asia. Batalla naval de Diu (India), 1509, los 18 barcos Portugal vencen a los 90 de otomanos y mamelucos con ingente número de bajas. El imperio mongol invade China y pone sitio a Pekín en 1550; el emperador mongol Akbar domina el norte de la India tras derrotar al imperio Suri en 1556, y posteriormente irá conquistando gran parte del subcontinente. El señor feudal Oda Nobunaga domina todo Japón (1560) tras diversas batallas y asesinatos. Batalla de Sekigara, en 1600, en la que se enfrentaron los dos clanes más poderosos de Japón, y en la que el número de muertos se cifra, en total, entre los 40.000 y los 50.000; en un solo día de choque hubo tiempo para batalla campal, asedio, traición y, claro, matanzas y ríos de sangre. En 1592 Japón inicia la invasión de Corea, durante la cual devastan sin piedad prácticamente toda la península; los nipones se retiran en 1598 al intervenir China.

En América, justo cuando llegan los españoles, hay guerra de norte a sur. Los aztecas tienen sojuzgados a los pueblos de sus alrededores, y el imperio inca se encuentra en plena guerra civil entre Huáscar y Atahualpa (1529-32); es lógico suponer que este estado de lucha no era puntual, sino habitual antes de la llegada de las carabelas.

Aunque parezca exhaustivo, todo esto es una visión muy por encima, hubo muchísimo más, y todo sin escatimar sangre, crueldad y fuego. Es decir, ya fuera por poder, por territorio, por riquezas, por soberbia…, la lucha era encarnizada, despiadada en todas partes. En la América del siglo XVI no ocurrió nada que no ocurriera entonces en Europa o Asia. Por eso es injusto y equivocado censurar los mismos actos en función de que los ejecuten unos u otros.   

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 9 de septiembre de 2018

EL ROCK, FUENTE DE FÁBULAS Y SUPUESTAS ‘CONJURAS’ El rock es filón inagotable de leyendas disparatadas, de historias de conjuras y maquinaciones que, por muy absurdas que sean, siempre cuentan con quienes están dispuestos y deseosos de creer.

Según muchos, la muerte de Elvis es una auténtica confabulación intergaláctica. La imagen es una simulación.


A pesar de que cualquiera tiene a su alcance toda la información de manera casi instantánea, hay veces que la evidencia no es suficiente para convencer a quienes creen solamente lo que quieren creer; o sea, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Pueden mencionarse abundantes creencias que circulan por ahí solamente porque hay criaturas deseosas de desconfiar de la lógica y dar crédito a la astracanada más delirante; por ejemplo, hay quien se obstina en defender que no hubo viaje a la luna aun cuando se desmonten sus ‘certezas’, y hay quien está convencido de que las vacunas producen autismo a pesar de que si fuera así más de la mitad de la población mundial sería autista, y lo máximo, hay quien defiende que la Tierra es plana aunque vea un partido de tenis en Australia con el sol en todo lo alto mientras aquí es noche cerrada. Sí, las fábulas y los cuentos, cuanto más enloquecidos parezcan, más van a convencer a ese sector de la población que se dice a sí misma “a mí no me engañan”. Evidentemente, el terreno del rock es fértil para el crecimiento de imaginarias confabulaciones y delirantes historietas.      

Muy divertida por lo esperpéntica es una que asegura que Stevie Wonder ve, o sea, no es ciego y ha estado simulando, como montaje publicitario, durante toda su vida. El origen del supuesto complot (pues muchos tendrían que contribuir a la farsa) está en un intrascendente incidente durante un concierto que dio con Paul McCartney en 2010. Al pasar por delante de él, Paul golpea un pie de micro que se tambalea y va a caer, pero antes lo recoge al vuelo Stevie…, eso es suficiente para que la fábula tenga quien la de por cierta. La cosa es fácil, Paul choca con el micro que Stevie tiene delante, oye el golpe (tendría pinganillo), extiende el brazo y el pie cae sobre éste. Es desconcertante pensar que alguien esté convencido de que miles de personas se han confabulado para mantener engañado al resto del mundo por los siglos. Quien vea una foto de Wonder (que perdió la vista siendo bebé) sin gafas se reirá del asunto, como se ríe él cuando se lo comentan. 

Demencial es la que asegura que en la portada del ‘Breakfast in America’ de Supertramp (publicado en 1979) se anuncia el atentado terrorista contra las Torres Gemelas del 11-9-01. En esa portada se ven los edificios de Nueva York (simulados) con una sonriente y rolliza camarera que sujeta en alto un vaso de zumo imitando a la Estatua de la Libertad, y coincidiendo el vasito justo delante de las Torres; luego, para que la cosa ‘funcione’, hay que mirar la imagen en el espejo, y entonces la p puede parecer un 9 y la u el 11; y si a ello se suma que están justo sobre las Gemelas y que los ataques se perpetraron a la hora del desayuno (breakfast), los que ven fantasmas por todas partes no necesita más para convencerse de que los que idearon esa imagen sabían lo que iba a ocurrir 22 años después. 

Hasta el ingenuo ‘Hotel California’ de los Eagles tiene su ‘leyenda negra, pues ciertos ‘enteraos’ descubrieron en su letra referencias al satanismo, a la muerte, a la bestia, al infierno; además en la foto interior del Lp, en el triple arco de arriba a la izquierda, se ve una borrosa figura que se dijo era algo así como el fantasma del inventor de la iglesia de Satanás (¡toma ya!); y finalmente se rumoreó que las fotos están tomadas en terrenos sagrados. Más que suficiente para señalar la intención satánica. El caso es que las letras ni se acercan, la figura misteriosa es una modelo y las fotos son en hoteles. ‘Misterio’ resuelto, pero nunca se podrá convencer a los que creen que todo es un aquelarre. 

Todo rockero muerto que se precie tiene que poder exhibir alguna sospecha conspiranoica. Así, existe la creencia de que a Jimi Hendrix lo mató su manager, Michael Jeffrey, pues éste le había hecho firmar un seguro de vida con él como beneficiario, así que le dio los barbitúricos; claro que también se ha escrito que fue la mafia la que acabó con el artista. La muerte de Bob Marley, siendo tonta, no tiene pegas; le hicieron daño en un pie jugando al fútbol y cuando fue al hospital le detectaron un cáncer, él no quiso operarse por cuestiones religiosa y, cuando se decidió, era tarde; sin embargo, se ha especulado que fue la CIA, a la que molestaban sus mensajes pacifistas, y que un agente le dio unas botas que contenían un alambre con veneno y que cuando se las probó estaba sentenciado (desternillante). No podía faltar el asesinato de John Lennon entre la lista de fabulaciones; un tipo dijo que la CIA y el FBI querían acabar con él porque se manifestaba contra la guerra, y que para hacer el trabajo contrataron a Stephen King (sí, el escritor), ya que el tipo estaba convencido de que el de la foto en la que se ve a Lennon firmándole su último autógrafo es el famoso novelista.

Claro que si se trata de rumores y maquinaciones en torno a la muerte de una estrella, Elvis está por encima de todos. Los adeptos a las tesis del complot y la conspiración han encontrado cantidad de ‘pruebas’ de que Elvis no murió, sino que quiso apartarse de la fama (y cuidar de su salud) fingiendo su muerte para vivir lejos del mundanal ruido: una, la autopsia señaló como causa de muerte una arritmia, pero (dicen) eso no se puede ver en un cadáver; dos, la autopsia está legalizada con un sello muy antiguo y que ya no se usaba en aquel momento; tres, hay quien asegura haber visto algo parecido a sudor en el rostro de Elvis cuando estaba en su ataúd, lo que querría decir que era una figura de cera o algo así; cuatro, nadie ha cobrado su seguro de vida; cinco, en su lápida de su casa-museo, Graceland, su nombre está ml escrito (pone Arón y debería poner Aarón); seis, alguien reservó billete de avión a Argentina con el nombre que usaba Elvis para viajar de incógnito. Como puede comprobarse, son ‘evidencias irrefutables’. También está la variante ‘federal’ que asegura que el rey pertenecía al FBI y que, como sabía demasiado, se le metió en un programa de protección de testigos y desapareció. Y luego están los que aseguran, juran y perjuran haber visto a Elvis vivito y caminando…, avistamientos tan cotidianos como los de los ovnis. Lo que no es mentira es que el FBI tiene información sobre el cantante, aunque esto se ha aprovechado para afirmar que en ese dossier hay cartas firmadas por Elvis con fecha posterior a agosto de 1977.

Será cierto que cuanto mayor sea la mentira es más fácil engañar?

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 6 de septiembre de 2018

LA ERA DEL VINILO. ARETHA FRANKLIN Y OTROS GRANDES.

LA ERA DEL VINILO. Un pequeño espacio de radio musical con los clásicos en singles y elepés.

ARETHA FRANKLIN Y OTROS GRANDES. 
ARETHA FRANKLIN. 
RAY CHARLES. 
JAMES BROWN. 
NINA SIMONE

miércoles, 5 de septiembre de 2018

SÓLO ESPAÑA PODÍA DESCUBRIR Y ORGANIZAR UN CONTINENTE Analizando con rigor los conocimientos disponibles, puede afirmarse que, de toda la Europa de finales del XV, solamente España estaba preparada para emprender el viaje del descubrimiento. Además, ningún otro país hubiera sido capaz de organizar el nuevo territorio

Arriba se lee, Carolus V
Rex Ispanie. Y abajo, Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los Indios.


En las próximas décadas raro será el año en que no se cumpla medio milenio de alguna de las asombrosas aventuras que protagonizaron los descubridores españoles del siglo XVI. No faltarán quienes las juzguen y valoren con mentalidad e ideología actual, e incluso quienes les escatimen mérito o hablen de que todo fue una casualidad. Sin embargo, no fue casual que España se convirtiera en la primera potencia descubridora; e igualmente sólo este país estaba preparado para organizar y dar forma política y administrativa a todo un continente.

No fue ni suerte ni accidente que fueran barcos españoles los que encontraran esas nuevas tierras. La prueba está en los diez años que se pasó Cristóbal Colón dando la tabarra con sus planes a embajadores, dignatarios y cortes de media Europa antes de entrevistarse con Isabel de Castilla. En Portugal el proyecto no interesó porque ya tenían sus propias rutas hacia las Indias bordeando el extremo sur de África. Y tampoco llamó la atención a Inglaterra y Francia, países con medios materiales y técnicos suficientes, pero cuya mentalidad estaba aun anclada en la Edad Media. Es decir, los portugueses sabían cómo llevar a cabo la empresa pero tenían otras prioridades, mientras que los otros que pudieron patrocinar la aventura no tenían ni sabiduría ni competencia suficientes para realizarla. En otras palabras, el hecho de que el privilegio descubridor corresponda a España no fue ni casualidad ni coincidencia, al contrario, en aquel momento ningún otro país podía hacerlo: o los barcos de Isabel y Fernando o nadie.

Tan importante o más, tan difícil o más que el hecho de llegar allí antes que nadie y luego mostrarlo al resto del mundo, fue dar forma a los nuevos territorios, organizarlos, regularlos, dotarlos de autoridades, de leyes, de estructuras administrativas y de enseñanza (la primera universidad americana es la de de San Marcos, en Lima, Perú, que permanece abierta desde 1551; en el norte habían de esperar siglos)…,un proyecto de tal magnitud que ningún otro país con poder colonizador hubiera podido llevar a cabo por puro desconocimiento. La prueba es que la reina de Castilla y el rey de Aragón construyeron “la primera maquinaria estatal moderna en Europa, y la equiparon no sólo para administrar un imperio desde la metrópoli sino para exportar sus instituciones y funcionarios a nuevos territorios”, explica certeramente John Lynch en su muy recomendable ‘Los Austrias’. De hecho, lo aprendido en la larguísima reconquista proporcionó nuevas habilidades y, más importante, un nuevo modo de mirar a los rivales, todo lo cual fue puesto en práctica en la tierra recién descubiertas. Todos esos años de avance de norte a sur exigían repoblar y organizar el terreno reconquistado, dotarlo cuanto antes de instituciones, autoridades, leyes…, experiencia que fue exportada a la América hispana. En otras palabras, ya sabían cómo incorporar a la corona y cómo ordenar nuevos territorios; por el contrario, si ingleses, franceses u holandeses hubieran llegado antes, no hubieran sabido cómo organizar todo aquello.

Por otro lado, los siete siglos que los españoles habían estado en conflicto permanente les habían proporcionado mucha experiencia militar, de modo que quienes se aventuraron por el nuevo continente antes que nadie estaban más que preparados para batallas en campo abierto, escaramuzas, asedios, golpes de mano, resistencia al límite,  aprovisionamientos difíciles… Igualmente, también tenían experiencia en eso de pactar con ‘el enemigo de mi enemigo’; y es que fueron abundantes, durante esos 700 años, los tratos entre reyes y califas cuando había enemigo e intereses en común o buena recompensa. Esta forma de afrontar el enfrentamiento fue determinante para que los descubridores consiguieran aliados entre los propios nativos americanos, aprovechando los odios entre ellos y consiguiendo unas alianzas sin las que hubieran sido imposibles las victorias en México o Perú.

Igualmente, el muy duradero contacto con los musulmanes había vacunado a los españoles contra ese mal que es el racismo; así, en la Hispania de la reconquista, los cristianos tuvieron abundante descendencia con musulmanes, desde los reyes y los califas hasta el pueblo llano, por lo que no puede extrañar que el fenómeno del mestizaje fuera habitual en América desde el primer momento. La prueba es que no hay territorio en el mundo con mayor número y más alto porcentaje de mestizos que Hispanoamérica; es más, se puede comprobar cuántos mestizos dejó Inglaterra en la India, en Sudáfrica o en lo que hoy es Estados Unidos, cuántos Holanda en Sudáfrica, cuántos Francia en Argelia, cuántos Bélgica en el Congo..., prácticamente cero.    

También parece oportuno recordar que España fue la única potencia colonizadora que   promulgó leyes que protegieran al nativo, algo en lo que jamás pensó ninguna de las demás. Y es así desde el propio testamento de Isabel de Castilla, donde viene a decir que los indios han de ser protegidos y duramente castigado todo aquel que les engañe o haga mal. Luego se promulgarán las Leyes de Burgos (en 1512, en cuyo primer capítulo se lee: “los indios son hombres libres”), las Ordenanzas de Granada (1526, donde se prohíbe terminantemente la esclavitud de los indios) y Las Leyes Nuevas (1542, dice en su título “Leyes (…) para el buen tratamiento y conservación de los indios”). Es también el único país conquistador en el que se organizó una especie de congreso en el que los más destacados intelectuales de la época deliberaron y polemizaron sobre el asunto de los americanos: La Junta (o Controversia) de Valladolid, celebrado en 1550-51, que bien puede señalarse como la primera deliberación sobre Derechos Humanos de que se tiene noticia (las leyes antes mencionadas también apuntan en ese sentido). Lo sorprendente es que todas esas disposiciones legales que la administración española había previsto para defender al indígena fueron derogadas por los criollos que lideraron la emancipación y luego presidieron los nuevos países; entonces los indígenas perdieron hasta el derecho de propiedad de la tierra “que el régimen colonial español siempre les había respetado” (apunta la obra ‘Los pueblos indígenas de México’).

En resumen, no fue fortuito que sólo España apoyara el proyecto de Colón, como demuestran los años que éste estuvo ofreciéndolo a media Europa. Además, ningún otro país sabía ni tenía capacidad para ordenar y modernizar el Nuevo Mundo. Y si otro hubiera llegado antes, todo hubiera sido peor para los indios, mucho peor, como pone de manifiesto cualquier comparación con lo sucedido en otros lugares del mundo.

CARLOS DEL RIEGO