domingo, 29 de noviembre de 2020

LA GRAN INFLUENCIA QUE TUVO EN LA SOCIEDAD LA APARICIÓN DEL ROCK EN LOS AÑOS SESENTA

 


La música rock de los sesenta dejó gran influencia en la sociedad

A partir de la irrupción del rock & roll en la segunda mitad de los cincuenta, se produjo una evolución artística en la década siguiente, de modo que el nuevo movimiento crece, se desarrolla y se expande por todas partes. De esta forma, el rock traspasa la frontera del mundo del espectáculo y logra influir de modo significativo a las sociedades, primero en la occidental, luego en todas

A punto de comenzar la tercera década del siglo se tiene perspectiva suficiente para mirar lo que sucedió en la séptima del pasado, la de los sesenta, y analizar cómo la consolidación de la música rock en el mundo modificó conductas y formas de entender las cosas. Además, puede afirmarse que todos los conocedores de la música en cuestión coinciden en el gusto y reconocimiento por aquellos años.      

Durante los dos lustros ‘sesenteros’ se hizo evidente cómo cantantes y autores negros estaban influenciando a los blancos, los cuales usaban técnicas y recursos claramente negros y reconocían su admiración por aquellos. Este mestizaje en ambas direcciones dio frutos más ricos y variados, e incluso puede afirmarse que llegaron a confluir los orígenes de unos y otros. Además, en torno a la música desaparecieron los prejuicios raciales; ningún asistente a un concierto de rock de entonces miraba con racismo, los músicos negros eran coreados y admirados por el público blanco y viceversa, empezaron a ser corrientes las bandas multirraciales … En fin, cuando aparecía el rock (y géneros afines) desaparecían los prejuicios.  

El pop, soul, rythm & blues o el rock en todas sus variantes, que tanto creció en esta época, solían destilar ingenua alegría juvenil, lo que sumado a los ritmos trepidantes y un volumen elevado atrajo de modo irremediable a la juventud. Entonces se escenifican los grandes conciertos y festivales, se organizan listas y emisoras de radio, aparecen los fans y las ventas millonarias, se encumbran las primeras estrellas, surgen las discotecas… Todo ello animó a muchos jóvenes a formar grupos de rock, pues comprobaron que los que triunfaban habían empezado de la nada; así que antes de que terminara el decenio no había país sin sus bandas de pop, rock o estilos cercanos, sus estrellas, sus programas de radio… Y millones se convirtieron en fieles amantes del rock para toda la vida.

Pero el nuevo movimiento musical permitía no sólo transmitir felicidad, fiesta, coches, novios y novias, sino también otras propuestas no tan complacientes; así, es en los sesenta cuando surge la figura del cantautor, ese solista con guitarra que, con cimientos en el rock, canta sus textos cargados de denuncia y compromiso social. Sí, había antecedentes, pero el punto de rebeldía que trajo el rock & roll ofreció un nuevo y mejor escenario para este tipo de autores más preocupados por el fondo que por un bonito envoltorio musical.  

De hecho, el rock de los sesenta es uno de los primeros movimientos que toma conciencia de los problemas, de las injusticias y necesidades de todas las gentes del planeta. Se crean y divulgan las primeras canciones ‘protesta’, los músicos consiguen que se visualicen otras culturas y se prepara el terreno para los conciertos y festivales benéficos que tanta repercusión tendrán (el de Bangla Desh fue en 1971). Y no se puede olvidar que el rock ya trataba de forzar a la censura, romper ideologías, provocar, sacudir los criterios más anquilosados…, ahí aparece el concepto de contracultura.

En todo caso, la música rock se convirtió en una forma de generar nuevos trabajos, nuevas necesidades y, por supuesto, dinero. Sí, los jóvenes de los sesenta se lanzaron a la novedad atendiendo más a lo que deseaban expresar que a la rentabilidad, pero llegaba el momento de atender también al bolsillo: el rock ya era fuente de trabajo y de dinero, tanto que muchos miles de chavales se convirtieron en profesionales. También aparece esa supuesta contradicción entre la música comercial y la música de calidad, aunque pronto aparecen los que demuestran que no hay oposición, sino que lo que vende bien no tiene por qué ser vulgar.

Todo ello causó profundas modificaciones en las sociedades posteriores que hoy son perfectamente visibles. No cabe duda, el rock de los sesenta ha tenido profunda influencia en el mundo. Más allá de la música.

CARLOS DEL RIEGO

 

jueves, 26 de noviembre de 2020

LA CATÁSTROFE CLIMÁTICA A ESCALA GLOBAL QUE PRODUJO EL VOLCÁN TAMBORA HACE 205 AÑOS

 


El aterrador cráter del Tambora, que produjo hace dos siglos un cambio climático a escala global de una sola erupción

Todo comenzó cuando el volcán Tambora, en Indonesia, entró en erupción en abril de 1815. Expulsó tantos materiales y cenizas que el año siguiente mostró insólitos desajustes meteorológicos en casi todo el planeta

Lluvias excesivas seguidas de asfixiantes sequías, nevadas fuera de tiempo o inviernos calurosos son siempre tema preferente de conversación. Sin embargo, es casi seguro que ninguno de los hoy vivos verá jamás un desajuste climático tan catastrófico como el de 1816, ‘el año sin verano’ o ‘el año de la pobreza’, originado por la erupción el año anterior del volcán Tambora.

El 5 abril del año 1815 el enorme estratovolcán Tambora, en la isla indonesia de Sumbawa, entró en una monstruosa erupción que duraría unos diez días (en realidad se prolongó hasta agosto) y que afectó al clima en gran parte del planeta. El Tambora tenía una altura de 4000 metros, un cráter de 60 metros de diámetro y una profundidad de kilómetro y medio. Las explosiones fueron de tal calibre que el volcán perdió 1.200 metros de altura, y en total lanzó alrededor de 30 kilómetros cúbicos de roca, cenizas, aeorosoles, polvo, gases…, un millón y medio de toneladas, la mayor erupción de la que se tiene noticia en los últimos 10.000 años (no es difícil reconocer huellas de erupciones históricas, algunas mucho más devastadoras).

En el primer momento murieron por causa directa e inmediata alrededor de 12.000 personas y otras 50.000 de hambre a causa de la pérdida de las cosechas…, y eso sólo en Sumbawa e islas cercanas; el consiguiente maremoto barrió islas y costas a más de mil kilómetros, estimándose la cifra de pérdidas humanas cercana a las 100.000.

Se afirma que las explosiones se escucharon a 5.000 kilómetros de distancia. Los cuerpos más pesados terminaron cayendo pronto, pero las partículas más volátiles (roca pulverizada, gases carbónicos y sulfurosos y cenizas formaron una inimaginable masa de polvo) ascendieron hasta la estratosfera, donde se mantuvieron y se dispersaron por toda la tierra, de hecho se asegura que esas inmensas nubes de polvo dieron la vuelta al mundo varias veces, oscureciendo el sol durante días y días y provocando caídas de temperatura de varios grados en todo el orbe; se ha encontrado polvo del Tambora en Groenlandia y en la Antártida, y cenizas en varios lugares de Francia.

Las consecuencias fueron apocalípticas y afectaron a todo el planeta, y aunque en muchos lugares nadie tomó nota escrita de los sucesos, en otras partes del mundo se recogieron los datos con bastante precisión. Por ejemplo, los capitanes de los barcos mercantes y militares británicos habían recibido poco antes la orden de anotar todos los sucesos relacionados con el clima que se produjeran durante su singladura, de forma que durante varios años llenaron cuadernos y cuadernos de incidencias climatológicas causadas por el volcán.

Pero los efectos aterradores de tan colosal erupción se vieron precisamente durante el verano del año siguiente, el de 1816, ‘el año sin verano’, durante el que la luz del sol apenas se vio. Las cosechas se destruyeron en todo el mundo provocando hambrunas generalizadas que dieron lugar a estallidos sociales, y se registraron nevadas en el ecuador y lluvias intensas en los polos. Tormentas de nieve en julio y agosto, ríos y lagos helados en pleno verano asombraron a los habitantes de Estados Unidos, que asistían perplejos a sucesos inexplicables (no tenían idea de la causa) que elevaron el precio de los alimentos a niveles inasumibles para la mayoría. Se produjeron sorprendentes nevadas en el sur de México y en Guatemala en verano. China perdió casi toda su producción de arroz, lo que produjo hambrunas; en zonas tropicales chinas heló y nevó aquel verano.

En Europa (que estaba lamiéndose las heridas de las guerras napoleónicas) la desesperación de la población ocasionó revueltas en Inglaterra y Francia, donde las temperaturas en agosto rondaban los cero grados (igual que en Alemania), provocando pérdidas enormes y retraso de la cosecha de la uva hasta finales de año; en el centro del continente se produjeron tormentas catastróficas, con precipitaciones de pedrisco jamás vistas, a lo que se sumaron destructivas riadas que arrastraron a miles de personas, animales y casas; el frío también se cobró su cuota. Además, al no haber cosecha no había comida para los animales, lo que ocasionó la muerte de millones en todo el mundo. De España apenas se tiene noticia, sólo se sabe de algunas consecuencias de la catástrofe en la zona cantábrica; no hay que olvidar que Fernando VII había prohibido casi todas las publicaciones. La temperatura, en fin, descendió varios grados de media en todas las latitudes, con variaciones drásticas en pocas horas.

Curiosamente, suceso de tal calibre tuvo su incidencia en otros aspectos. Por ejemplo, se sabe que Suiza sufrió las iras del Tambora más que otros lugares de Europa; y allí estaban reunidos el poeta Shelly, la que luego fue su mujer Mary Godwin, lord Byron y otros intelectuales que, ante la imposibilidad de salir de casa durante semanas se dedicaron a escribir poemas y novelas, y allí surgió ‘Frankestein’ de Mary Shelly. El paisajista inglés William Turner (uno de los grandes pintores del romanticismo) aprovechó las coloridas puestas de sol provocadas por el polvo en suspensión para pintar del natural unos atardeceres hermosísimos (sin tener ni idea del por qué de aquel color en el aire). Debido a la escasez de avena para animales de tiro, el inventor alemán Karl Dreis ideó el antecedente de la bicicleta, el velocípedo. Y en Austria, ante el imposible de reparar el órgano de una iglesia del pueblo alpino de Mariapfarr debido al infernal temporal que se cernía sobre la zona desde hacía semanas, el cura (J. Mohr) escribió una canción para que la cantara el coro acompañado sólo con guitarra; esa canción fue ‘Noche de paz’ (‘Stielle Nacht’). Cataclismo de tales dimensiones hubo de producir, por fuerza, todo tipo de consecuencias…

Si una erupción de chiste como la del volcán islandés Eyjafjalla provocó caos aéreo y múltiples molestias en 2010, ¿qué ocurriría si el Tambora volviera a eructar como hizo hace 205 años? Resulta difícil que mano humana pueda llegar a causar tal destrucción, al menos en tan poco tiempo. A pesar de todo, el hombre sigue a merced de la Naturaleza.

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

‘LAYLA’, MEDIO SIGLO DE UN TEMA EMBLEMÁTICO Y CON SORPRENDENTES HISTORIAS A SU ALREDEDOR

 


Pattie Boyd, con George y con Eric, fue el origen de la canción 'Layla', que se publicó hace medio siglo

Hace ya medio siglo que se grabó y publicó la primera versión de uno de los temas más aplaudidos y reverenciados de la historia del rock, ‘Layla’. Aunque siempre se asocia a Eric Clapton, realmente fue la pieza estrella de Derek & The Dominos, un grupo formado exclusivamente para lanzar un único Lp. El caso es que en torno a esa inmortal canción hay una increíble sucesión de historias, enredos, traiciones e incluso sucesos trágicos

En los últimos meses de 1970 Clapton y sus amigos grabaron y lanzaron un tema destinado a convertirse en pieza clave de la historia del rock, pues su entrada y su melodía son de las que cualquier aficionado reconocería al segundo. ‘Layla’ (nombre tomado de un cuento de origen oriental), así como casi todo lo que incluyó aquel álbum, parte de la obsesión amorosa que desarrolló Eric Clapton por Pattie Boyd, que entonces era la esposa de su gran amigo George Harrison. Pero hubo más, mucho más en torno a esa canción…

Eric Clapton lo confesó desde el primer momento (y lo ha confirmado muchas veces): el único motivo para hacer aquella canción, para formar aquel grupo y para grabar el Lp (‘Layla & other assorted love songs’) fue crear una canción de amor sobre, por y para Pattie Boyd, la señora de George Harrison: “El grupo fue algo así como una tapadera para escribir canciones en las que expresar el hecho de que estaba intentando robarle la mujer a otra persona, a un amigo”.

Todo empezó cuando George Harrison se casó con la modelo Pattie Boyd en 1966, cuando los Beatles eran la sensación del planeta. Ya entonces Harrison era muy faldero, un mujeriego irredento. Pero a su regreso a casa tras el famoso viaje a la India, le espetó a Boyd que había tenido relaciones con otras y que necesitaba más amantes, ya que tenía intención de seguir los modos del dios Krishna… Pattie debió alucinar sin necesidad de sustancias, y más aún cuando comprobó que, efectivamente, George se iba con unas y otras sin disimulo y sin tener en cuenta lo que ella sintiera.

Por entonces Eric Clapton salía con Paula Boyd, hermana de Pattie. En esas, un día Harrison le sugirió salir juntos e intercambiar las parejas…, pero Clapton no aceptó. En otra ocasión, cuentan las biografías, Clapton rompió con otra novia, la cual fue a pasar la noche en casa de Harrison y Pattie, ya que la chica en cuestión era amiga de ambos. Sin embargo, George, con un increíble descaro, convenció a Boyd para que se fuera a dormir a casa de unos amigos, ya que él iba a tener una aventurilla con su amiga. Y para completar el asunto, cuando Harrison acabó la labor, telefoneó a la despechada Pattie para decirle que ya podía volver, que la otra ya se había ido…

A comienzos de 1970, durante una fiesta, Clapton no pudo resistirse más y le confesó a Harrison que estaba enamorado de su esposa. Por incomprensible que parezca, George se enfadó muchísimo, incluso le gritó a Pattie que escogiera allí mismo: él o Eric. Ella se fue con su marido. Clapton dijo que se sintió como “un celoso Lancelot en el Camelot de los Beatles”. Una de aquellas noches Manolenta y el beatle cruzaron sus espadas, es decir, sus guitarras, en un duelo artístico que duró horas (seguro que fue memorable). A pesar de todo, Harrison no varió su actitud hacia su esposa, la cual confesó más tarde que no era feliz, que pasó temporadas muy deprimida y que pensó en el suicidio.

El Lp salió en noviembre de 1970, pero esta evidente declaración de amor no surtió efecto en ningún sentido, ya que no tuvo buena acogida y, lo peor, no llamó la atención de Pattie. Sí, ‘Layla’ le encantó, incluso la conmovió, pero siguió con Harrison. Esto desesperó a Eric, quien un día sacó una bolsa de heroína ante ella y le dijo que si no s iba con él se la metería toda (contó Pattie). Nada, ni por esas. Clapton no se lo metió todo… de una vez, pues cayó en la adicción, tanto que según él,  llegó a gastar unos 16.000 dólares por semana en polvo…, además de coca, alcohol y maría. Lógicamente, la droga afectó al guitarrista, al grupo, a sus relaciones…”Cuando las drogas entran en escena, las relaciones se disuelven”, explicó él mismo.

La parte estrictamente musical de ‘Layla’ también fue tormentosa. Gran parte de la misma se atribuye al batería Jim Gordon, pero la cantante Rita Coolidge siempre afirmó que Jim le robó la idea. Eran novios y ella solía mostrarle sus composiciones, una de las cuales, titulada ‘Time’, contenía una parte que hoy se reconoce en ‘Layla’. Rita afirma que, tras salir el disco, reclamó al productor, Robert Stigwood, quien la mandó a paseo. Peor es que Jim (diagnosticado luego enfermo mental) le pegaba sin piedad, una vez “me dio tan fuerte que salí despedida contra la pared”, declaró Coolidge.

Las desgracias siguieron tras la separación del efímero grupo. En 1971 murió con 24 años el gran Duanne Allman, cuya guitarra brilla deslumbrante en ‘Layla’, en un terrible accidente de moto; Duanne (de los Allman Brothers Band) era “mi hermano musical”, declaró Clapton. En 1980, con 37 años, el bajista Carl Radle murió a causa de una infección provocada por el abuso de drogas. El iracundo Jim Gordon, que también consumía toneladas de caballo, coca y licor, empezó a mostrar signos evidentes de esquizofrenia: decía escuchar voces y apenas comía ni dormía; los médicos dijeron que era alcoholismo y drogadicción…, hasta que en 1983 mató a su madre a martillazos y cuchilladas; durante el juicio se le diagnosticó esquizofrenia paranoide y  fue condenado a una pena de 16 años a perpetua, pero al no dar síntomas de mejoría sigue encarcelado casi cuatro décadas después. 

¿Y qué pasó con Eric, George y Pattie? Ésta siguió con el ex-beatle, quien no abandonó su idea de cuantas más mejor. Hasta que el muy libertino se lo montó con Maureen, esposa de Ringo. Pattie dijo hasta aquí, pues era muy amiga de Ringo, el cual le había dicho varias veces lo enamorado que estaba de Maureen. Resulta que Pattie encontró fotos de los dos en la cama, y una vez los sorprendió encerrados en una habitación; cuando abrió la puerta, Harrison le debió decir aquello de ‘no es lo que piensas’, pues afirmó que Maureen se había acostado para descansar… Finalmente, en 1974 Pattie dejó a George y se fue con Clapton, con quien se casó en el 79. Lo curioso es que ellos nunca dejaron de ser amigos, al revés, se referían el uno al otro como ‘maridos políticos’. Choca que, después de todo, tras diez años de matrimonio, Clapton dejó embarazada a otra, así que Pattie se divorció en 1988.

Que se sepa, George nunca lo intentó con Yoko… El caso es que todo esto tiene mucho que ver con ‘Layla’. ¡Lo que dio de sí!

CARLOS DEL RIEGO

 

 

jueves, 19 de noviembre de 2020

AUTONOMÍAS HOY: ESTADOS QUE COMPITEN ENTRE SÍ, CUESTAN INGENTES CANTIDADES Y DEBILITAN EL TODO

 


Aunque en su momento se entendió como sátira chistosa, aquella ficción es hoy realidad, pues son propiedad de políticos y partidos, o sea, son suyas

Una de las ‘novedades’ que trajo la Transición fue aquello del ‘estado de las autonomías’. Entonces, hace más de cuarenta años, parecía deseable descentralizar así el estado; sin embargo, pasadas estas cuatro décadas, las autonomías se han convertido en máquinas de gastar, en oficinas de colocación y, en fin, en un continuo desafío al todo, a España 

En realidad se decidió dividir toda España en autonomías para no ‘dárselas’ sólo a las llamadas ‘históricas’; claro que la calificación de ‘histórica’ es de lo más arbitrario y falso, ya que la Historia de Cataluña, de Vascongadas y de Galicia (las consideradas ‘históricas’) palidece si se la compara con la Historia de, por ejemplo, León, que sí albergó un auténtico reino durante más de tres siglos, y fue el más fuerte de la península muchos años. El caso es que para que el resto de las regiones que conforman el país no se sintiera agraviado, los políticos decidieron lo de ‘café para todos’, o sea, autonomías para todos. De este modo, los contribuyentes españoles vienen pagando desde entonces18 gobiernos, tan costoso el central como los autonómicos, ya que cada uno tiene su presidente y vicepresidentes, ministros (consejeros o como quiera llamárseles), secretarios, subsecretarios, oficinistas y departamentos de comunicación, escoltas, chóferes, automóviles y combustible, sueldos, dietas, pagos de diversa índole e incluso gastos que no hay que justificar, viajes y hoteles, abogados, proveedores, equipamientos… Todo multiplicado por 18 y todo muy bien pagado.

Hoy (en realidad casi desde entonces, desde 1978) los gobiernos autonómicos actúan como estados que compiten entre sí, con palabras gruesas y descalificaciones, por conseguir más financiación y dineros que el vecino, por el agua, por tener más competencias, por tener en sus museos y archivos obras de arte o documentos, por allegarse inversiones, por albergar fábricas e instalaciones…, fomentando así la desunión e incluso, en algunos casos, el verdadero enfrentamiento; esto se ha comprobado en la actual situación de emergencia sanitaria, cuando desde esta autonomía se renegaba de que llegaran españoles de aquella autonomía a “traernos el bicho”. Y puede añadirse que la perversa idea autonómica ha conseguido que los ciudadanos de una comunidad se sientan con más derechos sobre esto o aquello que los de la de al lado; igualmente hay territorios con privilegios a los que, lógicamente, no van a renunciar. ¿Y la imposición de una lengua propia en detrimento de la común? En la España actual ya no importa el todo, lo único que importa a los políticos autonómicos es ganar sus elecciones y continuar así disfrutando de poder y dinero, mientras que desde el gobierno central no se duda a la hora de favorecer a una comunidad a cambio de apoyo político.

Sí, los gobiernos autonómicos se han convertido en verdaderos estados, y como auténticos jefes de estado se comportan sus presidentes. Y a ello hay que añadir que cada territorio autonómico tiene sus propios planes de estudio, que incluyen versiones ridículas de la Historia, donde se esconden o ensalzan hechos o personas en función de intereses políticos. Algo parecido ocurre con lo que se exige al alumnado, pues el objetivo no es preparar adecuadamente, sino  quedar bien en las estadísticas (se sabe que en ciertas autonomías se pide mucho menos que en otras para lograr la misma nota).

Como puede comprobarse, las autonomías son auténticos caladeros de puestos, cargos y destinos, de subvenciones, ayudas, subsidios, becas, asignaciones…, caladeros donde pescan todo tipo de caraduras cuyo único mérito es pertenecer a este o aquel partido y haber sabido maniobrar dentro del mismo para conseguir subir en el escalafón, pues ese es el modo de ocupar poltronas que no exigen casi nada y pagan espléndidamente.   

Si todo gobierno es fuente inevitable (inevitable) de corrupción, privilegios, cohecho, nepotismo, amiguismo, enchufismo…, en este país llamado España todo (corrupción, enchufe, despilfarro…) se multiplica por 18, y todo, claro, a costa del pagano, del ciudadano de a pie. El sistema autonómico es insostenible se mire como se mire, un despilfarro.

 La solución estaría en preguntar al votante si quiere autonomía o prefiere devolver competencias al estado. Imprescindible sería también que se proscribiera la figura del político vitalicio, ese que llega al cargo con veintitantos y no vuelve a poner los pies en la tierra (o sea, a trabajar a pie de calle, en el sector privado, si es que alguna vez trabajó) el resto de su vida.

Cuando se estrenó aquella película titulada ‘Las autonosuyas’ (1984) nadie pensó que realmente iban a convertirse en poco menos que señoríos en los que partidos y presidentes mandan y ordenan como auténticos señores feudales, como si fueran realmente ‘suyas’. Cada profesional de la política (que realmente no sabe hacer nada y si dependiera de su mérito y su esfuerzo en la calle estaría viviendo de la beneficencia, pues son auténticos inútiles) desea ante todo su cuota de poder, su espacio en el que sentirse jefe. Además, nunca, nunca se les pide cuentas por pésimas gestiones, por inversiones ruinosas, por gastos improductivos, inútiles o arbitrarios, y cuando se les denuncia por corruptelas de todo tipo, siempre se libran o salen mejor parados que un simple contribuyente en las mismas circunstancias.

Puede que hace cuatro décadas parecieran solución, pero hoy se ha demostrado que son un gasto monstruoso e inútil, así como una fuente de enfrentamiento e injusticia entre territorios y un procedimiento para debilitar el todo, España.   

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 15 de noviembre de 2020

LA GUITARRA ESPAÑOLA PROTAGONIZA ALGUNOS CLÁSICOS DEL ROCK

 

Mike Oldfield ha usado la guitarra española en sus grandes temas



La música rock se nutre de todo, es omnívora. Toma instrumentación clásica, coge melodías tradicionales, tira de ritmos étnicos, usa recursos del jazz y, en fin, aprovecha todo aquello que pueda servir para enriquecerla. La música española, especialmente la guitarra, está presente en no pocas de sus piezas emblemáticas. Algo tendrá cuando guitarristas tan reconocidos han tratado de mostrar su virtuosismo con una guitarra española, incluso flamenca

Son ciertamente abundantes los temas y los guitarristas que se han atrevido a dar un matiz hispano a sus canciones a través de la guitarra española, de modo que el catálogo de clásicos del rock cuenta con excelentes piezas cuyo protagonismo recae, al menos en parte, en la guitarra española. Y a nadie se le ocurriría decir que tal cosa es apropiación cultural…

Quienes se toparon con The Doors a fines de los sesenta y primeros setenta tuvieron que quedar maravillados al reconocer la secuencia melódica que dibuja la guitarra del ‘Spanish caravan’ (1968) de The Doors. El ‘riff’ que introduce el tema en cuestión es parte del ‘Asturias’, composición del autor clásico Isaac Albéniz; claro que éste jamás hubiera dicho que eso es un ‘riff’, y también que hubiera sido mejor con guitarra española en lugar de eléctrica con fuzz, y ya puestos, sin púa, con los dedos. Según sus biógrafos, el guitarrista Robby Kriegger (autor de la música del tema excepto esa parte) empezó a tocar la guitarra flamenca cuando tenía 17 años, y siempre quiso dejar constancia de su destreza en tan difícil estilo. Aquí mostró de qué era capaz.

Brillante es la aparición de la guitarra española en el tema ‘Innuendo’ de The Queen; hacia la mitad, empieza a escucharse una vigorosa guitarra flamenca, con sus arpegios y sus punteos precisos, ligeros…, que luego reproduce la eléctrica. Pero no fue Brian May quien se atrevió a tanto, ya que a pesar de su innegable talento instrumental, cuentan, lo intentó pero con la española no le salía. El caso es que el guitarrista de los sinfónicos Yes, Steve Howe, había ido al estudio a saludar al productor David Richards, Freddie lo vio y lo invitó a colaborar, cogió la guitarra y les dio un ‘master class’ de un minuto, que es lo que se escucha en el disco. Es curioso cómo la española puede congeniar tan bien con el rock más potente.

Y es que Steve Howe ya había mostrado en más de una ocasión ser un consumado guitarrista de clásica. Por ejemplo, aunque la entrada y el solo del fantástico tema de Yes ‘Roundabout’ lo toca con eléctrica, es innegable la conexión con la española. Pero es la maravillosa ‘Mood for a day’ la que evidencia que este tipo es uno de los mejores guitarristas que han surgido en el planeta del rock. Partitura firmada por él, es un delicioso instrumental con más que evidentes rasgos flamencos, aunque también se sugieren paisajes clásicos, barrocos. Y lo más difícil: es capaz de transmitir ese sentir, porque toca con toda la pasión del mundo. Hubiera triunfado en el campo de la clásica; el vídeo adjunto lo asegura.

Mike Oldfield siempre ha sido considerado un as de la guitarra en todas sus variantes, algo que no ha dejado de demostrar desde su iniciático ‘Tubular Bells’, donde entre otras muchas brillaba la guitarra española en pasajes inolvidables. Pero donde luce sus habilidades como concertista de guitarra es en el tema ‘Taurus 3’, que es otro instrumental protagonizado por la guitarra española. De entrada, Oldfield se procuró nada menos que una Ramirez, puesto que si pretendía mostrar su talento no podía hacerlo con otra; sí, domina el instrumento, transmite emoción, es un virtuoso…, pero aun le falta algo para situarse a la par que los grandes guitarristas españoles, ya sean de clásica o de flamenco, sobre todo de esto último.  

En algunas ocasiones The Cure, o sea, Robert Smith, han usado la guitarra española más o menos flamenca. Pero es en ‘The Blood’ donde más luce esa seis cuerdas. El estilo de tocar y su sonido son muy a la española y muy flamencos, y por eso el vídeo muestra una pareja de baile flamenco e incluso pases toreros. Lo tocó el propio Robert. Smith, que puso mucho énfasis en la introducción y en el solo; eso sí, no se atrevió a tocar con los dedos, sino que usó púa. Curiosamente, la letra se inspira n un vino portugués barato que se llama ‘Lágrimas de Cristo’, aunque Smith cambió por ‘The blood of Chirst’.

Otra maravilla de los sesenta, el ‘Alone again or’ de Love, también ofrece apuntes con guitarra española, que luce orgullosa en la introducción y permanece en todo el tema, a veces en primer plano y otras más atrás. La escribió e interpretó el guitarrista Bryan MacLean, quien la concibió como un homenaje a su madre, que era bailarina de varios estilos y presumía de ser, también, bailaora de flamenco. Muy recomendable la versión de 1987 de Damned, así como su vídeo.

También sucumbió al embrujo de la guitarra española David Gilmour, de Pink Floyd, quien se luce durante el minuto que dura ‘Spanish piece’ (del ‘More’) tocando y chapurreando palabras y frases en español, en segundo plano y en plan chistoso…

Y Rody Frame, de Aztec Camera, también miró hacia acá con su ‘Spanish horses’, que tiene una entrada a la flamenca aunque también a la inglesa; en el vídeo no faltan bailaor y bailaora. La guitarra que usa parece española, aunque con ese ‘tuneado’...

Algo tendrá el agua cuando la bendicen y la guitarra española cuando la tocan. 

CARLOS DEL RIEGO

 

jueves, 12 de noviembre de 2020

LOS AMNISTIADOS QUE FUERON FUSILADOS EN LA GUERRA CIVIL. EL TESTIMONIO DE UN ‘FUSILADO’

 


El odio procedente de una y otra ideología es idéntico

La Guerra Civil Española siempre es tema de debates, polémicas y acaloradas discusiones. Y sobre ella se han escrito montañas de publicaciones, libros, memorias, entrevistas, testimonios, opiniones… Pudiera parecer que todo está dicho y publicado, y sin embargo aun hay episodios muy poco conocidos. En el verano de 1938 el Gobierno de Negrín concedió una amnistía a todos los presos desafectos al régimen republicano a cambio de que se enrolaran en su ejército. La mayoría de los que aceptaron fueron luego fusilados

A mediados de abril de 1938 la zona controlada por la República quedó partida en dos, situación que muchos vieron como la señal definitiva de que la guerra estaba perdida. Otros, sin embargo, pensaban que aun había posibilidades de derrotar a Franco. Entre estos estaba el Presidente del Gobierno, Juan Negrín, quien en el verano de aquel año tomó la decisión de amnistiar a los presos políticos a cambio de que se enrolaran en su maltrecho ejército. Pero sólo unos meses después, a finales del 38, los que mandaban las diversas divisiones y ejércitos, comprendiendo que ya no había nada que hacer, empezaron a fusilar a aquellos amnistiados que habían salido de la cárcel o esquivado momentáneamente el paredón a cambio de ir al frente a defender a la República . No hay constancia de si los fusilamientos fueron iniciativa de oficiales y comisarios políticos (para entonces quienes tenían la sartén por el mango eran los comunistas) o si era una orden del gobierno, pero sí está probado que el Ministerio de Defensa estaba al tanto.  

En el número 97 de la revista ‘Historia y Vida’, año 1976, narró su experiencia uno de aquellos amnistiados que iba a ser fusilado, pero que contra toda lógica salvó la vida en un lance asombroso y afortunado. Se llamaba Marco Aurelio Saleta Nogueroles y estaba incorporado a la XII Brigada Internacional de la 45 División, que pasó a llamarse Brigada Mixta al irse los brigadistas extranjeros.

Como ha ocurrido muchas veces en cualquier guerra, el que la ve perdida suele descargar su rabia y frustración sobre el que tiene más cerca. Así, cuando la Batalla del Ebro estaba decida, muchos mandos y comisarios políticos ordenaron fusilar a los que estaban en las listas marcados con una A en rojo. Cuenta Nogueroles que ya venían notando que cada día había menos ‘amnistiados’, pero pensaron que habrían sido heridos y evacuados, o muertos, o que se habrían ‘pasao’. A las doce de la noche del 8 de noviembre de 1938, Nogueroles (que ese día había combatido cerca de la Sierra de Cavalls), terminó su guardia, avisó a su relevo y se acostó. Pero unos minutos después lo despertaron y le dijeron que recogiera sus cosas y se presentara ante la superioridad. El capitán le dice que entregue sus armas y municiones, porque ha sido destinado a un puesto de escribiente. Él se siente afortunado, aunque vio a otro soldado desarmado y con muy mala cara que lo miraba como “si quisiera decirme algo”… El comisario político y tres veteranos comunistas escoltan a los dos soldados ‘amnistiados’ a su nuevo destino.        

De repente, en medio de monte, el comisario se detiene y les grita: “Vais a ser fusilados por fascistas”, mientras sus tres ayudantes los encañonan. Aterrorizados, los desdichados apenas balbucean. Nogueroles piensa en su madre y en que sólo tiene 17 años. Entonces el comisario (con estrella roja en la gorra) les quita sus pertenencias: reloj, cartera, mechero, ropa…, hasta que quedaron en pantalón y camisa, momento en que Nogueroles le grita “¿Por qué va a matarme si no he hecho nada?” El de la gorra con estrella le hunde la pistola en el estómago “apretando los labios con odio, como recreándose en nuestro suplicio”. En el acto se separó y ordenó ¡fuego! al pelotón compuesto por sus tres ‘ayudantes’. Dispararon. Su compañero de infortunio cayó, pero él oyó silbar las balas sin sentir dolor. Era de noche y fallaron.

Nogueroles echó a correr desesperadamente mientras oía al comisario llamando de todo a los ejecutores. Acto seguido empezó la persecución sin que cesaran los tiros. El huido vio un barranco, “casi un precipicio”, y sin dudar se tiró rodando. Paró en las aguas de un riachuelo mucho más abajo. Lógicamente, los perseguidores no se atrevieron a seguirle por el mismo camino, pero sí por el borde del barranco, desde donde disparaban sin verlo; escuchó al comisario ordenar lanzar granadas… Sin dejar de correr (a pesar de tener una rodilla hinchada) pasó al lado de unos muleros, uno de los cuales lo agarró de la camisa, pero le soltó cuando el fugitivo le gritó que iban a fusilarlo y  “ver la expresión de terror y súplica en mi rostro”. El comisario chilló que lo cogieran, pero los muleros lo dejaron ir.

Corrió y corrió por el riachuelo a pesar del dolor de su maltrecha rodilla. Luego, al dejar de oír las voces del comisario, se atrevió a salir del agua y tiró por una carretera (de Mora a Gandesa). De repente oyó pisadas. Se detuvo y se escondió conteniendo la respiración. Eran dos soldados de patrulla, con fusiles rusos (“con sus negras bayonetas”), que pasaron a dos metros sin verlo. Reemprendió la marcha arrastrando la pierna, mirando hacia atrás y escuchando. Nada. Siguió. Pensó en la suerte que había tenido y en su pobre compañero cayendo con las manos en el vientre.

Por fin topó con el enemigo de quienes lo habían amnistiado y luego fusilado. Le dieron de comer y, seguro, escucharon su aventura con la boca abierta.  

Marco Aurelio Saleta Nogueroles figura como fusilado “por traición a la República y por intento de pasarse al enemigo” en un oficio del Ministerio de Defensa Nacional, Subsecretaría del Ejército de Tierra, Negociado de Bajas, de 19 de diciembre de 1938, firmado por Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de la República. El ‘fusilado’ guardó siempre este documento que prueba que los comisarios y mandos no obraron por su cuenta.

Todos los bandos en todas las guerras han cometido las mayores atrocidades, puesto que el odio siempre es el mismo.

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

CUANDO LOS POLÍTICOS SE APROVECHAN DE CLÁSICOS DEL ROCK EN SUS CAMPAÑAS

 


Seguro que Neil Young, que prohibió a Trump usar sus canciones, desearía no haberse hecho esta foto

Cuando los políticos meten sus manos en algo es para ensuciarlo, desvirtuarlo, manipularlo. En muchísimas ocasiones los políticos estadounidenses han tratado de aprovecharse de melodías y letras de canciones rock para dar lustre y credibilidad a sus mítines y campañas electorales. Los autores se han negado por sistema y convencimiento, aunque hay alguna excepción

En Estados Unidos la música rock está tan incrustada en la cultura popular que muchos figurones de la política tratan de aprovecharse de canciones de éxito cuyas letras parecen coincidir con sus lemas, discursos y eslóganes. El autor casi siempre niega los permisos para ese uso partidista de sus temas, entre otras cosas para evitar que se le sitúe políticamente y se le asocie a un partido, lo cual mermaría su popularidad entre los del partido contrario. 

Uno de los presidentes más célebres de EEUU, aunque más por repulsa que por otra cosa, es Donald Trump, quien ha tenido varios encontronazos con músicos de rock por esta y otras causas. En 2016 utilizó el ‘Rockin´ in the free world’ de Neil Young para su campaña electoral a pesar de que el canadiense siempre será partidario del rival de Trump, así que rápida y públicamente lo desautorizó para usar su música. La oficina del candidato Trump respondió que “El Sr. Trump ha usado la canción del señor Young tras un acuerdo con la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Publicistas (ASCAP) de la que, tras el pago exigido, obtuvo el derecho legal para usar esa canción en su campaña. Hay muchas otras canciones que elegir. Y a pesar de las diferentes opiniones políticas del señor Young, al señor Trump le gusta mucho Neil Young”.  Es decir, Trump pagó y por tanto tenía derecho. Pero el bocazas del flequillo no puede callarse, así que publicó en las redes sociales una foto en la que se ve a Young estrechándole la mano y explicando que el canadiense le había solicitado financiación para un proyecto y lo invitó a un concierto, y terminaba calificando a Neil Young como un “hipócrita total”, y añadiendo que la canción fue una de las diez utilizadas y “no la mejor”.

También utilizó Trump el ‘We are the champions’ de Queen cuando se postuló como candidato republicano aquel mismo año. Brian May publicó un mensaje en su web: “Puedo confirmar que no se solicitó ni se otorgó permiso para usar la canción. Estamos estudiando las medidas que podemos tomar para garantizar que este uso no continúe. Independientemente de nuestra opinión del señor Trump, siempre nos hemos negado a permitir que la música de Queen se use como herramienta política. Nuestra música es para todos”. Pero los abogados de Trump lo tenían todo bien atado, es decir, May no tenía base legal para impedirles su uso y siguieron poniéndola en sus mítines.

El también republicano Ronald Reagan usó la letra del clásico ‘This land is your land’ de Woody Guthrie dentro de un discurso como parte de su campaña de reelección de 1984. El cantautor no respondió, pero solo porque había muerto hacía décadas, así que Bruce Springsteen tomó la pancarta y declaró que Reagan era “el colmo de la hipocresía”, y para contraatacar empezó a cantar la canción en sus conciertos explicando su auténtico mensaje.

Uno de los candidatos de 2008 a la codiciada presidencia, un tal Mike Huckabee, se aprovechó del gran clásico ‘More than a feeling’ de Boston en sus mítines. El autor, Tom Scholz, declaró rotundo: “Boston no ha respaldado a un candidato político jamás y, con el debido respeto, no comenzaría con un candidato que es lo opuesto a todo lo que Boston representa".

Más conocido es el caso del ‘Born in the Usa’ del mencionado Springsteen, un tema que mucha gente entiende como un himno patriótico, por lo que se usó en varias campañas. Sin embargo, a pesar de que el autor ha explicado mil veces lo que dice la letra (un reproche a la sociedad que no reconoció el sacrificio de los soldados en Vietnam), la pieza ha sonado y sigue sonando en muchas reuniones políticas, entre otras en las de Reagan, Bob Dole o Trump.

Joe Walsh, guitarrista, cantante y compositor de los Eagles, prohibió en 2010 que el congresista republicano por Illinois Joe Walsh usara su tema ‘Walk away’, que había publicado en 1971, cinco años antes de entrar en los Eagles. Sí, músico y político tenían el mismo nombre, por lo que la cosa pudo ser surrealista; además, el artista había protagonizado una paródica candidatura a la presidencia del país en 1980. Joe Walsh ‘Eagle’ logró que su homónimo dejara de usar la canción. Uno de sus abogados escribió al congresista: “Ya sé por qué se sirven de la música de Joe, porque ni usted ni nadie de su personal  serían capaces de escribir algo así (…). Y puesto que Joe sabe escribir mejores canciones que usted, la Ley de derechos de autor le permitirle decidir quién puede usar sus composiciones”. O sea, viene a decir que ningún político tiene ni cerebro ni talento suficientes para componer. Amén. 

Tom Petty se las vio con políticos varias veces. En 2012 la aspirante a la candidatura presidencial por los republicanos Michelle Bachman tiró de su fantástico ‘American girl’; Petty publicó un comunicado en el que prohibía  rotundamente usar ésta o cualquiera de sus canciones con fines políticos, pero la tal Bachman pasó de todo y siguió poniéndola; Petty no quiso líos legales y se tragó el sapo. Por el contrario, en 2000 George W. Bush empleó el ‘I wan´t back down’ en sus mítines, pero dejó de hacerlo cuando Tom Petty se lo pidió.   

La canción ‘The eye of the tiger’ de Survivor tiene mucho tirón y posibilidad de encajar en muchos ambientes, incluyendo el político. En 2012 el aspirante a candidato presidencial por los republicanos, Newt Gingrich, fue demandado por el autor, Frankie Sullivan, que se negaba a que el político hiciera suyo el tema; el candidato no se dio por enterado y siguió usándola hasta que se retiró de la campaña al ver que no tenía posibilidades ni con una canción tan alentadora.

Casi ningún músico de rock permite el uso político de sus composiciones. Casi. Paul Simon es la excepción, pues en 2016 permitió que Bernie Sanders usara su canción ‘America’ en un anuncio de campaña, cuando respaldaba la nominación demócrata de Hillary Clinton. El propio Simon dijo: “Este tipo viene de Brooklyn, tiene mi edad y votó en contra de la guerra de Irak. Está contra la Citizens United (ley que permite que las empresas financien a candidatos) y cree que debería revocarse. Y piensa que el cambio climático es una amenaza que hay que combatir. Me quito el sombrero ante ti. Puedes usar mi canción”.

Es saludable que el artista se separe de la política, porque la política separa a la gente y lo corrompe todo. Justo lo contrario que el rock  roll.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 5 de noviembre de 2020

LA CORRUPCIÓN POLÍTICA: UNA HISTORIA MILENARIA


La corrupción es algo consustancial a la política desde que ésta existe

La cuestión de la sustracción de caudales públicos, estafa y demás modalidades de hurto llevada a cabo por los gobernantes es una constante, tanto en democracias como, sobre todo, en dictaduras. Raro será el día que no haya noticia de sobornos, trinques, cohechos… La historia de la corrupción política es la historia de la misma política, son indisociables

Casi con toda seguridad, la corrupción económica va de la mano del dirigente desde que se ‘inventó’ esta actividad. Seguro que aun en el Paleolítico el jefe del clan se quedaba con más, y en el Neolítico el cabecilla aprovechaba su posición para adjudicarse más tierras y ganado. Luego, en la Sumeria del año 3.000 a.C. los encargados de los templos y los jerarcas se llevarían a su bolsillo parte de los impuestos y ofrendas. Egipto, Grecia, Roma…, vieron infinitos casos (muchos están documentados, como el del triunviro Craso) en los que quienes vivían en posiciones de privilegio multiplicaban sus bienes gracias a todo tipo de intrigas, componendas y chanchullos.

En España hay abundantísima literatura que detalla cómo, durante siglos, desde los altos y los bajos puestos de la administración se sisaba, engañaba, defraudaba y enchufaba. Pero aunque muchos españoles piensen que este es el paraíso del gobernante desvergonzado y trincón, basta echar un vistazo a la prensa internacional para comprobar que no es así, o sea, no sólo la vieja Hispania ha sido escenario de casos de corrupción político-económica. En Sudamérica la cosa tiene caracteres de epidemia incurable: basta leer sus periódicos. Y la ilustrada Europa tampoco se queda atrás. La vecina de arriba, Francia, tiene un amplio catálogo de políticos corruptos: de su Historia se puede recordar cómo ‘trabajaban’ los cardenales Richelieu y Mazarino y los que estaban a su alrededor; o cómo engrosó sus propiedades y caudales el revolucionario Dantón y otros colegas. En el siglo XX hay para dar y tomar: en 1924 hubo un robo de 4.000 millones del Ministerio de Finanzas, en 1928 el escándalo del ministro que enviaba cheques sin fondos; en 1930 la quiebra fraudulenta del banquero Oustric, en 1934 el gigantesco escándalo Stavisky, que desenmascaró a la muy corrupta Tercera República e incluso provocó grandes disturbios callejeros. Inglaterra da mucho de sí desde hace…; y recientemente se sabe que primeros ministros como Blair y Brown estuvieron implicados en casos de soborno por venta de armas; se supo que un diputado alardeaba de ser como un taxi, ‘disponible; y que los lores no vendían influencias por menos de 100.000 libras. De Italia fueron muy célebres los casos de Berlusconi, de Craxi, o los abundantes convenios entre partidos políticos y la mafia. Igual que Grecia, Portugal, Alemania, Suecia…, sí, en todas partes cuecen habas.

Volviendo a España, los escándalos que combinan política y dinero están documentados desde hace siglos. Paradigmático es el caso del Duque de Lerma (1552-1623), que como valido de Felipe III se hizo muchimillonario vendiendo cargos, colocando a quien más pagara por el puesto, subiendo impuestos y embolsándose pingües porcentajes, malversando, estafando… También es típico el enriquecimiento a costa de lo público de Manuel Godoy (1767-1851), el niño bonito de Carlos IV y María Luisa de Parma; los pusilánimes reyes le concedieron alrededor de una treintena de títulos, cargos, honores, dignidades y nombramientos (dotados económicamente casi todos), con lo que podía llevarse prácticamente lo que quisiera, cosa que hizo. Por su parte, María Cristina de Borbón (esposa de Fernando VII y luego regente de España hasta la coronación de Isabel II) padecía asimismo incontenibles impulsos de meter mano en todo aquello que pudiera reportarle beneficio económico; de hecho, en su tiempo ya se decía que “no hay negocio industrial en el que la Reina Madre no tuviera intereses”; su segundo marido, Fernando Muñoz, no tenía interés político, pero sí gran codicia y avidez por los dineros, con lo que, en comandita con su regia esposa, tuvo las manos libres para meterlas en el incipiente negocio del ferrocarril y otros, incluyendo el tráfico de esclavos (prohibido desde 1814). De todos modos, durante los últimos siglos ha habido muy pocos políticos, españoles u otros europeos, asiáticos o americanos, que no estuvieran enfangados en la corrupción y el enchufismo.

Durante la II República Española abundaron los casos y escándalos, siendo tal vez los más conocidos el del estraperlo (la ruleta trucada) y el caso Nombela (en el que estaba implicado el propio Alejandro Lerroux). Llama la atención que antes de la proclamación de la República hubiera en Madrid 58 coches oficiales, mientras que en diciembre del 32 (según reconoció el ministro Jaume Carner) la cifra ascendía a 741, con 760 chóferes y un consumo de más de 3.000 litros de gasolina al día. Cuando hubo que comprar armas, la corrupción tocó a Indalecio Prieto y Juan Negrín y a los hijos de ambos (de éste dijo el anarquista Abad de Santillán: “si Negrín hubiera tenido que dar cuenta de su gestión, habría terminado ante el pelotón de fusilamiento”); precisamente Negrín estuvo implicado en el saqueo de bancos y cajas, cuyo botín acabó en el barco Vita: 120 maletas llenas de oro y otros metales preciosos, joyas, valores, obras de arte, monedas de incalculable valor…, de todo lo cual se apropió Prieto al atracar el Vita en México, donde él era embajador, en marzo del 39; todo eso se sabe por el testimonio del socialista Amaro del Rosal.

Ni que decir tiene que las intrigas y tejemanejes político-económicos fueron cosa común durante las cuatro décadas del franquismo, con numerosos altos cargos pringados; recordados son los casos Matesa, Sofico, Barcelona Traction, Manufacturas Metálicas Madrileñas…, y claro, un sinfín de componendas y corruptelas urbanísticas por toda España. Los cuarenta años fueron aprovechados por muchos políticos desvergonzados.

Y así sigue siendo en España y en todo el mundo, donde predominan los políticos que utilizan su poder en su propio beneficio y para enchufar y colocar a sus allegados. Y así seguirá siendo hasta que se prohíba la figura del político vitalicio. Aún así, tiene que haber políticos honestos, pocos, pero tiene que haberlos.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 1 de noviembre de 2020

FREDDY, JOEY Y GEORGE SE PLANTARON ANTE LA MUERTE CON ELEGANCIA Y VALENTÍA

 


Una de las últimas fotos de Freedy Mercury, que se fue sin una queja tras un calvario de años

Las fechas empujan a pensar en la muerte. El caso es que, llegado el momento supremo de toda vida, hay quien lo afronta con miedo, o con tristeza, o con desesperación…, sentimientos fácilmente comprensibles, lógicos e irreprochables. Pero también hay que mira al ‘otro barrio’ con la frente alta, con elegancia y entereza, postura que tomaron algunos de los nombres más reconocibles de la historia del rock (y mucha otra gente), como George Harrison, Freddy Mercury o Joey Ramone, que al ver ya el brillo de la guadaña  mantuvieron el temple

Tarde o temprano todos los que pisan este planeta terminarán en manos de la Parca, es la cosa más segura del mundo, la única duda es cuándo y cómo. Pero hay personas que se ven obligadas a afrontar la certeza de que tienen los días contados, que no hay alternativa y su vida terminará en la fecha prevista. Aceptar la próxima visita de aquella es motivo suficiente para alterar los ánimos. En ese momento en que ya no hay duda de que el final es cosa de unos días, muchos se derrumban, otros se adelantan a su destino y, también otros muchos, engrandecen su figura plantándose sin miedo ni autocompasión ante lo inevitable. Algunos músicos de rock, ante lo que se les venía, mostraron su valentía y elegancia ante la guadaña. Así, pueden citarse los casos de George Harrison, Freddy Mercury y Joey Ramone. 

George Harrison (1943-2001) afrontó la inmediata conclusión de su vida como lo hacen los tipos íntegros, con entereza y serenidad. Se le consideraba el beatle menos carismático de los cuatro, pero el caso es que, además de su imprescindible aportación a los Beatles, el autor de ‘Something’ desarrolló una carrera en solitario casi siempre superior a la de sus compañeros; y fue el ‘inventor’ de los festivales de rock benéficos. El cáncer de pulmón fue consumiéndolo poco a poco y de nada sirvieron los diversos tratamientos a los que se sometió, a pesar de lo cual, jamás salió de su boca una sola palabra de desesperación o autocompasión. A comienzos del nuevo siglo descubrieron que el mal invadía también su cerebro y que ya no había nada que hacer. Pero el gran George siguió trabajando para terminar el que sería su disco póstumo a pesar de que el deterioro físico ya era evidente; incluso dio indicaciones para terminarlo si él se quedaba sin tiempo. Un periodista lo explicó así: “Comprendió que el cielo en la tierra se llama rock & roll”. Él, reservado, sensato, elegante, quiso morir en paz con todos, así que llamó a aquellas personas queridas con las que había mantenido enfrentamientos, y de este modo irse sin cuentas pendientes. Entre éstas estaban sus viejos amigos y compañeros Paul y Ringo, con quienes se reunió a solas en una habitación, y dado que éstos no iban a traicionarlo, lo que allí se dijo será siempre un misterio, aunque es de suponer que serían palabras de amistad, de perdón mutuo, de añoranza, de recuerdo al camarada muerto… Con una elegancia deslumbrante, con una valentía imponente, George quiso quitarse importancia y hacer honor a aquel prodigioso disco que había editado en 1970, ya sin Beatles, con el título de ‘All things must past’, todo debe pasar.

Uno de los más grandes iconos del rock & roll de todos los tiempos (y por tanto uno de los que más tenía que perder) es el inolvidable solista de Queen, Freddy Mercury (1946-1991). Es de dominio público que contrajo el sida en un momento en que apenas se sabía nada ni, desgraciadamente, se tenía idea de cómo combatirlo. Sus últimos meses de vida fueron un auténtico calvario, pero como recuerda su compañero el guitarrista Brian May, “jamás se quejó, jamás se compadeció de sí mismo, nunca gemía diciendo que su vida era terrible”, al revés, “siempre mostró un coraje asombroso”. Como es sabido, una de las últimas canciones que grabó, cuando los efectos de la enfermedad eran dolor e incapacidad, fue la vitalista ‘The show must go on’, el espectáculo debe continuar; de ese modo, el invencible cantante deseaba demostrar que sí, que él se iba, pero que no era el fin del mundo, que todo debía seguir, que nadie lo lamentara…, que la vida continuaría sin él. En aquellos durísimos momentos Freddy estaba debilísimo, apenas podía tenerse en pie, cuenta May que su estado era tal que prácticamente tenían que llevarlo en brazos y sentarlo ante el micrófono, sin embargo, él sacó fuerzas de nadie sabe dónde, sobre todo en la grabación de esa elocuente canción. Desveló el guitarrista que, cuando Freedy se quedó sólo ante el micro, todos los que estaban al otro lado del cristal estaban convencidos de que no podría cantar y sería un momento muy triste, no tendría fuerzas…, sin embargo, cantó como en sus mejores tiempos, con su mejor voz, con una energía increíble, todos los presentes quedaron asombrados, maravillados, sin palabras ante lo que entonces se sacó el cantante (¡qué momento!). El gran Freddy Mercury se fue enviando un mensaje que podría interpretarse como “yo soy cantante y cantando moriré, no tengo miedo ni quiero compasión”. Era incluso más grande que lo que todos veían.

Conducta y actitud similar exhibió otra figura del rock, Joey Ramone (1951-2001), vocalista del arrollador grupo neoyorquino. Afectado por cáncer linfático desde hacía años, procuró continuar con su trabajo sin dejarse afectar, o sea, prefirió seguir sintiéndose músico a lamentarse en un rincón (algo que, por otro lado, nadie reprocharía). Sabiendo lo cerca que estaba de la muerte, mientras grababa sus últimas canciones, decidió poner a su nuevo álbum (que sería póstumo) el título de ‘Don´t worry about me’, no os preocupéis por mí, dando a entender que él la palmaba, sí, pero que no era para tanto y que nadie le tuviera lástima ni se angustiara; curiosamente, quien peor llevó su muerte fue su íntimo enemigo Johnny Ramone, que después de veinte años de no dirigirle la palabra vivió angustiado los tres años que tardó en reunirse definitivamente con Joey (también cáncer). Asimismo, una de las últimas canciones que grabó fue una versión del clásico de Louis Armstrong ‘What a wonderfull world’, qué mundo maravilloso, un tema que le encantaba cantar y con el que deseaba transmitir la idea de que las cosas más simples son las mejores: los árboles, los colores, el cielo…, un mensaje cien por cien optimista justo antes de emprender el último viaje. Sin mal rollo, sin impostura, con humildad, con verdadero amor a la vida que había tenido y que llegaba a su fin. Joey Ramone, dos metros de dignidad y elegancia.  

Grandísimos artistas que mantuvieron alto el espíritu en la hora suprema.

CARLOS DEL RIEGO