jueves, 22 de mayo de 2025

HASTA CINCO VECES PALESTINA RECHAZÓ LA PARTICIÓN DEL TERRITORIO PARA SER UN ESTADO

 


Con esas herramientas es imposible el acuerdo y la paz

 

Desde los años treinta del siglo pasado se han hecho hasta cinco propuestas reales y firmes para que palestinos y judíos se repartieran el territorio y, así, formar cada uno su propio estado. Mientras que los judíos estuvieron de acuerdo en casi todos los casos, los palestinos rechazaron obstinadamente toda posibilidad de tratado, pues consideraban que conceder cualquier derecho territorial a los judíos era impensable

 

Quienes más se interesan y más saben de este enrevesado asunto son capaces de retroceder en el tiempo hasta, más o menos, el siglo XIII o XIV antes de Cristo. Se sabe que los filisteos (de donde surgirá el término palestinos y Palestina, latinización de términos griegos, arameos…) llegaron desde el Egeo por esa época; se sabe que lucharon contra diversas tribus hebreas, que estaban ya allí o llegaron poco antes o poco después. Siempre vencían los filisteos, pues tenían armas de hierro, mucho más eficaces que las de bronce de los hebreos… En los siglos y milenios posteriores aquella tierra fue escenario de infinitos enfrentamientos.

 

Ya en el siglo XX, en 1917, se proclama la Declaración Balfour, que proponía la fundación de un estado judío en Palestina, que entonces formaba parte del Imperio Otomano. Posteriormente, ante la imposibilidad de que judíos y palestinos acercaran mínimamente sus exigencias, se produjeron varios intentos por parte de la comunidad internacional de redactar posibles acuerdos que siempre incluían la formación de un estado palestino. Desde los primeros momentos los judíos aceptaron dividir el territorio y crear dos estados, puesto que estaban convencidos de que lo primero es tener un estado y luego, con el tiempo, ya irá creciendo y tomando forma. Desgraciadamente los palestinos no aceptaban nada si se quedaban allí los judíos, les daban igual las propuestas.

 

En enero de 1937, Hajj Amin Husseini, el Mufti de Jerusalén, que se erigió en el plenipotenciario palestino, rechazó tajantemente la propuesta de la Comisión Peel británica liderada por Lord Peel, en la que ofrecía el establecimiento de dos estados en Palestina, uno para árabes y otro para judíos. Éstos aceptaron, pero no hay acuerdo si una parte no quiere.

 

En noviembre de 1947 la ONU propuso otro plan de partición (resolución 181), el mismo Mufti se negó a adoptar la propuesta de partición de la ONU que ofrecía establecer dos estados, uno judío, el otro árabe, con un área de control internacional en Jerusalén y Belén. Inglaterra, que tenía entonces el mandato sobre la zona, se retiraría el año siguiente y, un par de meses después, ambos estados serían reconocidos. El plan incluía el respeto por los dos cultos y por las minorías. Los judíos colaboraron en todo con la ONU, pero los árabes con el Mufti a la cabeza, se dedicaron a boicotear cualquier reunión y, por supuesto, no aceptaban nada que incluyera la presencia de judíos en la zona.

 

El sucesor del mencionado Mufti Husseini fue Yasser Arafat, representante de la Autoridad Palestina en la Cumbre de Paz de Camp David en julio del año 2000; Ehud Barak fue el diplomático judío y Bill Clinton el anfitrión. Hubo algún acuerdo, pero sólo de buenas intenciones: evitar la guerra, evitar acciones unilaterales…, pero en el fondo nada. Arafat proclamó que no se les daba lo suficiente, y los judíos que no podían ofrecer más. Clinton dijo que el fracaso de las conversaciones se debía a la obstinación de Arafat, que nunca hizo ninguna propuesta ni contraoferta ni nada que buscara acuerdo. En todo caso Yasser Arafat rechazó cualquier acuerdo que incluyera el Estado de Israel, e incluso se negó rotundamente a reconocer su existencia.

 

En noviembre de 2001 se celebró la Conferencia de Taba (Península del Sinaí, Egipto). Nuevamente el presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, rechazó la propuesta de paz que habría establecido un estado palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza con Jerusalén Este como capital; hay que dejar claro que en esta ocasión Israel exigió no devolver los asentamientos judíos en Jerusalén Este. Saeb Erekat, el negociador palestino, dijo que ambas partes estuvieron muy cerca de llegar al entendimiento, pero el fin de la presidencia de Clinton y la candidatura de Barak a la presidencia de Israel dejó todo en el aire; y todo se convirtió en papel mojado con la llegada de Ariel Sharon a la presidencia israelí.

 

Finalmente, en 2008, Mahmoud Abbas, entonces presidente de la Autoridad Palestina, rechazó otra propuesta de paz del primer ministro israelí, Ehud Olmert. Esta proposición volvía a ofrecer un estado palestino en Cisjordania (prácticamente toda) y la Franja de Gaza, con Jerusalén Este como capital. Otra vez estuvieron cerca de llegar a un acuerdo, pero los grupos terroristas palestinos lo boicotearon, lo rechazaron y amenazaron a sus propios representantes si se llegaba a firmar algo con los judíos. 

 

En todas esas ocasiones Palestina pudo aceptar las condiciones (por malas que les hubieran parecido) y conseguir un estado propio, con representación, voz y voto en la ONU y en todos los organismos internacionales. Y a partir de ser y presentarse como una nación, un país, un estado soberano, podrían continuar mucho más eficazmente con sus reivindicaciones, exigiendo derechos y demandando territorios mediante la diplomacia. Pero cualquier acuerdo exigía el reconocimiento de Israel, y antes que pasar por ahí los palestinos están dispuestos a no tener nunca una patria reconocida internacionalmente.

 

Desgraciadamente los que mandan actualmente en Palestina, la organización terrorista Hamás, prefieren cualquier cosa, cualquier situación, cualquier guerra antes que convivir con los judíos, los cuales suelen responder con dureza desproporcionada y ciega (y en su momento también recurrieron al terrorismo con grupos como Irgun o Stern). Y con estas condiciones es imposible cualquier acuerdo que conduzca a la paz.       

 

CARLOS DEL RIEGO

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