Finalmente los ingleses fueron derrotados y expulsados de Buenos Aires, después de haberse llevado el oro. El general Beresford (de rojo) se rinde a Liniers (Óleo de Charles Fouqueray) |
El principal objetivo
de los ingleses en Hispanoamérica fue saquear, sin más, nunca pretendieron
fundar ciudades, organizar administrativamente los territorios, construir
infraestructuras, universidades, hospitales… Los hijos de la Gran Bretaña
consideraban aquellas tierras como un lugar del que extraer botín, a diferencia
de España, que las consideraba provincias de ultramar con tantos derechos como
las de la metrópoli (por ejemplo, para redactar y proclamar la Constitución de
Cádiz en 1812 se contó con representantes hispanoamericanos)
Aprovechando la
debilidad de España por la invasión napoleónica (y otros sucesos como el
levantamiento de Rafael del Riego en 1820), Inglaterra emprendió una campaña de
alianzas con los españoles americanos criollos (pero no con los indios) que
ansiaban la independencia para poder hacer y deshacer a su antojo sin la
obligación de dar cuentas a la metrópoli. Abundantes fueron los episodios en
que los marinos y militares británicos, bajo pretexto de combatir a España, se
unían a los ‘libertadores’, pero pensando exclusivamente en sacar tajada. La
realidad es que sus verdaderas intenciones eran llevarse todos los ‘caudales
públicos’ que pudieran, cosa que muchas veces consiguieron gracias a la
complicidad o a la ineptitud y desidia de los que se proclamaron nuevos dueños
de aquellos territorios.
El general William
Carr Beresford fue uno de aquellos ingleses que en el siglo XIX se embarcaron
para Sudamérica buscando botín, exclusivamente. Encuadrada su campaña en lo que
se conoce como ‘invasiones inglesas’, Beresford atacó y tomó Buenos Aires a
mediados de 1806 (lo había intentado antes pero fracasó) y, dejando claro su
objetivo, apenas llegado exigió que le entregaran los caudales públicos. El
virrey (los territorios americanos españoles eran virreinatos, no colonias)
trató de esconder el tesoro público, pero Beresford dio con ello y se quedó con
todo. El tesoro (que incluía el producto del saqueo indiscriminado a que
sometió a la ciudad) llegó a Londres en septiembre de ese año a bordo de la
nave ‘Narcisus’, y allí fue exhibido y paseado por las calles como botín de
guerra entre el júbilo de la población: docenas de carros engalanados llevaban
los lingotes y las monedas. Se calcula que Beresford trincó alrededor de
cuarenta toneladas de oro amonedado y plata que pertenecían a la Real Hacienda
del Virreinato de la Plata (cada virreinato tenía su propia hacienda, su propio
tesoro público que sustentara su moneda), es decir, era patrimonio de aquella
provincia, su erario. Desgraciadamente terminó en el Banco de Inglaterra para,
al poco, ser repartido; claro que Beresford no quiso correr riesgos con su
parte, de modo que de lo consignado en Buenos Aires, a Londres sólo llegaron
dos tercios, ‘perdiéndose’ el otro tercio por el camino. Eso sí, cuando
celebraban en Londres la toma de Buenos Aires, ésta hacía semanas que había
sido reconquistada. Varias veces intentó Inglaterra tomar el territorio y otras
tantas salió derrotada. Pero ya se había llevado lo que quería, el oro.
Otro episodio que
demuestra la rapiña británica, que veía la América Hispana con la forma del
símbolo de la libra esterlina, lo protagonizó un marino llamado Thomas
Cochrane, el cual había sido expulsado de la armada inglesa por lenguaraz,
altanero, desafiante, bocazas, ambicioso…, así que ofreció sus servicios como
mercenario a algunos de los criollos que planeaban desligarse de España. En
1821 el general San Martín (‘libertador’ él) temía que las reservas de oro y
plata de la Real Hacienda del Virreinato del Perú (así como caudales y fondos
privados) cayeran en manos del ejército español si éste tomaba Lima, de modo
que tuvo la gran idea de sacarlo todo de la Casa de la Moneda y meterlo en tres
barcos, La Perla, La Jerezana y La Luisa. Cochrane no tuvo problemas para
asaltar y hacerse con el mando de esos tres barcos, trasladar el tesoro al
O´Higgins y, lógicamente, huir a Londres a toda vela. Fueron no menos de veinte
toneladas de oro y plata en lingotes y monedas lo que Cochrane trincó en Perú y
se llevó a Inglaterra.
Podría continuarse
desglosando el verdadero expolio de Sudamérica: en 1822 los barcos ingleses
sacaron de Santa Fe de Bogotá (Colombia), con destino Inglaterra, no menos de
doce toneladas de oro; y lo mismo sucedió en otras zonas de la España de Ultramar
como Guatemala o México… Y eso sin hablar de la piratería, una especialidad en
la que los ingleses demostraron ser auténticos catedráticos, siempre con la
venia de la corona británica.
En total se ha
estimado que los ingleses saquearon en la América Española el equivalente a
¡dos billones de euros de hoy!, dos millones de millones, los cuales estaban
destinados a sostener las haciendas públicas de aquellos virreinatos (no a
embarcarse para España) y tenían como fin la estabilidad monetaria de cada uno.
De todos modos no hubieran podido llevarse los tesoros sin la complicidad de
‘libertadores’ como Bolívar o San Martín. El resultado fue desastroso para las
incipientes repúblicas, pues quedaron descapitalizadas, viéndose obligadas a
convertirse en colonias comerciales británicas: Londres se quedó con el
monopolio de importación y exportación, derechos de explotación de recursos
naturales, monopolio de préstamos y empréstitos a cargo de bancos y financieras
inglesas con usureros intereses…
Hicieron un mal
negocio los ‘libertadores’, rompieron con España y se entregaron a Inglaterra,
y encima pagaron por ello una fortuna inimaginable. Las consecuencias de aquel
despropósito perduran dos siglos después.
(Con información tomada
del libro ‘La involución hispanoamericana, de provincias de las Españas a
territorios tributarios’, 2010, del argentino Julio Carlos González)
CARLOS DEL RIEGO
Aleluya gracias Hashem. Whaooo cuando Jehová. ISO al Mundo. y estában Adán y Eva. Tenía que ser el Paraíso presioso.y lleno de esplendor porque Dios
ResponderEliminarlo creo. Whaooo. Vale la pena servirle a Dios. Par ver el Cielo. Aleluya gracias Hashem maravilloso. Saludos y bendiciones. Padre en el nombre de Jesucristo. Gracias Hashem el cielo es la meta. Amén. Santo Santo Santo Amén. Shabat shalom Adonai
Amén.
En cuanto a Cochrane no me fío de esa información. El marino inglés se apoderó de los caudales,ven efecto, pero los usó para pagar a la marina bajo su mando, ya que el Perú no lo había hecho. Luego devolvió a los que habían sufrido confiscación durante el gobierno de San Martín, que pudieran acreditar la expoliación y continuó al servicio de Chile. Luego pasó a servir a la marina del Brasil. Me resulta inverosímil que Chile no haya prescindido de sus servicios eminentemente patrióticos, si tal acto de piratería hubiera ocurrido.
ResponderEliminarPues crealo Don Mariano.
EliminarEs célebre el desfile con el botín que hicieron en Londres, lo que indica que todo o casi todo acabó en Inglaterra. Muchas gracias.
ResponderEliminarPor esas fechas, mediados del S XIX, los anglosajones hicieron la guerra del Opio contra China.
ResponderEliminarComo quiera q los británicos compraban mucho té en China y pagaban con Libras esterlinas, para recuperar su moneda decidieron elaborar opio en la india y venderlo en China, para recoger sus libras. Pero al estar prohibido el tráfico y consumo de opio las autoridades locales se opusieron a su comercialización. Así pues, los bienaventurados anglosajones declararon la guerra a China, hundieron sus barcos de madera e inundaron el país de opio mediante la conocida guerra del opio. De manera q podemos afirmar q el Primer cartel de la droga fue la narco corona británica con sus marinos llenos de bandas y medallas, mientras su graciosa majestad se revolvía en su miseria y todos ellos, marinos, autoridades y corona británica sin el menor atisba de honor y dignidad
Acertadísimo su comentario. Inglaterra fue el primer cartel de narcos. Sólo le añado que no hubo una sino varias guerras del opio, porque los ingleses siguen el dicho (más o menos) 'right or wrong, my country comes first', o sea, con razón o sin razón mi país es lo primero. Ladrones desde arriba, echan la culpa a los demás y se siente superiores a todos. La historia está llena de sus sinvergonzonerías. Muchas gracias
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