miércoles, 15 de octubre de 2025

¿POR QUÉ EL GOBIERNO FRANCÉS CENSURÓ UNA NOVELA DE JULIO VERNE?

 


Piel curtida de una víctima de La Vendée, a tanto llegaron los ejércitos de la Revolución Francesa. Museo de Nantes 

 


Grabado de P R Ranssonnette titulado Masacres de la Vendée

Hace 150 años, en 1875, se publicó en España la única novela censurada de Julio Verne. Se trata de ‘El conde de Chanteleine’, que había sido editada por entregas en Francia en 1864 y que el autor de ‘La vuelta al mundo en 80 días’ quiso lanzar como novela en un volumen único en 1879. Sin embargo, su editor, apoyado por el gobierno francés, la censuró, la enterró hasta que en 1971 fue finalmente publicada en Francia. ¿Verne censurado?, ¿por qué?

 

La respuesta es sencilla: el gobierno de la ‘tolerante’ Francia, la de la libertad, igualdad y fraternidad, no soportaba que el famoso escritor denunciara y sacara a la luz en esa novela las atrocidades cometidas menos de cien años antes por el ejército surgido de la  Revolución Francesa de 1789 contra los habitantes de la región de la Vendée, quienes no se plegaron a la tiranía de los gobernantes, generales y soldados de la recién impuesta República. En esa narración, la única de carácter histórico que escribió el que ya había asombrado al mundo con títulos inmortales como ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’ o ‘La isla misteriosa’, deja bien a las claras que el lema es cien por cien falso: no hubo libertad, hubo tiranía, no hubo igualdad, hubo discriminación, no hubo fraternidad, hubo odio.

 

Las barbaridades, degollinas, masacres y matanzas ordenadas por los políticos y generales y ejecutadas por los soldados del ejército republicano contra los habitantes de La Vendée impulsaron al genial escritor. Pero, ¿qué ocurrió en ese territorio de Francia entre 1793 y 1795? Los sanguinarios líderes de la Revolución no pudieron soportar que aquel territorio francés deseara seguir siendo creyentes y se obstinara en no aceptar las imposiciones anticatólicas republicanas. No hay que olvidar que los católicos fueron perseguidos con saña (torturas y asesinatos) en toda la Francia de la ‘libertad’: se persiguieron a los curas que no se plegaron a los deseos de la ‘igualitaria’ república, se suprimieron las órdenes religiosas, se confiscaron todas las propiedades de la Iglesia, se profanaron iglesias y robaron todo lo que de valor se encontró, se prohibieron las cruces en las tumbas… en todo el territorio de la ‘fraternal’ República Francesa.  

 

Los propios autores galos lo cuentan. Se formaron las ‘Doce columnas infernales’ para acabar con cualquier habitante de La Vendée que no se plegara a los deseos de la ‘libertad’ recién impuesta. “Entramos en territorio insurrecto. Os ordeno entregar a las llamas todo lo que pueda ser quemado y pasar por la bayoneta todo habitante que encontréis a vuestro paso”, dijo el general Louis Grigñon según los historiadores Nicolas Delahaye y Pierre Marie Gaborit. Grignon (jefe de la ‘Segunda columna infernal’) siguió al pie de la letra la orden del general en jefe Louis Marie Turreau: “Masacrar, fusilar e incendiar a todas las personas y pueblos que la columna encuentre a su paso”, afirma Reynald Secher en libros como ‘Del genocidio al memoricidio’.

 

El Ministro de Guerra, Lazare Carnot ordenó, y así consta escrito: “Es necesario masacrar a las mujeres para que no produzcan niños y a los niños porque serían los futuros rebeldes”. En 1794-95 miles y miles de franceses fueron masacrados en La Vendée en aras de la ‘libertad republicana’.

 

El general François Rouyer aseguró: “Fusilamos a todo el que cae en nuestras manos, prisioneros, enfermos y heridos en los hospitales”. Según Antoine Boulant, que cita a un oficial de la policía aterrorizado por la barbarie del general Françoise P.J. Amey: “Cuando los hornos están calientes Amey mete en ellos a mujeres y niños, y cuando les hemos afeado sus odiosas acciones nos han dicho que así es como la República cuece su pan. Los gritos de las mujeres divertían tanto a los soldados que, cuando todas estaban muertas, fueron a por las esposas de los republicanos, a por las mujeres de los patriotas, y las sometieron a tan terrible suplicio… sólo para divertirse. Cuando hemos querido imponer nuestra autoridad nos han amenazado con la misma suerte”.

 

Un cirujano llamado Thomas escribió: “He visto quemar vivos a hombres y mujeres. He visto cómo 150 soldados apaleaban y violaban mujeres, incluyendo niñas de 14 y 15 años, matarlas a continuación y después lanzarse de bayoneta en bayoneta a los niños de meses o pocos años que quedaban al lado de su madres” (cuenta Auguste Billaud). Según este autor, en enero de 1794 el general Josef Crouzart (jefe de otra de las ‘columnas infernales’) ordenó enterrar vivos a 30 niños y dos mujeres, y acto seguido fusiló a 200 hombres. Uno de los soldados al mando de esta bestia francesa cuenta, con todo lujo de detalles cómo el 5 de abril de 1794 quemaron a 150 mujeres para fabricar jabón (explica el historiador Félix Deniau)…

  

La enumeración de las atrocidades ordenadas por los políticos revolucionarios y cometidas por los generales, oficiales y soldados del ejército revolucionario francés (lo mencionado es sólo una muestra) se equipara fácilmente a las de los mismísimos nazis, aunque con un siglo y medio de adelanto. Y todo en nombre de una República que pregonaba a grandes voces que “todos los hombres son libres, iguales y hermanos”. En total se estima que fueron asesinadas en torno a 120.000 personas en aquel territorio francés (aunque hay autores que sitúan la cifra en más del doble). Comparado con esas cantidades, los entre 15.000 y 30.000 guillotinados en París parecen cosa de poco para una República Francesa recién instituida en torno al lema ‘libertad, igualdad, fraternidad’, que en realidad fue tiránica, discriminatoria, abominable.

 

La novela ‘El conde de Chanteleine’ de Julio Verne trata de todo esto, de esta interminable y vomitiva serie de barbaridades y monstruosidades (curtieron piel humana y la exhibieron sin pudor). Por ello el editor de Verne (chauvinista hasta la médula), apoyado, impulsado y casi amenazado por el Gobierno Francés enterró esa novela, que en Francia no vio la luz hasta 1971, más de cien años después de escrita. Libertad, igualdad y fraternidad en estado puro.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

(Con información de las obras de Marcelo Gullo)

 

martes, 7 de octubre de 2025

CANCIONES DE THE BEATLES QUE SON, SIN DUDA, PURO ROCK

 


The Beatles también hicieron rock potente, duro, heavy

 

Siempre se los ha tenido por un grupo pop con excelentes melodías, con finísimos arreglos, con ingeniosos cambios de estilo, con talentosas incursiones en campos tan opuestos como la psicodelia o la clásica, con continuas innovaciones (temáticas, portadas, inclusión de las letras)…, todo ello es cierto, pero también es de justicia añadir que The Beatles son también una potente banda de rock. No hay más que revisar algunos de sus títulos más duros

 

¿Quién se atreve a decir que The Beatles no fueron, también, un grupo de rock sólido, potente, cañero y guitarrero? En su larga discografía hay docenas de piezas de lo más rockero. Quien conozca a la banda de Liverpool coincidirá con David Gilmour cuando dijo: “The Beatles no fueron un grupo, sino un milagro”.

 

La primera muestra de la capacidad de la banda para fabricar rock & roll en estado puro puede situarse en 1963, cuando publicaron la irresistible ‘I saw her standing there’; cierto que tiene mucho de sus referentes, sobre todo de Chuck Berry, pero con personalidad cien por cien Beatle, de hecho, es una de la primeras que hizo el insuperable dúo compositivo Lennon-McCartney (aunque fue éste quien escribió casi todo). La estrenaron en el ‘Cavern club’ en 1961 y en 1964 enloqueció a todo EEUU en el show de tv de Ed Sullivan.

 

Cansado de tirar de temas de otros (‘Long tall sally’, ‘Twist and shout’) como cierre o inicio en vivo, Paul McCartney decidió escribir algo donde pudiera desatar su furia y rivalizar con John Lennon como el Beatle más rockero. “Podía imitar la voz de Little Richard, podía conseguir una voz salvaje, ronca”. Y así se le ocurrió ‘I´m down’ (cara b de ‘Help’, de 1965), una muestra de que también era capaz de lograr sonidos estridentes, gritos a lo Little Richard y ritmo apabullante.

 

Del álbum 'Revolver' (1966), 'Taxman' fue la primera (y única) vez que una canción de George Harrison abre un álbum de los Beatles, pero ¡menuda canción y qué álbum! Mordaz en la letra y potente en la música, cuenta con una gran aportación de Lennon. Arremete contra la hacienda inglesa y, aseguran, marcó el despertar de la generación del baby boom tras la austeridad de la posguerra. El apasionado solo de guitarra es de Paul (lo pidió George Martin) y su poderoso ambiente sigue sonando arrollador aun a día de hoy.

 

Paul intentó con ‘Back in the URSS’ (el tema que abre el ‘Álbum blanco’, en realidad titulado ‘The Beatles’, 1968) que su voz fuera la “voz de Jerry Lee Lewis”. Aseguró que quiso combinar  ‘Back In the USA’ de Berry con ‘California girls’ de los Beach Boys. La canción es rápida, trepidante, mientras irónicamente McCartney idealiza la vida detrás del Telón de Acero en el clima de Guerra Fría. De todos modos, el tema sentó bastante mal en ciertos sectores estadounidenses…, al menos en principio.

 

Otra canción del 'Álbum blanco' que influyó en el hard rock y el heavy metal que vendrían después fue 'Helter skelter'. Escrita tras leer que ‘I can see for miles’ de The Who era la canción más ruidosa y sucia que jamás se había grabado, McCartney decidió asumir el reto y hacer algo tanto o más ruidoso. Cuentan que en el estudio las voces se quebraron y la interpretación se volvió más ‘hard’, sobre todo cuando subieron el volumen a tope. Dicen que el grupo llegó al delirio: una toma llegó a durar 12 minutos y Ringo gritó “Tengo ampollas en los dedos”, lo que indica lo brutal del intento y del tema.

 

Después de todas las protestas contra la guerra de Vietnam en EEUU e Inglaterra, a Lennon le picó el gusanillo de hacer algo verdaderamente revolucionario, y así surgió 'Revolution’. Grabaron dos versiones, una tranquila para el ‘Álbum blanco’ y una mucho más rockera y contundente, muy blues-rock; John la propuso como single para demostrar su compromiso político. A Paul no le gustó una imagen tan polémica, y para la cara b hizo ‘Hey Jude’ , con abundantes gritos distorsionados y un toque de blues sucio.

 

El llamado ‘Álbum blanco’ estaba realmente cargado de rock, como demuestran otros títulos tan densos, tan sólidos como ‘Birthday’ o ‘Everybody´s got something to hide except me an my monkey’.

 

En 1969 salió uno de los mejores discos del cuarteto (¿cuál no lo es?), ‘Abbey road’, en el que aparece la obsesiva y pétrea ‘I want you (she’s so heavy)’, idea de John y tan heavy que dura ocho minutazos a pesar de que sólo repite el título una y otra vez hasta resultar siniestra (y salió meses antes del primero de Black Sabbath). Al final hay una imponente acumulación de guitarras, tan abrupta y discordante que resulta inquietante, claustrofóbica.

 

‘Get back’ surgió de un riff de Paul y aseguran que cuando el teclista Billy Preston apareció en el estudio durante una sesión particularmente estresante, George Harrison aprovechó la oportunidad para sacarlo y así romper el denso e irrespirable ambiente que se había formado. 27 tomas después apareció un magnífico y potentísimo combinado de soul-rock que, en poco tiempo, se convirtió en tema emblemático del grupo y de su último Lp publicado, ‘Let it be’. La presentación definitiva fue durante el último espectáculo en vivo del grupo: el inolvidable concierto en la azotea del 30 de enero de 1969.

 

¿Quién se atreve a decir que The Beatles no hicieron rock de alto voltaje? 

 

CARLOS DEL RIEGO