martes, 26 de agosto de 2025

EL INCREÍBLE RÉCORD MUNDIAL QUE OSTENTA PERÚ: CUATRO EXPRESIDENTES ENCARCELADOS A LA VEZ

 


Los ex presidentes de Perú Vizcarra,Toledo, Humala y Castillo ya están tras las rejas, y pronto tendrán otro colega en las mismas


No es extraño que presidentes y ex-presidentes de Hispanoamérica pasen una temporadita en la cárcel, puesto que suelen caer en tentaciones como la corrupción, la evasión de divisas, el nepotismo, lavado de dinero, soborno, narcotráfico, secuestro y/o eliminación de opositores, amaño de elecciones…,

 

La lista de ‘deslices’ en los que cayeron los altos dignatarios peruanos puede ser muy larga (de hecho, con los presidentes y ex de no pocos países de Sudamérica podría llenarse un penal). Pero que cuatro máximos mandatarios del mismo país estén entre rejas a la vez parece de auténtico récord mundial. Y aun puede haber más…

 

Se trata de los ex-presidentes Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Pedro Castillo y Martín Vizcarra; los tres primeros ya cumplen condena, mientras que el cuarto (de momento en arresto domiciliario) está a punto de ingresar, pues sólo falta determinar el centro donde pasará una temporada, aunque parece que será la cárcel de Barbadillo. La causa principal es la corrupción…, al menos eso es lo que los jueces han podido probar de momento.

 

Y el récord podría aumentar, puesto que el ex-presi Pedro Pablo Kuczynski continúa siendo investigado, tiene prohibido salir del país y, de hecho, ya lleva tres años en arresto domiciliario.

 

Y no se puede olvidar que el fallecido Alberto Fujimori (que ostentó la presidencia de Perú de 1990 a 2000) también conoció los ‘placeres’ de la trena; y su hija Keiko, que no consiguió ser elegida, estuvo en prisión preventiva por financiación irregular (fraudulenta, vamos) de su partido y sus campañas políticas. También es preciso recordar que Alan García (presidente dos veces en dos períodos distintos) no llegó a ingresar en la cárcel porque se suicidó hace unos seis años cuando iba a ser detenido por soborno.   

 

Además, jefes del estado de otros países como Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá o El Salvador también conocen o conocieron la experiencia de tener el váter al lado de la cama. No es que sea algo exclusivo de Iberoamérica, sino que este fenómeno es muy abundante en África y Asia, aunque también se ha producido en EE UU (Trump) y Europa: Rumanía, Hungría, Yugoslavia, Serbia, Ucrania, Francia (hasta tres presidentes galos vivieron entre rejas), Portugal, Macedonia… Y lo mismo en Oceanía. La corrupción y los crímenes de lesa Humanidad suelen ser las violaciones de la legalidad en las que suelen incurrir los políticos de todo el mundo. De todo el mundo, lo que viene a significar que los políticos en general (puesto que si otros jefes de ejecutivo no han entrado en el maco no ha sido por falta de merecimientos) tienden siempre a creerse superiores y legitimados para hacer lo que sea. Sí, la política corrompe invariablemente, sobre todo si el que tiene el poder se aferra al mismo a costa de cualquier iniquidad; es esta una ‘enfermedad’ que ataca de modo infalible a esta especie de caraduras que no tienen en mente otra cosa que vivir a costa de los demás, sin dar palo al agua pie a tierra, toda su vida. Lo malo es que (salvo escasísimas excepciones) quien lo prueba pasará por encima de cualquier tipo de concepto de moralidad, decencia, ética, integridad…, para no bajarse del sillón. Es una epidemia que infecta a casi todos los que llegan a los máximos de poder. Por eso hay que limitar la permanencia en política.

 

Volviendo a Perú y Sudamérica en general, puede recordarse que han pasado unos doscientos años desde que aquellos países ‘se libraron’ de los virreinatos y el poder de la metrópoli. Pero desde entonces su historia ha sido un calvario de corrupción, guerras, golpes de estado, terrorismo de estado y dictaduras de todo tipo. Hasta llegar a la actualidad, en que hay más presidentes y ex-presidentes en el talego, a punto de entrar o acusados de gravísimos delitos que los que se han retirado libres de cargos o con sospechas fundadas.

 

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 18 de agosto de 2025

¡TODOS (LOS MÚSICOS DE ROCK) A LA CÁRCEL!

 


Richards y Jagger no dejaron de alojarse en la trena

 

Dentro del pensamiento y la filosofía del rock & roll no es necesariamente un desprestigio haber pasado una temporada entre rejas, incluso hay veces que aporta currículo (hay que insistir en que no pocos nombres señalados del rock sí que se merecían no volver a salir del trullo). De hecho, hay grandes estrellas conocen bien la trena, y tampoco faltan grandes canciones que hablen de ello

 

Aunque muchos peces gordos de diversos sectores tienen que hacer el hatillo para disfrutar una temporada de una habitación con la taza del wáter al lado de la cama, la realidad es que suponen un porcentaje mínimo de los que deberían instalarse unos cuantos años en la trena; es un porcentaje que, en el caso de los políticos (de cualquier ideología o partido), debería superar el 90% si se atiende a sus ‘méritos’. En realidad esto le puede pasar a cualquiera (nunca se sabe qué vendrá mañana), y así ha pasado con algunas de las grandes figuras del rock que, siempre dispuestas a desafiar a la autoridad, también pueden contar historias carcelarias de primera mano. Y como es lógico, el tema ha seducido a no pocos de los que escriben rock & roll con excelentes resultados (de hecho, la privación de libertad es tema recurrente en gran parte de autores que, a lo largo de la historia, escribieron bajo cualquier modalidad literaria).

 

Ex-presidiarios que triunfaron en los templos del rock es larga, y los motivos por los que ingresaron también son variados. Aunque estrictamente no se le puede encuadrar en el género, sí puede decirse que el bluesman Leadbelly pertenece a la estirpe del rock. Muy dotado para la música, el hombre tuvo varios y graves tropiezos que lo condujeron al trullo no menos de tres veces, la primera en 1915; en total, por asalto, homicidio e intento de homicidio penó 2, 7 y 4 años. A la sombra dio forma a un tradicional de penitenciario que, al parecer, ya cantaban otros presos, el magnífico ‘Midnight Special’, al que Leadbelly añadió versos. Versioneada hasta el infinito (inolvidable la de los Creedence), el tema es evidente: cada día te levantas sabiendo que todo será igual que ayer y que habrá poca comida, pero más vale no quejarse porque el que manda puede buscarte más ruina; también aconseja no armar bronca, pues el sheriff te pillará, sus ayudantes te zurrarán y, antes de que te des cuenta, estarás en la celda de castigo; a pesar de todo siempre podrás soñar con el ‘Especial de Medianoche’, un tren imaginario que te lanza luz y que viene a ser la esperanza de recobrar un día la libertad.

 

Luego, algunos de los que triunfaron en ese derivado del blues que es el rock & roll supieron por experiencia propia de qué iba aquella canción. Así Chuck Berry, quien por llevar en su coche a una menor de un estado a otro con fines dudosos se comió unos 20 meses, aunque ya conocía el trullo por robo desde su juventud. La gran blueswoman Billie Holliday pencó, al menos, 10 meses por drogas, aunque de haber vivido hubieran sido más, ya que fue arrestada en su lecho de muerte… Por lo mismo residió en el maco Ike Turner 19 meses, aunque deberían haberle caído 30 años por el infierno al que sometió a su esposa Tina. El gran productor Phil Spector, colérico y de gatillo fácil, pasó sus últimos 12 años de vida entre rejas (y le quedaban otros 7) por asesinar a una actriz. El asqueroso pervertido Gary Glitter (que no debería salir jamás), lleva décadas de juicios: 9 meses, luego 3 años… y actualmente cumple 16 (desde 2015), siempre por lo mismo, pederastia. Conocido es el caso de Sid Vicious, quien, en libertad provisional bajo fianza por la muerte de su novia, agredió brutalmente a una persona, lo que le llevó a la cárcel durante un par de meses, pero apenas unas horas después de salir palmó por sobredosis. David Crosby cumplió nueve meses por posesión de armas y drogas; Keith Richards estuvo dos meses, y su cómplice Mick Jagger apenas un par de días, ambos por asuntos de drogas. Paul McCartney conoció los calabozos japoneses a causa de la marihuana (seguramente tras chivatazo de Yoko). Hasta el siempre elegante David Bowie supo qué era eso durante unas horas, por lo mismo, por posesión de sustancias prohibidas.

 

En la cárcel grabó Johnny Cash un Lp, y aunque nunca estuvo ‘interno’ tocó varias veces para los internos, algo que, según él, fue una experiencia determinante en su vida; asimismo, ‘El hombre de negro’ quedó tan impresionado que firmó emotivas canciones sobre la prisión, entre ellas la excelente ‘Folsom prison blues’ que, con delicioso sabor country, habla de lo que añora el que está encerrado: oye el tren y se imagina a la gente que puede ir y venir con libertad…, y todo por no hacer caso a su madre cuando le aconsejaba que se alejara de las armas…

 

Imposible no mencionar el ‘Jailhouse rock’ de Elvis, que muestra una prisión donde todo el mundo canta y baila el rock, hasta el punto de que uno quiere escapar aprovechando la distracción, pero el compañero le dice que ni hablar, que prefiere quedarse y disfrutar. También de los 50 es el poderoso rythm & blues ‘Riot in cell block number 9’, o sea, motín en el bloque 9, compuesto por Leiber y Stoler y con múltiples versiones (destaca la de Blues Brothers y sobre todo la de Commander Cody); habla de eso, de una revuelta en la trena, la cual no cesa aunque los guardias amenazan con la ‘silla’…, hasta que al final, los gases lacrimógenos hacen que todo el mundo vuelva a su celda. 

 

Sam Cooke escribió en 1960 ‘Chain gang’ después de ver una cadena de presos forzados a tirar de pico y pala en las cunetas de la carretera; envuelto en un elegante tono soul y con elocuentes ruidos metálicos, expresa la desesperación de los condenados, que lamentan la dureza del trabajo, las carencias, la sed…, pero sobre todo, la ausencia de la mujer. En clave sicodélica y con un ambiente luminoso, The Zombies se pusieron en la piel del preso que escribe a su amada ante su inminente liberación con ‘Care of cell 44’. Y los irlandeses Thin Lizzy hablaron de la obsesión del prisionero, fugarse, en su ‘Jailbreak’, un clásico del hard de los setenta; se oyen rumores de fuga, de jaleo, así que mejor alejarse de guardias, sirenas, perros..., dice.

 

Sorprende que, en general, apenas hay letras en las que el reo proclame su inocencia y lo injusto de su reclusión (una es el Hurricane’ de Dylan), al revés, casi todas hablan de opresión, ausencias y monotonía, pero asumiendo la culpa y el castigo. El talego, en fin, es fuente de emociones y por tanto de rock & roll, que a veces habla de ello en primera persona.

 

CARLOS DEL RIEGO

sábado, 9 de agosto de 2025

WASHINGTON, JEFFERSON, FRANKLIN…, LOS GENOCIDAS PADRES FUNDADORES DE EE UU

 

 Una de las estrategias del gobierno de EEUU para eliminar a los indios fue el exterminio de unos 50 millones de bisontes. En la foto de 1890, cientos de miles de toneladas de huesos de bisonte

Uno de los primeros predicadores estadounidenses (nacido allí en 1663) fue Cotton Mather, quien dejó escrito el pensar de los puritanos protestantes que, animados por la certeza de su superioridad moral, construyeron el nuevo país. Mather, esclavista convencido y seguro de la culpabilidad de los acusados en el caso de ‘Las brujas de Salem’, escribió: “No sabemos cuándo ni cómo estos indios empezaron a poblar el gran continente, pero podemos conjeturar que probablemente el Demonio atrajo aquí a estos miserables salvajes con la esperanza de que el Evangelio de Nuestro Señor no vendría nunca a destruir o perturbar su imperio”. Queda claro así que, desde el primer inglés que puso sus pies en América, la intención era acabar con aquellos salvajes.

 

En realidad, desde su llegada, el puritano protestante británico estaba convencido de que ‘el único indio bueno es el indio muerto’. El propio Karl Marx  también escribió sobre el asunto: “En su ‘assembly’ determinaron un premio de 40 libras por cuero cabelludo de piel roja; en 1720 el premio se elevó a 100 libras (…) y en 1744 se fijó una suma de 100 libras de nuevo curso por varón de más de 12 años y por indio prisionero 105 libras; por mujeres y niños presos, 55 libras, y por cueros cabelludos de niños o mujeres, 50 libras” (‘El capital’, libro 1, pág. 942).

 

Evidentemente nunca hubo mezcla racial en lo que luego sería EE UU, puesto que los puritanos protestantes veían en el indio un hombre de condición inferior. Por ello no puede extrañar que George Washington calificara a los indios como “bestias salvajes del bosque”, mientras Thomas Jefferson (tercer presidente) afirmó: “debemos perseguirlos y exterminarlos, o desplazarlos hasta que estén fuera de nuestro alcance”. En 1830, Andrew Jackson (séptimo presidente) aprobó la ‘Ley de traslado forzoso de indios’, que provocó la guerra de algunas naciones indias; en este contexto, el general Zachary Taylor (luego sería el duodécimo presidente de EE UU) derrotó a los indios en la batalla (más preciso es el término masacre) de ‘Bad Axe’ (1832) en la que fueron asesinados y despedazados más de 400 mujeres, niños y ancianos (es decir, no combatientes), mientras el ejército de Taylor sólo sufrió cinco bajas. En esta matanza tomó parte Abraham Lincoln, que tenía entonces 23 años.

 

En 1835 Jackson ordenó a varias naciones indias (las llamadas ‘civilizadas’, ya convertidas al cristianismo: chickasaw, choctaw, creek, semínolas y cheroquis) que se fueran más allá de la ribera oeste del río Misisipi mediante la ‘Ley de traslado forzoso’; los indios escribieron al Congreso pidiendo que se reconsiderara esta orden basándose en los sentimientos cristianos y civilizados de los nuevos americanos. El Congreso rechazó la petición por unanimidad. Sólo de la nación cheroqui fueron 17.000 los obligados a dejar sus tierras y marchar a pie en lo que ha pasado a la Historia como ‘El sendero de las lágrimas’, 1.600 kilómetros en los que murieron alrededor de un tercio de los caminantes. En 1864, el gobierno de EE UU, presidido por Abraham Lincoln, usó esta ley para que el Congreso aprobara el traslado forzoso del pueblo navajo hasta unos yermos de Nuevo Méjico. El ejército se encargó de que se cumpliera la ley y ni siquiera permitió que los indios se avituallaran, por lo que fueron nuevamente miles de navajos los muertos en el camino.

 

Para conseguir la solución final del exterminio y/o confinamiento de los indios en los campos de concentración llamados reservas, los puritanos estadounidenses recurrieron a todo tipo de recursos y herramientas. Una de ellas fue el alcohol, pues pronto comprobaron que “el aguardiente causa más bajas entre los indios salvajes que la viruela” (dijo William Penn, fundador de Pennsilvania), pues además los incapacita y hace “desaparecer su instinto de resistencia”. De esta táctica fue muy partidario el científico y padre fundador Benjamin Fanklin (1706-1790), quien escribió convencido: “Forma parte de la Providencia destruir a estos salvajes con el fin de dar espacio a los cultivadores de la tierra. Me parece que el ron es el instrumento adecuado. Éste ya ha exterminado a todas las tribus que habitaban con anterioridad la costa”. Esta receta se aplicó cuando España transfirió Luisiana al nuevo estado en 1803; hasta ese momento las leyes protegían al indio del alcohol, pero con los nuevos dueños la cosa cambió, de modo que con estos llegaron miles de barriles de whisky (seguro que malísimo) destinados a los indios.

 

Otra de las estrategias para acabar con los indios fue el exterminio subvencionado y sistemático de los bisontes, una de las principales fuentes de alimentación y subsistencia de los nativos. Así, con la participación de los granjeros, mercenarios, ejército y profesionales de esta actividad “fueron exterminados más de 50 millones de bisontes a finales del siglo XIX” (afirma Bruce Johansen, historiador estadounidense que ha escrito numerosas obras sobre el tema indio, en su obra “El genocidio de los nativos norteamericanos”).

 

En resumen, tras considerar a los indios como infrahumanos (término que equivale al ‘untermensch’ nazi) y utilizando todos los métodos y estrategias a su alcance, los estadounidenses consiguieron reducir la población de indígenas de aproximadamente 1,2 millones a unos 225.000 en cuarenta años, desde 1850 a 1890; y los que quedaron fueron confinados en los campos de concentración llamados reservas. Pero la discriminación continuó, pues no fueron reconocidos ciudadanos (de segunda) hasta 1924, el voto se les concedió en 1948 y lograron la libertad de culto en 1993.

 

Para esconder todo esto se buscaron un malo, un cabeza de turco: España y los conquistadores españoles; y no importa que los hechos históricos, los documentos, la arqueología y las cifras contradigan esta opinión.

 

Para otra ocasión queda el asunto de la esclavitud y la discriminación racial contra los negros, algo tan propio de EE UU que aún hoy sigue presente.     

 

CARLOS DEL RIEGO

(Con información de las obras de Marcelo Gullo)

domingo, 3 de agosto de 2025

CUANDO OZZY OSBOURNE ESTUVO A PUNTO DE MORIR EN LA CARRETERA, Y OTROS QUE SÍ DEJARON LA PIEL EN EL CAMINO

 


Estado en que quedó el bus de Metallica tras el accidente en el que murió su bajista, Cliff Burton

 

La muerte de Ozzy Osbourne ha sido primera página en todo el mundo, demostrando que un histórico músico de rock puede convertirse en auténtico icono social. El ex Black Sabbath murió por causas naturales, sin embargo, los músicos (en general) no suelen fallecer por esas causas, sino por los excesos y la carretera. La lista de artistas de la música que dejaron la piel en el viaje es interminable, incluso Ozzy estuvo a punto de palmar en el camino

 

Si se piensa detenidamente, el músico de rock pasa más tiempo de gira que en casa, es decir, echa más tiempo yendo de un escenario a otro, de una ciudad a otra, que en cualquier otra cosa. Hay que pensar que programan treinta, cuarenta, cien conciertos en unos cuantos meses, lo que significa que casi siempre están en peligro de sufrir accidentes. No será necesario recordar los     

Siniestros mortales más famosos: el de Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Boper o el de Lynyrd Skynyrd. Pero hay muchos otros que afectaron (a veces de modo fatal) a muchos otros nombres propios de la historia del rock.

 

El mencionado Ozzy pudo palmar cuando mordió el murciélago que le lanzó el público y él se metió en la boca creyendo que era de plástico… Y también cuando una avioneta se estrelló tras tocar el autobús en el que Ozzy dormía de camino a otro concierto. A finales del 79 el cantante había sido expulsado de su banda e inició su carrera en solitario. Para ello contó con varios músicos, entre ellos el guitarrista Randy Rhoads (fundador de Quiet Riot). En marzo de 1982 Ozzy y su grupo estaban de gira en Florida. Iban en un autobús y el conductor (Andrew Aycock) paró en un área de descanso al lado de un aeropuerto. Como tenía licencia (caducada) de piloto, y en este aeropuerto había una avioneta de un amigo suyo, ofreció dar un paseo en avión a varios de los músicos. Aceptaron Rhoads y la maquilladora del grupo, Rachel Youngblood, mientras el resto de la expedición prefirió quedarse en el bus a descansar. El caso es que Aycock pilotó la avioneta y, en cierto momento, sobrevoló a muy baja altura el autobús (tal vez queriendo hacer una gracia) hasta que con un ala lo rozó, perdió el control y se estrelló contra una casa provocando una gran explosión y un gran incendio. Murieron los tres ocupantes del avión, que ardieron hasta quedar irreconocibles (a Rhoads, de 25 años, lo identificaron por sus joyas). Ozzy salió del autobús y sólo pudo presenciar las tremendas llamas que devoraron aeronave y ocupantes, pero bien pudo el avión chocar de pleno contra el bus y llevarse por delante a todos, incluyendo al propio Osbourne.

 

Otros no tuvieron tanta suerte. Metallica estaba de gira por Suecia  promocionando su último Lp, ‘Master of puppets’. En septiembre de 1986 iban en autobús a la siguiente ciudad. Las heladas carreteras escandinavas traicionaron al conductor, que se encontró con una placa de hielo, derrapó y perdió el control. El autobús volcó y el bajista Cliff Burton salió despedido, con la malísima suerte de que el vehículo le cayó encima, pereciendo en el acto (tenía 24 años). Todos salieron y gritaron aterrorizados al ver a su amigo aplastado. Al parecer, en el autobús había literas para que durmieran, y Burton ganó a las cartas una de arriba al guitarrista Kirk Hammett, que salió ileso…

 

Uno de los más reputados guitarristas del universo del rock era Stevie Ray Vaughan. En agosto de 1990 montó en un helicóptero al terminar un concierto en Wisconsin para ir al siguiente, en Chicago. En realidad los músicos (entre los que estaba Eric Clapton, que formaba parte de la gira) alquilaron cuatro aeronaves para el desplazamiento. Al parecer, la densa niebla no permitió al piloto del helicóptero en el que iba Vaughan ver una pequeña colina y se estrelló. Murieron todos, el piloto, tres integrantes del personal de la gira y el propio Vaughan (de 35 años), con tremendas lesiones por todo el cuerpo. No habían recorrido ni un kilómetro desde el despegue.

 

Otis Redding ya era una gran estrella del soul e incluso del pop en 1967. Tanto que se había comprado una avioneta para ir de un concierto a otro junto a su grupo, The Bar-Kays (algunos de cuyos integrantes eran menores de edad y viajaban con permiso de sus padres). Apenas faltaban tres minutos para el aterrizaje cuando la avioneta se estrelló, en medio de una densa niebla, en el lago Manona, cerca de Wisconsin¸era diciembre de ese año. Sólo se salvó el trompetista Ben Cauley, quien salió despedido y se mantuvo agarrado al cojín de un asiento en el agua helada hasta que llegó el rescate; no sabía nadar y nada pudo hacer por sus compañeros. Tres días antes Otis había grabado su icónico ‘Sittin' on the dock of the bay’, que al poco se convirtió en un enorme éxito. Tenía 26 años.

 

Uno de los pioneros del rock fue el recordado cantante, compositor y guitarrista Eddie Cochran, quien dio forma al primer rock & roll y a muchos de los tics que luego fueron habituales en el nuevo género musical, sin olvidar que algunos de su éxitos, como ‘Summertime Blues’, ‘C'mon everybody’ o ‘Somethin' else’, son ya clásicos que siguen sonando tantísimos años después. A comienzos de 1960 decidió irse de gira por Inglaterra junto a su colega Gene Vincent y su novia, la cantante y letrista Sharon Sheeley. El público llenaba los locales noche tras noche, así que decidieron quedarse otros dos meses tocando por todo el Reino Unido. El 16 de abril de ese año actuaron en Bristol y al acabar tomaron un taxi para ir al aeropuerto de Londres. El taxista perdió el control y se estrelló contra una farola. Gene y Sharon sobrevivieron, pero Eddie salió despedido y, horas después, murió en el hospital a causa de las gravísimas heridas. Tenía 21 años.

 

Son sólo unos pocos de la larguísima lista de músicos (incluyendo muchos españoles como Eduardo Benavente, Tino Casal, el teclista y cantante de Triana Jesús de la Rosa, Cecilia, Nino Bravo …) que dejaron la vida en la carretera, de concierto en concierto. El éxito exige tributo.

 

CARLOS DEL RIEGO