El recuerdo de la masacre de la Navidad negra permanece en tierras de Pasto
Vuelven a producirse
ataques contra estatuas y otros símbolos de la presencia española en América,
los más recientes en Colombia y México (curiosamente no reniegan de las
universidades, hospitales o catedrales construidas en tiempos de virreinato). Y
casi siempre esa furia indigenista tiene a Simón Bolívar como héroe, como
deidad cuyo dogma no se cuestiona. Sin embargo, ‘El libertador’ detestaba
profundamente a los indios, como demuestran sus cartas y episodios como el llamado
la ‘Navidad negra’.
Seguramente el personaje histórico más conocido y con mejor posición en
el imaginario colectivo de Sudamérica es Simón Bolívar, cuyo nombre se toma
frecuentemente como máxima referencia ideológica indigenista y antiespañola.
Pero el propio Bolívar en sus cartas deja bien claro qué concepto tenía de los
indios, y la Historia muestra los modos del ‘Libertador’, como sucedió el 24 de
diciembre de 1822.
Cuando ya había terminado la guerra contra España, Bolívar
mantuvo correspondencia frecuente con sus amigos ingleses. En una de esas
cartas dice textualmente: “De todos los países, es tal vez Sudamérica (sic) el
menos a propósito para los gobiernos republicanos, porque su población la
forman indios y negros, más ignorantes que la raza vil
de los españoles, de
la que acabamos de emanciparnos». En otras califica a los indios de “… ladrones,
ignorantes y embusteros, faltos de principios morales que pudieran guiarlos.
Necesitaban que otros gobernaran y decidieran por ellos”. Es contradictorio y
servil que los descendientes de aquellos “ladrones, ignorantes y embusteros”
veneren a quien tanto los despreciaba.
Pero
Bolívar no se quedó en las palabras. Los habitantes de Pasto (hoy región de Colombia)
se mantenían fieles a España incluso cuando ya había terminado la guerra. Así,
los guerrilleros pastusos causaron durante todo 1822 varias derrotas y daños a
las tropas criollas. Entonces, Bolívar declaró una “guerra a muerte” a la
ciudad de Pasto. En ese contexto emerge
uno de los héroes de la región, el líder hispanista indio Agustín Agualongo,
aun hoy recordado con admiración y
respetado por negros, indígenas y mestizos de aquella zona.
Según
el especialista Felipe Arias: “En aquel conflicto hubo comunidades indígenas tanto realistas
como independentistas, al igual que pasaba con
los americanos, los criollos, los negros y los mestizos. En Pasto se sostiene
una oposición a la independencia porque implicaba la desaparición de una
monarquía que protegía sus propiedades colectivas frente a los abusos
históricos cometidos por los terratenientes criollos que simpatizaban con la
república". O sea, muchos indios vieron que, al contrario que las nuevas
constituciones, las leyes españolas los protegían contra los poderosos locales.
En
una carta a Francisco de Paula Santander,
Bolívar se lo dijo bien claro: “Porque ha de saber usted que
los pastusos (…) son los demonios más demonios que han salido de los infiernos.
Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra
parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se
acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto, aun cuando sea de aquí
a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiados
merecidos”. Era y es la ideología bolivariana: exterminio del desafecto.
Así,
el 24 de diciembre de 1822, las tropas del general Antonio José de Sucre,
cumpliendo al pie de la letra las órdenes del libertador, perpetraron el
exterminio de la población de Pasto en un episodio conocido como la ‘Navidad negra’.
Al poco de empezar la batalla, los pastusos se rindieron en masa, pero los
soldados bolivarianos no tuvieron compasión, pues la orden era “guerra a
muerte”. Según un programa emitido en Colombia en 1970 bajo el título de
‘Colombia ayer, Colombia hoy’, “Se vengaron implacablemente.
Unos rendidos, otros heridos, todos fueron muertos. Familias enteras
desaparecieron. Penetraron a caballo a la
iglesia de San Francisco y ultimaron a todos los asilados, incluyendo mujeres y
niños". Casi medio millar cayó en las primeras arremetidas. Luego, más de
mil pastusos fueron reclutados obligatoriamente y destinados a Perú y Ecuador.
En palabras de Bolívar: “Los hombres que no se presenten para ser expulsados
serán fusilados, y los que se presenten serán expulsados”.
Los
excesos, violencias y reclutamientos forzosos continuaron en la zona durante
años. La intención era despoblar totalmente la ciudad y la región y que el
vergonzoso episodio de la ‘Navidad negra’ fuera olvidado; sin embargo, ese
recuerdo colectivo no sólo no se olvida sino que se refuerza con el tiempo.
Aun
así, gran parte de la población de Sudamérica, incluyendo los indígenas,
seguirá teniendo a Simón Bolívar como el gran libertador de los indios.
CARLOS DEL RIEGO
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