viernes, 11 de abril de 2025

CANNED HEAT, EXCESOS DE SEXO, DROGAS Y ROCK & ROLL, SOBRE TODO DROGAS

 


Canned Heat, con Bob 'El Oso' Hite mostrando su barriga y Alan 'Búho Ciego' Wilson entre barbudos

Corría el año 1965 cuando en California se funda un grupo diferente, una banda de rock con mucha personalidad, estilo, talento, Canned Heat. A pesar de que, setenta años después, algunos de sus temas tienen una gran consideración entre los iniciados en esto del rock, el grupo está bastante olvidado. De todos modos, es fácil identificar a sus dos integrantes principales, Bob ‘El Oso’ Hite y Alan ‘Búho Ciego’ Wilson, ambos muertos por excesos: drogas, mujeres, suciedad, demencia y más drogas

 

Rock, sicodelia, blues, rythm & blues…, fueron algunos de los géneros por donde se movieron Canned Heat, y por esos caminos se mueven algunos de sus títulos emblemáticos, sobre todo los inolvidables ‘Going up the country’ y ‘On the road again’, ambos firmados por Alan Wilson, quien también tiene el ‘honor’ de formar parte del indeseable ‘club de los 27’. Actuaron en festivales como Monterrey Pop (1967) y Woodstock (1969), pero la esencia de la banda desapareció con la muerte de Wilson en 1970 (suicidio y/o sobredosis), al que siguió Bob Hite en 1981(sobre-sobre-sobredosis).

 

Abril de 1981, aunque el grupo ya no era el que fue tras la muerte de Wilson, aun tenían gancho con el público. Hite, ‘El Oso’, ya estaba hasta las cejas antes de aquel concierto. Él y su esposa Susan, más adicta que él y además alcohólica sin remedio, se habían metido como si nada un gramo de coca cada uno, y luego registraron su desvencijada casa en busca de alguna cosilla más que sabían que estaba por ahí… A la entrada del local del concierto se encuentran con un tipo que vende caballo (un ex oficial de artillería) y les ofrece una prueba, El Oso la rechaza per se queda con todo lo que el camello lleva encima. Fito de la Parra (batería) le advierte que lo que ese tipo vende suele ser muy muy fuerte, pero Hite le dice que seguro que ni siquiera lo va a colocar y, acto seguido, se mete todo de una vez. A los pocos segundos, los casi 140 kilos de El Oso caen como un saco de patatas, queda inmóvil y empieza a ponerse azul. Los demás ‘piensan’  que un par de rayas de coca lo despejarán, así que se la ponen ante la nariz, él esnifa automáticamente pero sigue sin moverse. El resto del grupo vuelve al escenario y lo dejan en la parte de atrás del coche de Fito sin preocuparse, pues este episodio ya lo habían visto; “fue como otras veces, cuando Bob se desmayaba y luego despertaba preguntando qué había pasado”, declaró Fito. Pero esta vez no despertó. La gran cantidad y la pureza de la heroína que se metió, junto a su obesidad y su deteriorado organismo fueron determinantes.

 

En realidad todos los miembros del grupo consumían de todo a todas horas. Eran los últimos años sesenta y el asunto del droguerío era cotidiano, normal, casi obligatorio para hippies, sicodélicos y gentes del rock & roll; una vez la policía entró donde estaban y los detuvo…, excepto a Wilson, que estaba observando y recogiendo hojas. También recuerdan los supervivientes que en cuanto podían buscaban mujeres y trataban de estar todo el día de los polvos al polvo, continuamente, drogas de todo tipo y chicas para todos; por ahí se iba todo (todo) lo que ganaban. Por otro lado, también es conocido que jamás se lavaban, jamás bebían agua ni usaban la ducha; al parecer, Alan estaba siempre por los suelos, pues le gustaba observar flores, pájaros, árboles, y se arrodillaba o arrastraba; los otros iban siempre llenos de grasa de moto, manchas de todos los colores, restos de comida…, y lo ‘mejor’ del asunto, subían al escenario con la ropa de faena, no sabían qué era eso de cambiarse para lucir ante el público. En fin, que a sus vicios principales se añadía la convivencia con la mugre. Dicen quienes estuvieron allí que apestaban siempre, de día, de noche, en escena, en el bar, en la fiesta. Fueron grandes del blues y el rythm, pero personifican a la perfección el lado más feo y autodestructivo de los 60.

 

Alan ‘Blind Owl’ Wilson había llegado de Boston a California en 1965. Era un apasionado de la naturaleza que observaba animales y plantas y estaba muy preocupado por los bosques de secuoyas (un pionero de la ecología). Por eso siempre iba andrajoso, sucio y maloliente, pues tras reptar para observar jamás se duchaba. Todos dicen que era muy inteligente, reservado, pero a veces daba muestras de desequilibrios mentales y desarreglos sicológicos.

 

Wilson nunca tuvo una casa ni ello le preocupaba, le gustaba dormir al aire libre o, como mucho, en casa de Hite. Estudiaba con gran deleite libros de botánica, escribía sobre las secuoyas californianas y acumuló colecciones de piñas, hojas y muestras de tierra que caían de su sucísima ropa sucia mientras correteaba entre la maleza. El propio Bob Hite dijo: “En realidad era un tipo muy raro y descuidado, ni se cuidaba ni se lavaba ni se peinaba ni se cambiaba de ropa; cuando lo llevé a mi casa mi madre no podía creerlo. Y mientras los demás estábamos con ‘tías’ él se arrastraba observando cualquier planta; le interesaban mucho más los pájaros y las flores que las mujeres”. Skip Taylor (manager) dijo: “Le compraba ropa, lo bañaba y lo vestía, y en unos  minutos estaba cubierto de barro y suciedad. No me extraña que no tuviera éxito con las mujeres. Una vez le pagué a una ‘amiga’ y ella lo llevó a su habitación. Al poco salió y me dijo ‘más te vale que te devuelva el dinero, ¡qué peste, qué guarro!’. Nunca comprendió que a las chicas no les gusta rebozarse en la suciedad ni que tengas un aliente apestoso”.

 

Al Wilson solía dormir en casa de Bob Hite: “Casi siempre estaba protestando por la contaminación o por los bosques. Un día me dijo: ‘Ya no sé cuáles son mis problemas. Es un rollo levantarse todos los días’. No nos extrañó que intentara suicidarse o hablara de ello”. En septiembre de 1970 el grupo tenía una gira por Europa. Taylor: “Dos días antes de partir para Europa le dije a Al que se asegurara de lavar su ropa para la gira. Luego desapareció, lo cual no era inusual. Buscamos y buscamos pero no apareció, así que tomamos el avión sin él. En Berlín nos dijeron que lo habían encontrado muerto en el monte, en un saco de dormir, no muy lejos de la casa de Hite. Tenía el brazo derecho cruzado sobre el pecho y muchos recipientes vacíos de barbitúricos. No había dejado ninguna nota. Una vez que dijo que se iba a meter un montón de pastillas para acabar con todo, pero no recordó dónde las había guardado”.

 

“Si no hubiéramos sido músicos habríamos sido criminales, seguro”, dijo Fito.

 

CARLOS DEL RIEGO