Lou Reed, Mick Jagger y Bowie en 1973, momento de apogeo glam (BettmanCorbis) |
En junio de este año se cumplirán cuatro
décadas desde que David Bowie publicó su magistral álbum ‘The Rise and fall of
Ziggy Stardust and The Spiders from Mars’, el disco en el que el músico
británico se inventaba una estrella de rock alienígena llamada Ziggy Stardust
que, con su grupo The Spiders From Mars, protagonizaba una ascendencia y caída
en el universo de la música rock.
El disco está considerado como la cumbre
del glam-rock, género que ha ido influyendo en posteriores variaciones del
rock, tanto en sonido como en estética, tanto en el punk como en la ‘new wave’,
en casi todas las ramas de heavy-rock y en el rock ‘indie’. Pero si por algo ha
pasado a la historia ‘Ziggy Stardust’ es por las excelentes canciones que
contiene, piezas fáciles de recordar, estribillos sencillos y directos,
arreglos poderosos sin renunciar a deliciosas orquestaciones..., y todo ello
puesto en escena con enorme dramatismo, con gran pasión y teatralidad, incluso
a veces con un punto de exageración que, a la larga, da carácter y convierte el
total en irresistible. Cuarenta años después esas melodías siguen siendo
mágicas, capturan, emocionan, contagian y, en fin, dejan claro que una
composición brillante lo será siempre, gustará siempre, independientemente de
las modas y gustos del momento.
Bowie y Mick Ronson en la gira de Ziggy Stardust |
Pero es que, además, ‘Ziggy’ es un disco
alrededor del que planean varias leyendas. Por ejemplo, el origen del nombre
Ziggy, sobre el que hay diversas teorías, aunque es muy posible que estuviera
inspirado en su amigo Iggy Pop. Por otra parte, al menos en aquella primera
mitad de los setenta del siglo pasado, también se decía que para explicar el
ascenso y derrumbe del grupo de rock en cuestión, Bowie había escrito algunas
canciones pensando en otras estrellas del rock concretas; así, corría el rumor
entre los más iniciados que el tema ‘Starman’ (dotado de una intensidad
dramática que llega a poner los pelos de punta) había sido concebido pensando
en Mick Jagger; se aseguraba que la maravillosa ‘Lady Stardust’ (melodía
inspiradísima y cautivadora) era en realidad una descripción, un homenaje a
Marc Bolan, el malogrado líder de T. Rex; se daba por evidente que la depresiva
‘Rock & roll suicide’ (con ese cambio de ambiente a la mitad que parece
anunciar la tragedia) estaba hecha para Lou Reed; y claro, que ‘Ziggy Stardust’
hablaba de sí mismo.
Bowie ataviado con uno de los disfraces de Ziggy |
Son cuatro canciones excelentes,
superlativas, encantadoras, delicias que transmiten toneladas de emoción, tanto
que hacen palidecer al resto a pesar de ser temas por los que más de uno daría
un brazo. Los arreglos (siempre acertados) son del propio Bowie y de quien era
su mano derecha, el gran guitarrista Mick Ronson (por cierto, muy muy recomendable,
pero muy difícil de encontrar, su Lp ‘Slaughter on 10th avenue’), otro
auténtico genio que desgraciadamente murió de cáncer hace casi 20 años.
Lo mejor de estos discos es que perduran,
que pasados los años vuelves sobre ellos y te vuelven a emocionar, que siempre
tienen nuevos detalles, nuevos matices que descubrir, que siempre los escuchas
con diferente perspectiva pero con la misma emoción.
Ziggy no ha perdido nada de encanto a
pesar de ser ya cuarentón.
Carlosdelriego.
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