lunes, 23 de abril de 2012

CASTILLA Y LEÓN CELEBRA UNA HUMILLANTE DERROTA Cada 23 de abril se conmemora aquí un auténtico e inútil descalabro


Ejecución de los líderes comuneros,
 obra de Antonio Gisbert.
Un sacrificio inútil
El día 23 de abril es el Día de la Comunidad de Castilla y León, que ha escogido esa fecha por considerarla un momento de enorme esplendor en el devenir histórico de la región. Ese día de 1521 los llamados ‘Comuneros de Castilla’ fueron totalmente derrotados por las tropas de Carlos I en la batalla de Villalar (la guerra de las Comunidades siguió unos pocos meses más). Al día siguiente fueron ejecutados los tres principales cabecillas, cuyos nombres se dicen de carrerilla: Padilla, Bravo y Maldonado.

Esta guerra de los Comuneros ha dado lugar a muchos estudios con conclusiones muy dispares. Algunos autores la señalan como una revuelta del pueblo contra la tiranía del poder, mientras que otros aseguran que, en realidad, fue una insurrección promovida por la alta burguesía urbana y las aristocracias más poderosas, que se iban a ver obligadas a pagar más al retirarles el nuevo rey sus privilegios medievales; otra causa importante fue la gran cantidad de extranjeros que Carlos de Habsburgo colocó en cargos de relevancia; posteriormente, muchos campesinos se levantaron contra sus señores, los cuales habían apoyado en principio la revuelta y ahora se ponían del lado del rey (antes pagar más que perderlo todo).

A pesar de todo, Castilla y León escogió tal fecha como el Día de la Comunidad en 1986, dando a entender que en Castilla no se ha producido ningún hecho glorioso, heroico o trascendental a lo largo de su Historia, nada que festejar mejor que aquella patética derrota de nulas consecuencias. Así, es lógico que León jamás haya tenido representación significativa en Villalar de los Comuneros cada 23 de abril, donde lo raro es ver leoneses (con cargo político o simples ciudadanos); y por si fuera poco, conmemora a los Comuneros de Castilla, de Castilla, no de León. En resumen, como en casi todas las revoluciones que en la Historia han sido, la causa principal, determinante, la chispa, la mecha y la pólvora fue el dinero, no esos presuntos idealismos que de ningún modo existían en las mentalidades de hace cinco siglos. Sea como sea, parece poco inteligente señalar como la fiesta de un territorio un hecho con orígenes tan difusos y un final tan amargo.
Batalla de Villalar, pintura
del murciano Picolo López

Pero dejando aparte las causas de la revolución (que generalmente, sea ésta del tipo que sea, suelen ser mucho menos elevadas y sublimes que lo que algunos desean), lo verdaderamente asombroso es que se haya convertido una derrota tan humillante en una fecha a recordar como la más importante de la historia de un territorio, en un día a celebrar, en un hecho glorioso del que sentirse orgulloso. Es como si Estados Unidos recordara de modo festivo el bombardeo a Pearl Harbour, Alemania lo hiciera con el día de la firma del Tratado de Versalles o España con la batalla de Trafalgar. Pero es que, además, aquel movimiento comunero no tuvo la menor consecuencia, o sea, todos los que murieron en el campo de batalla, así como los mencionados líderes, perdieron la vida por nada; todas las ciudades que se rebelaron volvieron inmediatamente a someterse a la autoridad real, es más, las más destacadas en la rebelión perdieron peso político. Eso fue todo. 

La Historia siguió su curso sin que aquellas muertes la afectaran lo más mínimo.


Por cierto, para León podría escogerse como su fiesta el 26 de mayo, pues tal día de 1135 Alfonso VII de León se coronó en la Catedral Imperator Totius Hispaniae. O el 27 de abril, pues ese mes de 1188 Alfonso IX de León convocó en San Isidoro de León las primeras cortes con representación ciudadana de la Historia, y parece que ese día 27 se daban a conocer los resultados.

Castilla la Vieja seguirá alegrándose de aquella derrota y olvidándose de otras mil fechas verdaderamente memorables, victoriosas, gloriosas.
carlosdelriego. 

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