Los niños, principales víctimas |
Los grandes expertos en macroeconomía no
dejan de insistir en que hay que ser más eficaces en el trabajo para así
producir más, puesto que hay que vender más, y para ello hay que alentar el
consumo, que el ciudadano compre, gaste, tire a la basura y vuelva a comprar
cuanto antes, que consuma, que consuma, por encima de todo que consuma. Los que
gobiernan están de acuerdo, ya que así la economía es “más dinámica”, y no
digamos los expertos en marketing, propaganda y manipulación de masas, que constituyen
uno de los sectores más beneficiados del consumo sin límite, pues son los
encargados de convencer al público de que hay que comprar más, y a ellos
recurren los que quieren vender más.
El problema es que nadie se plantea hasta
cuándo se puede producir, consumir, crecer, pues parece bastante claro que no
se puede producir, consumir y crecer hasta el infinito, ya que no vivimos en un
mundo infinito.
La tele, medio ideal para el abuso publicitario |
Casi todo en este mundo es cuestión de
medidas, y en este caso el problema es la aterradora y creciente agresividad
que se ha impuesto en el terreno de la publicidad y otros tipos de propaganda.
Y eso que todos recordamos anuncios entrañables, convincentes, directos y
claros, ingenuos, estéticos e incluso emotivos. No ofendían, se podían emitir a
cualquier hora, carecían de los personajes chulescos e impostados que tanto
abundan en este mundillo y no menospreciaban al espectador por no comprar.
Afortunadamente aun hay anuncios que te hacen sonreír y que ponderan el
producto sin molestar, pero son los menos.
La mayoría son los realizados por expertos sin
escrúpulos que son exhiben (sobre todo pero no sólo) en televisión y radio.
Entre los más abundantes ahora están los de telefonía, que machaconamente,
cientos de veces al día, en todos los soportes que uno pueda imaginar, insisten
en que compremos este modelo, pues el que ahora llevamos tiene seis meses y
está tan pasado que si alguien nos ve con él pensará que somos unos mindundis que
no nos enteramos de la fiesta, incluso algunos anunciantes te llaman tonto
directamente si no les compras a ellos (por cierto, ¿alguien ha visto las
montañas de desperdicios electrónicos que disfrutan
muchos países del tercer mundo?). ¡Y qué decir de los anuncios de perfumes!,
pues que todos utilizan sexo más o menos explícito (en uno de ellos uno se lo
hace con dos chicas que son hermanas y que terminan haciéndoselo entre ellas),
demostrando la tremenda mediocridad de “los creativos”, tan limitados
intelectualmente y tan carentes del menor escrúpulo que no encuentran otro modo de llamar la atención; el cómo no
importa mientras el cuánto sea satisfactorio. Y así se podría seguir enunciando productos y anuncios groseros
y de mal gusto.
Uno de los más recientes viene a decir
que las mujeres ya pueden espatarrarse (qué palabra tan fea) al sentarse, pues
hasta ahora no podían debido al olor de sus partes íntimas, pero como ahora
hemos sacado el producto tal, ya pueden abrir las piernas sin miedo... Si esto
no es ofensivo, si esto no tiene evidente carga de machismo, si no es un
verdadero insulto es que los mentirosos son gente honrada. Y el caso es que por
cada mujer que hiede (que seguro que las hay, aunque un servidor jamás se ha
topado con una) hay mil hombres que apestan; es decir, en realidad, la inmensa
mayoría de las mujeres no precisan ese producto, pero para eso están los
expertos en manipulación de masas, para crear una necesidad, para llevar al
rebaño por donde quieren utilizando las infinitas tretas y maldades de que se
sirve la propaganda para hacer creer a las personas que necesitan comprar cosas
que de ningún modo necesitan. ¡Más valdría que los que perpetraron el diseño de
este anuncio (y similares) se bañen en sus propios mundos imaginarios, pues
ellos sí que apestan a engaño y manipulación!
carlosdelriego.
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