La prensa siempre ha sido utilizada con fines interesados. |
Cuando se compara el tratamiento que de la misma
noticia publican varios periódicos se comprueba que todos arriman el ascua a su
sardina, quedando a la vista que todos destacan lo que conviene a su ideología
y arrinconan lo que no, en fin, que todos cuentan su verdad que,
inevitablemente, sólo es una parte de la verdad, o sea, algo muy cercano a la
manipulación informativa, si no a la mentira.
Cualquier cosa puede ser contada de modo incluso
contradictorio, esa es la libertad (limitada por la ley, que separa información
de, por ejemplo, injuria); un ejemplo de máxima actualidad es el diferente
prisma con que han presentado los principales diarios españoles el asunto de
las nóminas y declaraciones de renta de los dos políticos más importantes de
España en 2013, el presidente Rajoy y el jefe del principal partido opositor,
Rubalcaba.
Si se compara lo que a este respecto dicen El
Paisano, El Mundano, La Razión y El Abecilla se puede llegar a conclusiones
totalmente contrapuestas, ya que los cuatro iluminan la parte que interesa y
dejan a oscuras la que no se ajusta a su ideología, rencores, inquinas o deseos
de venganza. Así, uno de esos se centró en las cantidades, sin más, destacando
en sus titulares y textos el hecho de que el hoy presidente ingresó más, pero lo
hace mezclando brutos con netos y olvidando complementos y sobresueldos. El
otro aprovecha para conectar el asunto de la publicación de las declaraciones
de renta con el de Bárcenas, que es (o era hasta ahora) su tema de apertura, y
habla de las herencias de Rubalcaba pero no especifica las cifras. Por el
contrario, un diario empieza destacando el retraso de seis meses en exhibir el
balance de sus dineros y continúa con que Alfredo tiene más de un millón en su
cuenta corriente y que, por tanto, es millonario; además, insinúa que esperó a
que se produjera otra noticia política importante para que lo de sus declaraciones
quedaran en segundo plano. Y finalmente, el siguiente diario dice que es hasta
lógico que Mariano gane más, puesto que es registrador de la propiedad,
profesión mucho mejor pagada que la de profesor de Química, que es lo que
hubiera sido el otro; de hecho, subraya que el registrador ganaría entre cinco
y diez veces más que el químico.
Es lógico, es lo esperado, es comprensible que cada
uno cuente las cosas según las ve, según le parecen y según le conviene; es
más, resulta divertido (si uno logra abstraerse del contenido de la noticia) ir
saltando de un periódico a otro y contrastar los distintos enfoques que se
pueden dar al mismo suceso, acontecimiento, declaración, publicación o
confidencia; lo malo es que todos los grupos editoriales están poderosamente
relacionados con clanes políticos y/o entramados empresariales; así, cualquier
cosa que a los rivales y competidores se restriega por la cara, se disculpa o
minimiza cuando afecta a los ‘nuestros’, y viceversa, o sea, todos los
periódicos utilizan los mismos recursos, tretas y soluciones ante las mismas
cuestiones. Y esto se demuestra
prácticamente con cada noticia, sobre todo si hay política de por medio.
CARLOS DEL RIEGO
Y eso que comentas, particularmente al ciudadano de a pie le jod# mucho, ya que se siente manipulado por todos. Bien es cierto que yo prefiero que me manipulen unos y no otros, pero también tengo mi sentido crítico con los que me gustan y aplaudo lo que hacen bien los que no me gustan. En cualquier caso, también tiene su explicación (¿antropológica? ¿neurológica?) y es que nuestro cerebro no está preparado para escuchar lo que no quiere escuchar, o más bien requiere unas buenas dosis de energía extra que no todo el mundo está dispuesto a invertir. Yo creo que, aun costoso, este último ejercicio es muy sano. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Juan Diego, lo ideal es eso: leer varias versiones y tratar de apreciar lo bueno y lo malo de unos y otros aunque nos cueste admitirlo. Muy interesante eso de que nuestro cerebro no quiere escuchar (o leer) lo que no le gusta y, en todo caso, hacerlo le exige mucho desgaste; pero sólo hay que acostumbrarse, y luego no cuesta tanto.
ResponderEliminarGracias, un abrazo