Muchos colocaron a Mecano en el cajón de los horteras desde el primer momento |
Al
comienzo de la década de los ochenta del siglo XX valía todo a la hora de
grabar y publicar discos, desde el punk más salvaje y malhablado al pop más
edulcorado y ñoño. En España estaba en todo lo alto ‘la movida’ (madrileña y
del resto del país), que también permitía cualquier género o estilo. En este
contexto aparece el trío Mecano. Su primer lanzamiento fue un single titulado
‘Hoy no me puedo levantar’, un tema muy adolescente que no dejaba de tener su
encanto, con ‘Quiero vivir en la ciudad’ en la cara b, pieza de corte similar.
Después llegó el primer elepé con otra media docena de canciones con visión de
mozalbete cimbreante, de pisaverde rebelde y a la vez conformista. Quienes
estaban allí sin perder perspectiva crítica no sabían muy bien a qué carta
quedarse: sí, las melodías no estaban mal, el sonido tenía un punto electro y
el arreglo era el que imponía el momento, pero tanto maquillaje, tanta niña
mona, tanto aburrimiento en la habitación y protesta contra el cole empezaban a
mosquear a unos y a confirmar los peores temores de otros; de este modo, en
contra de una mayoría creciente que llevó al grupo a convertirse en superventas
en medio mundo, hubo quien se atrevió a contradecir a los millones de fans de
los Cano y la Torroja.
Cuando
hace 30 años se publicó su segundo álbum, los detractores del grupo encontraron
la prueba definitiva, pues el disco se tituló ‘¿Pero dónde está el país de las
hadas?..., sí, un título más bien sonrojante, vergonzante. ¿Eso es la música de
Mecano?, ¿cuentos de hadas? Aun peor fue la actitud de su cantante cuando
estaba en escena: “Y ahora, vamos a cantar todos una canción muy bonita y nos
lo vamos a pasar muy bien, ¿vale?”, dijo Torroja al público con las manos
entrelazadas y actitud de maestra de educación infantil que se dirige a sus
niños… Algunos huyeron de aquel concierto tratando de taparse la cara para que
nadie los reconociera, avergonzados, aterrados ante la posibilidad de que
alguien les recordara que un día fueron a un concierto de Mecano.
Con
el tiempo el sonido se fue engrandeciendo y las letras fueron creciendo y
tocando temas dispares, escabrosos incluso; sin embargo, lo que no cambió nunca
fue la voz, la modulación, el tonillo de Ana Torroja ante el micrófono, que
cantaba con igual entonación de ursulina amilanada y medrosa una cosa que otra.
Y eso fue, según algunos de los que en aquellos azarosos años mostraban
inquietud por la música pop y rock, lo peor del trío; las composiciones podían
pasar, con sus estribillos fáciles y directos, aunque la decoración era de lo
más blanda, pastelera, incluso babosa se decía entonces; y para rematar, esa
postura de eterna quinceañera asustadiza y pretendidamente ingenua, esa textura
vocal aniñada y temblorosa, esa pose entre perversa e inocente que siempre intentó
la solista. No eran pocos los que ya en su momento, y a pesar de las
envidiables y crecientes cifras de ventas que conseguía el grupo, manifestaban
su repelús ante los discos de los hermanos y la chica, e incluso se atrevían a
hacer mofa, befa y cuchufleta de sus canciones, siempre instaladas en los
puestos altos de las listas y dueñas de las radiofórmulas.
Pasados
unos cuantos años y ya con una perspectiva de la que fiarse, grupos que en su
momento repelían hoy se ven con cierta simpatía, mientras que otros detestados
en su día ahora siguen produciendo el mismo sarpullido; ejemplo de aquellos es
Boney M a pesar de que no cantaban, pues los giros y movimientos del tronco y
sus diálogos con las chicas no dejan de tener su gracia; ejemplo de los otros
es Abba, tan hortera hoy como en los setenta, Presuntos Implicados, cuyos temas
(sosos, monocordes) eran y son imposibles de tararear…; y por supuesto, Mecano,
ejemplo del pop más endeble, muestra de lo peor de los años ochenta del siglo
XX por mucho que no pocas de sus canciones continúen sonando y siendo
recordadas como éxitos de otro tiempo.
De
todos modos, si a tantos le gustan sus canciones, bien está la proliferación de
mecanos en cualquier época. Y es que hay individuos tan raros que les gusta que
haya gente a la que le gusten los grupos que a ellos no les gustan.
CARLOS
DEL RIEGO
Carlos, para cuàndo un especial de Melendi?
ResponderEliminarCarlos, para cuàndo un especial sobre Melendi?
ResponderEliminarUf, sería muy fatigoso, pero creo que podría estar divertido. Tomo nota. Un abrazo
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